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Obaba

Drama. Romance Lourdes (Bárbara Lennie) es una joven que emprende un viaje a las tierras de Obaba, en el País Vasco. Lleva consigo una pequeña cámara de vídeo con la que quiere atrapar la realidad de ese mundo y sus gentes. Gracias al joven Miguel (Juan Diego Botto), Lourdes va conociendo retazos de sus vidas: de su niñez, de su juventud, de sus ilusiones perdidas: la joven maestra que pasea su soledad por las calles de Obaba, el adolescente Esteban ... [+]
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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
28 de noviembre de 2007
32 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Obabakoak" -habitantes de Obaba- es la creación del escritor Bernardo Atxaga de un mundo a distancia, a partir de la tradición mítica y oral de su cultura vasca. Una obra compuesta por una serie de relatos rurales, costumbristas, con un aliño fantástico sobre un inexistente pueblo vasco en los que también se intuye un retrato nublado, y en cierto modo alegórico, del entorno político y social de su pueblo. Y de un universo imposible de adaptar al cine nació Obaba.
Fui a ver la película con mucha ilusión –ya que el costumbrismo rural es mi género preferido- y quedé algo decepcionada, pues tuve la sensación de haber salido del cine varias veces durante la película. La película está formada por una serie de historias entretejidas en las que se han convertido los habitantes del pueblo. Unos relatos pausados, lentos, que no se sabe dónde van ni qué quieren decir, que relatan temas discretamente esbozados como el presente y el pasado, la violencia, el desarraigo o la soledad.
Lourdes, la protagonista del presente, es una estudiante de cine que decide hacer un "documental" y se marcha a un pueblecito perdido entre montañas a entrevistar a sus habitantes. Y va descubriendo antiguos secretos, rencores, amores... Endeble y poco original hilo de conducción entre las tres historias principales. Pero funciona. Solo que el metraje se consume en historias excesivamente grandilocuentes que en el fondo no dicen gran cosa (lástima la historia del hijo del alemán, con todas las posibilidades que tenía). La narración es excesivamente lenta, y únicamente la experiencia y talento del director hizo que no echara una cabezada entre historias. Un guión que parece limitarse a describir imágenes, con personajes y situaciones triviales.
Pero a pesar de todo, Obaba es una película construida por un pueblo -magnífica ambientación y fotografía del como siempre excelente Aguirresarobe- y por la mayoría de sus intérpretes, que nos hacen creer que no son actores, sino pueblerinos, aunque con excepciones notorias. Lo mejor de la cinta para mí fue una contenida y madura Pilar López de Ayala, que logra convertir una historia tan trillada y construida de manera tosca, en algo que merece la pena presenciar y emocionarse, lágrimas incluidas. Su contrapunto es Barbara Lennie, la extraña, la forastera, la extranjera. Una actriz tópicamente caracterizada y pobre, que parece salida de una serie juvenil española -sólo le faltaban líneas como "jo, tía"-. La solterona rencorosa, el siniestro dueño del motel, el cartero, y todos los figurantes, precisamente ellos más que ningún otro, hacen creerte que estás viendo retazos de un pueblo y no una película.
Obaba me pareció buen cine pero no muy emocionante. Esos trozos de vida creados tienen mucho interés, pero me provocaron ningún deseo de identificación ni de apasionamiento, ni me tocaron esas historias que han marcado eternamente la existencia de sus protagonistas. Fui testigo ajeno y siempre a distancia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Naran
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18 de septiembre de 2005
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre lo real y lo imaginario se mueven los personajes de Obaba; un lugar de ficción que nace en el libro de relatos Obabakoak (los de Obaba) de Bernardo Atxaga, que algunos han venido a llamar el Quijote de las letras vascas y que obtuvo el Premio de la Crítica, el Euskadi y el Nacional de Literatura.

Armendáriz se atreve con ello, y se lanza a la adaptación de un universo difícil de llevar a la pantalla con excelentes resultados, al mismo tiempo que nos deja ver muy buenos recursos en la resolución de la ambientación y los protagonistas. La simple presentación de Obaba está llena de sutileza y rodeada de ese misterio que dentro de lo cotidiano alimenta a sus habitantes. Así, a través de las ochenta y siete curvas por las que el encantador personaje de Lourdes nos acerca en coche, conocemos una primera imagen del pueblo desenfocada con un plano rodado desde dentro del vehículo... Toda una metáfora de esa dualidad en la que todo se mueve en Obaba, entre lo que es real y lo que, como si de un pueblo fantasma se tratase, es producto de la fantasía.

Vemos pasar la vida de los habitantes, sus recuerdos, vemos la lluvia en las calles, la nieve, el tiempo y el destino de los que un día fueran niños que poco a poco nos contarán la verdad de sus historias, aunque nos dejarán esa duda sobre algunas cosas que se encuentran en el límite entre lo que es y lo que nos imaginamos. Porque Obaba es así: vida y leyenda, y para muchos un lugar donde encontrarse a sí mismos... El mismo reflejo que Atxaga nos presenta en el original de las gentes de su tierra.

Muy buen trabajo interpretativo en conjunto, aunque cabría destacar a los personajes femeninos principales: Pilar López de Ayala, Bárbara Lennie y Mercedes Sampietro, y dos de los actores: Héctor Colomé y Eduard Fernández. Con esta obra, Montxo Armendáriz mantiene el listón alto de la muy premiada "Secretos del corazón" y se afianza como uno de los realizadores españoles contemporáneos más interesantes.

Sólo un inconveniente -virtud según se mire-: cuando acaba uno no quiere sino seguir sabiendo más sobre Obaba y que alguien le diga si existe de verdad y cuántas curvas o cuántos pasos hay que dar hasta allí.
Pedro
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4 de mayo de 2006
28 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Viaje turístico por Obaba!
¡Gran oferta en el puente de Mayo!
¡Pueblo lleno de magia, lagartijas renderizadas, historias y emoción!

La hoja de reclamaciones de la agencia de viajes de Armendáriz debe estar repleta. Sin espacio y con un extra de notas.
¿Timo? A medias. Ni todas las historias son del todo atractivas e interesantes, ni resultan evocadoras o emocionantes. Eso sí, las lagartijas infladas a golpe de ordenador, a las que les gusta comer el tarro, hubiesen dado juego por sí solas para un filme. De terror y serie z por supuesto.

Filme bien interpretado y correcto que personalmente ni me emociona ni me aburre. Una metáfora olvidable. La novela de Bernardo Atxaga debería dar más juego o ser enfocada de otro modo.
Parece que Montxo Armendáriz ha escogido las tres historias que más le han gustado o mejor podía adaptar y has ha encauzado con la figura de una estudiante de audiovisuales y su cámara.

El resultado final queda descompensado y empapado de frialdad. Carente de emoción y magia. Un toque a lo “Big Fish” hubiese sido más interesante para fusionar todas las historias. O lo mejor es dejar las cosas como están. Si Bernardo Atxaga eligió un libro para contar sus historias sería por algo.

"Obaba" confirma la crisis de ideas e identidad del cine español. Si no hacen películas Almodóvar o Amenabar (el rey del cut & paste) no hay película para los Oscars.
De Garci mejor ni hablar. Sobre todo para evitar la carcajada.
Maldito Bastardo
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23 de diciembre de 2005
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve el director Montxo Armendáriz a las tierras rurales del norte de la península que tan bien parece conocer en su nueva obra, en la que adapta la colección de relatos cortos de Bernardo Atxaga Obabakoak. Ya nos contó historias referentes a estos parajes en algunas de sus cintas anteriores, como en la muy premiada y reconocida Secretos del Corazón y en su anterior largometraje, la injustamente olvidada Silencio Roto. En este caso introduce un nuevo elemento en la narración; se trata de la magia, que salpica la historia, y que lleva a la película a un género cercano al realismo mágico. Pero precisamente es otra magia, la que permite a algunas películas lograr una mayor emoción en el espectador, y que sí aparecía en sus otras obras antes mencionadas, la que brilla aquí por su ausencia.

Y es que esta Obaba que nos ocupa tiene como mayor característica su extraordinaria corrección, que aquí termina siendo sinónimo de sosez. No hay nada en la película que la haga despegar hasta donde probablemente podría haber llegado. No está mal el guión, pero en algunos momentos está muy poco acertado y en general contribuye enormemente a la falta de gracia de la película, previsible en ciertos momentos de la trama. Javier Aguirresarobe vuelve a demostrar su talento como uno de los más grandes directores de fotografía del país, pero aquí se extraña la mayor genialidad de otros de sus trabajos (inolvidable su labor en Los Otros, de Alejandro Amenábar). El reparto cumple su cometido sin grandes alardes: a Pilar López de Ayala no le ha sentado bien ganar el Goya, Eduard Fernández ha tenido mejores actuaciones (aunque también es verdad que tiene que llevar el peso del relato menos logrado) y Juan Diego Botto no pasa del aprobado. Mención aparte merecen ciertos fallos en la elección del reparto. La bellísima Bárbara Lennie puede llegar a ser una actriz importante, pero no es lógico cargar con el papel central de la película, el que guía al espectador, a una actriz novel y aunque en algún momento salva los muebles, en otros se nota con claridad su inexperiencia. Respecto a los muchos niños que intentan actuar en la película, en los flashbacks principalmente, es muy notoria su mediocre labor. Es de todos sabido que es difícil sacar buenas actuaciones de niños, pero en otros filmes han podido conseguirlo y aquí se han quedado lejos de hacerlo.

Lo cierto es que no se puede despreciar tampoco a Obaba por completo. Se deja ver con cierto agrado y mantiene el tipo, pero uno sale de la sala más o menos como entró. Con tanta corrección no se puede permanecer en la mente del espectador.
Antonio Blovk
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16 de agosto de 2006
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escrita y dirigida por Montxo Armendáriz después de 4 años de su película anterior ("Silencio roto", 2001). Adapta al cine 3 de los 26 relatos de la novela "Obabakoak" (1989), de Bernardo Atxaga. Se rodó en Uztárroz, Isaba, Roncal, Otxagabía y otros lugares del valle del Roncal (Pirineos navarros). Fue nominada a 10 Goya. Se estrenó el 16-IX-2005.

La acción tiene lugar en Obaba, pequeño pueblo rural ficticio de los Pirineos vasconavarros, en 2004/05. Mediante flashbacks se recuerdan hechos ocurridos en el pasado (hacia mediados de los 60 y en 1987). Enlaza tres narraciones: la maestra, los hermanos Pollot y el hijo del ingeniero alemán. A través de ellas habla de la soledad y del deseo físico no aceptado, que altera a las personas y las mueve a huir de la realidad, contando pasos, lentejas, etc. Habla de la violencia y la locura y de algunas de sus causas, como la intolerancia y el autoritarismo. Habla del desarraigo, fruto de la exclusión de los demás y de la falta de esfuerzos integradores del interesado. La soledad, la violencia y la locura, el desarraigo y la exclusión, son gérmenes que engrendran rencillas, disputas, enfrentamientos, luchas y muertes.

La película divide la narración entre un pasado dramático y un presente desde el que se exploran los hechos, se identifican relaciones y se investigan los sentimientos turbulentos que se ocultan tras la apariencia tranquila y bucólica del lugar. También se establece una reflexión sobre la creación cinematográfica de la mano de Lourdes, estudiante de artes visuales, que llega al pueblo para realizar en un fin de semana un trabajo de prácticas. Las expectativas de facilidad se ven frustradas por la complejidad de las situaciones y los personajes y por la dificultad de entenderlos y comprenderlos. La narración, de ritmo pausado, asocia realismo, fantasía y un clasicismo de armonías y equilibrios, solidez de formas y riqueza de contenidos. El relato traspira lirismo, afectos entrañables y convicciones íntimas de amor a la tierra y respeto al pasado. Obaba es un lugar fascinante que atrapa a todos los que llegan de fuera: el ingeniero, la maestra, Lourdes y el espectador.

La música, sosegada y leve, acompaña con melodías de violín, guitarra o acordeón, los sentimientos personales y con fusiones el misterio y la magia del lugar. Es emocionante el villancico tradicional que la maestra canta en euskera. La fotografía mueve la cámara con precisión y suavidad, construye bonitas composiciones y usa con profusión tonos terrosos y ocres. El guión hilvana los relatos en torno a Lourdes, que aporta unidad y coherencia. La interpretación de Pilar López de Ayala (frágil y valiente) y la de Bárbara Lennie (sencilla y discreta) son convincentes y adecuadas. Son gratificantes las apariciones de M. Sampietro y E. Fernández. La dirección crea una atmósfera liviana, casi imperceptible, que trasmite emoción.

Película bien elaborada, trabajada con parsimonia y realizada con habilidadades poco comunes.
Miquel
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