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La historia oficial

Drama Buenos Aires, 1983. En los últimos años de la dictadura militar argentina, una acomodada profesora de historia comienza a tomar conciencia de lo ocurrido en ese periodo. Sus sospechas sobre los oscuros asuntos de su marido y una Abuela de Plaza de Mayo que busca a su nieta son los motivos que la llevan a replantearse "la historia oficial". (FILMAFFINITY)
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Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
11 de febrero de 2006
107 de 111 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es otra película antitotalitaria más, es muchísimo más de lo que aparenta. Consigue lo que ninguna otra, que yo haya visto, ha conseguido: inquietarme con todos esos horrores desde un punto de vista contrario al habitual: el de una familia del lado dictatorial.
Los dos actores principales no interpretan, sino que se transforman en unos personajes de una profundidad acojonante. Alicia, que es una profesora chapada a la antigua (una facha, como suele decirse) cariñosa en el plano personal, permanece desentendida de los "negocios" de su marido hasta que su maternidad adoptiva comienza a plantearle serios dilemas morales. Roberto, su marido, ha estado turbiamente involucrado en el "Proceso de Reorganización Nacional" (la dictadura que todos conocemos); es un hombre que ha hecho barbaridades y, ahora que se les viene abajo todo el tinglado, ve en la unidad familiar su único punto de apoyo, por lo que no está dispuesto a que los nuevos e inesperados miedos de su mujer le arrebaten a su hija.
Se lleva todo con magnífico pulso hasta llegar a un final sublime que me cortó la respiración por su crudeza y emotividad.

Consiguió amedrentarme: algún día podría tocarme a mí ser la víctima; o, aún peor, ¡podría tocarme a mí ser el verdugo! Ojalá nunca llegue a odiar con la suficiente vehemencia como para justificar la muerte, pues entonces no andaría lejos la disyuntiva.
jastarloa
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28 de octubre de 2006
70 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la película ya está ambientada en la democracia, todavía se puede observar en la sociedad argentina lo acaecido durante los años de la represión, crudeza de lo ocurrido en el año 1976 tras la desaparición de miles de jóvenes a manos de la dictadura militar. Nos va narrando la tranformación del personaje principal Norma Alejandro tras una conversación con una antigua amiga que tuvo la necesidad de exiliarse a Venezuela tras haber sido detenida, violada y torturada por los militares argentinos. Las interpretaciones son fantásticas, una dirección aceptable, que sobre todo deja que la historia vaya desarrollándos con unos instantes emotivos y muy duros, un Hector Alterio que con su simple presencia te transmite todo un personaje, y cuando empieza a coger protagonismo te vas dando cuenta de su oscuro pasado, y que no desea que su mujer descubra, y mantenerla en la ignorancia, en el desconocimiento de lo que ocurrió. Su familia sufre las consecuencias de esa dictadura y se encuentra en una situación difícil y el padre al saber que su hijo se vio beneficiado vive con esa penuria en su corazón de pensar que su hijo fue uno de los partícipes de esa reconstrucción de Argentina, para favorecer a los militares, que parace que nunca desean abandonar el poder que tanto les beneficia.
Aún si tratarse de una pelicula documental sobre lo que paso, sin duda te relata de modo sutil, las consecuencias y desastres de ese periodo de la historia, que aunque es conveniente que permanezca en la memoria histórica, se nota la manipulación de los vencedores en su versión oficial escondiendo la barbarie y los asesinatos.
En el aspecto técnico una película bien filmada, pero lo mas destacable son sus interpretaciones, su argumento su guión fantástico, y el modo en que esta relatada la historia. En definitiva una obra maestra, y digna de ser visionada en mas de una ocasión.
jorgejuan
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3 de agosto de 2005
57 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film bandera sobre la represión del eufemístico Proceso de Reorganización Nacional de la Juntas en la Argentina (1976-1983). O mejor dicho, sobre sus consecuencias.

Mediante un mecanismo similar al "Desaparecido" de Costa Gavras (película paradigma en cuanto al cine denuncia contra las dictaduras militares) aquí asistimos al proceso de descubrimiento/desvelamiento de la verdad por parte de un personaje "adormilado", podríamos decir, en su comodidad y desidia de clase media-alta. Ante la convulsión sufrida en Argentina durante esos breves pero interminables años, el personaje de Norma Aleandro prefiere mirar para otro lado, escurrir el bulto escudándose en ese poco convincente “algo habrán hecho”.

El silencio y la connivencia eran requisitos indispensables para llevar una vida tranquila, y si además buscabas una excusa para acallar la conciencia mucho mejor. La protagonista elige libremente mantenerse en una posición cómoda, no cuestiona, ni pregunta, ni ejerce la autocrítica. Se deja vencer por el conformismo de la "verdad oficial", pese a tener la íntima impresión de que algo huele a podrido en Dinamarca. Solo cuando la tragedia le toca de pleno (su hija y la revelación de su amiga) se pondrá a indagar, y a partir de ahí el personaje sufrirá una transformación (fantástica la actriz y la evolución de su relación con el marido).

En la película el incidente desencadenante es la figura de una abuela que busca a su nieta, una niña que tiene todas las papeletas de ser la hija adoptiva del personaje de Aleandro. A partir de ahí asistimos a las revelaciones de lo que realmente pasó en esa época y lo vamos descubriendo a la vez que lo asume el personaje, avanzamos a la vez, retiramos el velo de Maya juntos, angustiados por la peripecia de esa mujer, sintiendo tanto el estremecimiento por lo acontecido como el peso de su culpa por no haberse dado cuenta antes.

Afortunadamente, con los primeros años de democracia se fueron destapando estas miserias en un proceso lento (inevitablemente lento, por desgracia) que culminó en ítems como el Juicio a las Juntas o, mucho más tarde, en la derogación de la vergonzosa “Ley de punto final”. En esos primeros años de democracia Norma Aleandro descubrirá trapos sucios que cambiarán su vida y que nos removerán las conciencias a nosotros, espectadores.

La película cuenta con momentos de una gran intensidad y acierto desde el punto de vista de guion y puesta en escena. El recurso de los niños con ametralladoras de juguete provocando el pánico a Gaby es una magnífica forma de contar mostrando. Pasa lo mismo con “Desaparecido”, sus virtudes van más allá de lo puramente cinematográfico, como película (no como denuncia) ya tiene un gran valor, las dos cosas juntas tienen un valor incalculable.

Afortunadamente, aquel país de no me acuerdo (canción interpretada en la película) nunca perdió la memoria.
Bloomsday
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3 de febrero de 2008
32 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La historia oficial” no es, pese a su título, una película estrictamente histórica. Yo, al menos, no he sabido percibir en esta producción argentina ese rigor, ese talante didáctico o aleccionador que traslucen otras pelis más ‘documentadas’ como “Z”, de Costa-Gavras o “La lista de Schindler”, de Spielberg.

La peli de Puenzo se coloca a rebufo del crepúsculo dictatorial argentino (1983) para narrar la historia de una sospechosa adopción que evidenciará la amoralidad y el oportunismo de Roberto (Héctor Alterio), un prosélito del régimen militar, y que originará graves problemas de conciencia en Alicia (Norma Aleandro), una maestra de secundaria de Buenos Aires. La intervención de una abuela de la Plaza de Mayo espoleará la búsqueda de Alicia y pondrá sobre el tapete el trauma social de los desaparecidos en plena dictadura. Pero al margen de ello, “La historia oficial” es, sobretodo, una historia íntima, un magnífico drama sustentado en dos magníficos intérpretes que defenderán con uñas y dientes antagónicos principios.

Alicia enarbolará la bandera de la honestidad, de una perentoria e higiénica memoria histórica, cuestionándose -concretamente- el derecho a continuar ejerciendo de madre amparada en las tremendas injusticias cometidas por un régimen reaccionario e intolerante.

Afortunadamente Puenzo no se vale de moralinas ni timbres épicos, y defiende su propuesta a partir de un mero ejercicio de conciencia digno de encomio. “La historia oficial” es, en definitiva, una peli tan triste como hermosa, y esa acusada arritmia narrativa que se le atribuye queda suficientemente dispensada por un extraordinario guión y una banda sonora atinada y elegante como pocas.
Taylor
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6 de mayo de 2015
26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alejada de todos los cliches que suelen tener las películas anti dictatoriales latinoamericanas, la “Historia Oficial” es un film bien logrado, que se escapa de lo predecible, que no sólo resulta conmovedor, sino que además es completamente creíble, basado en dos actuaciones extraodrinarias de Norma Alejandro y Héctor Alterio.
Los personajes de Alicia y Roberto no sólo resultan creíbles, sino profundamente humanos, incluso construyendo su horrorosidad desde lo humano. Sin caer en caricaturas burdas, como otras películas de sobre las dictaduras latinoamericanas, los personajes logran construir una historia completamente verídica.
Jinx_888
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