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Como plaga de langosta

Drama Un joven pintor viaja a Hollywood para trabajar como decorador en un gran estudio cinematográfico. Allí se enamora de Faye, una joven que sueña con el éxito y que prefiere relacionarse con personas que puedan ayudarla a alcanzar sus sueños. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
2 de febrero de 2009
29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Principios de los años 80. Una sala de cine de un pueblo de la costa mediterránea. Como cada sábado dos películas por 50 pesetas. La primera, una italianada de aquellos años, creo recordar. Imaginaos el ambiente entre tanto joven; gritos risas, palomitas y papeles volando, en fin, lo de todas las semanas fuese cual fuese la peli. Y empieza la segunda película de la que no sabíamos nada de nada, solo el título; la traducción de entonces fué “como plaga de langosta”, un relato del Hollywood de los años 30, sin tías en pelotas ni el Adriano Celentano haciendo el cafre. No pintaba muy bien la cosa. Pero.......ay amigos.....nos encontramos de golpe en medio de una historia extraña, hipnótica, descarnada, sin la más mínima concesión a......a nada, toda girando alrededor de un patético y sobre todo inquietante Donald Shuterland (inmenso, enorme y además se llama .....Homer Simpson ), una historia que poco a poco te envuelve en una creciente desesperación y que se precipita en un final alucinante, demoledor, brutal, terrorífico, escalofriante, que te deja helado, clavado en tu silla intentando digerir y comprender lo que acabas de ver. Son 20 minutos inenarrables. Para mi el mejor final de la historia del cine; nunca más he sentido eso en una sala.
Han pasado 30 años y lo recuerdo como si fuera ayer. Un silencio absoluto en aquel cine. Conforme avanzaba la proyección, las risas y las pipas volando se iban desvaneciendo, y los últimos 20 minutos......aquellos últimos 20 minutos......Dios mío, toda aquella gente clavados en sus butacas con las manos crispadas agarrando con fuerza los reposabrazos, con la vista fija en la pantalla, y el silencio......aquel silencio antinatural. Se acabó la sesión y la gente se levantó poco a poco, muchos tardaron un poco.Sin risas, sin comentarios. Sin palabras. Todos salimos a la calle, mirándonos sin saber que decir, todavía en estado de shock, y nos fuimos para casa. En los días posteriores no se habló mucho de aquella experiencia, realmente no sabíamos que decir, pero todos estoy seguro de que la recordamos y algunos como yo, casi tres décadas después, la vivimos como os acabo de contar.
No se que tal la habrán tratado los años y no se que pasaría si la viera ahora de nuevo, pero....creo que me quedo con aquella noche sofocante de verano junto al mar, hace ya tantos años................
GRUNTHOS
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13 de abril de 2006
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta película contiene uno de los finales más impresionantes, desasosegantes y escalofríantes que recuerdo, el resto del film es un retrato bastante bizarro y surrealista del Hollywood clásico (hasta la elección de los actores es extraña con una Karen Black bizca que hace perder la cabeza a nuestro protagonista, (sic).
La fotografía arriesgadísima de Conrad Hall viene a subrayar, aún más si cabe, que estamos ante una película insólita a ratos desesperante y a ratos hipnótica.
Merece la pena verse aunque sólo sea por ese final apoteósico.
lovekraft
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1 de enero de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perteneciente a la esplendorosa época de la Paramount, cuando se rodaban no sólo grandes éxitos sino peliculones de la talla, por ejemplo, de “El padrino II” o “Chinatown”, surge “Como plaga de langosta”, de John Schlesinger, hermanada en dosis de mala leche con “La jauría humana”, aunque nada tengan que ver entre sí, y con un final antológico (pocos finales se habían rodado hasta la fecha que fueran tan tremendos y pocos finales la superarán) donde se somete al espectador a un paroxismo que le deja atónito. Al igual que algunos de vosotros que la habéis comentado, yo también recuerdo como salían los espectadores al finalizar la sesión, casi sin cruzar palabra y horrorizados ante la barbaridad que acababan de presenciar. Hoy día sería impensable que un gran estudio afrontara una producción cara y tan políticamente incorrecta como esta, que resultó ser un fracaso comercial entre otras razones porque se estrenó entre el final de 1975 y durante 1976 en Estados Unidos, lo cual dividió sus votos para los premios, además de que pocos críticos dieran la cara por ella.
El reparto es de primera: Karen Black nunca estuvo tan acertada y sublime, no siendo ni nominada a los Oscars, al igual que Donald Sutherland, como muchas veces, sensacional. El resto de los actores en la misma línea, desde Burgess Meredith, que sí fue nominado, el no muy conocido William Atherton, hasta la gran Geraldine Page, que con una breve aparición en un papel desorbitado le da tiempo a demostrar que eso es una actriz y lo demás son pamplinas.
Excelente su fotografía, su ambientación, su vestuario, sus decorados… Schlesinger, gracias a un inteligente guión sin concesiones logra una de las películas más descarnadas de la historia del cine, por encima de su mítica "Cowboy de medianoche" pero también más desconocidas, cuya narración parte de las pinturas negras de Goya para saltar a la luminosa Norteamérica y lentamente volver a descender al infierno de donde se partió.
Quizás en el futuro algún director famoso la reivindique o alguien de moda la redescubra facilitando así el que muchos la conozcan, pero mientras tanto, como toda obra maldita e incomprendida por el "gran público" dormirá en el fondo de la caja de Pandora, bien guardadita, donde no incomode ni le desagrade a nadie.
Maggie Smee
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2 de julio de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los años treinta la meca del Cine está en su máximo auge. El Hollywood dorado de estrellas del momento como Clark Gable, Dick Powell, Myrna Loy, eclipsa los últimos años de la Gran Depresión en ese rincón dorado de América… Donde, en busca de una gloria y fama aún lejanas, prometedores aspirantes a artistas, incluso técnicos, que quieren despuntar en su espacio para dar el gran paso en su camino hacia la gloria.

En un el cálido rincón que conforma un complejo de modestos apartamentos una serie de personajes sueñan con esas imposibles aspiraciones mostrando más o menos sus vicisitudes más o menos patéticas o grotescas. Desde el inocente y romántico soñador Todd Hackett (William Atherton), dibujante de profesión y que pretende impresionar con sus bocetos para futuras superproducciones y que está enamorado de Faye Greener (Karen Black) aspirante a actriz e interesada con cualquier hombre con tal que la lleve a su dorado sueño de convertirse en actriz. Ella vive con su padre Harry, un viejo cómico que aprovecha sus números de comediante mientras vende quitamanchas a domicilio y cuyo encuentro con un tranquilo, silencioso y aparentemente cliente cargada de buena fe llamado Homer Simpson (Donald Sutherland), obsesionado con la religión y la pureza del amor suscitará el interés de Faye hacia él, aunque solo sea por provecho.

John Schlesinger (Cowboy de medianoche) como buen aprendiz del “free cinema” arrojó a las llamas de la locura a sus personajes brillantemente representados en su película a quienes espera la tragedia a la esquina de la calle: donde la popularidad les ciega, la ambición les corrompe y sus sueños no dejan de ser longevos.

Como anécdotas a remarcar el personaje que interpreta la inolvidable Karen Black está libremente inspirado, por reunir puntos en común, con la actriz galesa Peg Entwistle (a la que se cita en una secuencia) que desembarcó a Estados Unidos y conocida por sucumbir a un trágico destino a la edad de veinticuatro años. Por otra parte podemos apreciar a un irreconocible Jackie Earle Haley (secundario de lujo al que hemos visto en “Juegos Secretos” (Little Children, 2006) de Todd Field, “Watchmen” (2009) de Zack Snyder y protagonizar una nueva revisión de “Pesadilla en Elm Street” en 2010) en el papel femenino de una impertinente caricatura de Shirley Temple apodada Adore.

Lo de Homer Simpson es pura coincidencia y no inspiración posterior para Matt Groening en su popular serie de dibujos animados.
Natxo Borràs
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1 de septiembre de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un retrato de los perdedores, eso es el filme. Actores y actrices que acuden a Hollywood con una maleta repleta de sueños e intenciones y que ven la cruda realidad de la industria del cine. Artistas que esperan una llamada para trabajar en papeles muy secundarios con tal de granjearse un currículo o que se tienen que jugar el pellejo en rodajes arriesgados como meros extras. En definitiva, la cara B del sueño hollywoodiense.

Poderosa visualmente, a pesar de tener una duración de dos horas y media, no puedes apartar los ojos de la pantalla. Las miserias y andanzas de estos personajes mezcladas con el glamour del mundo en el que intentaban sobrevivir te atrapan y te conducen hasta uno de los finales más poderosos, terroríficos y turbadores que se han visto en la gran pantalla.

Un cierre sobresaliente para una obra no muy conocida que merece una reivindicación. Quizá ese final incómodo y estremecedor, que te deja en estado de shock, sumado al tono tremendamente crítico del filme hacía la industria de Hollywood no ayudase a la película convirtiéndola en un filme maldito en su momento. Por eso merece la pena rescatarla del olvido, disfrutarla y reflexionar sobre ella una vez la hayamos visto. Pocas veces se han hecho películas así y probablemente nunca se volverán a hacer.

Más datos sobre esta y otras películas en argoderse.com
Y en Facebook en la página argodersecine
Daverunner
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