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Metallica: Some Kind of Monster

Documental Documental sobre una de las mejores bandas de rock de los últimos tiempos. Se sumerge dentro del estudio de grabación y de las mentes de Metallica, según van grabando su álbum ganador del Grammy “St. Anger”, al tiempo que se enfrentan a altibajos en su comunicación, adicciones, la deserción de un miembro del grupo, paternidad, caos familiar y su casi total desintegración durante la época más turbulenta de sus veinte años de historia. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
17 de agosto de 2007
43 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Metallica ha sido objeto de un fuerte debate por parte de sus fans. Existen dos "bandos" por decirlo de alguna manera. Los que aman sus discos de los ochenta, su época más heavy, y consideran que el resto de su discografía es basura comercial; y los que consideran que su "etapa no heavy" es tan valida como sus primeros discos. Quizá esto no tenga mucho que ver con dicho documental si no fuera porque los fans de Metallica suelen (o mejor dicho, solemos) ser muy radicales en cuanto al concepto que se tiene del grupo y a cualquier cosa que hagan, incluyendo "Some Kind Of Monster". No existen medias tintas.

Esta cinta en un principio iba a ser un video promocional del octavo disco en estudio de Metallica. Una especie de "Making of" del nuevo trabajo. Pero en el momento de la filmación, la banda estaba pasando por un momento personal muy delicado. Algo que aprovecharon los directores para conseguir algo "más interesante".

Despues de 14 años con la misma formación, su bajista había abandonado el grupo. Lars Ulrich, batería de un grupo famoso y millonario, fue objeto de críticas por liderar una cruzada contra las descargas gratuitas por internet. Su lider, James Hetfield, se había vuelto un alcohólico y desaparece durante casi un año para desintoxicarse. Y por si fuera poco, durante la grabación del album contratan a un psicólogo (especializado en buscar que grandes jugadores de la NBA, con grandes contratos, se lleven bien para que "todo el mundo" siga ganando dinero), para tratar que lo que queda a banda no acabe por separarse.

Un documental desmitificador, con unas personas que lo han conseguido todo en el negocio de la música, que ya no son los mismos que hace 20 años, que tienen hijos y familia, y que no parece que puedan aguantarse mucho mas los unos a los otros. ¿Que tiene algo de "reality show"? Sí, pero esto no es ni mucho menos Gran Hermano, Operacion Triunfo o Los Osbournes. Es algo más, es la cara menos conocida, más humana, de unas estrellas del rock, para bien o para mal.

Concluyendo, un documental recomendable, aun sin ser fan de Metallica, ya que la música no es el centro de interés en este, ni pretende serlo.
Gregorio
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15 de agosto de 2008
49 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si eres un amante de la música de Metallica, pero no eres músico, ni estás en el negocio musical, te aconsejo que prescindas de ver este documental.

Quédate con otra cosa. Con la primera vez que tu compañero de instituto te pasó "Ride the lightning" y lo escuchaste en tu casa y no entendías esa música, no, pero te dabas cuenta de que aquello era una cosa distinta, algo grande, algo que te anudaba las tripas porque tenías quince años y todavía creías que la música y la vida debían de durar para siempre. O quédate con el recuerdo de los dedos de Cliff Burton, convirtiendo el bajo en extraterrestre guitarra en la toma única de "Anesthesia (Pulling Teeth)". Quédate con los estribillos ("¡Master!") coreados a voz en grito en los garitos metaleros de tu ciudad. Quédate con las mejores instrumentales hechas jamás por un grupo de metal, "Orion", "Call of Ktulu" o "To live is to die". Quédate con la oscuridad de "Sanitarium (Welcome Home)", la sirena de barco que da comienzo a "The Unforgiven", la rabia que desprende "Whiplash", cualquier cosa, cualquier momento de placer y de felicidad que te hayan producido estas canciones, es mil veces preferible a ver "Some kind of monster".

Hay cosas que nadie necesita saber.

La sensación que sentí fue como si el mago bajara del escenario y te mostrase los mecanismos de los que se sirve para realizar un truco. Satisfací la curiosidad sí...pero se había acabado la magia.
Neathara
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20 de enero de 2008
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Damas de baja alcurnia, caballeros de dudosa moralidad, esta peli hay que verla. Recuerden que no sólo de larsvontriers y kevinsmiths vive el hombre.

Unos cuantos motivos aleatorios para ello:

1. El padre de Lars Ulrich. (ahora, leer con voz de Janis, ex-novia de Chelder) Oh-dios-mío. Si Tarantino lo llega a conocer antes, Pai Mei no rueda Kill Bill II ni de coña. Un ser épico. Qué poderío. Qué barba. Qué porte.

2. Ver a Mustaine lloriqueando con una frase tan épica como la siguiente: "...y siempre hay algún imbécil que me ve por la calle y me grita <metallica!!!>"

3. Observar al psicólogo y sus grandes frases reconciliadoras. Definitivamente, mamá, me equivoqué de carrera.

4. Ver a Lars aireando sus celos entre Mustaine y Hetfield con frases tan legendarias como "... siempre estaban juntos... hicieron falta 42 cervezas para que nos dijéramos que nos queríamos" (42 birras!!! virgensanta! hígado de metaal)

5. Descubrir lo que hace la peña con mucho mucho dinero. Ver cómo la cagaron con Napster y a unos cuantos fans rompiendo sus discos (encima los antiguos, se merecen un pedestal!)

6. El DVD de extras. ¿Quién quiere ver a Hetfield vistiendo a su niñito de dos semanas? Nunca pensé que pudiera haber NADIE que lo quisiera ver. El metal te hace más jevi que una tormenta de hachas.
Pero, horror, tuve que verlo como reto personal. (Lo llamo reto por no decir "curiosidad femenina intrínseca", que no suena tan épico)

Eso sí, no intenten hacerlo en sus casas.

... Y más joyas que habrá que descubrir por uno mismo. Impresiona ver como estos tíos han sido capaces de grabar sus trapos sucios, maquetarlo y venderlo (o por lo menos intentarlo, bendita mula).

Por si se nos habia olvidado que también son humanos, sufren, discuten, lloran y se acuerdan de sus grupis cuando miran a su mujer -como cualquiera de nosotros- decidieron bajar de su podio, hacer un gesto con la mano y decirnos "eh, pataliebres, chuparos esto, los trapos sucios de un rockero son mucho más sucios que los de cualquiera de vosotros"

Napster baad, money goood.
Pandemonium
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20 de septiembre de 2009
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que la polémica que se ha podido originar con el documental 'presentación' el nuevamente controvertido álbum St. Anger por sus desiguales críticas existe otra polémica más obvia: si Metallica 'desapareció', musicalmente hablando, desde “Load” (1996)

Documentales como este están muy bien para saber donde van destinados los millones de dólares que se gastan los fans de la banda. Si en “Spinal Tap” todo era de coña y exagerado. ¡Nada más lejos de la realidad! Psicólogo, reality, malos rollos, confesionario, súper ¿Y de la música?

Me recuerda a ese episodio ultra-censurado-y-perseguido por la SGAE de “South Park” del que hablaba sobre las consecuencias de la descarga vía p2p de canciones mediante Internet (recordemos, también se comenta en el documental, que Ulrich demandó a Napster en el 2000).
Los niños de South Park son 'atacados' literalmente por el F.B.I. tras descargarse canciones —aparecen numerosos agentes como si estuviesen realizando una operación contra terroristas… El padre de Kyle pregunta a su hijo que qué ha hecho a lo que contesta: «¡No lo sé!»
Después se les explica la importancia de no descargarse canciones:
—«Esta es la casa de Lars Ulrich, batería de Metallica» (la mansión tiene cuatro plantas)
—«Mirad, ahí está Lars, sentado junto a su piscina»
—«Está triste»—Kyle pregunta qué le pasa
—«Este mes le iban a instalar un minibar de oro junto a la piscina pero con la cantidad de gente que se baja sus canciones gratis tendrá que esperar como mínimo un par de meses antes de poder permitírselo.»

Después viene una huelga en casa de Kyle donde dejaran de tocar hasta que cesen las descargas…Los primeros en unirse son Metallica…
Y después la moralina: Si son buenas canciones la gente seguirá pagando por oírlas en directo a lo que los artistas responden: «Nosotros sólo vamos a por la pasta.»

Creo que más claro imposible y “Some Kind of Monster” nos lo deja más de manifie$to.
Maldito Bastardo
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4 de julio de 2008
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En fin, ¿por dónde comenzar..?, ¿qué es Some Kind Of Moster?, ¿la mejor comedia sobre rock después de Spinal Tap?, ¿una especie de gran hermano Metálico?, ¿un simple documental sobre una de las bandas de rock más importantes de los últimos tiempos?, pues bien, pongamos todo ello en una cocktelera, añadamos a unos secundarios de auténtico lujo, sacados de lo más profundo de universo freaky rockero, como el impagable padre de Lars Ulrich y su papel de viejo sobrao, multimillonario en dinero pero con aspecto de homeless, pasado de vueltas y capaz de decirles a la cara a los Metallica “este disco no me transmite nada”, cojamos también al bueno de Dave Mustaine y pongámosle una cámara delante mientras le dice al prepotente de Ulrich, en el momento más catárquico del film, “¿por qué en lugar de echarme de la banda no me llevasteis a alcohólicos anónimos”?.
Sin lugar a dudas la realidad supera la ficción. Para alguien como yo, fan de la banda desde que sacaron “Master Of Puppets”, la secuencia con Dave Mustaine no tiene precio, leyendo revistas de estos, mis héroes de adolescencia, y tomándomelo todo como una suerte de tebeo para pasar el rato, yo mismo, y seguro que muchos otros amantes de la banda, sentí algo así como verdadera empatía con Mustaine, aquello que tanto me hizo reir de pequeño, las borracheras de mis ídolos, las peleas, las expulsiones, eran reales, Dave Mustaine fue absolutamente maltratado por la banda, Dave Mustaine era un enfermo alcohólico, como James Hetfield, pero si Hetlfield recibió soporte por parte de la banda, Mustaine fue expulsado. Y ahora, casi 20 años después, Mustaine puede decírselo entre lágrimas al propio Lars Ulrich, emocionado por primera vez en todo el film.
James Hetfield, cuántas veces no me he reído yo con este hombre, con su pose ultra-heavy, de gran machote, una especie de neng del metal, aquel que en la portada de su primer disco salía lleno de acné al lado de sus compañeros púberes, pues sí amigos, de nuevo la realidad supera la ficción, era así mismo, como nos indica en primera persona, en los extras del DVD, James pertenecía a una família de lo que algunos hoy llaman “desestructurada”, llevaba las melenas de heavy desde que era casi un niño, su madre le enviaba a buscar curro y le decía entre broncas que se cortara el pelo, pero él se ponía a los Deep Purple en el tocadiscos y soñaba con ser ellos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
manderlay puntoes
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