El pacto

Seeking Justice (o El Pacto, si se prefiere la libre traducción al español) no es ni la película del año, ni pasará a la historia como un gran thriller; pero por lo menos es un filme que se deja ver y que los 110 minutos que dura se hacen al espectador bastante amenos.

La película cuenta la historia de Will Gerard (Nicolas Cage), un profesor de Nueva Orleans felizmente casado con Laura Gerard. La tranquilidad en la vida del matrimonio se ve truncada cuando un asaltante anónimo viola a Laura a la salida de su ensayo de teatro. Cuando Will acude al hospital a ver a su mujer, conoce a un desconocido que se hace llamar Simon (Guy Pearce), un representante de una banda que le ofrece a Will un trato: ellos se encargan de acabar con quien violó a su mujer y él, a cambio, puede que les tenga que hacer algún favorcillo en el futuro. Will acepta el trato, algo que traerá tranquilidad a sus vidas, pero no por mucho tiempo…

Cualquier persona que haya visto dos películas de Hollywood en su vida sabe por dónde van los tiros. Y ese el principal fallo del filme: su previsibilidad. La película responde a la definición clásica de thriller y, por ello, sabemos en todo momento cómo se va a desarrollar. Es el típico thriller en el que los malos son muy malos y muy feos; y los buenos son muy buenos y muy guapos. Parece escrita por un guionista novel que no se quiere pillar los dedos en su primera película y desarrolla paso a paso todo lo que ha aprendido en sus clases de guión.
Pero ojo, tampoco se puede considerar esto como una crítica tremebunda. No es fácil escribir un thriller coherente en el que se mantenga la atención del espectador, así como no es fácil narrarlo. El australiano Roger Donaldson es un director experimentado y eso se nota. La película está narrada de manera ágil y Donaldson utiliza de manera aceptable las armas que le pone a su disposición el cine: muchos movimientos de cámara, montaje paralelo, ángulos aberrantes, cambios de foco… todo ello sin salirse de las normas “establecidas”.

El australiano está acostumbrado a tratar con grandes estrellas de la talla de Al Pacino, Anthony Hopkins o el propio Nicolas Cage; pero no parece que sepa sacar todo el potencial que llevan dentro (o puede que el guión tampoco les deje). Cage, Jones y Pearce están correctos. Y punto.

En definitiva, Seeking Justice es una película de manual. Un thriller al uso. Ni el director ni los guionistas se quieren pillar los dedos. No se los pillan y eso nos da como resultado una película entretenida pero nada más. Una película que, al verla, tenemos la sensación de que ya la hemos visto antes cientos de veces. No pasará a la historia, ni por lo bueno ni por lo malo.

Nicolas Cage se metió en una espiral descendente hace rato, sus películas venían de mal en peor, algunas inclasificables.
Pero ésta no es tan mala, entretiene, que es lo mas importante en esta clase de películas acción y suspenso, no va a ser un clásico ni por asomo, pero se puede ver sin tantos problemas.

Roger Donaldson es un director al uso que dirigió un buen thriller como “No hay salida”, su mejor película (y con la que “El pacto” guarda ciertas similitudes, como su arranque) a bodriazos como el infumable remake de “La huida”. “El pacto” se queda en ese punto intermedio de thriller que no es pésimo y que pertenece a esa clase de “usar y tirar”. Poco más. Y el caso es que podía haber estado mejor, pero su guión tras un principio forzado, plantea una sugerente (que no original) trama a la que luego no se le va a sacar partido, optando por una resolución típica de cine más consumista y previsible. Tampoco en ella hay ningún conflicto ético-moral, porque con estos personajes para qué. Y en sus diálogos a veces se lanzan misivas de tintes fascistoides que parecen inspiradas en cualquier título de las sagas de Harry el sucio o del peor “Yo soy la justicia”, como es muy habitual en este género desde hace mucho tiempo. En compensación se le da un matiz intelectual a la pareja protagonista: ella toca en una orquesta y él es profesor de universidad que vive en una casa bien atrezzada donde da gusto ver tantos libros en sus estanterías. Su montaje es eficaz, así como el aspecto técnico de la película. Cage (cada día con su rostro más inexpresivo quizás por sus injertos, cirugías… y con su perillita teñida), pierde la ocasión de lucirse en par de momentos como actor que se le brindaba, y desde el primer momento queda eclipsado por Guy Pearce, buen actor camaleónico, que con un papel mediocre pero que se merienda a los que se le ponen por delante. Y es que tampoco se puede pedir peras al olmo. Es como pretender buscar un cine de autor en un blockbuster, con la diferencia de que tampoco “El pacto” es ningún bombazo en taquilla.
Y por cierto, ¿qué hace Tobey Maguire entre los productores de esta película? Francamente, ya que quería sacar dinero tenía que haber sido más exigente con el producto, pero de él me esperaba al menos una inversión más inteligente, y en consecuencia algo más artística. Engrosa la lista de actores que tienen irregulares carreras como productores. Él sabrá lo que hace con su dinero. Y nosotros lo que haremos con el nuestro en un futuro…

Nicolas Cage es un actor desigual aunque tremendamente rentable en lo que a recaudación se refiere, que básicamente tiene un par de registros bien definidos y diferenciados. En "El pacto" regresa al género en el que parece sentirse más a gusto. Tal y como se le vio en "Asesinato en 8mm", vuelve a meterse en lo bajos fondos para destapar una red influyente e ilegal. Es en estos casos en los que Cage está como pez en el agua mientras corre y huye, poniendo cara de sentirse perseguido pero de lograr zafarse siempre en el último momento.

Mientras borda (y se nota) estos papeles, de vez en cuando se le ocurre implicarse en papeles mucho más empalagosos, y aunque no vamos a recordar los múltiples ejemplos, todos sabemos que estos papeles no son para él porque no tiene esa profundidad de registros como para transmitirnos diferentes emociones. Cada uno a lo suyo.

Por lo demás, "El pacto" tiene una premisa inquietante que se va desarrollando fundamentalmente como al guionista le da la gana. El espectador debe practicar un ejercicio de fe para creer que algunos de los momentos estrella están más que inventados y que tienen poco o ningún sentido. Así la idea con la que había iniciado se convierte en un baturrillo de personajes y situaciones que resulta a la vez atractivo y desconcertante. Sin embargo la película te mantiene en vilo y no deja que te duermas, por lo que consigue su objetivo.

A pesar de contar con muchas caras conocidas, Cage se lleva casi toda la atención porque es un producto fabricado para él, y por eso su esfuerzo es aceptable y meritorio. Lo malo vendrá cuando vuelva a interpretar otro tipo de personaje, momento en el que veremos sus carencias, pero esa será otra historia...

Para aquellos sufridos lectores de mis críticas, sabrán que no soy un gran seguidor del señor Cage, en especial en sus últimos años, donde reitero, se ha preocupado más de su sangrante alopecia, que de actuar como antaño. Pero reconozco que aquí me ha gustado...y mucho, me he creído el sufrimiento de su personaje.

A mí es que las historias de venganza me encantan y más aún si es por una violación. Jamás entenderé como habiendo señoritas que alquilan sus cuerpos por una módica cantidad de dinero para aquellos que tengan problemas para relacionarse con el sexo opuesto, existan personas que estén dispuestas a arruinar sus vidas y las de sus víctimas, por algo que puede hacer casi igual y de forma legal a vista de la sociedad. Destrozar la vida de alguien para el resto de sus días por cinco minutos de "placer" me parece una auténtica aberración del ser humano. Y todo lo que le pase a este tipo de salvajes, es bien merecido. Yo en caliente posiblemente habría actuado igual que el protagonista, sin pensar en las consecuencias. Sin embargo, esas consecuencias son las que traerán por el camino de la amargura al profesor. Una vida tranquila, feliz y realizada es alterada violentamente por un suceso que cambiará sus vidas para siempre, tanto en lo social, como en lo tranquilo. A partir de ese momento y por culpa de un pacto con un desconocido, su vida dejará de pertenecerle y estará a disposición de un grupo de extraños que actúan al margen de la ley.

El reparto es espectacular, el dúo protagonista está muy bien, Cage como hacía tiempo que no lo veía y Guy Pearce en su línea habitual, encasillado en los papeles que mejor se le dan, hacer de cabroncete. Por otro lado las féminas se han quedado un poco cortas en sus actuaciones, quizás más minutos para January Jones (MAD MEN) y un par de apariciones para el otro bellezón, Jennifer Carpenter (DEXTER), una pena la verdad.

La peli sigue la línea habitual de este tipo de productos, acción y persecuciones a raudales, complicando en cada escena el escenario para el protagonista que se siente solo y atrapado ante tanta adversidad.

Esta vez aunque suene raro viniendo de mi, recomiendo esta película del señor Nicolas Cage.