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Frances Ha

Comedia. Drama Frances (Greta Gerwig), una joven de 27 años, ha decidido, a pesar de su edad, intentar cumplir su sueño de ser bailarina en una compañía de danza de Nueva York. Vive con su mejor amiga Sophie, y disfruta de la vida con alegría y despreocupación, pese a que desea mucho más de lo que tiene y su espíritu inocente no es precisamente ideal para sobrevivir en la jungla neoyorquina... Una fábula moderna sobre la juventud, la amistad, la ... [+]
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Críticas 57
Críticas ordenadas por utilidad
7 de julio de 2013
105 de 110 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno crece y aunque no quiera, ve cómo los años de juventud y universidad van quedando atrás. Esos amigos que eran tan cercanos empiezan a sentar la cabeza mientras tú sigues con ganas de hacer el loco, cantar, bailar, soñar despierto, hacer planes y promesas combatiendo el sueño cuando el sol ya despunta en el horizonte.

La vida no es exactamente lo que habías previsto, pero vas aprendiendo que hay que bajar al barro y luchar, dejarse la piel, equivocarse y caer, volverse a equivocar e intentar mejorar. No cejar en el empeño. Saber que otros pueden desenvolverse mejor, pero que tu fe es inquebrantable, las ganas de comerte el mundo las tienes intactas.

Y eres joven pero otros de tu entorno ya no lo son tanto, así que te encuentras en situaciones raras, ellos tienen una vida que no te encaja y eres torpe, raro, extravagante. Se miran, te miran, te disculpas, te vas. Lloras un poco pero luego te ríes, ¡qué más dará! Yo sigo luchando. Ellos puede que sean más guapos, o más ricos, o más suertudos. O quién sabe, ¡incluso más de todo! Pero tú haces de tripas corazón y sigues intentándolo.

Y así es como "Frances Ha" nos desgrana un pequeño compendio de todos estos sentimientos. A mí me encantó y no hay día que no la recuerde.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
néstor
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31 de julio de 2013
92 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noah Baumbach, un director que resucitó las “Screwball Comedy” creadas en los tiempos de la gran depresión por directores como Howard Hawks, o Ernest Lubitsch. Éstas eran un subgénero de la comedia americana centrado en historias convencionales, protagonizadas en su mayoría por mujeres con una personalidad disparatada y neurótica. Siendo fiel a su estilo, el realizador vuelve a situarnos en la escena cultureta neoyorquina de la mano de Frances, una aspirante a bailarina en plena transición existencial a la que la edad está llevando a una crisis de identidad.
Nos encontramos ante una comedia inteligente y sofisticada, fácilmente identificable por el uso de una fotografía en blanco y negro, y un desarrollo de la acción basado en diálogos perspicaces, que hacen que el señor sentado en la butaca de nuestro lado exclame, “¡Oh, esto tiene que ser una comedia inteligente y sofisticada!”
Sin embargo, no son únicamente las apariencias lo que hacen de esta cinta una nueva joya del cine independiente, tanto las conversaciones como los personajes funcionan perfectamente creando una excelsa alianza con el decorado, consiguiendo un nivel de armonía tal, que podrían coronarla como la sucesora moderna de Manhattan, 1979. Y es que la comparación con el genial rey de la comedia moderna es inevitable, la antes mencionada imagen en blanco y negro, a cargo de Sam Levy, con una amplísima profundidad de campo, centrada en planos medios y primeros planos de los personajes, y planos detalle de sus acciones, consigue una estética muy evocadora de una ciudad de la que, como Woody Allen, está enamorado, rindiéndole constante homenaje con el uso de largas tomas de sus interminables avenidas.
Pero no sólo del genio Neoyorquino bebe esta cinta, Baumbach demuestra claramente estar influido por la Nouvelle Vague y por los directores franceses contemporáneos, mostrando esta influencia de forma, no exclusivamente visible en las imágenes, sino también oculta en la banda sonora, o ambas, escénica y sonoramente, véase el guiño que el director hace a la fantástica producción de Leos Carax, Mala Sangre, 1986, cuando la protagonista corre como loca al ritmo de la canción Modern Love de David Bowie.
¿Recuerdan por qué corría Lola en aquella genial cinta de Tom Tykwer? Lola corría para conseguir atrapar el futuro antes de que éste la atrapase a ella. En este caso, Frances corre para evitar que se le escape el presente, una entrañable Greta Gerwig que se convierte en el atractivo principal de la película. Una de las musas del “Mumblecore” y el bajo presupuesto, que repite con Baumbach, como ya lo hizo en Greenberg, 2010, ayudándole a escribir el guión y bordando una actuación llena de personalidad y simpatía.
—Sólo tengo veintisiete, afirma la protagonista con un cierto tono de excusa y autocomplacencia mientras se da cuenta de que empieza a creer lo que todo el mundo piensa, que la juventud está llegando a su abrupto final. Es precisamente la no aceptación de la madurez uno de los temas recurrentes de la cinta. Soñadores que son cruelmente despertados por el indolente paso del tiempo, ilusiones que se desvanecen por la falta de aptitudes en un mundo muy competitivo, y el estudio de las relaciones de pareja, ya sean amorosas, fraternales o amistosas, son temas clave, que el director, sirviéndose de forma autobiográfica de su propia experiencia, tiende a poner como objeto de estudio en sus obras.
Frances es una chica alegre y despreocupada que comparte piso con su mejor amiga, Sophie, y cuya meta en la vida es llegar a ser una bailarina profesional. Deambulando por la gran manzana de forma errática, vive rodeada de artistas de segunda fila con los que tiene una relación de amistad basada en el interés, las apariencias y el egoísmo artístico de quien piensa que sus problemas son más importantes que los del resto debido a que su trabajo es de mayor trascendencia. Pero un día, su vida tomará un brusco giro producido por una sucesión de inesperadas noticias, personales y profesionales, que la obligará a plantearse su futuro y la forzará a darse cuenta de que no es posible vivir trampeando al margen de las preocupaciones.
Hipnótico retrato de la, cada vez más prolongada, juventud. Una nueva generación de espíritus libres, insatisfechos e inconformistas, que no aceptan la ausencia de todas esas oportunidades que les rodeaban otrora, y que parecen no favorecerles cuando más las necesitan. Frances Ha logra de manera convincente defender la idea de la constante lucha por conseguir lo que deseamos. Un mundo sin propiedades, donde todo es prestado y nos puede ser arrebatado en cualquier momento. Irreverente, descarada y por momentos hilarante, se convierte en una de las apuestas más divertidas y originales procedentes del otro lado del charco.
Peaky Boy
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26 de abril de 2014
61 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando no sabes qué quieres en la vida – o lo crees saber pero no te atreves a actuar o a lanzarte – todo se vuelve cuesta arriba y parece que sólo que hay problemas, contratiempos, desengaños y frustración… Cuando cualquier tiempo pasado se antoja mejor y más prometedor, cuando vas comprobando que todas las ilusiones adolescentes brillan por su pertinaz ausencia y te abocan a un callejón sin salida… Cuando todo lo que te queda es sobrevivir malamente porque la vida parece un caos embrollado del que no sabes cómo salir y nadie parece tomarte en serio… Entonces te entretienes con locuras, fantasías, elucubraciones y huidas hacia ninguna parte que te abocan a la más frustrante de las soledades.

Madurar y hacerse adulto no es fácil y esta modesta cinta lo muestra una vez más sin ambages ni circunloquios. Quizás en exceso deudora de un planteamiento y desarrollo “de y para mujeres”, sin embargo refleja con precisión los pormenores y dificultades de estarse acercando a los treinta sin haber conseguido ningún logro personal o social digno de tal nombre y todo se limita a conseguir reunir el suficiente dinero para pagar el alquiler de un piso compartido en una gran urbe como Nueva York. El tiempo corre en contra nuestra y parece disolverse ante nuestra atónita mirada, sin nada que ofrecer sino una verborrea torpe y atropellada que apenas deja resquicio para la mínima esperanza.

Esta cinta ofrece el retrato premioso de un desengaño vital que no se atreve a decir su nombre, donde el movimiento no muestra avance alguno sino solo ganas de salir adelante, pero sin ninguna concesión a la facilidad o la felicidad. La figura protagonista está muy bien dibujada – ese yerro constante, ese aturdimiento existencial, esa ineptitud por tomar decisiones razonables, esa imprudencia disparatada que la hace pisar todos los charcos reales e imaginarios – pero adolece de un exceso de autocomplacencia, de una ceguera narcisista que acaba casi agotando e irritando al espectador. Hay demasiado de lo mismo, con pocas variaciones y nulos matices. Ya después de un cuarto de hora hemos comprendido qué le pasa (y le seguirá pasando) a su ‘heroína’, porque ese tono monocorde enfatiza la ausencia de cualquier rayo de optimismo. Y es por ello que el desenlace – en que parece que ha conseguido ‘algo’ – no resulte ni veraz ni verosímil, sino un mero artificio de las guionistas.

¿Interesante? Sin duda. Pero bordea peligrosamente el aburrimiento.
antonalva
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6 de abril de 2014
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una historia sobre perseverancia, la crónica de una luchadora que no se deja vencer por los reveses que va recibiendo. Tiene la fuerza que le da la juventud, la fuerza que le da el tener clara su meta. Cree ciegamente en sí misma, y no existe poder más grande que ese. Es un desastre de mujer, totalmente inmadura, caótica. Se resiste a sentar cabeza, a pasar al siguiente nivel del juego de la vida.

Está en esa etapa en la que sus amigos empiezan a cambiar, a ser menos divertidos, a buscarse parejas estables, a instalarse, a hacerse adultos. Ella no siente lo mismo, no quiere ese tipo de vida, le gusta seguir siendo como es. Esto hace que se sienta cada vez más sola e incomprendida, aunque está decidida a seguir luchando por lo que quiere, por sola que esté. Siempre optimista. Traviesa y tierna, Frances trata de aferrarse a su gran amiga, aunque ésta ya se ha ido de su lado.

“Frances Ha” es una comedia dramática que incita al optimismo. Da buen rollo. Uno sale del cine con la idea de que todo sueño es alcanzable y que hay que perseverar siempre en lo que uno cree, por difícil que sean las cosas. Frances sueña con ser bailarina profesional, pero no tiene talento para ello. Quiere tener una relación personal especial y mágica, pero la gente prefiere a otras personas antes que a ella. Y no se viene abajo con los fracasos. Desde las butacas, todos la apoyamos para que no se rinda.

Uno se imagina perfectamente a Woody Allen con treinta años haciendo esta película, mano a mano con Truffaut en la época actual. Si eso fuera posible, el resultado sería muy parecido a “Frances Ha”. El blanco y negro, el tema que trata, los diálogos, el ritmo narrativo, todo evoca a Allen y a la Nouvelle Vague, trasladado a estos tiempos, por supuesto.

La película no ofrece nada nuevo, pero mantiene interesado al espectador en lo que está viendo a lo largo de todo el metraje. Logra que te involucres, transmite sensaciones, y es muy fácil identificarse con los personajes, porque son muy creíbles y cercanos.

A pesar de que el argumento es un tanto simple, la película profundiza en los temas que trata, aunque a simple vista parezca que lo trata todo con ligereza. Pero no, realmente indaga en asuntos como la soledad, la amistad, el significado del triunfo y el fracaso, y la juventud (ya no tan joven) en estos tiempos.

Y tanto elogio me sorprende hasta a mí, porque la película no es perfecta ni muchísimo menos. Es más, le encuentro bastantes carencias. El guión es imperfecto, el ritmo irregular, la última parte de la película se atropella un poco y creo que no está bien estructurada. Pero todo eso son menudencias para mi, porque a pesar de ello, el resultado final es un film sumamente agradable, una película deliciosa.

Hay que mencionar a Greta Gerwig, que hace un excelente papel, cargando con todo el peso interpretativo de la película (además de colaborar con el guión). Su interpretación rebosa frescura, espontaneidad, y logra transmitir al público todo lo que el papel requiere. Dudo que otra actriz consiguiera hacerlo mejor.

Tampoco puedo dejar de citar las buenas canciones que salen en la película. Eso es un gran aliciente para mí, una manera de redondear una gran tarde de cine. Canciones de T-Rex o Harry Nilsson, y por encima de todas el “Modern love” de David Bowie que me cuesta quedarme quieto en la butaca mientras suena.

Total, una película encantadora. Tan divertida como melancólica. Provoca ternura y rebosa vitalidad. Una cinta que recomiendo a todo el mundo, pero especialmente a aquellas personas nostálgicas y soñadoras, estos la disfrutarán tanto como yo.

Artículo completo y reflexiones adicionales en: http://keizzine.wordpress.com/
keizz
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7 de julio de 2014
23 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ser o no ser distinto. Querer serlo, y no dar para más que cuatro modernuras que te llevan de nuevo a no ser distinto: posar con un libro, posar en bici, posar con el pelo asalvajado y posar con una cerveza. Cerveza de botellín. El concepto de hipster (a poco que se investigue un poco en Wikipedia) no debería ser peyorativo. Sin embargo, los primeros hipsters no estaban tan mal vistos como los neo hipsters. Quizás porque antes no existían las redes sociales y el postureo, herramientas que permiten dudar bastante de la autenticidad del hipster. “Frances Ha” podría dar el pego de película alternativa, independiente. Y probablemente pase a formar parte del pódium de películas que un hipster debería ver. Pero realmente, “Frances Ha” es una película prescindible. Postureo cinematográfico resumido en: fotogramas en blanco y negro, música ochentera, intentos de buenas conversaciones, y, sobre todo, mucho sacrilegio. Su director, Noah Baumbach, toma referencias de algunos grandes del cine independiente, como Woody Allen, Godard o Truffaut. Pero por mucho que su protagonista sea neoyorquina, viaje a París, y quiera hacerse la intelectual leyendo un libro de vez en cuando, el intento se queda en una imitación superficial de la forma que no toma consistencia, o en un cupcake desinflado, para ser más gráficos.

Divertida en ocasiones, la historia de Frances podría resumir la situación de muchos jóvenes luchadores e inconformistas. Podría. Pero Frances se comporta la mayoría del tiempo como una niñata. A sus 27 años está encantada de vivir en la inopia, y solo se da cuenta de que tiene que hacer algo con su vida cuando su círculo de amigos comienza a sentar la cabeza de manera tradicional: matrimonio, hijos. Entonces, llega la dicotomía: los demás son unos perdedores y ella mola, porque aún siendo una inmadura, sigue siendo fiel a sí misma. Llegado ese punto yo me pregunto qué relación tiene llevar una vida de adolescente y poco comprometida, con las posibilidades de alcanzar las metas anheladas. O por qué madurar es lo mismo que ser un borrego. Hay algo de Frances que no me termina de convencer, quizás porque no la puedo tomar en serio, ni representa a la mayoría de jóvenes (o eso quiero pensar). Greta Gerwing, además de haber escrito el guión junto a Noah Baumbach, borda el papel de Frances: si el objetivo era parecer la versión femenina de Peter Pan, lo consigue. A menudo su mirada triste y decepcionada conquista al espectador. Porque en esos momentos parece que en el interior de Frances hay vida inteligente. Lo poco salvable de la película está resumido en el tráiler, donde además hay algunos fragmentos de la mejor escena, donde la protagonista corre por la calle melena al viento haciendo algunos giros demostrando al mundo que quiere ser bailarina aunque lo haga de pena (muy inspiradora, donde además suena de fondo la canción “Modern Love”, del dios David Bowie al que todo hipster debe rezar tres veces al día). Pero detrás de la bonita estética y banda sonora de “Frances Ha” no hay mucho más que postureo independiente, aunque su historia parezca prometedora.


http://lauracarneros.wordpress.com/
Laura_Carneros
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