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Ipcress

Thriller A Harry Palmer no le gusta el mundo del espionaje, pero no conoce otro tipo de vida. En esta ocasión, la misión de Harry consiste en localizar al doctor Aubrey Richards, que ha desaparecido teniendo en su poder un valioso archivo que puede haber llegado a manos del enemigo. El gobierno también teme que Richards haya sido sometido a un lavado de cerebro, como ya había pasado con otros dos científicos británicos... (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
27 de diciembre de 2008
31 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del cine de espías, esta película pertenece y es coetánea de la cultura cinematográfica de la Guerra Fría.

Ipcress File, cuenta con todas las peculiaridades que constituyen estos temas tratados con la inestimable flema británica. Alejada con total intención de la espectacularidad de otras de agentes secretos, consigue un ambiente real plenamente logrado. Harry Palmer es un funcionario, un militar, empleo de sargento, como nos dicen, pero trabaja en oficinas del Ministerio de Defensa y trabaja sin uniforme, de civil.

Tal vez sea esta la mejor película sobre el agente Harry Palmer, que sin duda, debió gozar de más oportunidades. Como reglas para el funcionamiento idóneo de estos personajes, diremos que el agente protagonista siempre superará en astucia a sus enemigos, puede ser irrespetuoso con el mando y suele trabajar por libre debido a sus procederes individualistas. De todas formas, la iniciativa siempre es un aspecto muy valorado por los jefes.

Los temas a tratar por las películas de espías permiten, hasta cierto punto, fantasear con inventos imaginativos y con científicos estereotipados que se rifan ambos bloques por sus conocimientos punteros, ahora bien, la coherencia es indispensable, y los métodos lo más ajustados al estamento funcionarial y legal.

Lo que importa es la intriga y satisfacer al espectador demandante de tramas de espías toda la parafernalia que conllevan: la hipnosis, robo de identidad, control mental, dobles agentes... y sobre todo ese aire indispensable de secretismo absoluto en el que el ciudadano jamás sospechará de lo que se cuece a su alrededor.

Ipcress es una película lenta, con un temazo de fondo del incombustible John Barry de lo más apropiado para la acción. Es una película de lo más correcta, con escenarios ajustados a la trama y con los personajes idóneos. Goza de detalles cotidianos que dan vida a los protagonistas para que el espectador comprenda que no son seres fríos, si no que mantienen su vida al margen del trabajo.

La fotografía es excelente en el Londres donde mejor se puede situar Michael Caine para este papel. Película de personajes precisos a la que me rindo sin condiciones.
floïd blue
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16 de julio de 2011
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un ligero vistazo a Harry Palmer lleva a equívoco; cuando uno asiste a su rutinario desayuno, en el marco de su sencilla casa, y lo ve después salir, con sus gruesas gafas de pasta y su gabardina gris, adoptando cierto aire imperturbable, acaso tedioso, está lejos de suponer que es un espía de enorme eficacia. La caracterización del personaje, unida a su personalidad irónica y descreída, busca en todo momento construir en torno a su actividad un disfraz perfecto, como lo es todo aquél que sugiere que quien lo lleva es un tipo corriente, del montón.

Al calor del fenómeno James Bond surgió en el mundo cinematográfico una eclosión del género de espionaje, que en su mayor parte trató de emular los rasgos característicos del arrollador agente 007. Sin rechazar plenamente este modelo -pues Palmer, a su manera, tiene éxito con las mujeres, y es un tipo culto y refinado (es un gourmet y un melómano)- esta película buscaba crear un personaje más cercano y creíble, con el que el espectador pudiera identificarse y no sólo admirarlo o envidiarlo. De ahí que el filme, aparte de elaborar un eficaz "disfraz funcionarial" para el protagonista, opte por desarrollar el argumento con el mínimo de acción posible, lo que no quiere decir que no ocurrra nada, sino que se evita caer en lo espectacular y en lo increíble. Gran parte de la labor de espionaje se desarrolla en los despachos, tan grises y anodinos como el ingente papeleo que los inunda, para desesperación del poco sistemático Harry Palmer. Del mismo modo, su relación con compañeros y superiores se asemeja a la de una oficina, con sus lugares comunes y sus roces característicos.

Recurriendo a una intriga que mezcla el tema del "topo" con el del control mental (muy en boga tras el éxito de "The Manchurian Candidate", de Frankenheimer), la película discurre eficazmente, intercalando el suspense con momentos cotidianos del protagonista (en su casa, haciendo la compra...), que sostiene además diálogos muy irónicos con sus jefes, ambos personajes muy atractivos, y cuya actitud sugiere constantes equívocos o sospechas al espectador. Ese aire de desconfianza, de intriga, se traslada felizmente a la imagen, que adopta forzados puntos de vista y ángulos, sugiriendo así que nada es lo que parece, y que hay algo oculto que se nos escapa (hay una gran abundancia de contrapicados, planos en los que la cámara se "esconde" tras objetos y cerraduras, etc). La fotografía es consecuente, y alterna el realismo de las secuencias rodadas al aire libre con un dramatismo expresionista muy notable, sobre todo en el fragmento "carcelario" y en la iluminación de un plano decisivo, ya casi al final.

Un guión redondo, con diálogos especialmente ácidos e irreverentes, una música excelente, y unas interpretaciones notables (no sólo del casi siempre estupendo Caine, sino también de Doleman y Green, así como de algún secundario), hacen de este filme una experiencia disfrutable de principio a fin.
Quatermain80
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3 de abril de 2012
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un espía que debe resolver un caso de rapto y asesinato. Un espía irrespetuoso con sus jefes que sigue su propio método. Un espía que no duda en besar su contraespionaje. La historia discurre en los términos más convencionales y tiene un desenlace bastante decepcionante. Pero...
-el señor Caine demuestra sus dotes sin histrionismo;
-la fotografía es clara y nada se intuye pues todo se muestra;
-el guión no tiene prisa;
-la música de J. Barry refuerza la intriga;
-la primera hora de película es muy notable desmenuzando la trama;
-la dirección no molesta demasiado.

En definitiva, una buena película que tendría mejor nota si no desentonase la resolución con el resto del film.
petka
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22 de septiembre de 2013
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El co-productor de la saga Bond, Harry Saltzman, en paralelo a las películas de 007 produjo por su cuenta la adaptación al cine de las novelas de Len Deighton y El expediente Ipcress fue la primera de ellas. Se trata de historias de espionaje ambientadas en plena Guerra Fría protagonizadas por un agente secreto británico miope y sarcástico más serias y creíbles que las de su colega James Bond. Y es que a Saltzman siempre le gustaron más las tramas rigurosas y elaboradas que los espectáculos pirotécnicos que prefería su socio Albert R. Broccoli.

Ipcress es una respetable obra de espías no tan popular como las de 007 pero sí superior en calidad artística y que recuerda más a los primeros Bonds. Harry Palmer es requerido por sus superiores para ayudar en la investigación del asesinato de un agente y el secuestro de un importante profesor cuyos conocimientos resultan muy valiosos. El film mantiene el interés gracias al buen pulso narrativo y a su entretenido argumento.

El brillante equipo técnico realiza un estupendo trabajo, tanto el montaje como el diseño de producción y la banda sonora son obra de los responsables de la saga 007 por lo que el nivel técnico la película es impecable. En el reparto encontramos a conocidos actores secundarios del cine británico de la época y por encima de todos a un joven Michael Caine que está genial en uno de sus primeros papeles como protagonista.

La película tuvo bastante repercusión y la crítica especializada la ensalzó como una gran obra de espionaje que tuvo varias secuelas, Funeral en Berlín, El cerebro del billón de dólares, El expreso de Pekín y Medianoche en San Petersburgo todas ellas protagonizadas por Michael Caine.
Harold Angel
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29 de diciembre de 2011
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película de una saga que continuaría con "Funeral en Berlín" (Funeral in Berlin, 1968), "El cerebro de un billón de dólares" (Billion Dollar Brain, 1967), "Expreso a Pekín" (Bullet to Beijing, 1995) y "Medianoche en San Petersburgo" (Midnight in Saint Petersburg, 1996).

Sin duda, Harry Palmer no es James Bond, ni falta que le hace, puesto que disfruta de su propia personalidad y sus propias cualidades (y defectos). En una época dominada por la Guerra Fría, el espionaje estaba a la orden del día, y Harry Palmer parece el típico hombre anónimo, que de entrada no destaca demasiado, aunque demuestra ser un espía más que cualificado.

Quizás no sea una obra maestra, pero esta película vale la pena verse, especialmente si uno se sitúa en la época del personaje. Puede que a momentos resulte algo confusa, y desde luego la acción no es la misma que podríamos esperar en una película de James Bond, aunque es mucho más realista eso sí, y no faltan los momentos de intriga y acción.

Desearía que en el cine de hoy hubiese más personajes como Harry Palmer, más cercano al hombre común que muchos otros espías del cine.
janonomar
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