Buenos Aires Viceversa

Alejandro Agresti debuta en la pantalla grande argentina con este Film. En realidad no es la primer película del director pero sí la primera que se estrena a nivel nacional y se distribuye en todo el país.
La filmografía de Agresti es un tanto díscola, por varios factores que incluyen al propio autor como a productores y distribuidores. Una lista tentativa podría ser más o menos así: El hombre que ganó la razón( 1984) El amor es una mujer gorda (1987) Boda secreta(1988) Luba (1990) Crímenes Modernos (1992) El acto en cuestión (1993) Buenos Aires viceversa (1996) Un día para siempre (1997) La cruz (1997) El viento se llevó lo que (1998) Una noche con Sabrina Love (2000) Valentín (2002) Un mundo menos peor (2004) La casa del lago (2006).

Muchas de estas películas no se estrenaron en cines comerciales, sino en festivales y retrospectivas del autor. Un día para siempre nunca se estrenó. Muy pocos de estas películas están editadas en DVD. Casi no se consigue ninguna de ellas, lo que lo convierte también en un director de culto y para un público selecto. Gran parte de su producción se realizó en coproducciones con Holanda y en algunos casos la realización fue de productores holandeses.

Pero Buenos Aires viceversa (se escribe todo junto) viene a sumarse a dos películas muy importantes para el cine de producción nacional: Pizza, Birra y Faso de Ismael Caetano y Bruno Stagnaro, e Historias Breves (cortometrajes producidos por el INCAA de directores jóvenes) La película de Agresti trae "aires buenos" en un momento histórico también importante, porque empieza a mostrar fisuras el modelo económico neoliberal y deja avizorar la futura crisis.

Se ha definido esta película como una película coral porque presenta varias lineas argumentales que irán confluyendo en el transcurrir del film. Principalmente las historias son protagonizadas por jóvenes que se buscan, que tratan de entender el pasado, la identidad a travesada por la generación de H.I.J.O.S (HIJOS es la agrupación que reúne a quienes perdieron a sus padres durante la dictadura militar -1976/1983- ) el presente absurdo ante la indiferencia total por el otro. Una visión sobre los efectos sociales que atraviesa distintos estratos, causados por la dictadura y el neoliberalismo.

Buenos Aires Viceversa nos vino a contar nuestra historia, pero como observada con ojos nuevos, con una mirada adánica. Por eso es una película imprescindible porque surgió en un momento de mucha necesidad, y hoy continua teniendo sus relecturas.

LA PELICULA

Habla de los naufragios personales y colectivos, de la soledad, la locura, el desamparo, la muerte, la miseria, la desesperación, los desaparecidos (aparece en una toma la Escuela de Mecánica de la Armada, y hay una escena de una marcha de familiares de desaparecidos, además de las menciones que se hacen).
Me alegro de que el Director no haya hecho una "historia mínima" sino algo mucho mejor. Otro de sus méritos es haber encajado muy bien tantas historias distintas, y haberles dado coherencia y unidad.
Podría compararse con "Buenos Aires ciudad en celo", pero la película de Agresti además del inconfundible sabor porteño aporta más contenido, drama y realidad.

LOS NÁUFRAGOS

Una pareja joven actual (ella es hija de desaparecidos), con un novio que no presta mucha atención. La loca de Buenos Aires (Mirta Busnelli), que vive sola. Un muchacho que comienza a trabajar como conserje en un hotel para pernoctar. Otro del interior, boxeador, que llega a la Capital para hacerse rico y famoso. Una pareja de ciegos, en donde el hombre está interpretado por el propio Director. Una pareja en la tercera edad que no sale de su casa, con una hija en Europa, y una nieta desaparecida. Un electrotécnico y su empleado-amigo golpeado por la vida. Un Tío que parece simpático pero que es muy jodido. Una teenager con ganas de nuevas experiencias. Un pibe de la calle.

MEJORES ACTUACIONES

Mirta Busnelli, Harry Havilio y Mario Paolucci son los que más me han gustado. Vera Fogwil, Carlos Roffe y Nazareno Casero.

LA MÚSICA

Rock argentino.

Al ver esta película sientes que está llena de honestidad, de pasión, de rabia, de reflexión y de una sensación de improvisación que se me antoja muy argentina y que en realidad es parte de un caos controlado por el director. Es muy larga, pero no aburre nunca; empieza como una comedia y acaba como una tragedia que sin embargo tiene buenas consecuencias imprevistas; por desgracia, el uso del sonido directo, la abundancia de giros y modismos locales, y el hecho de haber visto este largometraje en una grabación en vídeo VHS sin mucha calidad, me han impedido entender todos los diálogos, no así las situaciones, que son fácilmente entendibles.

Destacan varios personajes, como el de la teleadicta enamorada de un impresentable presentador de TV, el técnico reparador de televisores y su colega, la pareja de ciegos, o la chica que graba escenas de la vida cotidiana por encargo. En una línea narrativa para mí secundaria se halla el tema de los desaparecidos durante la última dictadura militar.

Para empezar, no es la Opera prima de Agresti, como estuve leyendo en otra crítica. Esta es una gran película, ya que intenta mostrar el vacío de una generación de jóvenes, que constantemente interpretan su propia identidad.

Jorge Luis Borges Acevedo. Conchuda/Cachuzo. Mameluco/Trolo. Concupiscencia/Promiscuidad. Disloque/Disparate. Forro/Choto.
El salto mortal de necesidad de doble tirabuzón de la comedia al drama es muy brusco y de la minucia a la gran reflexión o tragedia es tosco e incluso grotesco lo mismo que la utilización de la música forzada (¿el adagio para cuerdas e Barber, en serio?), lo que crea un todo disparatado en la última parte hasta ridículo, de pasarlo mal viéndolo, de apuro, ajena vergüenza, una asociación emulsión acumulación de ideas y situaciones, de metáforas y conceptos, imágenes y sonidos bruta burda y muy artificial y muy a salto de mata y de alusión en aluvión, de mitin, de altavoz, de obviedad, de tan mal gusto, una mezcla de sentimentalismo exaltado exagerado y denuncia grosera chabacana.
En fin, que no iba mal del todo, hasta bien por momentos, tenía esa gracia argentina (absurdo, desconcierto e ingenio) inimitable, pero desbarrancó de mala manera a última hora, estrepitosamente.