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Domingo negro

Acción. Intriga Lander, un desquiciado excombatiente del Vietnam, se une a un grupo terrorista palestino que prepara un gran atentado en Miami para protestar por el apoyo que recibe Israel. El oficial israelí Kabakov, con la ayuda del FBI, sigue la pista de una mujer palestina que puede ser la pieza clave para desbaratar los planes del grupo de fanáticos. Basada en una novela de Thomas Harris, el autor de "El silencio de los corderos". (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
11 de septiembre de 2008
26 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante thriller de acción protagonizado por el soberbio actor teatral y cinematográfico Robert Shaw (Tiburón, El golpe) y dirigido por el casi siempre competente John Frankenheimer, que narra las andadas de un grupo terrorista llamado septiembre negro, y que es dirigido por una mujer llamada Dublia Iyad (Marthe Keller más sosa que nunca) y que se alía con un excombatiente del vietnam algo chiflado, interpretado por el secundario Bruce Dern.

Ambos planean un atentado en la Superbowl de Miami, pero un Mayor de las fuerzas especiales de Israel, David Kabakov (excelente Robert Shaw) tratará de pararle los pies junto con la ayuda del inspector del FBI Sam Corley (Fritz Weaver).

La peli, a pesar de que dura más de dos horas no se hace pesada en ningún momento. Contiene escenas y diálogos muy acertados, al igual que la brillante música de John Williams.

La escena final te deja pegado al asiento. De las mejores escenas de acción (con subidón de adrenalina incluido) que se han hecho. Típico de Frankenheimer.
Sencillamente genial.

Son de esas que si no ves el final revientas.

Si se estrenará en la actualidad seguiría estando de moda y tendría éxito (igual que cuando se estrenó en su tiempo), ya que el tema del terrorismo es un tema que (por desgracia) está candente, muy de moda en la actualidad.

100 % RECOMENDABLE.
cartagenero_humilde
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20 de junio de 2018
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién no ha tenido alguna vez un domingo negro?

Un día de fiesta que una célula de Septiembre Negro está dispuesta a cambiar por un día Negro. La célula la forman el excelente segundón Bruce Dern, que se junta con la polifacética Marthe Keller en un papel rompedor; personajes aislados en lucha contra el mundo. En dramáticas escenas nos harán saber los atormentados motivos que les mueve hacer esta acción. Enfrente, un agente del Mosad encubierto intentará impedirlo. Robert Shaw con su expresivo rostro de ansiedad incontrolable nos meterá en la angustia de las escenas disparadas a toda mecha.

Un sobrio film setentero sobre las organizaciones secretas gubernamentales creadas para combatir las otras organizaciones terroristas. Eran películas que querían llegar más allá de lo que en un principio era la realidad, pero que pasados los acontecimientos del 11-S y otros, han demostrado que todo es posible en este canallesco mundo.

Una larga duración para demostrar un dominio muy efectivo de los exteriores, una excelente dirección de la masa entusiasta por el partido, “extras” perfectamente controlados, algo cada vez más difícil de contemplar a no ser que sea con trucos de ordenador, y no es lo mismo ni mucho menos; más una impecable actuación del grupo de actores, con tiros por doquier y acción de lo más vistosa. Puedes imaginar lo que va a pasar, el caso es la velocidad conseguida según se acerca el momento crucial que hará de la película un suspense in crescendo. Largo y angustioso Domingo negro.
floïd blue
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31 de julio de 2009
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aparte de estar ante un magnifico, poderoso, absorbente y entretenidísimo thriller que nos mantiene pegados a la pantalla durante las casi dos horas y media de metraje mediante una historia en la que se nos cuenta los preparativos por parte de Lander y Dahlia (Bruce Dern y Marthe Keller), 2 terroristas, el uno un renegado de Vietnam y la otra una activista de “Septiembre Negro” (en aquella época estaban de plena actualidad los cruentos atentados, secuestros aéreos y demás como consecuencia del tema palestino/israelí, de hecho a uno de los implicados en la trama aquí contada se le presenta como el responsable de los sangrientos sucesos de Munich 72), para cometer una escabechina entre los más de 80.000 espectadores de la final de la Súper Bowl (uno de los cuales es el presidente de la nación) desde un dirigible publicitario de Goodyear (de los utilizados como soporte para las cámaras de televisión en los planos aéreos) y la frenética carrera por abortar dicho atentado por parte de los americanos (FBI y demás agencias que se nos muestran siguiendo unos procedimientos que a día de hoy calificaría como blanditos) y de David Kabakov (Robert Shaw), un duro y expeditivo agente israelí de múltiples recursos y probada eficacia a la hora de matar y su colega y amigo Robert Moshevsky (Steven Keats), repito, aparte de todo lo anteriormente expuesto que ya de por si hacen prácticamente obligatoria su visión a todo hijo de vecino amante de los thriller realistas por su camino, lo que realmente estremece es lo premonitorio que resulta ver a unos terroristas dispuestos a inmolarse en un atentado aéreo contra miles de inocentes ciudadanos 24 años antes del 11-S y 18 antes del primer acto terrorista en suelo americano, ya saben el de Oklahoma (en los días posteriores al criminal atentado perpetrado por Timothy McVeigh, la CNN menciono a esta película en un reportaje sobre películas con el terrorismo interno en suelo norteamericano como eje).
Por último señalar el prodigio de dirección y montaje de los extraordinariamente absorbentes 40 minutos finales en el estadio, en los que podemos ver brevemente a John Frankenheimer en el papel de un comentarista de tv justo cuando comienza el partido.
Datos técnicos en spoiler por falta de espacio:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tiznao
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16 de abril de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un dirigible se aproxima hacia el inmenso estadio de Miami. Más de 80.000 personas se encontrarán allí disfrutando de la Super Bowl. Sucederá una catástrofe de dimensiones colosales si alguien no detiene a los terroristas.
Buenas bases para construir un electrizante "thriller" de intriga y acción como "Domingo Negro", sin duda uno de los más brillantes realizados en la década de los '70.

Los fatídicos acontecimientos en las Olimpiadas de Munich de 1.972 crearon un clima de concienciación en todos los medios, tanto en la realidad como en la ficción, a la vez que de inspiración. Aquella era la época de las novelas y las películas sobre conflictos internacionales, conspiraciones políticas y, sobre todo, brutales ataques terroristas; el señor Thomas Harris, autor y creador de la saga del famoso psicópata Hannibal Lecter, fue uno de los que se inspiraron por aquel entonces en los sucesos acaecidos en Munich, lo cual dejó patente en su primera novela, "Black Sunday".
Al contrario de sus expectativas, la obra fue un éxito moderado, pero suficiente para que el productor Robert Evans, que había obtenido buenas cifras gracias a "Marathon Man" y "Chinatown", se interesara por ella y lograra los derechos para la Paramount. Aunque la realizada por Friedkin fuese insuperable, la buena acogida de la secuela de "French Connection" garantizó a John Frankenheimer el puesto de director en la adaptación de la novela de Harris, de la que se encargaron, entre otros, Kenneth Ross, quien había escrito el guión de "Chacal" poco antes ("thriller" de connotaciones políticas y terroristas cuya influencia está muy presente en el que nos ocupa).

Ésta se inicia con el cuidadoso plan que tiene el grupo terrorista palestino Septiembre Negro, en el que una miembro, Dahlia Iyad, desea asesinar a miles de inocentes como venganza contra los americanos a causa de las injusticias hacia a su pueblo y la estrecha relación que mantienen con Israel. El propósito será hacer explotar un dirigible sobre el estadio de Miami en mitad del gran acontecimiento de la Super Bowl, al cual asistirán miles de personas e incluso el presidente de la nación.
Para ello Dahlia se servirá de Michael, un piloto desequilibrado por los años que pasó de prisionero en Vietnam y que también desea vengarse por cómo fue tratado a su regreso por sus compatriotas. Ese es el panorama: 600 kilos de explosivos junto con dardos de acero que se usarán para matar a mucha gente, sin embargo el F.B.I. y el Servicio de Inteligencia de Israel harán todo lo que esté en sus manos para evitar el inminente desastre; de esta misión se encargará el mayor David Kabakov, un implacable agente israelita empeñado en cazar a los terroristas.

La clave de este gran "thriller" está en lograr que el espectador se ponga en tensión durante sus últimos 34 minutos de metraje, justo cuando el dirigible se pone en marcha rumbo al estadio; porque el director nos hace esperar, y cuanto más esperamos más nerviosos nos sentimos, y vemos que el monstruo flotante ese se acerca y nos preguntamos "¿pero cuándo va a ocurrir?", "¿qué pasará?", "¿explotará de una vez?", y en eso el señor John Frankenheimer se las pinta solo. El director maneja con oficio, nervio y ese particular talento que le caracteriza una compleja trama llena de suspense y sorpresas, tan intrigante como excitante y, aunque por momento resulte tan increíble como un film de James Bond, sin perder un ápice de inteligencia y precisión.
Y qué mejor que el responsable de "Siete Días de Mayo" y "El Mensajero del Miedo" para ocuparse de la adaptación de la novela, pues es bien sabido lo ducho que está en retratar contextos sociales y políticos del momento en sus obras; además de esto y de las tremendamente bien filmadas secuencias de acción que garantiza "Domingo Negro", el director vuelve a enfocarse en sus personajes, ahondando en el pasado, emociones y psicología de éstos, desarrollando así unas dramáticas y muy interesantes subtramas que en manos de otro habrían sido reducidas o, sencillamente, obviadas.

El gran Robert Shaw hace del clásico agente de película de los '70, duro y de pocas palabras, cosa que se le da a las mil maravillas, aunque está sin duda eclipsado por un soberbio Bruce Dern que sorprende en su papel de ex-soldado torturado por su pasado y sediento de venganza contra su pueblo; ellos son las estrellas absolutas, por mucho que se pretenda Marthe Keller, quien resulta la mar de odiosa y pesada (no me cayó tan mal en "Marathon Man"). Este trío protagonista es seguido de unos solventes Fritz Weaver, Bekim Fehmiu y Steven Keats.
Si no gozó de mayor éxito fue por la mala acogida de "Pánico en el Estadio", estrenada poco antes y que explotaba una temática parecida a la de "Domingo Negro". De todos modos ésta se queda como un musculoso y emocionante "thriller" cuyos efectos especiales, gran banda sonora de Williams, trabajo de Tom Rolf a la edición y dos memorables momentos (la cacería de Fasil por Miami y el espectacular final), terminan por redondear una de las obras maestras de Frankenheimer, quien parece desear volver a la grandilocuencia de sus primeras obras.

Una curiosidad para los cinéfilos: dos secuencias de la película aparecen de prácticamente igual manera en "Kill Bill (Vol. I)" y "Los Odiosos Ocho".
Tarantino, como de costumbre, pillando cacho de todas partes.
Chris Jiménez
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29 de mayo de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me senté a ver esta película creyendo que vería otro remedo a socaire de “Pánico en el estadio” (Charlton Heston, 1976), como fue la también rodada al año siguiente a ésta, “Montaña rusa”, algo que tampoco me hubiera desagradado, pues ambas me gustaron. Pero, ¡ostia!, “a socaire” sí, pero sólo eso; ésta es muchísimo mejor. En ésta se definen los personajes. Unos personajes con motivaciones, motivaciones creíbles, convocadas por las destrucciones personales causadas por los horrores de las guerras. Un agente israelita (Robert Shaw) que actúa por patriotismo y que esboza también un pasado de dolor pero al que aún le queda la suficiente compasión como para no matar a una mujer a sangre fría. Una mujer (Marthe Keller) fuerte y decidida, convencida de una causa que jamás traicionará. Una causa que ésta abrazó a raíz de un sufrimiento, del recuerdo de una destrucción familiar que causaron sus enemigos. Un hombre (Bruce Dern) destruido durante un despiadado cautiverio de seis largos años y por el olvido, la incomprensión, y el desprecio de sus compatriotas.

Personajes que vemos transcurrir en un elaborado thriller muy bien conducido, muy en el estilo de los años setenta, por John Frankenheimer. Y cuando parece que este relato ya comienza a hacerse largo se nos aparecen unos veinte últimos minutos finales, electrizantes. Unos veinte minutos con una concatenación de escenas de acción a una velocidad impresionante a un ritmo frenético, y si excluimos su limitación con ciertos efectos especiales, una tan bien encadenada, larga, e impresionante secuencia tan sólo es comparable con aquella tan fascinante que se rodó, casi dos décadas más tarde, en “Heat” (1995, Robert de Niro, Al Pacino).

Una sorpresa escondida, una cinta concebida para ser una segundona pero que se rebeló a su destino, y al menos en profundidad, sobrepasó con creces a su hermana mayor.
Plácido Eldel Motocarro
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