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Historia del último crisantemo

Drama. Romance En el Tokio de 1885, Kikunosuke Onoue, hijo de un prestigioso actor, descubre desolado que es aplaudido únicamente por ser el heredero de su padre y que, en realidad, el público se mofa de sus interpretaciones. La única persona que se atreve a ser sincera con él es Otoku, la niñera de los hijos de su hermano. Pero precisamente por ello es despedida, y a Kikunosuke le prohiben verla por temor a los rumores que se desatarían por su ... [+]
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Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
20 de mayo de 2009
51 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy no hablaremos de planos generales ni meticulosos travellings. No hablaremos de la profundidad de campo que Mizoguchi usó antes que Welles (Ciudadano Kane) o Wyler (La loba). Ni de 140 planos en 142 minutos de metraje (¡tranquilos, yo no los conté!), es decir, casi un solo plano por cada minuto. Hoy vamos a dar una clase magistral de cocina. Nuestra primera lección será aprender a partir una sandía. Hagan el favor de encender su DVD y apretar el play. Avancen, avancen, avancen…minuto 23 aproximadamente por favor.

- Pero profesor Chagiñano, ¡esto no es un vídeo de cocina!
- ¿Ah no? ¿Y qué es?
- Esto es Cine.
Chagolate con churros
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9 de diciembre de 2005
34 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hijo de una famoso actor de kabuki quiere ser reconocido por su propios méritos como intérprete, posteriormente es desterrado y se va con una sirviente (Kakuro Mori, fantástica), la única que ha sido sincera con él, en un viaje en busca de la felicidad. Con éste insustancial resumen que hago, Mizgouchi crea una obra conmovedora y lírica, en torno a su fijación por las intimidad femenina -herencia de su hermana geisha-.

Como es constumbre no hay primeros planos, y actos tan banales como partir y compartir un trozo de fruta se convierte en algo mágico, el estatismo, la tranquilidad de los largos paseos en los que se fundamenta la narración, despedren tristeza, patetismo en una historia de amor e ilusiones. Kikunosuke verá la luz, Otoko la oscuridad y será feliz de haber renunciado a todo.

Además es un relato de la sociedad de entonces, en el que la mujer siempre está a la sombra, es la sacrificada , ha de hacer feliz a su marido y se acepta como algo natural. En cierta manera me recuerda a "Nubes Flotantes" de otros mis favoritos el olvidado en occidente Mikio Naruse, está otro entorno, personajes y situaciónes pero a efectos... siempre la mujer. Una de las primeras obras maestras de Mizgouchi de las que ha sobrevivido, no cuenta con la belleza visual de creaciones posteriores pero sí te adentras te cautiva.
Mabuse
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12 de noviembre de 2014
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es el título de ningún film, es simplemente el pensamiento de Mizoguchi, y es que el pilar de todas sus obras es la mujer, dura, luchadora, fiel, activa y sobre todo sufridora y es que en el mundo entero y por supuesto, en especial Japón, la mujer ha sufrido las consecuencias de dominación durante centenares de generaciones por parte de cavernícolas descerebrados y es que el “último crisantemo” no iba a ser menos, una historia de amor, triste, en busca de la eterna felicidad.

No es de las mejores de Mizoguchi, un poco larga, donde existen momentos de desidia, pero quitando esas pequeñeces, en general no deja de ser un film genial, no una obra de arte, pero ya muchos lo quisieran para sus filmografías, fiel a su estilo, con secuencias larguísimas (sobre todo una al comienzo donde ambos protagonistas y charlan junto al camino, la cámara se desplaza siempre desde sus derechas, sin planos cercanos ni nada, somos observadores, cotillas del momento, genialidad de un genio), una buena decoración donde los detalles están mimados y por supuesto unos diálogos que dicen mucho y expresan aún mucho más por lo que no dicen,.Pero está vez, un elemento novedoso hay que exponer, y es qué se ha inmiscuido en el mundo del teatro, el Kabuki, y con una magnífica dirección, nos ha dejado un excelente plano cultural para el futuro.

Los amantes del director lo agradecerán y los que no lo agradezcan ahora, lo harán con el tiempo, ya que si uno se hace llamar amante del cine, este al final te atrapará, como una fiel amante “droga” diaria.
Ranxomare
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4 de noviembre de 2005
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las grandes obras de Mizoguchi, además de las primeras, centrada en el fascinante mundo del teatro kabuki, de dónde éste procedía: es la historia de amor entre un joven y fracasado actor que es echado de la casa paterna cuando inicia una relación con una criada, la cual abandonará absolutamente todo, anulándose humanamente incluso, a fin de que éste pueda lograr el triunfo pleno y la felicidad...
Un melodrama lleno de poesía y hermoso lirismo, narrado magistralmente a través de un ritmo cadencioso, envolvente y preciso, preñado de absorbente atmósfera, con una puesta en escena rebosante de oficio y conocimiento, fundamentada en los planos medios, las secuencias largas y los suaves movimientos de cámara.
Es una obra maestra, una oda sublimadora, a la vez triste y hermosa, hacia el sacrificio y el amor incondicional, dónde Mizoguchi determina a la mujer como el ser humano que redime, una vez más, al hombre.
kafka
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20 de octubre de 2010
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un poderoso incentivo que puede obrar maravillas: la fe en alguien. Cuando una persona cree fervientemente en otra, en sus cualidades, en sus capacidades, y le ofrece un hombro en el que apoyarse, una palabra sincera que sepa estimular y criticar constructivamente sin caer en la adulación fácil, y el íntimo gozo de contemplar admiración donde uno no se veía digno de ella… Todo eso puede edificar una base sólida en la que aumenta la autoestima personal, la autoconfianza, el trazado de metas optimistas y viables, y la satisfacción de sentirse más realizado.
Y en el fondo todo se debe, cómo no, al sentimiento más bonito que hay: el amor.
Sé por experiencia que unas cuantas personas se crecen y sacan lo mejor que tienen cuando necesitan ver los ojos de esa/s persona/s tan respetada/s rebosantes de orgullo. Incluso aunque no se les haya pedido nada, aunque no se les haya exigido, o tal vez por ese motivo. El hijo o la hija que respeta profundamente a su madre se pirrará por enseñarle ese diez en el examen de Lengua, aunque ella se habría puesto igualmente contenta con un ocho. Estará deseando llegar a casa para observar la alegría en su mirada, esa devoción que ninguna frase puede expresar con tanta riqueza como las pupilas.
Ese afán de superación personal, espoleado por la fe, movería montañas.
En cambio, si nos hemos criado bajo el yugo arrogante de unos mayores que no han creído en nosotros, que han fallado donde deberían habernos animado y aconsejado correctamente, y que han estado demasiado embebidos en sus propias glorias para fijarse en lo que no esté más allá de sus narices, casi con plena seguridad nos volveremos adultos muy inseguros, apocados y débiles a la hora de perseguir retos.
Pues eso mismo le ha ocurrido a Kukinosuke. Hijo adoptivo de un afamado actor de teatro kabuki, el venerado nombre de éste lo ha elevado a una posición de casi semidiós, a la que el hijo no puede seguirle. Es un gran lastre ser hijo de alguien tan famoso, porque para Kukinosuke supone una presión frustrante. Sintiéndose una nulidad allá donde su progenitor triunfa, no se esfuerza en desarrollar sus dotes de interpretación. Y el padre no hace más que criticarlo duramente, en lugar de resaltar sus virtudes y empujarlo suavemente a cultivarlas. El público, buscando agradar a la gran figura del drama, adula superficialmente al vástago, lo cual no le hace ningún bien.
Kukinosuke malgasta su talento dormido y se sostiene únicamente en el prestigio paterno, convencido de que no sirve para nada. Hasta que Toku, una empleada doméstica, le comenta francamente lo que ella ha observado: que alberga dotes prometedoras, pero debe esforzarse mucho y tomárselo muy en serio para llegar a ser una importante figura del teatro. El joven, al oír por primera vez una crítica honrada y bienintencionada, y no un falso halago o un ataque, nota cómo su corazón comienza a inclinarse por esa muchacha sencilla que es precisamente lo que él andaba buscando sin saber que lo buscaba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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