Planeta Tierra (Serie de TV)

Me parece como comento el mejor documental de la historia, aunque esto quizá dependa de los gustos de cada uno, pese a la enorme variedad que se nos muestra aquí, teniendo en cuenta que es un documental sobre nuestro planeta en general, y profundizando en cada zona de la misma en sus episodios.
Pero si hay algo que no cabe a discusión es que sin duda es el más ambicioso jamás creado, con un gran presupuesto detrás y gente con mucho talento y muchísimo valor, para mostrarnos cosas que estaban vetadas a nuestros ojos hasta que ellos nos las trajeron a casa.
Por muchas veces que horas que hayáis pasado delante de TVE2, o con canales como NATURA, no habéis visto nada ni ligeramente parecido a lo que podéis ver en estos 11 episodios creados por la BBC.
Así pues no me queda más que recomendároslo encarecidamente, y si es posible, en su versión BluRay/HD donde las imágenes se vuelven prácticamente mágicas.

Siempre es buen momento para deleitarnos con la riqueza de nuestro querido planeta azul. Ahora tenemos la oportunidad de verlo como nunca antes se había hecho, con algunos de los paisajes más idílicos y los seres más maravillosos y desconocidos que lo habitan.
Una serie documental muy ambiciosa, rodada durante cuatro años y con un presupuesto desorbitarte para hacernos llegar algo único. Llevada a cabo con multitud de planos aéreos y cámaras de ultra-velocidad para que no perdamos ni un detalle de los movimientos que no podemos percibir a simple vista. “Tierra, la película de nuestro planeta” viene a ser un resumen de esta serie pero aquí podremos contemplar una mayor variedad de ecosistemas y algunas de las criaturas más extrañas de los lugares más inhóspitos del planeta. Algunas de las especies que aparecen, jamás habían sido grabadas en su hábitat y otras parecen sacadas directamente de una novela de ciencia-ficción.
Un inolvidable viaje a través de montañas, ríos, desiertos, planicies, bosques, junglas, océanos…en un total de 11 episodios sin ningún desperdicio que te dejarán abrumado de tanta belleza.
Poco mas se puede decir, bien es sabido que una imagen vale mas que mil palabras, y aquí mas que nunca las palabras sobran, tan solo disfrútala.

Poco que decir a lo ya dicho en las anteriores críticas. Tan sólo resaltar al resto de integrantes. Una música grandiosa de George Fenton perfectamente hilvanada con la imagen; unos fotógrafos que desconozco pero que demuestran un dominio absoluto de su oficio al servicio de lo que pretenden, es decir, impresionar nuestras retinas; y un narrador ineluctable, David Attenborough, que tantos y tantos momentos de vida natural nos ha regalado. Como sugerencia, recomiendo la versión original de "Planeta Tierra" tan sólo por el placer que supone escuchar a este infatigable defensor de nuestro planeta; escuchar esa voz en off de un hombre que vive para la Naturaleza y deja vivir. ¡Cuántos de nosotros hubieran deseado hacer la labor que realiza este héroe de nuestro planeta!

Considero la serie superior a la película. Por duración: aproximadamente 50 minutos cada episodio. No cansa ni lo más mínimo. Por organización: cada capítulo, una temática en concreto. Y por intención: sensibilizarnos una vez más con las imágenes más bellas del mundo, que seguramente ninguno de nosotros podamos ver en nuestras vidas.

Como orientación a todo el que no la haya visto y quiera hacerse una idea, le digo lo mismo que al resto de personas a quien se la he aconsejado: olvidaros de los documentales convencionales; olvidaros de truculentas meriendas y banquetes por parte de leones hambrientos; olvidaros de tediosos estudios y estadísticas de gente experta intentando explicar la compleja telaraña animal. "Planeta Tierra" tan sólo muestra. No analiza y demuestra, como la mayoría de documentales. Aquí lo que importa es la infinita riqueza natural. Nunca, más que nunca, "una imagen vale más que mil palabras". No os decepcionará.

Saludos.

Perdido en la inmensidad de uno de los brazos de una galaxia espiral, un diminuto planeta orbita alrededor de una estrella de tamaño mediano, la cual es sólo una más entre cien mil millones de hermanas estelares que giran juntas, unidas por la atracción gravitatoria.
Y ese diminuto planeta podría ser tan sólo una mota insignificante. Pero puede que, en el devenir del vasto e inalcanzable cosmos, esa mota contenga lo bastante como para ascender un escalón en el museo de curiosidades del Universo, ya de por sí saturado de fenómenos insólitos.
Y es que ese planeta tan pequeñito destaca por su intenso color azul, acompañado de jirones blancos y de extensiones marrones y verdosas.
Pero, más que los colores, lo que realmente podría ser llamativo para un hipotético observador inmaterial, omnisciente y externo, es lo que indican. Algo que, a saber por qué, no existe en los otros planetas que viajan cerca de ése de luminoso azul.
La presencia de vida.
Incluso en las zonas más castigadas por las inclemencias y por la crueldad de las condiciones, prolifera ese misterioso estado de consciencia, sensibilidad, percepción, movilidad e independencia que impulsa a una miríada de extraños trozos de materia a actuar por su cuenta y con diversos grados de inteligencia, en lugar de permanecer inertes y simplemente expuestos a los elementos y al desgaste del tiempo, como la materia inorgánica que los rodea.
Pero no. Ellos libran una lucha olímpica contra el reloj. Y, ¿para qué? ¿Para pelear sin cesar por la supervivencia? ¿Para generar descendientes y perpetuar los ciclos? ¿Para morir y acabar como antes del principio, probablemente regresando a una nada y a un vacío en el que nada se siente, en el que no se padece?
¿Vale la pena tanto esfuerzo?
Debe de valerla.
Porque incluso en los hielos polares perpetuos, en los desiertos más tórridos, y en todos los lugares, en ese extraño planeta, que pueda abarcar la imaginación del observador hipotético, la cadena orgánica se multiplica y se diversifica con tanta desorbitada fecundidad que sin duda debe de ser un espectáculo digno de admirar: el modo milagroso en que se aferran todas esas criaturas a su chispa vital.
¿Por qué es la vida tan importante?
Una pregunta para la que no tenemos respuesta. O, quizás, millones de ellas. Tantas como estrellas hay en la Vía Láctea.
A lo mejor la vida es la mayor aventura del cosmos. O a lo mejor no es más que una peculiaridad entre una infinidad de ellas, en un Universo eternamente enigmático.
Nosotros seguramente nunca podremos averiguarlo.
Este extraordinario documental de la BBC refleja la aventura de vivir con grandiosa belleza. El vestigio de aquello que convierte a la Tierra, el Planeta Azul, en algo único e incomparable, en una rareza que, estoy casi segura, no abunda más allá.

Al margen de la espectacularidad de sus tomas, su ambición por conseguir imágenes que no se habían recogido jamás, sus enormes medios y su interesante narración, esta serie es algo más.

Esta enorme producción es una forma de ver la naturaleza, una buena dosis de toma de conciencia. En la temporada completa (que ya se comercializa en España) han incluido un DVD llamado: The future. En él, expertos y realizadores hablan de la situación actual del planeta, sin tapujos ni sensiblerías, sin intereses políticos o económicos.

Personas que hace diez años estuvieron en los mismos lugares y vieron otro mundo, otros comportamientos diferentes y que, al volver, se han dado cuenta de todos los cambios sufridos, de todas las especies perdidas. Personas que han estado seis meses en un mismo lugar solamente para ver un raro ejemplar del que sólo quedan decenas.

Más que la misma serie, que tiene una riqueza cinematográfica y documental indescriptible y en la que estos problemas son tratados brevemente, recomiendo este DVD (que también puede descargarse), compuesto de tres partes; que es en realidad un grito de atención, un buen chorro de agua fría que te hace advertir lo perjudicial que hemos sido y somos para un planeta (del que nos creemos los únicos habitantes)