The Call of Cthulhu (La llamada de Cthulhu)

The Call of Cthultu es una de las historias de terror más conocidas que existen, obra de a su vez uno de los autores que más inspiradores, H.P. Lovecraft. Hartos de que su escritor preferido no contase con una adaptación digna al cine (salvo quizá Reanimator), la fundación H.P. Lovecraft Historical Society se ha sacado de la manga esta cinta dirigida por Andrew Leman. Pero no una normal, sino una película de cine mudo en pleno siglo XXI, retocada digitalmente para que parezca de los años 20, haciendo uso de una técnica que da como resultante una fotografía sublime, con una estética deudora del expresionismo alemán.

La sensación de ver una película clásica está muy bien conseguida -aunque es demasiado fluida-, con efectos especiales muy artesanales, "cutres con encanto", unas exageraciones por parte de los actores que van perfectas, ya que al no hablar, tienen que trasmitirlo todo con gestos, etcétera. Lo cierto es que Leman se ha sacado de la manga una obra muy digna a nivel cinematográfico pese a que evidentemente no está ni de lejos a la altura de las grandes películas. Ni lo intenta, claro.

Sobre la historia... buenísima. Lovecraft sabía coger una idea y exprimirla hasta conseguir un relato genial, con giros argumentales más que dignos y manteniendo la intriga en todo momento. Tras menos de 50 minutos que se pasan volando, se esconde otra película de culto, esta vez hecha por fans del escritor -de ahí su extrema fidelidad-, con pocos medios pero mucho corazón. Seguramente mucha gente la odiará... y con razón, supongo. Por mi parte, la recomiendo. Luego ya te toca decidir en qué bando te colocas.

Algunos fragmentos que el autor de esta crítica pudo obtener del blasfemo Necronomicón durante su investigación en la biblioteca de la Universidad de Miskatonic antes de volverse completamente loco:

… y pobre de aquel que se atreva a mostrar al gran Cthulhu como un amasijo de tentáculos hechos por CGI, porque la ira de los Primordiales acabará con él y con su simiente…

… porque está escrito en los muros de la ciudad perdida de Kadath, en lo más remoto de la blasfema Meseta de Leng, que todo horror ha de ser sugerido antes que mostrado, y que la inclusión de sangrajos, asesinos en serie y hombres malvados de forma gratuita en cualquier historia sobre los Primordiales podrá atraer la maligna atención de Aquel Que No Se Puede Nombrar, y pobres sean los que así obren…

… que el invocador ha siempre de buscar un punto de vista original para atraer a la criatura, y que sólo dejando a un lado modas y salmos estúpidos logrará hablar con Ellos. Habrá de saber éste quiénes son sus maestros y qué conjuros aullaban a las estrellas en las perdidas montañas de Dunwich, y sabiendo homenajear todo esto alcanzará la gloria entre la Gran Raza de Yith que habita en el tiempo vigilándolo todo…

… y porque guardarás de que la ira de Shub-Niggurath, la cabra de los cien cabritos, te alcance, crearás algo único, porque así como no está muerto lo que yace eternamente y con los evos extraños incluso la muerte puede morir, no es hortera todo lo que cutre parece, e incluso en blanco y negro y estilo mudo el homenaje de muerte será…

…cuando venga a exigir su sacrificio, podrás, en nombre de Aquel Que Aguarda Durmiendo, recitar el conjuro tal y como es delante del que Lo Es Todo y Todo es El. Sólo siendo fiel a la verdadera historia habrás de sobrevivir a Yog-Sothoth, el que es la puerta hacia la abominación…

Por lo que parece ser, Andrew Leman también tuvo acceso al libro escrito por el árabe loco Abdul Al-Azhred. Afortunadamente, ejecutó el conjuro según las normas. Sin embargo, y he aquí el HORRIBLE Y MALEFICO final, también pudo leer el fragmento más demoníaco de todos. Se dice que el propio Lovecraft lo leyó para escribir el original. En el spoiler.

Este experimento cinematográfico de recrear el formato característico del cine mudo es ampliamente satisfactorio.
En primer lugar porque es impactante la capacidad de Andrew Leman para armonizar y ajustar cada detalle en pos de obtener una cinta idéntica a las de la década de 1920. Realmente quedé absorto por su estética, por su densa atmósfera, por su conseguida ambientación de época, por su aspecto lúgubre desde su expresionismo visual gracias a su logradísima fotografía e iluminación, por la intensidad y lo inquietante de su partitura musical, por las actuaciones que emulan a la perfección lo gestual tan característico del momento histórico descrito. Es decir, resulta sobresaliente desde toda la parafernalia que reconstruye el cine silente.
Y por otro lado es una cinta angustiosa y opresiva desde el factor psicológico, porque despliega una historia repleta de suspense, donde el horror viene de la mano de algo sobrenatural y superior a lo que se le rinde culto pero que también es extremadamente amenazante.
Así tenemos una historia bien pergeñada desde el entramado narrativo, un guión repleto de flashbacks (incluso se utilizan flashbacks dentro de flashbacks) que hacen sumamente interesante al conflicto del relato que se va desmenuzando en varios tiempos narrativos.
Una cinta oscura y tenebrosa, que desenvuelve variantes ocultistas sobre ritos y adoraciones a un dios marítimo, con sacrificios humanos inclusive… Es sugerente desde su diégesis y obviamente que absorbente desde su impronta estética… Con apenas 45 minutos de metraje se consolida como uno de mis filmes preferidos del 2005 y como una oferta cinematográfica distinta, pero altamente impactante desde los aspectos ya mencionados.
Recomendada con un 7 alto, pero a tener en cuenta que si bien es un filme moderno tiene toda la reconstrucción y composición característica del tipo de cine que se hacía en los comienzos del séptimo arte. Pero soy optimista que hasta aquellos que huyen del cine silente, tienen la posibilidad de disfrutar de esta obra que cautiva en su intriga y su oscuridad.

La cinta de La Llamada de Cthulhu es un estupendo homenaje al escritor de novelas de terror gótico Lovecraft usando su propio lenguaje. La cinta trata de copiar a los clásicos del terror mudo como Nosferatu y nos ofrece una película que tiene el mismo sabor, color y olor que cuando Lovecraft escribía sus historias en los años 20. El guión sigue fielmente la novela original incluso en las reacciones menos creíbles de los personajes, los actores están pasados de exageración incluso como mimos y los efectos especiales son ingénuos y sencillos, pero todo eso era precisamente la intención del director. Descubrir los pequeños anacronismos que tiene la película será uno más de los entretenimientos que ofrece. Es curioso como lo que en una película de hoy consideraríamos imperdonable lo podemos tolerar en esta adaptación precisamente por su carácter de homenaje y actores aficionados.

Probablemente la Llamada de Cthulhu sea la mejor adaptación de una novela de Lovecraft hasta la fecha, lo que es decir mucho de una obra de aficionados.

Las pesadillas primigenias de H.P. Lovecraft, el genio de Providence, nunca tuvieron un adecuado traslado al mundo de celuloide. Siempre fueron adaptaciones de cuentos y obras menores, unas adaptaciones en general chapuceras, sin medios, y nada respetuosas con la magnífica obra de Lovecraft. Nunca se percibió en el cine el fascinante universo de terror, la cosmogonía que creó el escritor. Hasta ahora.

The Call of Cthulhu, producido por una sociedad de aficionados a la obra de HPL, es una magnífica adaptación de uno de los más famosos relatos cortos escritos sobre ese universo de terror primordial, en el que aparecen extraños cultos, letales ritos, viajes oníricos a ciclópeas ciudades construidas antes de la humanidad, aberrantes ídolos de piedra, islas no cartografiadas que esconden el mayor de los horrores y esos cantos en un lenguaje místico y olvidado. Es un relato no lineal que recoge muchas situaciones extrañas sufridas por diversos protagonistas, como si fuese una investigación periodística; ello lo hace aún más interesante.

Uno de los innumerables aciertos del mediometraje es que está rodado en B/N y sin sonido, una obra de cine mudo que sería contemporánea al momento de la escritura de HPL y a la historia relatada, como un reportaje y, por tanto, contase hechos reales. Las interpretaciones, acentuadas por el maquillaje, son muy acertadas, así como la escenografía, con esas murallas ciclópeas y sinsentido, con unos efectos especiales como de aquellos años, que no dañan en absoluto a la obra ¿Acaso el primer King Kong no sigue teniendo la fuerza de cuando se estrenó en los años 30?

Es un film hecho desde un escrupuloso respeto y que entusiasmará a los seguidores de H.P. Lovecraft y a los aficionados al cine de misterio y terror en general. No se lo pierdan.