Haz click aquí para copiar la URL

El gato montés

Comedia. Drama. Romance La hija del jefe de una cuadrilla de bandoleros de la montaña se enamora del jefe del comando militar encargado de arrestar a su padre... (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
5 de marzo de 2008
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los últimos films realizados en Alemania por Ernst Lubitsch. El guión es de Lubitsch y de su colaborador Hanns Kräly. Rodado en plató y producido por Projektion-AG Union-Films (PAGU), se estrena el 14-IV-1921 (Alemania).

La acción tiene lugar en un fuerte militar situado en el confín de las montañas nevadas de Europa, en 1920/21. El teniente Alexis (Heidemann), que tiene enorme éxito entre las mujeres de todas las edades y de toda condición, es enviado al fuerte en situación de confinamiento disciplinario. Allí le esperan el comandante (Janson), su esposa (Köhler) y su hija Lilli (Meller). En el camino conoce a una muchacha llamada Rischka (Negri).

El film suma los géneros de comedia, drama y romance. El realizador construye una comedia alocada y disparatada, de ritmo trepidante, que sirve como medio para desarrollar un humor mordaz e irreverente, que no deja títere con cabeza. Fundamenta la comicidad en la inversión de estereotipos, malentendidos, confusión de identidades, enfrentamiento de ricos y pobres, falsos supuestos, exageraciones, despropósitos, lances surrealistas y ocurrencias disparatadas. Una mujer da órdenes a los mandos militares desde la ventana, la hija del jefe de los ladrones envía al padre a la cocina, un muchacho despechado llora un río de lágrimas. Aprovecha la abundante comicidad potencial del mundo militar y su habitual escasa utilización. Hace uso de sutilezas y de ocultaciones.

La visualidad se apoya en el estilo "Art Decó", de los años 1920-39. La arquitectura, el vestuario, los muebles, el diseño de interiores, los objetos decorativos y de uso común y otros, adoptan las formas sólidas, las líneas imaginativas y las composiciones simétricas de los nuevos cánones. El estilo visual del film añade a los dictados de la moda un plus de exageración socarrona y cursi. Incorpora, en medida abundante, símbolos eróticos masculinos y femeninos.

El realizador despierta y utiliza las inclinaciones voyeuristas del espectador al que permite mirar a través de ojos de cerradura, catalejos, ventanas, balcones, atalayas, etc. Le ofrece visiones de mirón a través de círculos, exágonos, medias lunas, etc. Hace uso de giros imprevistos que movilizan el interés. Son escenas destacadas el baile en el fuerte, la violación fuera de campo, los desfiles militares, el sueño de amor, la llegada de Alexis al fuerte y otras.

La fotografía, de Theodor Sparkuhl, presenta encuadres sorprendentes, planos picados, imágenes distorsionadas, ilusiones ópticas fingidas (grupo que huye en fila creando la ilusión de un gusano), planos profundos, dobles imágenes y composiciones surrealistas. La música de la edición remasterizada, de Marco Dalpane, compuesta en 2000, interpretada por el Ensemble Playground, ofrece una partitura de piano, cuerdas y percusión, rápida, expresiva y vibrante, que subraya el sentido de la acción y evoca composiciones clásicas (marcha nupcial de Mendelssohn), militares y populares.
Miquel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
17 de julio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como obra teatral o cinematográfica, la farsa se caracteriza por llevar a términos de exagerada recreación cada una de sus acciones, apuntando a lo insólito, lo irreverente y lo grotesco, mientras que las actuaciones se visten de fuertes gesticulaciones y de movimientos a ratos malabarísticos, para lograr una cierta caricatura cuya pretensión, en primer término, es traducirse en diversión y producir un estado de jolgorio.

De otro lado, la farsa alude, tácitamente, a la hipocresía de la vida y en este sentido hace cuestionamientos a situaciones sociales (el militar que se enamora de su ‘enemiga’, pero va a casarse por conveniencia); instituciones (el militarismo) y/o a personas, por lo general representativas. Con su estilo, la farsa se pone en contraluz contra las censuras y todo lo deja contado con esa gracia y buen tino tan necesario en los debates de peso donde se logra más con maña que con furor.

El título más exacto en español para esta película, debió haber sido “La gata montés”, ya que, en alemán, katze alude indistintamente a gato y gata, y en este caso, es Rischka, la bandolera, el personaje central. A la intérprete, Pola Negri, críticos y amigos siguieron llamándola desde entonces, Bergkatze (Gata montés) y con esto se aludía a su fuerte temperamento y a sus personajes cinematográficos.

Escrita una vez más por Hanns Kräly y Ernst Lubitsch, esta película da cuenta de lo estrechamente ligado que quedó el director alemán, al escritor francés, Prósper Merimée, desde que leyó su “Carmen” y la llevó al cine, pues aquí –y como ya lo hiciera en “Sumurun”-reincide en recrear a otra suerte de “gitana” coqueta, valiente y de fuerte carácter, con lo que además hace remembranza de la vida personal de la estrella, ascendiente de gitanos, hija de un revolucionario ruso ejecutado luego por el ejército zarista y quien se inició también como bailarina.

En “EL GATO MONTÉS” –como en “Carmen”- Rischka es una chica outsider, miembro de una pandilla de asaltantes monteses que (aquí) su padre lidera y también se enamora de un militar, comprometido éste con la hija de su comandante. Pero, a diferencia de Carmen, La gata montés toma decisiones de otro talante y no aprecia tanto la libertad como la gitana española.

Lubitsch se inscribe aquí en el art-déco con unos sets que resultan bastante originales, y en escenas como la del sueño y dos o tres más, la decoración apunta bien al expresionismo, escuela que, por entonces, estaba revolucionando al arte cinematográfico. Pero, de otro lado, parece haber descubierto el "infantil" juego de las viñetas y la mayor parte de las imágenes las bordea con diferentes figuras, en su propósito de mantener ese toque de comedia caricaturesca que, hemos de decirlo, no siempre consigue llevar a buen puerto.

El resultado es un filme apenas simpático y una curiosidad fílmica de un director arriesgado e innovador que, al final, dejaría una profunda huella en el arte cinematográfico.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5 de mayo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre guiños de surrealismo, exhibición de estética vanguardista, acotación de ambientes opuestos, confrontación de actitudes y un continuo juego de gags, E. Lubitsch dirige su largometraje oscilando en la duda permanente de optar por el modo antiguo de hacer cine o adscribirse definitivamente a la nueva época como ya había decidido en producciones anteriores.
La película se resiente en su aspecto formal como consecuencia de esta vacilación pero la capacidad narrativa del director supera los obstáculos y consigue una obra fluida, divertida y de un humor muy adecuado para lucimiento de su musa P. Negri.

Largometraje de transición.
ABSENTA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de mayo de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
145/04(03/05/21) Muy divertida comedia romántica silente en cuatro actos del maestro berlinés Ernst Lubitsch que cumple un siglo desde su estreno el 14 de abril de 1921, y se mantiene fresco y chispeante en muchos momentos. Escrita el director junto a su colaborador habitual del director durante su época muda, Hanns Kräly (trabajaron juntos en 30 películas entre 1915 y 1929), esta película da cuenta de lo ligado que quedó el director alemán, al escritor francés, Prósper Merimée, desde que leyó su “Carmen” y la llevó al cine, aquí –y como ya lo hiciera en “Sumurun”-reincide en recrear a otra suerte de “gitana” coqueta, valiente y de fuerte carácter, con lo que además hace remembranza de la vida personal de la estrella, ascendiente de gitanos, hija de un revolucionario ruso ejecutado luego por el ejército zarista y quien se inició también como bailarina. Esto el genial director de “Ser o no ser” lo desarrolla aquí como farsa con tintes surrealistas en su sátira del mundo militarista (Lubitsch atribuyó el fracaso comercial de la película a su trato irrespetuoso con el ejército) y de los bandidos, en como revierte caracteres, en como expone la vida en el cuartel con soldados vagos y cobardicas, con oficiales calzonazos que se apocan ante sus esposas. Teniendo de protagonistas a dos muy inspirados intérpretes en la explosiva polaca Pola Negri (dejaría Alemania al año siguiente para seguir su carrera en Hollywood) en su rol de salvaje gata, y Paul Heidemann como un jocoso empedernido play-boy, y entre los dos una buena química en sus contrastes. Se le puede achacar que el argumento es muy débil, todo muy superficial, con personajes arquetípicos, se ve todo como una excusa para el encadenamiento de escenas graciosas e imaginativas.

La película atrapa desde su caricaturesco inicio propio del cartoon en la presentación de este ejército guiñolesco para hundirnos en un microuniverso en el que hay que suspender la credulidad para disfrutar, con momentos surrealistas ingeniosos con esos rebobinados en varios momentos que encajan de modo risueño con el espíritu travieso de la cinta. Enganchándote por su originalidad puesta al servicio del humor en muchos recursos imaginativos. Ello revertiendo ingeniosa y adelantadamente a su tiempo los roles, ello haciendo de las mujeres empoderadas y líderes que apocan a los hombres.

Ayudando a esta atmósfera surrealista de comic los decorados que fusionan hábilmente el expresionismo alemán en su formas curvas y asimétricas con el art decó, todo muy fantasioso, con esa impresionante fortaleza creada en medio de los Alpes (Kreuzeck en Garmisch), con unos fastuosos interiores recordando a las casas de muñecas en su mobiliario o sus fastuosas escaleras, con formas delirantes y exageradas, creados por Ernst Stern y Max Gronau, así como fantasioso el vestuario creado por Stern, ello adornado por los hermosos y nevados exteriores de las montañas alpinas bávaras, ello bajo la cinematografía de Theodor Sparkuhl que sabe enmarcar bien las escenas. Se suma un gusto (quizás reiterativo, pero puede que sea fruto de querer dar humor con el subrayado) por enmarcar muchas tomas con marcos artificiales en diferentes formas, desde bandas en diagonal, círculos, rectángulos, ovalados, usa globos, estrellas, zigzags, un par de mandíbulas y más y más. Donde además para acentuar estos marcos artificiales hay visiones a través de ojos de cerraduras, por catalejos, por ventanas, todo un alarde de estética fresca. Se dice que esto lo hizo para burlarse de este recurso enaltecido por David W. Griffith en su filmografía. Todo esto da un aire muy de cuento de hadas para niños.

La película me atrapa desde su divertido arranque, que ya me recuerda mucho al cine muy posterior del texano Wes Anderson (“El Gran Hotel Budapest”), donde hay unas cuantas literas maravillosamente simétricas cual cuarto infantil con soldados, que al sonar diana se quedan durmiendo como si nada, uno se levanta, mira por la ventana y se vuelve al catre, en un salto claramente en rebobinado. Aparece el comandante (gran bufonesco Victor Janson) con un pomposo y exagerado traje y con un ridículo bigote de manubio, cual soldadito de plomo y les hace levantar, estos salen rápidos a asearse, mientras el comandante inspecciona las camas, encontrando en una de ellas un puro que se guarda. Cuando sale de la habitación todos los soldaditos vuelven sincronizados al catre. Sale el comandante al patio del cuartel y la esposa (buena Marga Köhler) desde el balcón lo deja en ridículo, dejando patente lo soplagaitas que es este personaje, potenciado esto cuando lo vemos con ella y su hija, que lo mangonean de modo ridículo.

Hay una elipsis y saltamos a ver una de las presentaciones de héroes más impresionantes que he visto en el cine, y he visto mucho (pero muchísimo), una entrada en escena simplemente HOMÉRICA. Me refiero a la del teniente Alexis ‘El Guapo’, seguro que Buster Keaton estuvo influenciado por esta secuencia para sus “Siete ocasiones” (1925), una parodia militar apoteósica cuando el oficial es agasajado en su despedida para ir a la Fortaleza Tossenstein en los Alpes, siendo agasajado por literalmente cientos de mujeres, todas loándolo por las calles del pueblo, todas ensalzándolo como un gran amante, una le dice ‘Nos has servido bien’, le rodean cual ídolo musical de quinceañeras, el contarlo no hace justicia al impacto visual de la escena, sublime, y la corona Épica, donde la carcajada se me escapó (yo soy de muecas de sonrisa, cuando carcajeo es algo muy de rara ocasión), es cuando aparecen decenas de niños juntos diciendo al unísono en voz alta 'Adiós, papá'. El epílogo está a la altura del grandioso momento, pues para dispersar a las mujeres y dejar ir al teniente, las autoridades sueltan ratones blancos para asustar y hacer retirarse a las féminas, Im-Presionante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow