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Ariel

Drama Taisto Kasurinen es encarcelado por un crimen que no ha cometido. En la cárcel sólo sueña con dejar su vida y empezar una nueva fuera de su país. un día consigue escapar pero las cosas no saldrán tal y como las había planeado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
21 de marzo de 2007
78 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprende gratamente esta película por múltiples factores:

a) un existencialismo en estado puro como pocas veces he visto.

b) lo mal que trata el director a sus personajes y lo bien que le caen a una por eso mismo.

c) lo valiosos que son los pequeños detalles cuando la vida se reduce al trabajo y al frío que hace en Finlandia.

d) lo que da de sí un descapotable.

e) la justificación de acciones éticamente reprobables cuando de lo que se trata es de que alguien injustamente tratado dé un paso más hacia un bienestar merecido y constantemente negado.

En definitiva, una excelente película, desprovista de esteticismo y de pretensiones. Un director de pocas palabras, de los que llegan muy dentro.
Hermione Granger
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19 de enero de 2007
46 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque Kaurismäki había dejado parte de sus esencias en su acercamiento a los clásicos (“Crimen y castigo” y “Hamlet se mete a hombre de negocios”) y tanteó con el humor absurdo en la inclasificable “Calamari Union”, es en “Ariel” donde explotó el verdadero cine del director que surgió del frío.

“Ariel” bebe de Bresson (“El dinero”) pero sondea el cine negro (esa referencia de “El último refugio”) en un filme que muestra las pautas cinematográficas con las que Kaurismäki no ha dejado de fascinar.
Previa a “Luces del amanecer” y un año antes de su mejor y definitiva película (“La chica de la fábrica de cerillas”), el finlandés que se negó a llevar su última película a los Oscars por no estar de acuerdo con la política del tito Bush, realiza un ejercicio inédito sobre los cimientos del cine noir, los marginados de una sociedad que siempre serán “culpables” incluyendo sobredosis de humor negro y mala leche.

El tono elegido para narrar las andanzas dentro o fuera de la cárcel de Taisto Kasurinen la convierten en una rareza de diferentes amalgamas y territorios cinematográficos y a partir de “Ariel” el cine de autor encontró lo poco que le quedaba por rastrear.
Maldito Bastardo
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5 de octubre de 2008
39 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de su libro “Presencias reales”, George Steiner insiste en el ataque contra la crítica artística profesional, contra la palabra pronunciada tras y a propósito de toda obra (‘after-word’). Le niega toda capacidad para llegar a ella, la acusa de traidora y abomina del estruendo de la cháchara (‘reden und reden…’ [‘hablar y hablar y…’ en alemán]) de los almanaques y tesis doctorales. Sostiene que la verdadera crítica a toda creación se hace mediante la creación, fijando sus ojos en lo precedente y dotándolo de lo que cree conveniente, modificando la obra referente en una suerte de creación conjunta que trasciende y se alarga con los siglos. Señala ese lugar común –aunque apropiado- que convierte a toda la creación artística en notas a pie de página de los libros de Homero y Platón. Ésa es la única manera de llegar a lo creado, y todas las demás pruebas –la crítica oficiosa- “cansan a la verdad”. En un dictamen riguroso acaba sosteniendo –en la frase que abre su “Tolstoi o Dostoievski”- que toda crítica debería nacer de una deuda de amor contraída con la obra.

Desconozco las deudas íntimas del Sr. Kaurismäki. Sin embargo es evidente que en ‘Ariel’ se aplica en el desarrollo de las tesis de Steiner. Son patentes sus homenajes a “Un condenado a muerte se ha escapado”, pero en realidad es una modificación de una película postrera, “El dinero” (‘L’argent’). Ambas inciden en el naufragio universal de la sociedad humana: Bresson la focaliza en el oscuro papel que pasa de mano en mano, en la divisa destructora; el finlandés narra la peripecia desafortunada de un minero de provincias llegado a la metrópoli.

La modificación de la obra precedente –de la obra- llevada a cabo por Kaurismäki consiste no sólo en las divergencias narrativas, en los destinos dispares de tan desafortunados mártires. Sospecho que la crítica que Kaurismäki hace a ‘L’argent’ es el propio Kaurismäki, la bondad de su mirada y regazo. Y no porque trate bien a sus personajes, antes al contrario, bien putas las pasan, y toda esperanza es más bien mísera. Es lo que se ha dado en llamar su humor –un humor que no es tal, que no lleva a la risa pero que provoca un movimiento interno parecido a ella- la aportación del finés. No importa lo mal que lo pasen los personajes, que la injusticia frustre sus vidas, la imagen kaurismäkiana los acaricia con ternura. Es una aportación, pues, tanto de fondo como de forma.
No me queda la menor duda, Kaurismäki cree en sus personajes, no dudaría en redimirlos si por él fuera. Con el francés tengo más dudas, la sordidez de su imagen indica que no cree que haya remedio.

Así pues, curtida por el frío del norte, nos llega esta crítica auténtica, una película que amplía la labor bressoniana –la de todos los cineastas, a fin de cuentas-. No es moco de pavo.

[Firmado: un endeudado. Señores, me harán caer en la bancarrota].
Gort
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18 de enero de 2009
41 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sus personajes no se presentan. La cámara se centra en ellos, nos da una visión de sus rasgos, pero no conocemos sus nombres, sus virtudes, sus defectos... hasta que la óptica de Kaurismäki nos va acercando a ellos, con minuciosidad, con la extrañeza de aquel que explora un nuevo recoveco sin necesidad de tener información sobre él. Porque sus personajes no se nos descubren con conversas forzadas o artificiosas, lo hacen mediante gestos, situaciones, acciones...

Sus diálogos no reinciden. No remarcan nada que no sea absolutamente necesario remarcar... y se destapan ante nosotros, parcos pero concisos. No es necesaria demasiada palabrería o un énfasis especial en cada una de las acometidas verbales de los protagonistas, sólo lo milimetrado de unas palabras bien dichas, expuestas en su justa medida.

Sus reacciones resultan francas. No requieren una gran maduración porque nos hablan de ellos mismos y de sus actuaciones con una sinceridad descomunal. No porque pretendan ser únicos, o porque resulten diferentes ante la óptica de los demás, sino porque se nos muestran sin tapujos, sin aditivos, sin ningún tipo de filtro que nos de una seña sobre lo especiales que son esos personajes.

Sus interacciones son directas. Sin necesidad de grandilocuencia marcada o gestos expresivos, comprendemos con una sencilla expresión, con un simple gesto, cual es la línea a trazar y cual el camino a escoger, un camino recto y llano que nos cuenta más sobre esos protagonistas cortos en palabras, templados en gestos...

Y tras todo ello, Kaurismäki vuelve a sacudir, a cautivar, a enamorar... con tan poco, pero con tanto... de una forma tan exigua, pero tan fascinante.
Grandine
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5 de mayo de 2008
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "Ariel", Kaurismäki afila los rasgos de su estilo: elipsis radical y metódica, lacónica concisión, despojamiento de lo superfluo. Resultado: una seca pureza expresiva, la fórmula idónea para tan desnuda visión de la existencia.

El silencioso Taisto escucha de su padre unas broncas y amargas palabras que le azuzan a moverse del lugar, poner tierra por medio. Serán las últimas que le escuche.
En el Cadillac que hereda, Taisto emprende un desconcertante viaje a través de una sociedad que no le ahorra vejaciones, golpes, injusticias. Pero en su aplomado silencio parece guardar una sólida fe en dos posibilidades que se presentan remotas: la huida hacia realidades mejores y el compromiso amoroso.
Una llama arde en el ambiente más gélido imaginable.

Con la habitual alternancia de músicas dispares, y la correspondiente combinación de emociones, y con el también habitual homenaje a Bresson (esta vez a "Un condenado a muerte se escapa", reinterpretando con genialidad su tema central, la liberación), Kaurismäki domina seguro sus recursos.
Y tal vez al sentirse por ello cómodo, o porque lo contagie la obra bressoniana que está recreando, orienta la narración hacia un horizonte menos sombrío de lo usual en sus películas, àspera y desoladoramente bellas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Archilupo
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