Reunión en Francia

El diseñador de aviones, Robert Cortot y la modelo, Michelle de la Becque, están profundamente enamorados y por esta razón, cuando las fuerzas hitlerianas comienzan a avanzar por el centro de Europa, Cortot prefiere alejar a su amada para tenerla segura. Pero, ella no resiste estar lejos demasiado tiempo… y cuando regresa, va a enterarse de que, el hombre en el que tanto confiaba, mantiene ahora muy estrechas relaciones con los más altos dirigentes nazis.

Lo que de aquí va a desprenderse, es una interesantísima historia originalmente escrita por el húngaro, Ladislaus Bus-Fekete (1896-1971) -quien aquí firma como Ladislas y en otras ocasiones firmó como László, Leslie, etc-, y llevada a guion por Jan Lustig, Marvin Borowsky y Marc Connelly, con la cual, el director Jules Dassin, logra una trama deliciosamente cargada de elementos sorpresa donde, lo que sucede, quizás resulte bien distinto de lo que parece.

El filme está muy bien dosificado con autocrítica, compromiso moral, solidaridad, espíritu de sacrificio y, especialmente, con un trabajo en equipo absolutamente ejemplar. También hay lugar para el romance, donde la razón se impone a los sentimientos; se verá que las apariencias a veces engañan sobremanera… y podremos sentir que, el exterminio de las fuerzas negativas que cada tanto surgen para coartar la libertad y sembrar oscuridad, será un hecho irreversible si aunamos esfuerzos y cada corazón se dispone con tesón.

Dassin, procura añadir algo de comedia a este intrigante cuento para matizar el drama, y algunos momentos -donde se expone el nivel de necedad de algunos alemanes… ¡y que los había, los había! - resultan realmente divertidos. La historia pasa volando con su agudeza en los diálogos, con una dinámica narrativa que evoluciona muy positivamente de principio a fin, y con un puñado de personajes que nos despertarán sentimientos encontrados y, algunos, seguramente, el más alto aprecio.

Producida por, Joseph L. Mankiewicz, -nombre que, casi siempre, fue un verdadero respaldo para cualquier título fílmico, más aún cuando asumió los roles de guionista/director- <<REUNIÓN EN FRANCIA>>, se merece un mayor reconocimiento, porque además de contener una efectiva historia, también tiene un reparto altamente calificado donde sobresalen: Joan Crawford como Michelle de la Becque, cabeza de un temple y un carácter femenino que, luego veremos brillar en, prácticamente, todas las mujeres que aparecen en la historia (incluida Ava Gardner en otro cameo como Marie, la estilizada dependiente de Montanot). Philip Dorn es Robert Cortot, un sólido personaje tan dúctil como temible, cuya astucia hará que sucedan muchas cosas a lo largo de la historia… y entre otros, Reginald Owen es un magnífico Schultz, el ojo avizor que siempre suele estar donde le piden estar.

Creo que podría ser tiempo de romper con el manido concepto de “Su cine anterior a ‘Brute force’ no valía la pena” que, el propio director, en un arranque de modestia (o de resentimiento) ayudó a difundir, y el cual, mucha gente sin ver las películas, viene repitiendo desde entonces. Recomiendo verlas porque, estoy convencido de que el criterio de muchos seguramente cambiará. Jules Dassin llevaba el talento en la sangre.

No se trata de uno de los mejores trabajos de Dassin ni uno de los más conocidos pero la película se deja ver.
La aparición de dos actores de renombre ( Crawford y Wayne) ayudan al desarrollo de la película que aún sin presentarnos las verdaderas miserias de la Francia invadida consigue unas buenas dosis de intriga y acción que se agradecen, todo eso unido a una factura técnica bastante elevada contribuyen a que este film no deba caer en el olvido.
Muy entretenida 6.5

La primera etapa de la filmografía americana de Jules Dassin no tiene mayor valor que el de constituirse en la fase de aprendizaje para aventuras de mayor calado. Su época dorada abarca el milagroso periodo que va de 1947 a 1955, cuando encadenó una serie de extraordinarias obras maestras –desde “Fuerza Bruta” a “Rififí” pasando por “La ciudad desnuda”, “Mercado de ladrones” y ese prodigio llamado “Noche en la ciudad”- pero esta parte inicial de su filmografía rebela algunos, muy escasos -todo sea dicho-, elementos de interés.

Aquí nos encontramos con la mejor película de esta etapa inicial, un film de propaganda de la segunda guerra mundial disfrazado de melodrama y rodada como cine negro, en torno a la ocupación alemana de París. En apariencia, es una película en torno al colaboracionismo, especialmente de los grandes industriales franceses, aunque las obligaciones bélicas del momento dulcifiquen la historia para apelar a la desaparición de los intereses personales frente a un interés común, entre discursos pétreos, miradas al horizonte y bla bla bla.

Rodada bajo el férreo código de las películas de propaganda, Dassin apenas muestra algunos rasgos de sus posteriores y extraordinarias películas, tal vez la conseguida atmósfera del París ocupado por los alemanes, o algunas atractivas escenas como la llegada de la protagonista a la estación de un París desértico y sin automóviles. Aunque predomina el tono patriótico, no es del todo complaciente el retrato de algunos franceses que tratan de aprovecharse de la situación de ocupación, por no hablar del retrato demoledor, pero bastante grosero, de los alemanes y sus esposas, aunque sepa establecer claras diferencias entre los oficiales del ejército y la Gestapo.

Joan Crawford interpreta a Michelle De la Becque, una acomodada aristócrata de fuerte carácter cuya vida se ve trastornada en lo económico y lo personal por la invasión alemana al perder su casa y darse cuenta de que su prometido, un influyente industrial, es un colaborador de los alemanes. Menos convincente aún es la presencia, un poco artificiosa, de John Wayne como piloto americano de la RAF derribado que pide ayuda a nuestra protagonista y que aporta el elemento de aventura para que los resortes narrativos se pongan en marcha. La Crawford nunca creyó en la película: "Oh Dios. Si hay vida después de la muerte y voy a ser castigada por mis pecados, esta es una de las películas que me harán ver una y otra vez. John Wayne y yo caímos en la cuenta, no sólo por el guion tonto, sino porque estábamos tan mal emparejados. Saca a John de la silla de montar y tendrás problemas" diría la diva-. La parte final termina de estropear por completo la película, con su impostado optimismo de futuro, comprensible teniendo en cuanta el año en el que fue rodada.

Muy desigual.

Como era típico en la época, sobre todo en 1942, toda actriz, actor que se precie, debía de hacer al menos, una película dedicada a ensalzar las fuerzas militares en contra de los nazis. Y esta película, es de Joan.

Aunque aparece John Wayne, es casi casi, un actor secundario, demasiado secundario para un John Wayne recién consagrado en Hollywood.

Una historia bastante entretenida, donde vemos a Joan en los entresijos de los espías, de los alemanes, y de una Francia recién derrotada. Donde en un principio parece ser criticada para luego ver la "verdadera cara".

Una película que casi pasa ni pena ni gloria en su día. Recogió beneficios, aunque muy pocos para las estrellas que aparecen.

Ava Gardner, está en esta película per casi ni se la ve. Aún le queda un poquito para ser una estrella.