La chica del gato

Otra versión del conocido tema de Carlos Arniches que no es ni mejor ni peor que la que realizó Ramón Quadreny con Josita Hernán en cuanto a calidad pero que se diferencia en varios aspectos de esa versión pues evidentemente los responsables del proyecto pretendieron actualizar en la medida de lo posible el texto original para diferenciarse algo de las anteriores adaptaciones que fueron una ya mentada en los años 40, otra muda en los años 20 y en los 60 después se hizo también una adaptación para televisión. Los diálogos son de corte costumbrista y popular como cuando se habla de esa sopa que contiene despojos, patatas, zanahoría y demás. Gracita Morales demuestra su dignidad artística haciendo una interpretación elogiable puesto que logra captar todos los matices de su personaje al mismo tiempo que lo arrima hacía su personal tono interpretativo en una película para la que se reunieron dos buenos directores de fotografia Eloy Mella que demostró talento especialmente en "Eva 63" y Manuel Merino que demostó su talento especialmente en "Lola, espejo oscuro". La realización de Clemente Pamplona es correcta pues el realizador de la sencilla y agradable "Historia de un hombre" sabe estar en función del proyecto que tiene por delante. Y la película sin ser gran cosa como muchas otras españolas de esta época cae simpática por una modestia general que se puede asumir.

La película empieza de forma prometedora con escenas propias del neorrealismo español. Pero, por desgracia, inmediatamente deriva hacia los diálogos de besugos propios del lenguaje chulapa madrileño, con toda su colección de frases hechas y chistes malos. La pobre realización y la mediocridad de los actores acaba rematando el desaguisado. Empezando por la inexpresiva Gracita Morales que da la impresión de que ha hecho doscientas veces el mismo papel, interpretándose a sí misma. El único interés de la película consiste en ver el ambiente de los años en que se rodó. Por lo demás, perfectamente olvidable. Lo único que se salva es el gato.

Así se podría llamar este film y es que la historia por desgracia no da más de sí. El problema viene dado por la nula coherencia del guion, que parece que no encaja en ningún momento de la película.
Lo más soprendente es la manera en que está rodada. En cuanto al tratamiento de los exteriores, en varios planos parece querer mostrarnos el Madrid de la época, como si fuera el del cine italiano de finales de los cuarenta, muy diferente del que se rodaba en España en aquellos momentos. Ver los ambientes castizos de la capital y la diferencia de clases es quizás uno de los mayores aciertos.
En fin, un largometraje que no destaca en nada y en el que se agradece una duración liviana. Sin duda un film que no merece ser recordado como uno de los mejores trabajos de la protagonista.