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El confidente

Thriller. Drama Eddie “Fingers” Coyle (Robert Mitchum), un hombre que se dedica a suministrar armas de todo tipo a los delincuentes de los bajos fondos de Boston, pretende conseguir el apoyo de la policía, delatando los planes de sus clientes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
24 de septiembre de 2017
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
George V. Higgins, el autor de la novela, fue ayudante del fiscal. Debido a la información recopilada por su profesión adquirió notables conocimientos sobre el mundillo del hampa, sus métodos de actuación, sus trucos, sus formas de contactar; así que se especializó en la novela negra. Evidentemente esto hace que sus novelas sean un auténtico escaparate de la realidad y aquí el director, Peter Yates (Bullit, 1968) es lo que se propuso, no perder un instante la verosimilitud de la historia. George V. Higgins fue autor también de la novela llevada al cine en 2012, Mátalos suavemente.

El confidente tiene apariencia de ser algo tediosa pero no lo es en absoluto porque siempre tenemos delante al icono del cine negro: Robert Mitchum, el cual hace un papelón digno de elogio. Detalle curioso el que señalan ciertos críticos de cine en una cadena local sobre que en esta película, Mitchum vuelve a enseñar los nudillos al igual que en La noche del cazador, pero la razón es otra.

También es muy interesante la observación sobre la influencia de este género de películas setenteras, ésta en particular, sobre el cine de Tarantino (aparte también de la influencia del cómic). Se puede comprobar como este estilo será la base de sus películas. No hay más que asistir a las conversaciones iniciales de unos con otros que siempre empiezan contando anécdotas que no tienen nada que ver con el asunto que se traen entre manos, historias intrascendentes que te alejan de la trama pero que te acercan a los personajes; o también el discurso, al principio, que echa Eddie Coyle al joven, para aleccionarlo, prácticamente en sentido paternal. Porque Mitchum es aquí Eddie Coyle, un buen tío, un traficante de armas pendiente de ingresar en la cárcel, un ladrón y traficante al que se la jugaron pero que sigue unos principios que como pasa y por desgracia, se van perdiendo con el tiempo.
floïd blue
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11 de mayo de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una conocida novela de George V. Higgins que retrataba un mundo de mafia de clase media sin ningún atractivo ( era la época de El Padrino), su éxito en Estados Unidos provocó esta adaptación cinematográfica dirigida por Petes Yates. Y este filma algo muy distinto a Bullit, obra " cool" por excencia y quizás su película más famosa.
Logra una desoladora película ambientada en el gremio del hampa, no estrictamente cine de género al uso sino mas bien un despiadado drama sobre todos los personajes que campean por allí. Y es precisamente esto lo que la hace mucho más negra.
Hay una trama, por supuesto: Robert Mitchum va a ingresar en la cárcel a menos que ofrezca a la policía una pieza más codiciada que la suya propia. Y está dispuesta a dársela, a ejercer de confidente. Su retrato es el de un criminal de medio pelo que ha de sacrificar a alguien; esto no le produce ningún conflicto moral, simplemente ha de traicionar cuanto antes.
Este es el germen de la narración, y en ella se envuelven otros personajes con sus mismos principios.
Lo que engrandece la película es la exposición de todos ellos. Se nos van deshojando paulatinamente, sin grandes irrupciones, acompasados a la historia. Obran así porque no pueden hacerlo de otra forma, y lo hacen con plena naturalidad. No son malvados, sino que simplemente para ellos la moralidad es algo recóndito y ajeno.
Y actúan al margen, pero no son grandes delicuentes ni miserables que luchan por la supervivencia. Es un paisaje de hombre común, con sus ocios de hombre común( paseos por el parque, partidos de hockey, el bar de costumbre...), sus rutinas y sus achaques , lo que paradójicamente oprime aún más el ambiente.
Todo ello se complementa con una subtrama perfectamente integrada de tres atracadores de bancos que vigorizan el ritmo del film, un tanto lánguido si sólo se hubiese detenido en su línea principal.
Perfectos tipos físicos e interpretaciones, un ritmo cansino que se adecúa perfectamente a la historia, y ni el más mínimo resquicio por el que se cuele algo de optimismo.
Muy buena, pero entendiendo que no es una policiaca setentera sin más, sino un drama profundamente oscuro. Creo que es importante conocer esto para acercarse mejor a ella.
juanito
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18 de diciembre de 2010
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conocido principalmente por la célebre Bullit, el realizador británico Peter Yates logró con esta interesante "The friends of Eddie Coyle" su obra más acabada, o al menos la más original por su forma de acercarse al mundo del hampa, con sus atracadores, traficantes de armas, soplones y policías. Lo novedoso es que esta aproximación, salvo en el caso de los atracadores, se realiza por medio de conversaciones que sostienen los personajes principales, las cuales permiten entrever -no sin ciertas dificultades- un mundo definido por la falsedad, la amenaza, y cierta impresión de rutina decadente.

Otros usuarios han valorado el carácter desapasionado y frío del filme; en efecto, el conjunto de los hechos narrados aparece ante los espectadores completamente desdramatizado, lo que no deja de ser curioso, teniendo en cuenta que la figura de Eddie Coyle es verdaderamente trágica. Pero lo cierto es que ese matiz dramático no lo aporta ni la realización de Yates ni el guión: es la interpretación de Mitchum y el bagaje cinematográfico del espectador quienes se encargan de ello. Basta con echar un vistazo a ese rostro, sus cansados gestos, para que los espectadores deduzcan naturalmente el carácter del personaje.

Formalmente el filme también resulta frío, lo que no es negativo, sino una opción estilística; destaca la minuciosidad con que se ruedan los atracos, recurriendo el director a un complejo montaje que analiza cada detalle, gesto y movimiento con brillantez. Esto es particularmente notable en la secuencia inicial, que luego se repite -quizá innecesariamente- en otro momento posterior de la película. La ambientación muestra cierta dualidad; así, las conversaciones o encuentros entre los personajes tienen lugar bien a plena luz del día, en espacios públicos, bien en interiores de cierta sordidez, pobremente iluminados. De hecho, casi todas las secuencias nocturnas adquieren un carácter tenebrista, por lo que el espectador más que ver, intuye lo que pasa, guiado solamente por rostros fugazmente iluminados.

Con magníficas interpretaciones (Boyle, Jordan, Keats), acaso realzadas por la contención dramática del filme (bien trabajada desde el guión), la sensación que se nos transmite es la de un mundo de apariencias y falsedades en el que ningún personaje sabe a qué atenerse en relación con los demás. Nada ilustra mejor esta percepción que las secuencias finales, seguramente las más claras y dramáticas (tanto en el fondo como en la forma), y en las que Eddie Coyle conocerá, definitivamente, a sus amigos.
Quatermain80
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18 de septiembre de 2012
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la excelente novela de George V. Higgins de titulo homónimo (recientemente publicada en Libros del Asteroide y con una edición anterior de Noguer con el titulo de “El chivato”), estamos ante una verdadera joyita que presumo conocerá una segunda juventud debido a ser la primera de las 2 únicas novelas de este hombre publicadas y adaptadas a la gran pantalla en España, ya que la otra es la reciente (también en Libros del Asteroide), “Mátalos suavemente”, adaptada con el mismo titulo en la ultima de inminente estreno de Brad Pitt (he visto el trailer con la novela recién leída y casi he babeado con lo fiel al libro que me ha parecido y la nomina actoral encargada de la función, por lo que a poco que Andrew Dominik sepa trasladar a la pantalla esos secos, contundentes y divertidos diálogos, intuyo hará asomar lagrimas a los ojos de los amantes de esos thrillers de otra época).

Eddie 'Fingers' Coyle (Robert Mitchum), un delincuente irlandés de poca monta en libertad condicional que teme volver a la cárcel y que su mujer e hijos se vean haciendo cola en la asistencia social ("como si fueran negros", dice), y se dedica a trapichear con armas, ejerce de confidente para el detective Foyle (Richard Jordan) con la esperanza de que este interceda por el ante el fiscal y evite su anunciado reingreso en prisión.

Durante una transacción de armas (50 Smith and Wesson del 38, 4 pulgadas) entre Eddie y el joven traficante Jackie Brown (Steven Keats), oye algo sobre metralletas, y ese es el caramelo que le pone en la boca al detective como pago a su intercesión ante el fiscal, el detective acepta, y ya tenemos por un lado a Eddie trabajándose al traficante, a este mostrándonos las singularidades de su trabajo (proveedores y clientes), a un grupo de atracadores de bancos enmascarados armados con los 38 de marras y a los policías tranquilos, dejando que todo madure para recoger los frutos.
Sigue en spoiler por falta de espacio:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tiznao
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22 de octubre de 2016
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los amigos de Eddie se han quedado estáticos: no responden, no saben, no contestan.

- Pero, ¿es que todavía no se da cuenta?

“Eddie, tu persistencia de torpe caballo quiso verte rutilante hampón, tu sueño dorado te soñó trajes de ocasión y mujeres de dorada envoltura. Eddie, siempre insuficiente, bravucón que rematan en subasta, capitán sin barco, sombra de la sombra, cauteloso protector de la villanía.
Eddie, hacia tus amigos arrojaste el vestigio final de toda esperanza, fue tu vida el equívoco vaso sostenido en alto, la absurda permanencia de los cretinos que no llevan nombre, el homenaje lisonjero, la algarabía incesante a favor de los traidores.”

- Eddie, amigo fiel, te juro, en el cielo de los humillados ya no llevarás correa.

“Los amigos de Eddie Coyle” es una película bisagra, la rara joya, misteriosamente sepultada en las sinrazones del celuloide. Cumbre del cine policial norteamericano e imitada hasta la saciedad: Anticipo inspirado de “Mátalos suavemente” de Andrew Dominik (ambas películas son obras basadas en novelas del mismo autor: George V. Higgins), punto de quiebre y de influencia para Kathryn Bigelow (el robo al banco de “Point Break” y su épica de las caretas presidenciales le debe más de un reconocimiento), certera inspiradora de la película “Donnie Brasco” de Mike Newell (aunque debo admitir que mi sensibilidad se rinde y declina a favor del talante exhausto de Robert Mitchum que por el bien del histrionismo afectado de Al Pacino).

Peter Yates fue un arquitecto de eficaz envergadura, un director de fuertes tintes existencialistas y de hondo calado dramático que ya había dirigido la extraordinaria “Bullitt” con Steve McQueen. Pero “Los amigos de Eddie Coyle” es su obra mayor, los cristales rotos e inoportunos de la amistad rematada.

- Eddie, amigo fiel, te juro, en el cielo de los humillados ya no llevarás correa.
nahuelzonda
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