Avalon

Colaboración polaco-japonesa, rodada en Polonia por Mamoru Oshii. Llegó a España con tres años de retraso. Avalon es la única ciudad de la isla de Santa Catalina, que pertenece al condado de Los Ángeles (California).

En un mundo futuro no muy lejano, destruído por las guerras, los jóvenes viven ocupados en Avalon, un juego de realidad virtual, fuertemente adictivo, que genera comportamientos compulsivos y que puede causar la muerte clínica de los jugadores. La bella y enigmática Ash (Malgorzata Foramniak), llamada así por el mechón de color plata (o ceniza) de su pelo en el mundo virtual, es una de las personas más expertas en el juego, que practica para superar la monotonía de la vida real. Bien situada, se mueve con soltura en los niveles C y B del mismo, pero su objetivo es mejorar las habilidades para acceder al nivel especial A y al que se oculta tras él, el desconocido "Real Class", al que nadie ha accedido todavía. Su propósito responde al deseo de rescatar a su compañero Murphy (Jerzy Gudejko) que ha quedado atrapado en el juego en condiciones de muerte clínica. Vive de lo que gana jugando y lo que le sobra lo invierte en armamento virtual para seguir jugando. Vive sola con su perro "basset hound" (símbolo de la vida en la imaginería de Oshii), en un pequeño estudio destartalado, con escaso mobiliario, muchos libros y un ordenador. Un día aparece un nuevo jugador, Bishop, que demuestra ser más intuitivo y más rápido que ella. Ash investiga cuanto puede sobre él, pero no encuentra información en la base de datos de Avalon, lo que la impulsa a seguir investigando.

La fotografía se presenta en tres formatos de color, que tienen significados distintos. Los menús animados del juego son de color anaranjado, las imágenes del mundo virtual son de tonos verdes cubiertos por un tenue velo blanco (símbolo de la ficción) y en "Real Class" los colores son variados y naturales. La música, compuesta por Kenji Kawai, es interpretada por la Orquesta Sinfónica de Varsovia, acompañada de un coro de 80 cantores. Tanto la imagen como la música son excelentes.

La obra, innovadora y sorprendente, de contenido algo oscuro, pero sugestiva, sugerente y estimulante, trata de comunicar al espectador las grandes preocupaciones del autor por la responsabilidad de la humanidad sobre el potencial destructivo de la tecnología que ha creado, el militarismo, la opresión, la incomunicación y la deshumanización del mundo. Le preocupa también la proliferación de los recursos de evasión de la realidad (drogas, alcholismo, consumismo, violencia, adicciones, etc.) que caracterizan la sociedad actual.

Avalon he de reconocer que me decepcionó, no quiere decir ello que sea un mala película, pero tampoco es una buena película, ni siquiera una película interesante.

El argumento es realmente bueno, un mundo futurista, en el que una especie de juego de realidad virtual, sumerge a los jugadores completamente hasta el punto de que se llega a pagar a los mismos, y empiezan a surgir leyendas urbanas en torno al mismo.

Un argumento así, sin duda, tiene que dar una buena película, eso fue lo primero que pasó por mi mente, al verla en el videoclub. Así que la cogi, ese principio caótico, con ese look post-moderno, y ese comienzo tan prometedor me hizo intuir que no me había equivocado con mi elección, quería respuestas, quería saber más sobre Avalon.

Pero ese interés inicial fue diluyendose, en una especie de mundo innecesariamente onírico, cuyo argumento acaba desgastandose, para acabar en una trama algo burda, que no cierra los cabos que uno querría, no encuentra las explicaciones que uno buscaba, y que eran el principal ingrediente del creciente interés que levantaba el film en su primera media hora.

Todo ello acaba desembocando en una sensación de "¿ya está?" "¿eso es todo?" que es justo la que no debe dejar un film. Porque una cosa es que un film deje puertas abiertas, a diferentes interpretaciones y otra muy distinta, es que deje insatisfecho al espectador.

A pesar de todo ello, como puntos buenos destacaría su originalidad, su primera media hora, y una banda sonora que ciertamente es bastante eficiente en el conjunto de la película. Pero como ya he dicho, le falta algo para ser una buena película. Un 5 raspado.

No deja de ser un lastre para cualquier película que su contenido exija más de una visualización para ser comprendida (que no admirada). Sin embargo, he de decir que he tenido que eliminar mi anterior crítica tras volver a ver el film, pues no aprecié todos los factores que se dan en aquél primero momento.

El ritmo es más adecuado de lo que me pareció la primera vez, quizá porque me integré esta vez bastante más en la película. La historia se desarrolla bastante hasta llegar a un final que sigue descolocando, pero que confirma la frase del cartel: "En un futuro cercano, la frontera entre realidad y ficción no existe". Entrevesada en su final, el rizo del rizo que crea una historia compleja e interesante. Y necesaria mención una vez más a la fotografía, el juego de luces y colores y los efectos especiales.

En la actualidad, tengo algo más de mil películas, la mayor parte de ellas compradas de segunda mano. Cada semana, hago la ruta de las distintas tiendas de mi ciudad en busca de algún tesoro escondido. Muchas veces me llevo algunas buenas películas; otras, no lo oculto, meto la pata y me llevo algún que otro bodrio, y unas pocas veces, muy pocas, encuentro ese tesoro que esperaba durante tanto tiempo. Entonces, para qué engañaros, soy feliz, eso está claro.
Ayer, tuve esa suerte, compré a ciegas una película de la que jamás había oído hablar por mera intuición y me llevé el premio gordo. Me gustaría explicar cuáles son a mi juicio los logros de este clásico moderno.
La película está muy lograda en su aspecto formal, esto es algo que incluso reconocen los que no les ha gustado. La fotografía en tonos sepia hace que te sumerjas en la historia sin apenas esfuerzo y cuando la protagonista accede al nivel superior, el shock visual que produce el contraste con la fotografía de corte realista es difícil de describir por escrito. Los encuadres son de una gran belleza plástica, parecen páginas de un cómic, y la puesta en escena es también muy bella.
Otro punto fuerte es la música, recuerda un poco a la de Preisner o Kilar, la canción de Avalon te pone la carne de gallina con esa voz de soprano, por no hablar de los momentos corales, siempre dispuestos a subrayar situaciones concretas de la película.
Algo que también me ha gustado mucho es la parquedad de los diálogos, cada día tengo más claro que las personas hablamos demasiado, que sobra el 80% de lo que la gente dice a lo largo del día. Y aquí es como si se hubieran destilado los diálogos de una película ordinaria y se hubiera quedado solo lo esencial.
Además, ¿quién necesita diálogos cuando cuenta con una de las miradas más subyugadoras de la historia del cine? Sin duda, esta película no sería la misma de no ser por la espléndida actriz polaca que encarna a la protagonista de la historia. Hay una escena en particular que no voy a ser capaz de olvidar en mucho tiempo. La chica está en la sala de espera antes de comenzar el concierto, y la cámara se embelesa con su mirada manteniendo durante unos largos segundos ese plano, consiguiendo que la tensión crezca más y más. ¿Qué diálogo podría expresar, sugerir o describir más que eso?
Pero claro, la forma sin fondo, no es más que puro artificio. Me sorprende que esta película tenga una nota tan baja en FilmAffinity y que la gente se escude que en que la historia es floja o incluso en que no se entiende. ¿Alguien entendió el final de la saga Matrix? Pues que venga y me lo explique. Desde luego, a mí no me parece que el final sea tan oscuro, pero no creo que ésa sea una causa para descalificar la película.
A mí me ha parecido una historia muy lograda, con esos mundos paralelos que se cruzan entre sí, con esas realidades virtuales que acaban siendo más reales que las otras. Me parece una metáfora muy plausible de nuestra sociedad contemporánea, donde la gente trata de buscar fuera del mundo real aquello que la realidad hace ya tiempo dejó de ofrecerles. Ésa es al menos una de las razones de mi afición al cine. Y apostaría a que no soy el único por aquí.
En fin, siempre he pensado que solo la creación artística nos ayuda a escapar de las mezquindades de nuestra condición humana. Está claro que Mamoru Oshii lo ha conseguido con la coherencia y la calidad de su obra. Los demás deberemos esperar a una próxima reencarnación.

Primera incursión (y espero que última) en el cine de imagen real del animador Mamoru Oshii. Su opción estética (sepias y amarillos mortecinos, contornos difuminados para potenciar la sensación de irrealidad) será discutible, pero a la postre resulta casi lo único salvable de este cargante producto pseudo-trascendental alrededor del escapismo virtual en pos de fantasías belicistas que hagan olvidar las texuras grises de la sucia realidad, un campo minado de seres sin alma que pasean mustios su desidia existencial ajenos a la pobreza material y moral que los rodea. Nada que no hayamos visto antes en títulos más conseguidos como Días extraños, Matrix o la propia Ghost in the shell, que ya compartía con ésta la reflexión en torno a la identidad y los peligros de la impostura en una compleja sociedad moderna. Todo narrado con una lentitud por momentos exasperante (¿por ser una producción medio polaca?), articulando un guión confuso, reiterativo y demasiado deudor de un mal argumento de cualquier juego de la Play (¡esa niña fantasma, ese fraile!), lo que en otras manos hubiera sido poesía e interesante estudio de la relación que establece el ser humano con las nuevas tecnologías, con Oshii deviene pretenciosa payasada sin sangre sólo apta para amantes de curiosidades futuristas y seguidores acérrimos del director nipón.