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El espíritu de la colmena

Drama En un pequeño pueblo de Castilla, en plena postguerra a mediados de los años cuarenta, Isabel y Ana, dos hermanas de ocho y seis años respectivamente, ven un domingo la película "El Doctor Frankenstein". A la pequeña la visión del film le causa tal impresión que no deja de hacer preguntas a su hermana mayor, que le asegura que el monstruo está vivo y se oculta cerca del pueblo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 133
Críticas ordenadas por utilidad
9 de agosto de 2007
400 de 472 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo (2000 ó 2001) que vi El Espíritu… por segunda y, de momento, última vez.

No pensaba desde luego colgar opinión alguna sobre una película tan lejana en mi memoria, de una cinta así no debe hablarse desde las sombras que suele arrojar el tiempo a los recuerdos.

Pero ayer, rebuscando entre libros y papeles consecuencia de una mudanza que va goteando poco a poco, venciendo resistencias que no vienen al caso, ayer digo, encontré unas cuartillas en las que solía yo tomar apuntes mientras veía cine “difícil” en aquella época.

Así que, pensando, imaginé cómo sería transcribir, sin darle forma alguna, todas esas impresiones fugaces, a vuela pluma, que anoté un verano, creo, mucho antes de conocer FA. Antes de soñar siquiera con escribir un texto sobre una película. Eran anotaciones para mí, sin más objetivo que asentar conceptos y digerir imágenes.

Pues será por pereza pero voy a hacerlo. Y la pereza es un buen motivo, sin duda, pero voy a tratar de justificarlo un poquito más allá:

No me gusta llamar a mis textos sobre cine “críticas”. Eso es para los que de verdad saben de esto. Lo mío son opiniones.

Pero quizás lo que voy a poner en el spoiler (si me dejan los sufridos validadores) sea lo más cercano que haya escrito nunca a lo que creo que debe ser una crítica. O al menos a una crítica dedicada a Víctor Erice.

Creo que ésta es la mejor forma de demostrar mi admiración por este cineasta, presentando pensamientos sin filtrar. Así, tal y como se me ocurrieron en su día.

Quizás haya más de lo que la peli ofrece, no lo descarto. Mi bisoñez a duras penas contenía mi tendencia a buscar referencias al eterno retorno en el primer plano de una rueda girando… Desechen, por tanto, lo que no les guste sin problema. En el fondo esta opinión no es más mía que del que la lea.

La persona que la escribió hace mucho tiempo ya no tiene, la verdad, demasiado que ver conmigo.

Lo dicho. En el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bloomsday
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18 de agosto de 2008
209 de 235 usuarios han encontrado esta crítica útil
[1] El cine de Erice es poesía. Con pocas palabras y mucha sobriedad visual, busca emoción, la más honda.

[2] Castilla, hacia 1940. Una aldea de casas apiñadas en el árido llano mesetario. Un tren esporádico y una carretera estrecha la comunican con el mundo.

Apartada, la casona de un callado apicultor. Por las noches escucha una radio de galena y escribe literariamente sobre las abejas. En la pared, san Jerónimo, con león y calavera. En el álbum, una foto junto a Unamuno. Como él, hace pajaritas de papel. Se acuesta al alba. Movimientos de sombras y ruidos de ropa lo indican durante un plano fijo de su mujer, que finge dormir.
Ella se evade de la realidad sombría en que sobrevive. Escribe cartas a alguien de su pasado, en el exilio, tal vez muerto: “…se fue nuestra capacidad para sentir de verdad la vida”.

Recluidos en sus respectivas celdillas afectivas, apenas hablan con sus dos pequeñas hijas. El padre, para señalar la diferencia entre setas buenas y malas: Ésa es la más venenosa, un auténtico demonio. Ana: Huele bien…
Ellas susurran entre sí, desde sus camas paralelas, a la luz de una vela, sombras chinescas junto a una Virgen y un ángel custodio.

[3] Cuando el cine ambulante llega en camioneta, las niñas ven “El doctor Frankenstein”, de Whale.
El introductor: película sobre un científico que intentó crear un ser vivo, trata de los grandes misterios de la creación, la vida y la muerte, pero no se la tomen muy en serio.
La pequeña, Ana, sus grandes ojos fijos en la escena del monstruo y la niña, sí la toma en serio. La mayor, no. El cine es truco, los personajes no mueren, ella lo sabe. Ha visto un espíritu, escondido (mentiras, tralará). No tienen cuerpo, no se les puede matar. Se disfrazan para salir a la calle, se ponen cara y brazos y pies. Si cierras los ojos y le llamas, viene.

[4] Desde entonces Ana ansía encontrarse con un espíritu, en búsqueda iniciática que no cesará. Lo invoca, vehemente. En concatenación mágica, el espíritu irá adoptando diversas formas y disfraces.

-En la escuela confeccionan a don José, un tosco homúnculo de tamaño natural. Ana le pone los ojos, ojos con que la ‘mira’.
-En clase de lectura toca Rosalía: “…una sed de no sé qué que me mata”, “Yo voy a caer en donde nunca el que cae se levanta”.
-Junto al pozo de la invocación, la huella de un pie grande.
-La hermana finge haber sido atacada por el espíritu.
-Otras niñas atraviesan una fogata saltando en corro.
-En la casa abandona ‘aparece’ un guerrillero (llegado en tren, furtivo).

El afán de Ana alcanza con la 'aparición' un estadio crucial, al que seguirán otros, accidentados y culminantes, en pleno viaje interior a las regiones de la muerte y el renacimiento.

[5] Atmósferas cromáticas:

Exteriores, siempre cielo gris aplomado.
Interiores, ocre y ámbar colmeneros.
Noche y cine: azul, plata.

En plenilunio azul, y entre sombras temblorosas, ella bebe agua, se levanta al balcón entreabierto e invoca a su espíritu: Soy Ana.
Archilupo
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20 de septiembre de 2006
131 de 169 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, la película es lentísima, despacioooooosa y está cuajadita de poesía visual. El letargo de la España de posguerra aparece en forma de paisaje mítico y desolador, un erial exterior e íntimo del que tratan de escapar los personajes aferrándose a la vida colmenera. Un país sin color -¡qué fotografía, si hasta el aire parece que agoniza!-, poblado de insectos sociales tristes, apagados, siempre a punto de entregar el alma en un susurro. Afortunadamente, entre el silencio y la ceniza de ese páramo existencial, surge la presencia incomparable de una niña, Ana, capaz de humanizarnos y salvarnos. Para ello, será necesario el sacrificio de un espíritu simple, apenas racional. Y mudo, siempre mudo. En ese pueblo inerte, ni siquiera los guionistas tuvieron el ánimo necesario como para dotar a los personajes de un nombre de ficción -todos ellos, según creo, mantienen sus nombres reales. Dos huidas posibles o refugios, el cine y la locura. Y la niña que perdura entre nosotros. ¡Permanece despierto! No te rindas. Tan sólo una advertencia: La película no es apta para hiperactivos.
Servadac
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18 de junio de 2008
118 de 146 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezando por lo que comenta Ennis, no se me ocurre mejor sinopsis que la que sigue: "El espíritu de la colmena" es un "acercamiento a los temores y confusión de la infancia, pero contextualizado bajo la sombra de la guerra civil como ese monstruo que asoló a un pais y, recién acabada, aún sigue teniendo un efecto destructivo sobre los que sobrevivieron.". Me gusta también la frase "ventanas ámbar" en la crítica de Bloomsday, porque es la mejor descripción que se me ocurriría para sintetizar la impresión que deposita en mis ojos la red de luz color miel sobre la que se tejen las imágenes de la película.

Taylor recomienda verla con "la siesta bien echada", pero también nos asegura que nos encontraremos "ante una experiencia mística y sensorial absolutamente fascinante" mientras que Sersolo se lamenta porque "Erice deja al final del film una puerta muy grande demasiado abierta" aunque le parezca que "es una película mágica".

Me emociona mucho Una_de_ellos cuando afirma: "Estamos, señores, ante la mayor de las realidades y la mayor de las fantasías." Y no sé cuál de todas las preciosas reflexiones de Vivoleyendo debo escoger para que describa de forma más elocuente un pedazo de celuloide que "huele a algo reconocible, antiguo e incluso inquietante, todo aquello de lo que la infancia de cualquiera se nutre, sin menospreciar en absoluto el lado tenebroso de la niñez, en la que no todo es luz ni ingenua alegría." Contrasta y también se complementa con la visión de Servadac al decirnos que "entre el silencio y la ceniza de ese páramo existencial, surge la presencia incomparable de una niña, Ana, capaz de humanizarnos y salvarnos".

Conecto con Ivan cuando expresa que "dos veces la he visto en dos días y todavía hay algo que se me escapa" y con LeonNewman, cuando concluye con ese s¡mple y efectivo: "No pasan los años por esta película".

Coincido con todos vosotros, que habéis dicho lo que era preciso decirse antes y con más tino de lo que yo podría haberlo hecho nunca. Todos los aspectos han sido observados, todas las metáforas desentrañadas y ahora sólo me queda recoger el hilo de vuestras reflexiones y componerlas como si de celdas de una colmena se tratasen. No se me ocurre mejor manera de presentar a un espectador potencial una impresión más completa de lo que podrá encontrarse en el día en que se decida a ver esta magistral película. Ni una invitación más entusiasta para que disfrute de los esclarecedores y muy sentidos textos que habéis escrito sobre ella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Neathara
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27 de abril de 2011
110 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que una película sea lenta no me importa mientras avance. Lo que es absurdo son esas películas que confunden lentitud con sentarse en un banco y contemplar un árbol todo el metraje. Oiga no, eso no es lentitud, eso es pararse.

Bueno pues 'El espírutu de la comena' es lentorra pero no para de caminar. Incluso tiene el mérito de que no da explicaciones. Eso está muy bien porque normalmente los guías de viaje son unos plastas. Lo que pasa es que el recorrido lo he encontrado simplemente interesante. Plácido, eso sí. A ratos con bonito paisaje con simbolismos, metáforas y todas esas cosas con la que flipa mucha gente, de esos que asomas más el hocico pero no paso de ahí. Y la razón es muy sencilla: me interesaba el lugar pero no los lugareños.

Puedes hacer una película lenta, pausada e incluso contemplativa. Pero por favor, pon personajes, no zombies. No pido de esos que parecen que tengan una guindilla en el culo, o que sean parlanchines. Ni siquiera pido que hablen. Ni que sean muy expresivos. Pero sí que interpreten a humanos, digo yo.

Una niña cree quea su hermana le ha pasado algo muy gordo, y nada ahí con cara de pasmada. Un padre ve como su hija pequeña huye despavorida por el páramo, y ni se le ocurre perseguirla. Es tal la indiferencia con la que se retratan todos los personajes, que eso mismo me han transmitido a mí: indiferencia. Si hubiese salido un tiranosaurio a zampárselos, me hubiese producido el mismo efecto: pos bueno, pos vale.

Curiosamente siendo aún más leeeeeenta y coñazil, de Erice me gustó más "El sol del membrillo". Por la sencilla razón de que por las venas corre sangre.
Gilbert
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