Tengo algo que deciros

Bien, hoy he tomado una firme decisión, no volveré jamás a tener en la mas mínima consideración una crítica de esos expertos escritores sabelotodos de cine como los Boyero, etc, etc.
Hace ya bastante tiempo que sencillamente me dejo llevar por mi instinto y sobre todo por la puntuación que aparece a la derecha de la pantalla, ya que no veo ni una sola película sin antes ver su valoración en Filmaffinity. Afirmar que esta cinta es desigual, rutinariamente costumbrista o adjudicarle algún otro calificativo por el estilo, es sencillamente obviar lo que es la excelencia en el cine, porque esta película es espléndida, he pasado uno de los mejores ratos delante de la pantalla que recuerdo en mucho tiempo.
No decae en ningún momento, sonries, te emocionas y piensas, si, tambien te hace pensar,
muchos podrán opinar que estoy pagado por esta web, pero si leen mis anteriores críticas podrán comprobar que siempre he ido por otros derroteros, no se quien puntua las películas pero mi más sincera enhorabuena ya que en pocas ocasiones se equivoca.
PRECIOSA PELICULA, MUY RECOMENDABLE.

Debemos plantearnos y, por tanto, ver la película desde el punto de vista de la sociedad italiana, en concreto del Sur, que es conservadora, tradicional y católica.

Algunas de las escenas e historias que entremezcla nos pueden parecer ridículas, actualmente, en nuestra sociedad, bastante más avanzada en estos temas (aunque nunca suficiente) pero hay que entroncarlas dónde se desarrolla.

La historia de una familia burguesa con secretos no es nueva y no nos descubre nada. Tal vez la excusa de la homosexualidad sea perfecta para retratar la hipocresía de una sociedad burguesa dónde tu hijo no puede ser homosexual pero sí puedes tener un amante, ser alcohólico o ninfomanía o tener amores imposibles o criticar a los demás para esconder tus propias faltas y secretos dónde la mayoría tiene más que callar que hablar. Siempre todo debajo de la alfombra y no en el escaparate.

Película coral, agradable, desigual, un poco larga pero de menor nivel que el resto de la filmografía de su director Ferzan Ozpetek.

Una vez más, y con ánimo simplemente comercial, el título "Tengo algo que deciros" no tiene nada que ver con el original italiano y desvirtúa cierta parte de la película que tiene que ver con la abuela.
Ozpetek, una vez más, logra que el espectador con alguna inquietud vital, reflexione sobre si merece la pena vivir la vida siguiendo los dictados de los demás, si los secretos son tales o son "vox populi" y la gente hace la vista gorda y si alguien está "libre de culpa para lanzar la primera piedra".
Algunos momentos hilarantes le quitan peso al discurso filosófico así como algunos gags bastante almodovarianos.
En italiano, mejor. Da gusto oir a los actores.

La historia, según los resúmenes, parece obvia. Sin embargo al adentrarse uno en esta película descubre que va más allá de los estereotipos que se deducen del título.
Si cabe, me atrevería a decir que va más allá de la mera afirmación de la homosexualidad del protagonista que termina siendo secundaria frente a una afirmación de la propia vida y del propio futuro. Un lugar en el mundo, más allá de los tópicos y de las obligaciones.
Permite, además, reírse a gusto con algunas de sus bromas que sacan una sonrisa al espectador de forma inteligente y sana.
Merece la pena dejarse llevar por su metraje ágil hasta un final poco esperado, de la mano de actores agradables que realizan un gran papel.
Fíjense en la abuela, suprema.

Un canto a la vida, desde la sombra inevitable de la muerte. Un canto al humor, desde la ola de tristeza que pretende arrastrarnos hacia un destino que pretende ser de mármol. Una historia de personajes que luchan por su identidad en una sociedad que considera normal poner a cada persona no donde cada persona siente que debe estar sino allí donde las tradiciones familiares, la utilidad, la economía o las apariencias, disponen. Un chorro de poesía compatible con las risas y con la sensación de angustia que produce la soledad forzada de las personas que son diferentes al resto porque viven en un mundo que no es como ellas. Una alabanza a la necesidad de escribir por encima de la necesidad de publicar o de ser reconocido. Una descripción realista de la Italia del sur, con el encanto, la vida, la hipocresía, la ternura y la belleza de los paisajes mediterraneos.
La película, con los minutos, va a más, sube de intensidad a medida que avanza la trama; hasta el punto que alcanza alturas sorprendentes de hilaridad y emociones.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una película.