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Disparando a perros (Shooting Dogs)

Drama Abril de 1994. El idealista Joe Connor (Hugh Dancy) ha llegado para dar clases en Ruanda. Cuando la escuela se convierte en un refugio para miles de tutsies que escapan del genocidio, Joe promete a su alumna más brillante, la tutsi Marie (Clare-Hope Ashitey), que los soldados de la ONU la protegerán de la multitud hutu en busca de sangre fuera de la escuela. Pero cuando la ONU decide abandonar el país, Joe y el director de la escuela, ... [+]
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
27 de septiembre de 2007
74 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando los extremistas asesinos y sedientos de sangre humana vienen a por tus seres queridos, amigos y amados inocentes, ¿por qué opción te decantas: por correr la misma suerte que tus fraternos, por ponerte del lado de los asesinos o por salvar el pellejo huyendo y dejando que los criminales asesinen a los inocentes? Es el tremendo, impactante y desgarrador dilema que plantea esta magnífica película de Michael Caton-Jones.

Para alguien tan reduccionista como un crítico de cine de un periódico de PRISA, en cuyas páginas toda la diversidad de la vida se reduce a las ideologías "izquierda y derecha", resulta que en este filme «el más que interesante punto de vista de los religiosos católicos está resuelto de forma intrascendente con un mensaje de catecismo para niños de primaria». (Javier Ocaña: Diario El País). ¡Cuántas necedades suelen decir los tipos que se hayan durmiendo en los laureles, con un sueldazo mensual inmerecido y un grupo sectario amparándole las espaldas!

No, Javier Ocaña, no, la resolución argumental del filme que nos ocupa, no es tan simple ni tan reduccionista como tu hermenéutica mental. "Disparando a perros" o el punto de vista religioso católico de este filme está resuelto en base a como tantas veces en la historia lo han hecho realmente misioneros católicos en los lugares más recónditos del mundo junto a los pobres y abusados de la Tierra, con TRASCENDENCIA, es decir "con huevos, agallas o valentía, esa misma que no tienen muchos ideólogos, políticos o nominalistas del bla, bla, bla, cuando se hallan ante la encrucijada de tener que salvar su propio culo o perder el organismo entero; cuando tienen que vérselas repentinamente entre huir del conflicto para el salvar el pellejo o quedarse del lado de los inocentes a correr la misma suerte que ellos".

Con razón dice Víctor Erice, el prestigioso director cinematográfico, en una entrevista reciente: «Los diarios tienen miedo de encargar los comentarios de películas a alguien con criterio, formación y personalidad, que no se pliegue a las estrictas exigencias publicitarias».

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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28 de enero de 2008
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque se haya comercializado como una película, para mí "Shooting Dogs" es más bien un documental ya que fue rodada en la misma escuela donde ocurrió la masacre, con algunos de los supervivientes como trabajadores de la propia película y un realismo poco efectista pero por eso mismo convincente.

Resulta difícil juzgar técnicamente esta película teniendo en cuenta que relata uno de los acontecimientos más espeluznantes y abochornantes de la historia reciente. El patetismo, la inutilidad y la cobardía de la ONU queda perfectamente reflejada. Por contra se hace justicia al papel heroico de los misioneros que dan su vida por los más débiles y desgraciados de este mundo.

Para mi la frase de la película la dice la reportera de la BBC al maestro de escuela. Lo peor no es volverse insensible sino considerar a las víctimas del genocidio ruandés como víctimas de segunda: "no los veo como seres humanos muertos, sino como africanos muertos". En mi opinión esta frase resume perfectamente la hipocresía con la que la sociedad occidental juzga estas atroces carnicerías del tercer mundo: cuando los muertos son negros son menos muertos. Álguien debería haber parado este genocidio. ¿Álguien parará el siguiente?
kokecin
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5 de enero de 2008
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aprovechando el magnífico resultado del año anterior de la película Hotel Ruanda, nos encontramos nuevamente con una historia del genocidio allí vivido.

Michael Caton-Jones me parece un gran director dirigiendo dramas como este. Aún pareciendo sencillo ya que se basa en un hecho real, es muy fácil que llevado por la exageraciones y las sobreactuaciones...salga un producto poco realista y no sepa transmitirno el mensaje del film. Pero en esta ocasión no es el caso.

Guardando las distancias con Hotel Ruanda, la cual considero que está por encima de esta, vale muy mucho la pena pararse a verla, el argumento quizás parezca muy parecido, lo único que cambia a parte de la situación, sean los personajes, pero no por eso deja de perder interés. A través de la historia nos envuelve y nos transporta a la Ruanda violenta y sanguinaria de 1994, donde el mero hecho de ser parte de una etnia diferente, era causa justificada para morir de las formas más violentas y crueles que pueda llevar a cabo un ser humano. Palos, piedras, machetes, fuego...todo vale en este juego cruel, donde en otras ocasiones escuchamos.......primero las mujeres y los niños.......aquí eso no vale..........eres tutsi......eres una cucaracha.........mereces morir. ¡ fuerte, muy fuerte ! Pero es lo que ocurrió en ese país.....y es lo que nos cuenta el director.

Vemos relatada la historia a través de muchos personajes:

- un cura que vela por la espiritualidad de sus feligreses, incluso en los momentos más dramaticos.

- un profesor de escuela dedicado en cuerpo y alma a esta gente.

- los soldados de la O.N.U haciéndo todo lo posible por mantener el orden.

- y una niña a la que le encanta correr y le han prometido que no los dejarían solos.

Un final muy coherente y con mucha reflexión por parte de todos, los que estuvieron y lo sufrieron en sus propias carnes y los que nos enteramos en la distancia...para todos nos queda una lección...grabada con la sangre de casi 1.000.000 de personas inocentes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
THE CROW
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26 de mayo de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las imágenes son duras, impactantes, horribles. A uno se le enerva la sangre al ver todo ese panorama de locura, el dolor de un pueblo, el tutsi, que sabe que está en minoría. Una minoría maltratada hasta el extremo. Por allí, andan Joe y Christopher, dos hombres occidentales (blancos), bondadosos, encargados de enseñar a los niños, dentro del marco del catolicismo. También la barbarie les sorprenderá a ellos.

Michael Caton-Jones además de describir la brutalidad de todo ello, pone en el ojo del huracán a las Naciones Unidas y, por ende, al mundo occidental. Un mundo que miró hacia otro lado mientras se gestaba la matanza. Un mundo que, desde ya hace mucho tiempo, dio a África, con todo lo que eso conlleva, por perdida (una vez fue expoliada, saqueada y destrozada), salvo en determinados intereses por los que todavía comporta beneficios (diamantes y demás). Si tuviera que explicar la mayor sensación que da ver esto, sería la de la impotencia, la frustración. Algo que se visualiza en Joe y Christopher, incapaces de hacer nada, y, sobre todo, en esas pobres almas encerradas entre cuatro vallas a la espera de su terrible ejecución.

Películas como ‘Shooting dogs’ son necesarias. Es de esas que denuncia abiertamente, al tiempo que hace justicia, barbaries de tal calibre como el genocidio a manos hutus del pueblo tutsi, en el que unos 800.000 tutsis, se dice pronto, perdieron la vida en aquellos fatídicos meses de 1994 que fueron de abril a julio.
The Motorcycle Boy
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9 de septiembre de 2008
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los perros son los caninos cuya única esperanza de supervivencia es la de alimentarse del pecho nutricio de una madre recién parida y recién degollada.
Mientras fluya lactancia de los senos de estas mujeres, habrá esperanza para todos, incluso para los perros de Ruanda.
Los únicos perros que no deberían sobrevivir a la barbarie son los bípedos rabiosos que no se llevan su baba endemoniada a la tumba.
Otra clase de perros, con mayor pedigree son los europeos y americanos que no capitularon el genocidio a tiempo, habiendo sido ellos mismos quienes provocaron enfrentamientos étnicos que más parecen diques de contención a la explosión demográfica africana.
El único no-perro de los europeos es el cura, Jonhn Hurt.

El seminarista es en cambio, el peor de los perros, aunque su carita angelical nos lleve a pensar: "sufre ante tamaña barbarie". Creo que lo que le preocupaba en realidad, era el haber dejado sus británicas competiciones de remo en Oxford por vivir una aventura, que vaya... se convierte en matanza sin llevar adelante la coherencia siquiera de salvar a la negra exótica que lo enamora y que sabrá Dios qué vida podrá llevar en Oxford, sin derecho alguno a remar en las regatas del Támesis contra Cambrigde.

Es muy buena película. No quiero imaginarla si la hubiera dirigido Mel Gibson... al ataqueeee! Y que otra vez vuelvan los curas a curar!
Valkiria
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