Oriente es oriente

Magnífica película que sabe compaginar en las determinadas dosis la comedia y el drama sin que ninguna de las dos resulte preponderante. Espiga de oro en el prestigioso festival de Valladolid en 1999, esta película independiente sobre las dificultades de convivencia entre padres e hijos de una familia pakistaní asentada en Inglaterra.
Damien O’Donnell, el director, del que no nos han llegado apenas más títulos de su filmografía es uno de los mejores valores en la actualidad del cine británico. Por su parte el guionista Ayub Khan-Din, perfecto conocedor del tema que trata nos regala un guión portentoso sin apenas fracturas aunque personajes ligeramente caricaturizados.
En definitiva película imprescindible para los amantes del cine contemporáneo independiente. Por lo tanto notable trabajo de los que de vez en cuando los buenos aficionados al cine tenemos la suerte de contemplar, aunque cada vez con mayor periodicidad.
Por cierto, a modo de anécdota, el personaje del niño con la capucha está inspirado en la serie "South Park", del que el director es seguidor.

Comedia muy divertida. Las segundas generaciones se sublevan en la Gran Bretaña de los sesenta. El choque cultural está servido. Mucho ladrillo visto, fish&chips, y tés de las cinco. Estos brit lo saben hacer muy bien esto del cine, en general.
Lo mejor: La capucha perenne, el reparto coral, la ligereza -que no frivolidad- de la historia.
Lo peor: Las palizas.

Siempre me he preguntado qué es lo que puede llevar a una mujer occidental aparentemente normal a perder la cabeza y casarse con un integrista musulmán. O aunque no sea integrista, digamos con un musulmán practicante, sabiendo que esta gente vive por y para su religión y sus costumbres. Que me llamen racista o xenófoba, me da igual, pero si ya de por sí la convivencia entre una pareja culturalmente similar es complicada, ni te cuento si mezclamos formas de vida tan distintas como la occidental más o menos laica y la musulmana.

Damien O’Donnell aborda este tema desde un fino y contundente sentido del humor británico, y la verdad es que se agradece la desdramatización del asunto, pero no deja de ser peliagudo, sobre todo porque no se entiende muy claramente el mensaje final. Y si se entiende da más escalofríos que otra cosa.

Tenemos a una esposa típicamente inglesa de los años 70 (estupenda Linda Basset, señora british total) con 7 hijos habidos de su matrimonio con un señor pakistaní aferrado cual garrapata a sus ancestrales costumbres. Cágate lorito. Os podéis hacer una idea del panorama. La sumisión de la señora, la rebeldía de los nenes, el empecinamiento del padre, los matrimonios concertados, el conflicto permanente… Vamos, una familia entretenida, que se llama.

La película es divertida, tiene sus puntitos y se hace corta, la verdad. Bueniiiiiísima la secuencia del encuentro con la familia de las novias "seleccionadas" para los niños. Eso sí, por muy gracioso que resulte verlo en el cine, por favor, antes de casaros con un señor de éstos de arraigadas costumbres ancestrales, respirad profundamente, contad hasta 10 y pensad en vuestros futuros hijos. Y si, a pesar de todo, seguís adelante con el plan… que Dios os coja confesadas. Y a los pobres críos más.

Llena tópicos tratados de manera superflua.

El pakistaní de doble moral, el conflicto de Cachemira entre India y Pakistán, el hijo homosexual, la circunsición, el racismo, los inmigrantes de segunda generación, los barrios obreros de las afueras de Manchester, la inglesa tonta, la violencia de género y la resignación de ella ante las palizas. Todos estos son temas demasiado serios para frivolizar. No me han gustado algunos de los valores que transmite o las acciones que no condena. Creo que en este caso la doble moral del padre habría que trasladarla también al director.

Interpretaciones mediocres. Comedia ligera pero nada más.

El hecho de que se le haya otorgado la Espiga de Oro no habla desde mi humilde punto de vista muy a favor del Festival de Cine de Valladolid.

Una muestra más de que el término "independiente" no siempre quiere decir bueno.

De vez en cuando, el cine social británico nos proporciona una perfecta simbiosis entre humor, denuncia, drama desgarrador y comedia de costumbres. Pasaba con joyitas como "Beautiful Thing", un humilde filme para televisión, o la plataforma de lanzamiento de Keira Knightley "Quiero ser como Beckham". A esta ralea pertenece "Oriente es Oriente", un filme que trata de los conflictos culturales, religiosos y amorosos de una familia interracial -la madre es irlandesa y el padre, paquistaní- en clave de tragicomedia. Entre sus logros, unos brillantísimos golpes de humor, unos personajes perfectamente creíbles y un guión bastante sólido. Sólo queda la duda de que quizás esta película acabe teniendo un alcance muy corto teniendo en cuenta la profundidad del conflicto del que trata.
En todo caso, mucho más recomendable que el 85% de los filmes que estrena Hollywood en cualquier año.