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Sayonara

Drama Guerra de Corea (1950-1953). Un militar norteamericano que mantiene una relación sentimental con una bailarina japonesa, intenta luchar contra los prejuicios raciales que lo dominan. El comandante Lloyd Gruver (Marlon Brando), as de la aviación americana, es enviado a Japón para disfrutar de un descanso. El padre de su novia, el general Webster, le ha encontrado un destino tranquilo para que los dos jóvenes puedan verse con comodidad. ... [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
15 de septiembre de 2008
39 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Filme basado en la novela homónima del escritor estadounidense James Michener. Para mí, película inolvidable, sensual, cosmopolita, de amores sublimes, de sumar y no rectar lo humano por muy distinto que sea el color, las costumbres o la geografía de procedencia. Por tanto una película aleccionadora en valores integrales humanos, antirracista, antietnocentrista, fomentadora de la empatía necesaria para amar y compenetrarse con lo que es distinto o no pertenece a nuestra esfera de lo ideal, lo sagrado, lo correcto, lo conveniente, lo patriótico, lo familiar o lo "amigo".

Otro aspecto precioso que resalta esta obra es que cuando un hombre y una mujer se aman intensamente, con ese tipo de amor que no puede ser sutituido por ningún otro ser humano, hay que ser valientes y lanzarse a unificarlo, a custodiarlo entre ambos por más que se constituyan en dos advenedizos señalados y segregados por el mundo. Cuando el amor es de tal trascendencia y pasión hay que defenderlo y salvaguardarlo le pese a quien le pese. ¡Qué se joda el mundo entero, sayonara a la multitud o "qué dirán", el amor irrepetible y emparejador de dos almas y cuerpos que se atraen ha de triunfar!

Ejemplar película, como ejemplares son las actuaciones de Marlon Brando o de Miiko Taka, especialmente de ésta, interpretando a un tipo de mujer de tradición sumisa, delicada, tierna, dulce, servidora de su esposo; mujer que muchos hombres en el planeta, no sólo los españoles, empiezan a echar de menos. ¡Ah qué tiempos y qué maravillosas mujeres aquéllas, tan distintas de hoy en día, que en gran parte están amachunadas, estresadas y amargadas de tanto querer competir o andar empeñadas en ponerle a los varones el tacón sobre la yugular!

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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18 de marzo de 2010
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia no es descollante ni tampoco para tirar cohetes, es una película bella sobre el amor en los tiempos de la guerra. Pero la considero absolutamente imprescindible sólo por el monólogo final cuando Brando intenta convencer a su chica de porqué no deben separarse y tienen que amarse para toda la vida. Por favor! es lo más conmovedor que se ha visto en cine, para morirse de amor con un monstruo sagrado como Marlon Brando más creíble y hermoso que nunca.
Srita davidlynch
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9 de mayo de 2011
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película adquiere un significado diferente si atendemos al desempeño de Marlon Brando. Es un gusto poder observar, de nuevo, cómo este actor era un adelantado a su tiempo, sus actuaciones son de una modernidad asombrosa, llenas de naturalidad y realismo. Sabe darle a su personaje una carnalidad incontestable, algo que, viendo a sus compañeros de reparto, era inusual en esa época. Los buenos actores del reparto no ofrecen esos matices que hacen que considere a Brando lo mejor de la película, sin lugar a dudas, tanto que la considero necesaria sólo por su actuación.
Dicho esto, la película tiene un guion con pocos matices, pretende contar una historia de denuncia y consigue, con algunos altibajos generados por el exceso de metraje, sus objetivos.
Se trata de la historia de las relaciones entre los japoneses y los soldados americanos estacionados en ese país después de las segunda guerra mundial. Los acontecimientos del episodio han hecho que la discriminación por parte del ejército a las parejas mixtas que surgieron fuera casi ley. Se cuenta la historia y la pelea de dichas parejas para poder expresar su relación en ambos países sin tener que dar justificación alguna.
El personaje de Brando es el que sufre mayor evolución a lo largo de la trama y pasa de una orilla a la otra de una manera natural y equilibrada.
Despista un tanto que algunos papeles de japoneses fueran ejecutados por actores no nativos, los efectos son un tanto cuestionables a pesar de que Montalbán hace sus esfuerzos.
El relato de las costumbres japonesas es fiel y se hace con gusto y respeto consiguiendo una buena dosis de costumbrismo en pasajes del largo.
La trama adolece del exceso de metraje ofreciendo escenas que no aportan mucho pero que, en general, no afean, ni mucho menos, el resultado final, el de una buena cinta en la que es asombroso comprobar lo buen actor que era Marlon Brando.
nudodobleblogspotcom
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1 de febrero de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La belleza es el mayor regalo que la vida le ha dado a nuestros ojos, y en su inmensa generosidad, la belleza se descubre, profusamente, en la naturaleza, en los animales, en los seres humanos y en todo el universo. Hay belleza en la voz, en la palabra, en el canto, en la acción, en las cosas que creamos… y todo esto conduce a que nos sintamos complacidos con la existencia, y a que, el encuentro con la belleza sea el gran aliciente de cada día.

La belleza puede encontrarse en todas las razas, en todas las culturas y países, y nadie puede negarle al corazón que se sienta fascinado con la persona más imprevisible porque el amor no sabe de religiones, ni de política, leyes o cultura. Te sientes atraído, hay compenetración, identidad de criterios, valoración y entrega… y el amor surge espontáneamente sin mayores requisitos. El rechazo de los demás, es una improcedente injerencia en los derechos que cada uno tiene. Censurarlo, es un absurdo cargado de prejuicios. Y prohibirlo, es una infamia, porque, cuando dos corazones se han unido desde su fuero más profundo, toda separación forzosa es una condena a la desgracia.

La guerra ha generado siempre odios y prejuicios que, en casos, permanecen ardiendo por décadas y hasta siglos. Condenamos a las nuevas generaciones por lo que hicieron generaciones pasadas o censuramos a los que no tomaron parte, por los que sí tomaron parte; es decir, ¡el absurdo campea todavía en las sociedades modernas!

Los estadounidenses estigmatizaron a los japoneses por los muchos daños y muertes que les produjeron durante la II Guerra Mundial, y los japoneses repudian a los estadounidenses por la destrucción y aniquilamiento en masa que estos les causaron durante la misma guerra. Fue acción y reacción, y ambos bandos recibieron consecuencias semejantes; pero aquí y allí, hubo mucha gente que repudiaba la guerra, que se dolía por las muertes de inocentes cualesquiera que estos fueran, y por la destrucción de hogares bien constituidos y lugares de trabajo que traían esperanza.

Que la atracción surgiera entre los militares americanos y las mujeres japonesas, no era raro ni difícil, porque ellas admiraban el valor y la apariencia física de los occidentales, y éstos, se fascinaban fácilmente con la delicada belleza y la femineidad de las orientales… y no fueron tres, ni cinco, sino cientos de americanos los que se sintieron encantados, se enamoraron y/o se casaron con una adorable ‘flor de loto’.

Los niños y los hombres del común, rompen fácilmente las barreras porque siguen los dictados del alma y los impulsos del corazón… pero los prejuicios y las condenas surgen de los mayores, de los más ‘altos’, de los que aprendieron de ‘todo’, menos del propósito sublime de la Unicidad. Y lo que ocurre cuando esto sucede, es lo que va a contarnos el director, Joshua Logan, con base en otra exitosa novela de James A. Michener, un gran escritor y filántropo que harto aprendió de los solventes valores y de la inmensa belleza que ofrecen las diferentes culturas.

Dos historias se entrelazan: La del comandante Lloyd Gruver, un hombre que cree tenerlo todo (estabilidad profesional, un fuerte influjo familiar, excelentes relaciones por lo alto… y hasta el amor de la hermosa hija de un general) y Hana-Ogi, la número uno de una celebrada compañía de baile y la suerte de mujer que no puede verse y permanecer indiferente. La otra historia, es la del modesto mecánico de aviación, Joe Kelly y la japonesa Katsumi, entre quienes ya ha surgido un amor de muy fuertes raíces.

Logan nos brinda una historia cálida, festiva, enternecedora, pero no exenta de los insucesos que suele causar la obstinación y la ceguera de aquellos que, por deplorables motivos, no tienen más propósito que oponerse a la dicha de los demás.

Magníficas actuaciones de Marlon Brando, Miiko Taka, Red Buttons y Miyoshi Umeki, estos dos últimos galardonados con el premio Oscar.

Hasta que no hagamos un serio esfuerzo por degustar y bendecir la magnífica y deliciosa pluralidad que hay en el mundo, no va a parar el absurdo de la xenofobia, el racismo, la homofobia, y demás desafueros que nos dejan muy rezagados como especie superior.

“SAYONARA” es una película con aroma a trascendencia.

Cine para aprender a vivir.
Luis Guillermo Cardona
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1 de noviembre de 2006
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film denuncia, en donde, un prestigioso comandante de la guerra de Corea (Brando) es trasladado a Japón. Una vez allí se enamora de una famosa actriz japonesa, para que la relación triunfe, deberán luchar en contra de los prejucios provocados por el gran choque cultural de las dos naciones y por las semillas de odio que germinan tras la reciente confrontación en la segunda guerra mundial de los dos países.
Logan consigue ahondar en la problemática de los prejuicios raciales por medio de este drama romántico premiado con cuatro Oscar.
o0_oscar_0o
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