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Pépé le Moko

Drama. Romance El peligroso gángster parisino Pépé Le Moko, que vive en la casbah argelina, donde la policía no puede atraparle, se enamora de una bella y sofisticada turista. (FILMAFFINITY)
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
1 de abril de 2014
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida que lleva Pépé en el distrito más conocido de Argel podría ser idílica, es un intocable y la policía no lo detendrá nunca ahí arriba. Va de terraza en terraza a su antojo, abriendo y cerrando puertas sin necesidad de llamar antes, domina el barrio y se sabe que no le faltan alcobas a las que acudir en caso de necesidad. Podría ser idílica, pero no lo es. Pépé siente una amargura que lo corroe por dentro, echa de menos París porque él pertenece a la ciudad de la luz, padece una nostalgia que lo tiene sumido en el peor de los desamparos. Abajo, en la ciudad, la policía francesa sigue esperando la oportunidad de echarle el guante, sabiendo que es imposible detenerlo en su territorio. "Pépé le Moko" es una película de gángsters porque Pépé lo es, y de los mejores, leal con sus amigos y dispuesto a usar la navaja contra sus enemigos. Pero principalmente es una película de amor, el que siente el excepcional Pépe por esa mujer que se cruza en su camino y que es la excusa para exaltar su amor por París.

Refugio y prisión a la vez, la vida de Pépé no es fácil. Para siempre quedará en mi memoria la brillante interpretación de Jean Gabin, cuyo personaje lo tiene todo, con el fuerte carácter propio de quien se dedica a labores al margen de la ley a la vez que poseedor de un enorme sentimentalismo. Hay más cosas por las que la película de Julien Duvivier es maravillosa, personajes, trama, imágenes, sonido... Todo está abrumadoramente bien colocado. Las laberínticas calles de la Casbah se nos descubren como si formaran un órgano con vida propia en el que Pépé reina, con la tristeza a cuestas, con la buena amistad que le une incluso al comisario, con sus amigos de gremio y también, por supuesto, con los chivatos y traidores. La trama está servida en la mejor bandeja posible y no hay lugar para queja alguna, el guión es un maravilla. "Pépé le Moko" es un peliculón se mire por donde se mire, para degustar de principio a fin, en cada minuto de película hay cine de cine mucha calidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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30 de octubre de 2009
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinaria y legendaria obra maestra de Julien Duvivier. Es un drama criminal de la época dorada del cine poético Francés, en donde Jean Gabin encarna a un capo mafioso que escapa de Francia y se esconde en la alcazaba de Argelia que es un laberinto y ahí no lo pueden atrapar, por lo tanto la policia hará todo lo posible por sacarlo fuera de lo alcazaba para detenerlo. Con este argumento, Duvivier construye una historia dotándola de un aura mítico y de una belleza visual deslumbrante, en la que juega con el sentirse encerrado del protagonista, pues en ese laberinto de la alcazaba vivir si no puedes salir es un horror, y el amor que encuentra en una Parisina, que le hace sentirse nostálgico porque le recuerda su ansiada París. Por esto la película tiene mucha melancolía por soñar con la ilusión de volver algún dia a su París idealizado y por eso hará calquier cosa por volver. El guión es magnífico por mezclar muy bien el realismo por sentirse atrapado, y por describir con mucha eficacia lo que es vivir en un barrio así de laberíntico. La fotografía es asombrosa con esos planos oscuros y llenos de sombras que tan bien haría el cine noir americano años más tarde. La interpretación de Jean Gabin es genial por dotarla de elegancia y combinar muy bien sus estados de nostálgia con los de liderazgo de la banda. Tiene secuencias maravillosas tanto a nivel visual como de guión, que ahora describiré en la zona spoiler y el final es legendario. Es un film entrañable y por sus propios méritos una obra maestra más de la inolvidable década de los treinta del cine francés.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
john thorthon
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19 de marzo de 2010
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra preciosa muestra del buen hacer de los franceses durante los años 30. Apoyándose en un personaje antológico (interpretado a la perfección por ese coloso llamado Jean Gabin) y con un Duvivier dejando muestras de clase en cada plano se da forma a este "noir" en el que el toque de almíbar le va perfecto. Recordando a veces a Carné y otras marcándose un suave vals con la cámara a lo Max Ophuls, Duvivier es un director de lo más interesante. Quizá le falte dar la puntada final, cortar y entrar en las entrañas de los personajes, pero tiene tantas secuencias memorables la historia de Pépé Le Moko que incluso este pequeño hecho forma parte de su encanto. Una curiosa delicatessen que no comprendo como no había catado antes.
Tago Mago
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9 de febrero de 2014
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Pépé le Moko” es uno de los grandes clásicos del cine francés de entre guerras y una de las mejores realizaciones de Julien Duvivier, que en ese momento encadenó uno tras otro títulos que hoy son célebres, como es el caso de “La belle équipe”, “Carnet de baile”, o “La bandera”. La película que os comento a continuación mezcla con talento el material documental que sirve para las secuencias de obertura y que la sitúan en el contexto del laberinto de la Casbah argelina, con las tomas realizadas en estudio y en unos estupendos decorados del gran Alexandre Trauner. Se trata de evocar con precisión un mundo imaginario, el universo de las callejuelas exóticas de una ciudad árabe del norte de África, refugio y prisión de un gánster elegante interpretado por Jean Gabin, un “Pépé le Moko” que siente nostalgia de París, de la Rue de la Valette en la que creció, y sólo puede sosegar esa añoranza besando los labios de Gaby, una prostituta de lujo de paso por Argel del brazo de un gordo y sudoroso millonario, en los brazos de ella siente el sabor de los croissants de su infancia, el aroma del café de sus padres, el rumor del metro.

Todo ésto es lo que cuenta el film de Duvivier, dentro de un esquema policíaco sencillo y hábil que le permite desarrollar el espíritu de romanticismo canalla que necesita la historia. Los diálogos de Henri Jeanson son estupendos, Gabin es un ladrón con mucho encanto, Lucas Gridoux inventa un policía viscoso de categoría, los dos traidores, Dalio y Fernand Charpin, son excelentes, por no mencionar a un gran Saturnin Fabre, el grandilocuente “Grand Père”. Las tres actrices principales, Mireille Balin, Line Noro y Fréhel, dan vida a ideas absolutas, la primera es el deseo, la segunda la paz conyugal y la tercera canta los paraísos perdidos.

“Pépé le Moko” se estrenó en Francia en 1937 y enseguida obtuvo un éxito enorme, desde entonces el film ha sido repuesto en varias oportunidades y las televisiones galas lo programaban con regularidad. Si ya lo conocéis, os complacerá reencontraros con él, si no sabíais de él, a partir de ahora tendréis que añadirlo al pequeño santoral de vuestros mitos de celuloide.
Juan Marey
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22 de marzo de 2012
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy extraño, pero cuando en el corazón de un hombre comienza a fluir el amor, todo lo malo que pueda haber dentro de él, da la impresión de que se desvaneciera para siempre. La oscuridad no existe, pues, se ha demostrado que es ausencia de luz y, en consecuencia, la maldad es sólo ausencia de amor. No habría hombres malos si todos consiguiéramos hacer que fluya el amor de nuestros corazones, porque, cuando nos envuelve éste sentimiento, se tiene la plena sensación de que no nos falta absolutamente nada... y la maldad, es un afán desesperado de querer tener, a como dé lugar, aquello que se desea.

Pépé le Moko (Moko hace referencia a los oriundos de Provenza y a los marinos de Toulon), es un peligroso gánster francés (“de sonrisa fácil para los amigos y un cuchillo para sus enemigos”) buscado por la policía desde hace dos largos años, pero a quien ha sido imposible atrapar porque usa como refugio un intrincado distrito en Argel conocido como, la Casbah (del árabe Qasba: Fortaleza), donde atraparle es tan complicado como encontrar a un pececillo, llamado Lucy, en un cardumen de sardinas (bueno, eso creía yo, pero, mi hija de 10 años me resolvió el problema cuando al planteárselo, me respondió: “Si es tu amiga, sólo llámala, que cuando ella reconozca tu voz, se apartará del cardumen y vendrá enseguida”).

Hasta el propio corazón de la Casbah consigue entrar, el inspector Slimane. Allí ve, y habla frecuentemente, con el tan buscado Pépé, pero no puede detenerle porque tropezaría con decenas de pistoleros y vecinos que le protegen. Después de intentarlo todo, sólo queda una alternativa… y el inspector Slimane está dispuesto a jugársela, “sin violencia, suavemente y sin fatiga”, para atrapar a su hombre en el momento preciso.

Basado en la novela de Henri La Barthe, y con un guion que éste escribiera en colaboración de Jacques Constant, Henri Jeanson y el propio director, Julien Duvivier, lo que se nos brinda con, <<PÉPÉ LE MOKO>>, es un gran clásico del cine. Una historia perfecta en su potencial humano, pues, el entendimiento de las motivaciones, los sentimientos, y las causales que llevan a actuar de ciertas maneras que aquí se nos enseña, garantiza que podamos empatizar plenamente con cada personaje y que se nos desmonte el más mínimo afán de juzgarlos o condenarlos.

Siento también, que no resulta justo afirmar que a, Pépé le Moko, una mujer lo llevó a la perdición. No, su amada Gaby lo llevó a la redención, pues, morir amando es garantía de que se ha alcanzado la libertad y la gloria.
Luis Guillermo Cardona
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