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La gran comilona

Comedia. Drama Cuatro amigos unidos por el hedonismo y el tedio más absoluto se reúnen en una mansión con la idea de suicidarse comiendo sin tregua. Pronto añaden a la gula otro pecado capital: la lujuria, y así empiezan a llegar las prostitutas. El sexo obsceno se entremezcla con los cerdos, los quesos, los jamones, el caviar... (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
23 de julio de 2006
75 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escrita por Rafael Azcona y Marco Ferreri, fue dirigida por éste. Se rodó en exteriores de una antigua mansión y en estudio. Obtuvo el FIPRESCI de Cannes y fue nominada a la Palma de oro. Se presentó en Cannes el 12-V-1973.

La acción principal tiene lugar en 1972/73, en una antigua mansión de las afueras de París, donde vivió el poeta Boileau. La acción ocupa unas dos semanas. Narra la historia de 4 varones de mediana edad, representantes del poder y del prestigio social, entregados a la gula, al exceso y al deso de comer hasta morir. Les acompañan durante unos 2 días 3 prostitutas convocadas por Marcello (Marcello Mastroianni), piloto de aviación, obseso sexual. Los otros personajes son Philippe (Philippe Noiret), un magistrado reprimido; Michel (Michel Piccoli), productor de cine homosexual; Ugo (Ugo Tognazzi), restaurador no aficionado al sexo. A ellos se añade la maestra del colegio vecino de enseñanza infantil (Andrea Ferreol), rolliza, ninfómana y tragona.

Para algunos la película es una sátira de la sociedad de consumo, que impulsa a las personas a consumir por encima de sus necesidades hasta provocarles le muerte. Para otros es un drama de 4 personas dominadas por la gula, que les lleva a comer compulsivamente, incluso cuando el placer entra en fase de rendimientos decrecientes. La obra contiene elementos de fábula sobre la fuerza del interés por la comida, cuando trasciende el interés por la preservación de la salud y la vida. También cabe entender que los 4 personajes forman un grupo movido por el hedonismo como medio de lucha contra el tedio que ha invadido sus vidas. La tensión entre hedonismo y tedio podría explicar la no pulsación regular de la ley de rendimientos decrecientes. El film se podría entender como una tragedia, la de unos personajes derrotados por la vida, que buscan una vía de salida en un suicidio friamente planeado. En todo caso, la obra no es un relato de gula y lujuria, aunque ésta se halle presente a petición de Marcello. La falta de interés de los anfitriones por el sexo hace que que las chicas abandonen la residencia. La obra juega con el surrealismo, el fetichismo y el absurdo, de los que extrae elementos hilarantes de humor ácido, negro e irreverente.

La música, de Philippe Sarde, es atrapadora, pegadiza, intrigante y sensual. La fotografía destaca la atmósfera siniestra de la mansión, el clima opresivo de la acción, el humor visual (imitación de Marlon Brando en el "El padrino") y los elementos provocativos (cópula, masturbación, desnudos frontales). El guión incluye unos diálogos con expresiones populares y vulgares, que hacen próximos a los personajes. La interpretación se beneficia de la presencia de 4 de los mejores actores europeos del momento. La dirección busca la provocación como medio para dar paso a la reflexión.

La película levantó protestas, que no impidieron su éxito comercial. Con el tiempo se ha convertido en una película de culto.
Miquel
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2 de febrero de 2011
66 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La gran comilona" es una película que produce una enorme sensación de tedio y asco desde que se inicia hasta que se ve con alivio el final, que parece que no llega nunca.

Básicamente se reduce a una historia sobre un grupo de amigos que se tiran tres días en una mansión comiendo como cerdos, follando como conejos y peéndose como vacas australianas. Salen coñas excrementicias y se muestran tetas, como en las comedias estúpidas americanas; y una sucesión de platos magníficos pasan y alegran un poco la vista, a la par que revuelven el estómago por su obscena opulencia. Como se supone que el reclamo no debe ser casquería, sino intelecto, la película está rodada a mitad de velocidad, que esto es una peli de pensar, no de satisfacer morbos abyectos a la par que mundanos.

Cumple su cometido de revolverte el estómago, no mediante sofisticadas técnicas cinematográficas, sino enfocando directamente a la fuentes del asco, con una sutileza comparable a la de meterte un dedo por la garganta. Entre arcada y arcada - que hay que dejar un descanso al espectador- hay un aburrimiento de no te menees. El aburrimiento de la alta burquesía, el aburrimiento del ser y del existir y mi aburrimiento, que también era fino.

Puede ser la película ideal para acompañar una dieta: si con esto no te quitan las ganas de comer, felicidades: tienes un estómago de hierro.
Neathara
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31 de marzo de 2009
39 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los comensales

Marcelo, piloto depravado y hedonista confeso.
Philippe, juez cuya obsesión por las tetas gordas viene de la lactancia.
Michelle, cineasta porno y bailarín en sus ratos libres.
Ugo, el que da de papear con más mano que Arguiñano.
Andrea Ferreol, Institutriz, “Un plato fácil de comer”.
Las invitadas, tres putas.
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La técnica (al horno, cocido o al pilpil)

Cámara alejada cuando la bacanal llega a su máximo exponente, primeros planos cuando los nihilistas se dan cuenta que hasta creer en morir comiendo es creer en algo. El zoom-out de la soledad. El zoom-in de la irracionalidad.
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El menú
Comer compulsivamente, beber compulsivamente, follar compulsivamente, cagar compulsivamente, vivir compulsivamente. De postre crepés, muy francés.

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Sobremesa
Imitaciones de Marlon Brando. Tangas como parches. Música sensual. Polvos. Charanga y pandereta.

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La digestión
Tras comer hasta vomitar, la mierda revienta. Por mucho que se esconda, la mierda siempre sale. Y si la escondes durante mucho tiempo, puede hasta matarte.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Favio Rossini
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8 de febrero de 2008
40 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Advertencia: Lo que viene a continuación, entre comillas, constituye una especie de refrito recalentado a base de extractos. Cociné dicho potaje para completar una reseña que ‘editó’ el cine-club Fritz Lang en otoño de 1990 con motivo de la proyección de “La grande bouffe” en el auditorio de la facultad de letras de la UAB. Insisto en que se trata de un insufrible refrito porque no quisiera atribuirme nada que no proceda de mi puño y letra.

A quien, además, pueda interesarle el origen de mi crítica, pase por el spoiler. A quien no, evítelo a toda costa.

<< “La grande bouffe” constituye uno de esos ‘films escandalosos’ tan en boga en los setenta, que amparado en su gran permisividad fisiológica nos ofrece la particularidad de transferir el hedonismo exclusivo del área genital a la nutritiva y oral, interrelacionándolos continuamente. Ferreri construye la historia de cuatro amigos (Mastroianni, Piccoli, Tognazzi y Noiret) que deciden suicidarse comiendo hasta reventar como un pretexto para trazar una parábola pesimista sobre la sociedad de consumo, sobre las obsesiones del mundo moderno, mezclando provocadoramente elementos sexuales y sarcásticos con otros más serios como la reflexión escatológica. >>
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Taylor
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9 de enero de 2008
31 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi esta película en Granada, teniendo veinte y pocos años. Me causó una impresión sorprendente, de genialidad barroca desde el punto de vista cinematográfico. Recuerdo que muchas personas se salían asqueadas de la sala, haciendo muecas y comentarios de repugnancia por el contenido. Hasta tal punto que nos quedamos viéndola hasta el final no más de veinte individuos.

Verdaderamente es una película extraña en su ironía o provocación, pero tremendamente original, como casi todas las colaboraciones de los amigos guionistas de tantos trabajos de buen cine realizados a duo, Azcona y Ferreri.

Uno de los detalles relevantes de esta película extraordinaria es mostrarnos que la comida y la mierda son cosas emparentadas y que en cierto grado pueden situarse al mismo nivel; por esto, conforme transcurre el argumento (que entraña a la propia civilización humana) cada vez abundan más la comida y la mierda; los humos y los aromas que acompañan a una y los pedos y los olores que conlleva la otra.

Esto sí que es cine independiente en el pleno sentido artístíco, escandalizador y chocante del término "independiente". Una película tan poco convencional o exótica a la europea, que siempre será una auténtica pieza de valor y estima para los cinéfilos.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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