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Hogar, dulce hogar

Comedia Poppy (Grant) y Anna Rose (Drake) viven felices con sus tres hijos. Pero Anna es tan maternal que desea tener más hijos; así que adoptan a dos niños: una niña de trece años y un chico analfabeto que tiene problemas para caminar. Al principio, la situación es dura, pero lucharán por sobreponerse a las adversidades. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
25 de septiembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que tocan el tema con demasiada superficialidad.

Estamos en 1952 y creo que ha habido películas más complejas que han tenido buenos resultados. Esta película, que ni tan siquiera Cary Grant consigue rescatar con su gran ingenio.

Las vidas de las personas, creo que son mucho más complejas que lo que se muestra aquí, y mucho más si lo niños tienen problemas, tal como dicen al principio de la película. Si la película fuera así de fácil, hasta yo adoptaría a 10 niños con problemas.

Resuelven los problemas de una forma muy fácil y sin grandes complejos emocionales, y tampoco ponen sobre aviso, los posibles problemas que tendrá los hijos biológicos a los nuevos miembros. Es como si cogieran un animal de la calle.

Eso sí, me gustado mucho la modernidad de la familia, ya que el padre de familia también hace las tareas domésticas, y el machismo que hay en este época en las películas de esta época, quedan reducidos al mínimo.

También me ha gustado el tema de los animales.
edugrn
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18 de agosto de 2012
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues eso, una película que rezuma miel por todas sus costuras, éste podría ser mi resumen después de verla. Y ya decía André Gide que con buenos sentimientos no se hace buena literatura, cosa que resulta perfectamente extrapolable del campo literario al cinematográfico. La pareja compuesta por Cary Grant y Betsy Drake, que por aquel entonces también eran matrimonio en la vida real, después de una comedia tan floja como "En busca de marido" (1948), quisieron probablemente seguir sacando partido a su vida común y se metieron en este "Hogar, dulce hogar" para dar vida a una pareja que, a instancias siempre de ella, pero bien "masculinamente" secundada por él, se dedican a acoger a niños con problemas entre los suyos propios. Por suerte para el aficionado que no se conforme con una visión tan simple y edulcorada de la existencia, este tema ha dado lugar a excelentes y en algunos casos tan impresionantes como aterradoras películas en las que poder refugiarse en busca de una calidad que en ésta brilla por su ausencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Toribio Tarifa
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26 de septiembre de 2022
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Principio de años 50. Un grupo de amas de casa visita un orfanato.

Al principio ven la zona de los bebés: ellas sonríen y felicitan a la directora por "la gran labor que realiza" mientras esta les advierte que el plazo para adoptar un recién nacido es de unos tres años.

Salen al patio y observan a un nutrido grupos de niños de ambos sexos, de unos ocho años en adelante.

- A estos, en cambio, siempre hace falta encontrarles un hogar. Es fácil encontrárselo a niña rubia y sonriente pero ¿Quién quiere a ese chico mayor con el pelo al cero y el ceño fruncido? - les advierte la directora.

La película contesta esta pregunta, o más exactamente, supone todo un alegato a favor de la adopción (o acogida, más bien) de niños "mayores" que arrastran historias trágicas y cuyo comportamiento, lógicamente, se ha visto afectado.

Es un producto familiar de los cincuenta - no lo olvidemos - y los problemas de adaptación de los niños se resuelven (rápidamente) con escenas emotivas mientras se camina hacia un final feliz (no lo considero precisamente un spoiler).

La película maneja con acierto estas escenas sentimentales (o sensibleras, cada uno tendrá un adjetivo que aplicar aquí) y las combina hábilmente con comedia.

Para ello ayuda, y mucho, Cary Grant en el papel de padre, que consigue resultar encantador en todo lo que hace y dice, ya sea después de que se le hunda una balsa con la que pretendía entretener a sus hijos, o cuando intenta "quedarse a solas" con su mujer, o cocina con un delantal (y lo hace más de una vez), etc...

También merece la pena destacarse a Betsy Drake, en el papel de madre inasequible al desaliento que lleva la voz cantante respecto a este tema de la adopción, apreciable actriz a la que apenas ubicaba antes de este título.

En definitiva, un producto muy bien realizado y bien narrada que resulta un poco ingenuo en la resolución de problemas reales pero que, por lo menos, se atreve a plantearlos y que también resulta sorprendentemente moderna en algunos aspectos, como que el marido y los hijos realicen tareas del hogar, como algo normal.

O algunos puntos realistas, como que la familia no pueda adoptar a los niños porque necesite cobrar la, pequeña, ayuda que reciben del estado por tener a los hijos en acogida.

Al margen, apuntar que la biografía de Betsy Drake es bien curiosa: provenía de una familia muy adinerada que se arruinó, fue esposa de Grant en la vida real, sobrevivió al naufragio del Andrea Doria y cambió el cine por la profesión de terapeuta.
BelénLo
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