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Kate & Leopold

Romance. Comedia. Fantástico Un moderna ejecutiva (Meg Ryan) y un duque del siglo XIX (Hugh Jackman) se encuentran, por cosas del destino, en el Nueva York de nuestros días, cuando el ex-novio y vecino de ella (Liev Schreiber) consigue viajar a 1876 a través de un portal en el tiempo, pero a su vuelta se trae consigo al apuesto y romántico noble. (FILMAFFINITY)
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
21 de junio de 2010
27 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
La señorita Meg Ryan es un encanto. Está perfecta para este tipo de películas que domina como nadie.

En tiempos, Jennifer Jones, o Katharine Hepburn o Audrey Hepburn eran las especialistas para estos guiones románticos pero hoy, Meg Ryan, ha dejado huella como una de las más competentes continuadoras del género. Y admitámoslo, deja huella en todos nosotros. Es la verdad. Si nos va el amor tierno, Meg en nuestra mujer.

Es interesante ver cómo Kate (Meg) se va enamorando del señor Leopold (Hugh Jackman, cómo no), poco a poco, como empieza a alucinar viéndole a caballo con sus modales refinados propios de un aristócrata… Encantador. Así debe nacer el amor: montando a caballo.

La película es lo que quiere ser, no cómo son los rancios que se mofan para demostrar que ellos son tipos duros, que luego no lo son, es lo gracioso, pero que quieren dar el pego.

Me enamoro de Meg a primera vista. Una mujer sensible, es fácil imaginarse una vida apacible a su lado, sin sobresaltos. Tan modosita, llena de ternura y sensibilidad. La vida será con ella un festival de besos y caricias… Con ese tipito y esa expresión tan dulce … Algo despeinada, descuidada en el vestir ... Tan poquita cosa... ¡Cuántos arrullos nos haremos a la luz de la luna! Todo es delicadeza en ella: "¿Qué tal, cariño? ¿Cómo te fue el día?" Con Meg, te sentirás como si fueras el Duque Leopold nada menos … como si vinieras de otro mundo, bueno… más bien como si vivieras en otro mundo. En resumen, la película te da a entender que el auténtico romance para enamorar viene de la mano de los modales y la buena educación.

Merece la pena vivir al lado de Meg, conocer esa dulzura (mírate: los dos juntitos en esa foto que irá en un marco de plata encima del piano de cola). Sí, merece la pena enamorar así a Meg aunque sólo sea el rato que dura la película.
floïd blue
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19 de septiembre de 2008
35 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tío del siglo XIX discute con Meg Ryan porque él se niega a vender lodo de establo, refiriéndose a una mantequilla de dieta y acusándola a ella de ser una tramposa profesional del mundo de la publicidad.
Ella se defiende argumentando que se ha matado a trabajar toda su vida y que no tiene tiempo para escuchar discursos timoratos de tíos de 200 años.

Él es de Brooklyn, año 1836. Ella de Manhattan, año 2001.
Discuten por la mantequilla. Y ese es el momento más dramático de la película.

Meg Ryan se supera a sí misma y a todos y cada uno de sus bodrios.
Valkiria
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1 de febrero de 2007
30 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extrema bobochorrez en la que el Lobezno es un aristócrata de algún siglo pretérito, que aparece en la Nueva York actual para conocer y enamorarse de Meg Ryan, que sigue tan histérica y cargante como siempre, y para ayudar al hermano de ésta a ligar a base de comportarse como un caballero de los que solo existieron en la imaginación de literatos tan insignes como Barbara Cartland o Corín Tellado.
Toneladas de empalagoso almíbar, formato telefílmico y escenas y diálogos bochornosos (lo del anuncio es para vomitar), son las cartas de presentación de un producto solo apto para amantes de la lágrima fácil, seguidores de culebrones venezolanos, y/o aficionados al subgénero romántico-baboso.
Tan recomendable como hacer mountain-bike con almorranas.
Kingo
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13 de diciembre de 2008
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peli no engaña a nadie. Hay que dejar eso claro.

¿Y la historia?

Previsible. Por eso funciona. Por lo binariamente que ha sido concebida.

High Concept de viaje temporal para añadir chispa a una historia corriente de amor, personaje que es un "pez fuera del agua" en nuestra era, pareja amorosa complementaria que choca entre sí pero cuyo destino es estar unidos, paradojas temporales, fechas límite, etc.

Todo muy aseado y muy bien atadito. Un film que mantiene el tipo y no añade nada nuevo.

Jackman se desmarca de sus papeles de acción aceptablemente y Meg Ryan está tan enervante como en todos sus últimos films. Y es que la Meg de los 80 no es la cuarentona botoxizada que pasea su escuálido cuerpo por las plateas en el XXI.

NOTA: Resulta curioso que Liev Schreiber y Hugh Jackman coincidan tanto aquí como en el inminente film que se ha rodado sobre el mutante Lobezno.

También es curioso que tantas películas hollywoodienses recientes (comedias, sobre todo) tengan a protagonistas trabajando en agencias publicitarias.

¿Un ejemplo? "Hancock".
metabaron
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6 de diciembre de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve, caballero de modales exquisitos y nunca pedantes. Regresa, culto conversador que no avasalla, ni chulea, ni humilla al otro; hombre valeroso, seguro de sí mismo, protector y sincero. Vuelve, hombre de honor y de principios, temperamental a veces, dulce otras, cuando corresponde, cuando debe serlo. Vuelve, por favor, Leopold, y demuéstranos a todos, demuéstrales a ellos y a nosotras, que la masculinidad es ser como tú: ser simpático pero no «bufón», atento sin ser pesado, infalible seductor sin faltar el respeto a las mujeres, que para ti son siempre damas. Leopold, Leopold, ¿dónde estás?

Además, que es Hugh Jackman, así que a ver quién supera este porte y esa sonrisa que hace a Leopold más irresistible aún. Lo que no comprendo, lo que no me explico, es cómo y por qué se enamora este galán, este príncipe, de esa neoyorquina amargada de Kate, con una Meg Ryan que no estaba precisamente en su mejor momento. Yo es que, de verdad, ¿ese es el ideal femenino? Pregunto. Si Leopold es el sueño de toda mujer, ¿es Kate el sueño de cualquier hombre? ¿De verdad? ¿De verdad de la buena? ¿O es que a la gente que hace estas películas le importa tres pitos el modelo femenino y no se preocupan en absoluto de crear personajes de mujeres que enamoren? Porque es que yo no soy como Kate, y no quiero pensar que sólo siendo como la insulsa Kate se puede triunfar tan apoteósicamente en el amor.

Vale, no estoy diciendo casi nada de la película que nos ocupa, «Kate & Leopold», una comedia romántica que no deja mal sabor de boca en líneas generales, pero es que, oye, Hugh Jackman me ha nublado el entendimiento. Mangold está bien y los secundarios aportan bastante al argumento. No me creo el idilio, pero el conjunto es agradable de ver. Bueno, y la canción de Sting, «Until», es una preciosidad.
Kaori
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