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Habemus Papam

Drama. Comedia Tras la muerte de un Papa, obispos, arzobispos y cardenales de todo el mundo se reúnen en Cónclave para elegir a su sucesor. Después de varias votaciones infructuosas, que se anuncian con la salida de una humareda negra, se ve, por fin, la "fumata bianca" que indica que "habemus papam". Los fieles que se han congregado en la Plaza de San Pedro esperan con entusiasmo y fervor que el nuevo pontífice, siguiendo la tradición, se asome a una ... [+]
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
3 de octubre de 2011
36 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habemus Papam se divide en dos partes.
La primera hora (o tal vez un poco menos) donde una sutil ironía acompaña la mas o menos creíble elección del nuevo Papa. Es durante este período, a través una mezcla de drama con humor negro en cuentagotas, que la película se muestra algo oscura y respetuosa. Y es, tal vez, lo mejor del film.

El disparador: Luego de varios intentos fallidos por elegir al Papa, donde la votación está tan cerrada entre 2 o 3 candidatos, muchos deciden, para evitar un nuevo Balotage, votar al Papa menos popular y con menos posibilidades de serlo. Este, sorprendido y shockeado, se da cuenta que no está preparado para tamaña resonsabilidad y decide huir.
Hay que saber que hasta que no se comunique la nueva designación en forma pública nadie podrá salir del vaticano. Los creyentes copan la plaza esperando el comunicado que se dilata sin remedio mientras el nuevo Papa continúa dasaparecido.

La segunda parte es más grotesca, y se inicia cuando el psicólogo contratado para resolver el problema y los miedos del Papa, toma las riendas del Vaticano.
En este período se pierden ciertas sutilezas, la formalidad inicial, y ese hilo semirealista con el que arranca el film.
Ahora el humor es menos cuidado, mucho más surrealista. Para mi gusto, es en este período donde la película baja un poco el nivel, aún logrando risas (no tan contínuas) pero sin tanta efectividad.

El producto final, como un todo, es satisfactorio...con el típico humor italiano plasmado en cada fotograma.

Habemus Papam es un plato distinto, alejado de los guiones trillados, divertido hasta las lágrimas.

Recomiendo su visionado que seguramente no estará ajeno a debates.
Aconsejo vivir la experiencia...no lo van a lamentar.
Serginhio
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8 de abril de 2014
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arriesgada película sobre la duda y la responsabilidad en la figura del Papa pues nunca se sabe por dónde irán los tiros cuando es la Iglesia con la que nos topamos. Suerte que contemos con un director al que le resbala bastante la crítica destructiva con tal de seguir con su forma sátira y desenfadada de contar historias con contenido político, religioso o social de por medio.

Nanni Moretti consigue con su habitual estilo perspicaz y cabroncete retratar el ya conocido ritual para designar al nuevo pontífice ante la atenta expectación de los medios de comunicación, fieles y demás oportunistas ondea-banderas. La película alcanza en algunos momentos cotas muy cercanas a algo que podríamos denominar como surrealismo vaticano en donde nuestro particular psicoanalista Moretti tendrá que lidiar con un multicultural grupo de cardenales que perfectamente nos podríamos encontrar en un jardín de infancia.

Para quien tenga un poco de imaginación gamberra y quiera imaginar por un momento que tras toda esa opulencia y tradición espiritual, cosas así puedan suceder de verdad, sin duda será un gran aliciente para pasar un mejor rato con su visionado.
Travis Bickle
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17 de mayo de 2012
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Habemus Papam” se adentra en la Santa Sede con fina ironía, ofreciendo un abstracto y atípico reflejo de la vida dentro del Vaticano antes, durante y después del cónclave en el que se deberá elegir a un nuevo Papa tras el fallecimiento de Juan Pablo II. Pese al carácter de comedia de esta película, las formas de Nanni Moretti (“Querido diario“, 1993) en la dirección denotan respeto sobre el tema elegido y por ello el contenido nunca busca ser hiriente o demasiado provocador, aunque es entre líneas donde se pueden palpar sus críticas. Va más allá de la propia Iglesia y se convierte en un acertado retrato de la depresión vivida a través del padecimiento del nuevo Santo Padre, completamente desorientado e inundado por el miedo que le provoca la grandeza de su nuevo cargo.

Con una interpretación extraordinaria y profundamente sentida, Michel Piccoli encarna al afligido y asustado nuevo Papa, que parece preguntarse “qué he hecho yo para merecer esto” y cuya inestable pero fascinante personalidad ofrece desconcertantes golpes que dejan sorprendidos a los presentes. La película, que podríamos clasificar como una comedia muy negra, no divierte en demasía pero cuenta con buenos momentos muy capaces de hacer reír, que aparecen sin avisar para romper la estabilidad de un conjunto cuyo resultado obliga a preguntarse qué quiere decirnos exactamente. Cuál es la moraleja: la que debería ser la verdadera humildad de un Papa, un viaje a la depresión o a un confuso estado psicológico con todos sus efectos, el miedo del Vaticano a enfrentarse ante una situación insólita…


Las agradables partituras de Franco Piersanti (“La bestia en el corazón“, 2000) acompañan a una magnífica dirección artística y de vestuario que consigue una gran representación de las estancias vaticanas y las personas que las recorren, ya sean cardenales u otros religiosos, miembros de la Guardia Suiza, el preocupado portavoz de la Santa Sede (Jerzy Stuhr) o el psicoanalista que deberá estudiar el caso del Papa prácticamente secuestrado por los cardenales, interpretado por el propio Nanni Moretti (“Caos calmo“, 2008), que completa un elenco que da vida a multitud de personajes interesantes. La simpática absurdez de algunas de sus escenas se entrelaza con el sinsentido de otras más inocentes y de excesiva duración como un partido de voleibol que no sé sabe qué pinta en el metraje exactamente.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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19 de noviembre de 2011
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para palpar en estos últimos tiempos a Nanni Moretti hay que tener fe. Si “El caimán” defraudó a aquellos que esperaban una ácida y corrosiva crítica a Silvio Berlusconi verán que “Habemus Papam” llega al 0,01% de polémica que ha causado el cartel de la nueva campaña de Benetton, donde el Papa se besa con el imán egipcio Ahmed el Tayyeb… y que ha tenido que ser ‘abortada’. Hay todo un camino y crisis de fe y cinematográfica desde “La misa ha terminado” hasta “Habemus Papam” pasando por una Palma de Oro. El sermón sigue siendo el mismo en esa religión incapaz de amoldarse a un mundo moderno que la ha superado, que se ve sin ánimos palpables y factibles de salir adelante. Y ese enclaustramiento de la Iglesia Católica queda dibujada en una buena (que no excelente) presentación de un nuevo Papa que se ve incapaz de ejercer ni dirigirse al público y mucho menos a sus fieles por un ataque de pánico.

Por supuesto Moretti chupa plano y “El discurso del rey” quiere tener prima italiana… aunque la prima (y no de riesgo) sale rana. La película de Tom Hooper se desarrollaba entre 1935 y 1936 y “Habemus Papam”, con menos socarronería, en el nuevo siglo. Desde luego la monarquía como el Vaticano, poco han cambiado de muros para adentro… porque, tal y como descubre ese Papa a lo “El príncipe y el mendigo” el mundo y la vida, son pues, teatro y sueños incumplidos… como finalmente la propia película de Moretti. Todo un premio de consolación.
Maldito Bastardo
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11 de noviembre de 2011
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Italianos: Moretti ha vuelto. Y lo hace por la puerta grande, concretamente la del Vaticano.

¿Qué sucedería si el Papa sufriese una crisis de identidad? ¿Qué malo podría pasarle si quisiera echarse a la calle vestido de paisano para tener contacto con la gente real? El punto de partida es fulminante, pero Moretti es buen cineasta y en lugar de dar respuestas crea más preguntas: Si el Papa fuera realmente una persona cuerda y consciente de su carga mediática, ¿no haría inmediatamente las maletas después de pasar por el psicólogo?

Los títulos de crédito avanzan la exquisitez de un humor que no deja claro cuándo toca carcajada y cuándo esbozo de sonrisa. La veracidad y el desconcierto de la primera media hora son apasionantes. Tanto como la oportunidad de escuchar a La Negra Sosa poniendo magia a una escena.

Llegado el segundo acto la película se fragmenta en dos partes: de un lado tenemos al Papa luchando por curar su alejamiento de lo humano y del otro a Moretti atrapado junto al resto de clérigos a la espera de la pronta recuperación del jefe supremo de la Iglesia. Dos roles que intercambian el contacto y el aislamiento de la realidad.

El tono es completamente distinto entre las secuencias de dentro y fuera del cónclave. Las que atañen al Papa (interpretado con gran solvencia por Michel Piccoli) toman de un cáliz más sosegado y reflexivo. Cada vez que aparece Moretti el milagro del pan y el vino sucede con la razón y la sonrisa.

"Dejen que me vaya", ruega el Papa cuando descubre que le interesa más lo que pasa fuera del Vaticano que dentro. Si la vida fuera es una locura, dentro no lo va a ser menos. La de fuera es una hostia, la de dentro una parodia por méritos propios. Cada loco con su tema, su adicción y su creencia. Atención, mucha atención al monólogo del Papa en el bus.

'Habemus Papam' es un acto de meditación sobre esa verdad popular que aboga por lavar la ropa sucia en casa. En este caso la ropa es blanca y la casa santa. Además acierta de lleno al mostrar irónicamente esas pequeñas mentiras que tapan la verdad en un lugar donde se supone que hay todo de lo segundo y nada de lo primero.

El disparate va in crescendo, pero el contador de la frivolidad se mantiene a cero. Unos discutirán si el color del humor (y la fumata) es negro o blanco. El caso es que la cinta tiene momentos sublimes capaces de arrancar hasta dos y tres momentos de carcajadas y aplausos en la sala.

Aunque Moretti deje el final atado y bien atado sabemos que en la Iglesia, como en el Teatro, cada uno interpreta lo que le da la gana. Merece la pena ver esta película, independientemente de aquello en lo que creemos o dejamos de creer.

Podéis ir en paz.
Melón tajá en mano
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