Juntos, nada más

Leyendo alguna crítica publicada en esta misma página, me da un poco de vergüenza decir que me lo pasé como un enano romanticón viendo esta película. Seguro que tenía el día tonto, y que si la vuelvo a ver me parecerá una cursilería de campeonato, pero mientras eso no pase sigo con la sonrisa tontorrona en mi cara.
En un viejo bloque de apartamentos dos chicos comparten casa. Uno es cocinero, guapo y atractivo, pero incapaz de disfrutar de una vida absorbida por el trabajo y el cuidado de su abuela enferma. El otro es un ser excéntrico, optimista, risueño y tartamudo, que solo ve el lado bueno de las personas y se entrega a ellas. Un día entra en su vida una encantadora y desvalida vecina que trastocará definitivamente su futuro. Evidentemente surge el amor entre el cocinero y la vecina. Pero no todo será un camino de rosas.
La historia, previsible si se quiere, transcurre de forma tranquila, dulzona y definitivamente encantadora. No nos tenemos que preocupar por personajes incómodos o negativos, na hay situaciones desagradables. Todo es ligero y entrañable. Se ve con una agradecible sonrisa permanente.
Claude Berri rueda con estilo y elegancia y los actores resultan adorables. Mención especial para el estupendo Laurent Stocker como el tartamudo excéntrico, que dota a su personaje de un encanto especial.
Puede que me haya vuelto un blandengue, o que realmente sea una deliciosa película romántica, no se. Lo único que se es que pasé un rato realmente agradable.

Esta digna comedia nos muestra, otra vez, la diferencia del cine francés y el español:
Uno sacando siempre las mismas historias, ya sean los pseudos personajes de Almodóvar, macarras, policías corruptos y prostitutas de Aranda o las mil historias jamás contadas y siempre subvencionadas de la memoria histórica. El otro, el del país vecino, contando vivencias de gente corriente, como nosotros, con sus problemas y sus dudas.
Poco a poco se nos muestra una serie de ideas que después cuando abandonas la sala te rondan por la cabeza:
- El cuidado de los ancianos y los seres queridos
- Las tristes historias de familias rotas.
- La soledad
- La autoestima y superación.
- La evolución de una relación:
-vecinos desconocidos, compañeros de piso u trabajo, sexualidad y por ultimo
Amor
Recomendable por tanto a los amigos del buen cine

Entrañable película de gente buena que no necesariamente hace que parezcan increíbles. Porque en mi modesta opinión es en este aspecto -la verosimilitud de sus protagonistas- donde tiene uno de sus puntos fuertes la película.
Las cosas van pasando con un tempo preciso y el amor aparece sin sobresaltos ni piruetas. Bien contada y mejor interpretada por un cuarteto sorprendente de personajes anodinos que luchan a su manera por ocupar su parcela de felicidad.
Lo mejor: Tautou y los demás. La casa familiar.
Lo peor: El poco bombo que se da a películas de este estilo.

El gran director de El manantial de las colinas, La venganza de Manon (dos películas sobre una novela de Marcel Pagnol) y Amor en tiempos de guerra, así como de la sensacional Germinal, sobre la novela de Emile Zola, todas obras de estructura compleja, llega a Juntos, nada más con una carga insólita en el cine de esta época: un drama que se torna tierna comedia alrededor del amor fraternal de tres jóvenes en crisis con su familia: dos que tienen muy mala relación con sus padres o madre y uno que sólo tiene a su abuela que envejece y enferma aceleradamente.

La relación de amistad y solidaridad que exhibe la película bordea el melodrama con exquisita elegancia y provoca una sensación enormemente placentera, ya que en medio de sus carencias y desolaciones los personajes procuran buscarse, protegerse y reconocer el amor cuando aparece. No importa los esfuerzos que haya que ejecutar para que todo sea posible.

Audrey Tautou-Guillaume Canet forman una pareja encantadora que parece improvisar sus encuentros; son, sin duda, las estrellas de una representación muy teatral en el mejor sentido (duelo de personajes en diálogos y situaciones muy cercanos), pero quienes se llevan los mayores aplausos son dos desconocidos: la anciana Françoise Bertin, realmente espléndida, y el extraordinario Laurent Stocker, de la Comedie Française, en la creación de un personaje por demás original en el cine de los últimos años: un joven que viste de otro tiempo, se comporta como un personaje de obra clásica, ligeramente tartamudo que llega al amor y al teatro aportando unos insólitos pasos de gran comediante.

Aporta mucho la banda sonora de Frédéric Botton: desde las primeras secuencias sugiere emociones que no defraudarán.

En el maremágnum de comedias románticas blandengues o elementales, Juntos, nada más se erige de tal modo que a ratos parece una obra maestra.

Después de haber sufrido incontables comedias románticas yankis y haber tirado el género a la basura, me he dado cuenta que lo que chirria en las películas de Jennifer Lopez y sus secuaces no es el pastel metido con calzador que acabaría con un diabético, sino su insultante falta de contenido.

Claude Berri crea en "juntos, nada más" unos personajes creíbles y bien desarrollados, con un pasado al que todos tienen que hacer frente para poder seguir adelante con sus vidas. Y se enfrentan a él poco a poco, como la abuela que se moja la nuca antes de zambullirse en el océano por miedo a que se le corte la digestión. Se agradece que tengan alguna preocupación más que la de llegar a tiempo a la joyería para poder comprar las alianzas, parar la boda de su mejor amigo o quitarle el novia a su mejor amiga (gran obsesión la yanki por cargarse la amistad en estas comedias)

Lástima su final precipitado que acaba cayendo en todos los clichés que con tanto arte había conseguido evitar. En fín, otra vez será.