Sombrero de copa

En una década como la de los 30, las películas de Fred Astaire y Ginger Rogers fueron una auténtica bocanada de aire fresco y un documento excepcional de la época. Esta en concreto es una película redonda, con un guión divertido y sobre todo unos números geniales dignos del maestro Fred astaire y su carismática pareja. Todo es sencillamente perfecto. Glamour, romanticismo y arte se respiran entre danzas y músicas inolvidables. A destacar la presencia del siempre eficaz Edward Everett Horton. Ah,y hay una crítica especialmente patosa que alude a que esta película sólo es recomendable para sensentonas de derechas, ese tipo de personas demuestran con ello que han visto poco cine y por encima de todo su escasa ética. "Sombrero de copa" es un film atemporal para todo tipo de público.

Hablar de Sombrero de Copa es hablar de Fred Astaire y Ginger Rogers, de la música de Irving Berlin (primera colaboración a la que seguirían cinco más), de un secundario de primerísimo nivel como Edward Everett Horton y de una actriz que me resultaba desconocida como Helen Broderick, madre del actor Broderick Crawford, extraordinaria en su papel de Madge, hablar de la Gran Depresión, del sueño americano, etc. Pero sobre todo es hablar de una canción que huele y sabe a cine: Cheek to Cheek.

Porque si hay músicas y canciones a las que asociamos las películas de nuestra vida, Casablanca, El violinista en el tejado, La leyenda de la ciudad sin nombre, etc. Cheek to cheek (probablemente junto a la música de Los siete magníficos) simboliza y evoca el cine en toda su majestuosidad y en todo su encanto.

Por ello, por sentir de nuevo un escalofrío en nuestra espalda al escuchar sus compases, merece la pena sin ninguna duda revisionar esta película. Y sumergidos en la música. En todas y cada una de sus melodías, hasta “perdonamos” un guión un tanto flojito ó unos decorados al “art decó”. Pero todo vale. En la depresión americana la gente no tenía dinero, pero tenía intacta su capacidad de soñar. Y la pareja Astaire-Rogers entre sombreros de copa, smokings y muselinas les transportaban al mundo de los sueños en alas de la danza.

Este es uno de los casos en que para disfrutar con plenitud de una película y juzgarla con justicia es muy aconsejable conocer su historia y las circunstancias que la rodearon. No hacerlo así podría confundirnos fácilmente y calificar de ñoña una película que trataba de ser un hermoso cuento de hadas donde olvidar siquiera por un rato las penurias de una lamentable situación económica. Sin duda lo consiguió. Magistralmente.

A pesar de ser "Sombrero de copa" quizá la película más conocida por el gran público de las de Fred Astaire, no es la mejor ni mucho menos. El guión apenas está cuidado y toda la película es una excusa para los números de baile (formidables por otra parte) y la música (espectacular Max Steiner e Irving Berlin). Los guionistas, dos auténticos desconocidos realizan una historia sin sentido que naufraga totalmente. Eso no ocurría en "La alegre divorciada" donde había música y baile pero sustentada por una buena historia como debe ser el cine.
Aún así "Sombrero de copa" fue la segunda película más taquillera de la RKO del año 1935 y obtuvo cuatro nominaciones a los Oscar. Estamos en la cumbre de popularidad de la pareja Ginger-Fred que son por sí mismos el reclamo para que se llenen las salas cinematográficas.
Fred Astaire como siempre demostrando que ha sido el mejor bailarín de claqué de la historia y Ginger Rogers que aun no estando a su nivel, lo cuál es imposible, es perfecta como contrapunto a la clase de Fred.

Uno de los mejores musicales de todos los tiempos protagonizado por el gran Fred Astaire y su partenaire habitual Ginger Rogers. A pesar de que carece de guión (¿y qué musical lo tiene?) su coreografías, canciones y bailes son sublimes y la capacidad dancística de Astaire alcanza cotas mayestáticas. Véase si no el momento en el que Astaire se dedica a "matar" a sus compañeros de baile con el bastón imitando el sonido del rifle con los zapatos.
En suma, un filme imprescindible.

P.D.: No creo que el hecho de que te guste esta película implique necesariamente abrazar una ideología política determinada, como he podido leer en una crítica de esta web. ¡Por favor! Seamos lo suficientemente sensatos como para separar política y cine.

Un saludo.

En la cumbre del cine, siempre un clásico. Sombrero de copa es un clásico del cine romántico, de la comedia musical, de la sincronización del baile y las imágenes.
El bailarín histórico por excelencia... La pareja más famosa sobre una pista de baile. Inigualables en estilo, en equilibrio, en elegancia, en clase...
Todo en la película es armonía. Los decorados inmensos, planetarios. El público en los teatros, en los salones, todo es homogéneo; son amables espectadores de etiqueta. Las góndolas, el río... Un espectáculo acompasado de principio a fin.
La música y los bailes pervivirán por encima de las modas y del tiempo.
Una fantasía maravillosa. ¿Demasiado irreal? Normal. La realidad no es tan maravillosa.