Red

La justicia es un tema recurrente desde los albores del cine. Es algo que nos fascina, quizás por el mero hecho de que vivimos en un mudno tremendamente injusto, pretendemos escapar de ello mediante la catársis cinematográfica, buscando referentes y acciones, historias que nos parezcan cercanas y a la vez remedios no contemplados en el mundo real.

Muchas variantes sobre el tema son los que se han plasmado en pantalla, desde los legalistas a través de películas de juicios tan memorables como "Testigo de cargo" o "Anatomía de un asesinato" hasta llegar a la figura del justiciero tipo Charles Bronson o Clint Eastwood. En los últimos tiempos la figura del solitario, que actua cuando todo lo demás falla, ha vuelto con fuerza, quizás debido a una sociedad en crisis, y a la falta de respuestas que encontramos en los apartos del estado. Eso sí, un figura que cada vez necesita menos justificaciones a sus actos y que se balancea hacia al nivel de los criminales que persigue para castigar. Quizás por ello, es un género tan peligroso, porque la sensación que ofrece es que no hay nada como tener un pistola en las manos, nada como ser juez jurado y verdugo.

Por ello hay que agradecer la visión que ofrece una película como "Red", que nos devuelve a la tradición de un hombre pequeño, acosado por las circunstancias y que no pide nada más que honestidad y justicia. Sin sangre, sin armas, sólo la verdad. Un film que nos remite al western clásico, a figuras mitológicas e integras, cuya lucha solitaria era mucho más que un duelo al sol, era una cuestión honor, de reparar una injusticia, de que prevaleceria la verdad.

Así, este es un film que funciona a dos niveles: En primer lugar el retrato de una sociedad decadente y corrupta, donde ser poderoso, o hijo de poderoso te da derecho a hacer lo que te venga en gana, a comprar, sobornar y matar si es preciso sin ningún cargo moral, sin ninguna consecuencia jurídica. Por otro abordar de forma intimista la lucha de un hombre contra el sistema, un hombre que busca expiar sus proios fantasmas personales a través de un acto de redención. No busca dinero, no quiere compensaciones materiales, sólo que se reconozca que ha sufrido un acto de maldad arbitraria, pequeña para la ley, grandiosa para el.

"Red", no es una película de venganzas, es una película que bucea en los dramas de un América que se desangra, que es incapaz de defender a los hombres que han creido en ella. Una película que es tan absorbente como bella, pero tambien negra y turbadora. Una película que muestra que la lucha por la verdad no es fácil, pero que la rendición y la venganza no son la respuesta y que al final, sólo usan la violencia quienes tienen miedo de reconocer sus propios actos.

Lo mejor: Brian cox.
Lo peor: Que en ciertos momentos tenga look de telefilm.

"Red" es el reverso pesimista de la venganza. Cuando un hombre pierde a su perro querido a manos de unos desalmados, no se arma de un fusil, sino de paciencia, para cavar, no sus tumbas, sino los perímetros impenetrables de sus conciencias. Tal conducta se revela como algo muy frustrante para el espectador, que enseguida espera (y desea) que haya una venganza a lo Bronson, a lo Statham, a lo Kill Bill incluso. Un alegre festival de despreciables sesos volando por el aire y volver a casa contentos pensando que si no hay justicia en este mundo, por lo menos hay venganza en el cine.

La propuesta de "Red" es más bien la contraria, la que deberíamos apoyar moralmente pero la que en la mayor parte de los casos es inviable y nada más conduce a la tristeza, a la incompletitud, a la inoperancia. "Red" consigue algo que no se ha visto muchas veces y es una película de justicieros con talión pero a la que nadie, ni siquiera el más picajoso, puede acusar de fascista.

El eterno dilema...porqué los que se vengan por las buenas nos hacen sentir mal y los que se vengan por las malas nos hacen sentir tan inconfesablemente bien.

Siguiendo la estela de buenas adaptaciones del escritor americano Jack Ketchum (Lost y The girl next door), llega el director Lucky McKee (que creo uno de los psycokillers más originales de este nuevo siglo, May) y crea la mejor adaptación del mundo decadente y sicótico de Ketchum. La historia de Red es diferente a la de las otras obras de Ketchum, es una historia que principalmente acentúa los sentimientos sociales del ser humano y el respeto hacia toda criatura viviente de este planeta. Red la película no reniega la tragedia y el drama de la América profunda (que bien ha dado a conocer Eastwood en los últimos años), pero acentúa el lado más civilizado y el lado más veterano del ser humano del mismo modo. Hay mal en este mundo, pero del mismo modo hay bondad. La película no es vacua y no juega con el espectador, todo queda retratado por la cámara de McKee y Allister Diesen y por la espléndida y excelente caracterización de Brian Cox.

Poco que añadir a la excelente crítica de LennyNero. Interesantísima película; pequeña, pero muy valiosa. Profunda. Peculiar.

Cuando uno lee la sinopsis, espera encontrar un thriller más o menos lleno de violencia y de venganza. Al contrario, la historia rebosa humanidad por los cuatro costados, en lo bueno y en lo malo. Sin duda la palabra que la define es Justicia o, al menos, la búsqueda de dicha Justicia.

Pero también la maldad, la cobardía, la corrupción, la (in)moralidad… Son valores y temáticas que Jack Ketchum siempre trata en sus novelas (se puede comprobar en la terrorífica, aunque menor, “Jack Ketchum's the Girl Next Door”), y que en esta ocasión son narradas de manera lúcida.

Por si fuera poco, Brian Cox se come la pantalla en una brillante interpretación. La secuencia donde revela la historia de su familia es una de las mejores que he visto en años.

Recomendable, interesante, penetrante, honesta. Ojalá el cine patrio tomase nota.

Aunque esta película tiene cierto aire a telefilme de sobremesa de Antena 3, realmente vale la pena echarle un vistazo.

Primero porque Brian Cox actúa de cine, por tanto eso ya lo aleja del formato telefilme.

Segundo porque es una buena historia, y bien narrada.

Tal vez peca un poco de esto tan de moda hoy en día de "las desgracias nunca vienen solas", pero bueno, dentro del panorama general actual es bastante recomendable. Sobre todo para los que tienen perro, que no es mi caso. Seguro que lo apreciarán más que este soberbio servidor. Al can y al filme.