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Cincuenta sombras más oscuras

Romance. Drama Cuando Christian Grey, que se siente herido, intenta convencer a Anastasia Steele de que vuelva a formar parte de su vida, ella le exige un nuevo acuerdo antes de aceptar. Pero cuando la pareja empieza a ser más confiada y a tener una cierta estabilidad, aparecen mujeres del pasado de Christian decididas a frenar en seco sus esperanzas de un futuro juntos... Secuela de "50 sombras de Grey", en la que Grey sigue explorando sus demonios ... [+]
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Críticas 68
Críticas ordenadas por utilidad
10 de febrero de 2017
129 de 156 usuarios han encontrado esta crítica útil
Regresan Anastasia y Christian, una pareja demasiado tonta y conservadora para el siglo XXI. Puede considerarse que son el primer homenaje del cine a Donald Trump: ahora también son machistas y materialistas.

En la la película anterior, él es un joven millonario que se encapricha por ella, una estudiante inexperta pero decidida. Pero él tiene un secreto: le gusta el sexo sumiso, dominante y masoquista. Ella se enamora e intenta esa vida de sexo rudo, pero no está dispuesta a ser la esclava sexual de un depravado. Él se obliga a cambiar para no perderla.

Ahora, Anastasia consigue un buen trabajo, lo perdona y regresan juntos. Pero el machismo que se asomó en la primera, en esta nueva relación es explícito. Christian reemplaza el sexo rudo por el típico dominio machista posesivo. Le prohíbe salir con amigas y hasta trabajar. Frases como “eres mía, soy tuyo” o “te encerraré aquí para que nada te pase”.

Ella no se va a dejar una vez más. ¿O sí?

Él es un hombre enfermo que controla a las mujeres. Ya no solo porque quiere golpearlas en la cama para excitarse, sino porque teme perderlas. Ella lo justifica: es porque perdió a su madre de niño, o porque fue promiscuo, o porque en realidad hay otros hombres malos allá afuera de los que me puede proteger.

Y eso pasa. El jefe de Anastasia, un tal Jack Hyde, quiere follársela como sea. Ella elige a su novio y rechaza a Hyde. Es decir, elige al mal menor. No se queda con el violador actual, pero se queda con el violador reformado. Aquel que ha maltratado ya a tantas mujeres (incluida ella) pero promete siempre ser un hombre bueno.

Para que Anastasia le crea y lo quiera, compra la empresa y por su influencia la coloca en el puesto de su jefe (incluso sin decírselo, le miente). Win win.

El sexo coge un matiz enfermizo. Se ve como ella le pide ir despacio. Luego ella misma propone los encuentros. Rápidamente ya volvieron al sadismo, él la vuelve a golpear por placer, vuelven los castigos y el control. Se pretende mostrar que ella busca balancear la relación: el sexo que él quiere a cambio de amor. En realidad, ella no crea sus propias fantasías ni explora en sus necesidades, sino que elige y acepta las de él.

Mientras tanto, tienen que lidiar con las apariciones de una ex sumisa que no quiere creer que él se ha enamorado de ella. La chica es una psicópata gracias al maltrato psicológico y físico que él le ha hecho. Comprueba su horrendo pasado de abusivo. Y sigue a su lado aún diciéndole “tengo miedo de ti”.

Esta historia no solo es un disparate simplista y ridículo sobre gente enferma. Es un pésimo ejemplo para cualquiera. La forma en que está contada la hace ver como si la enfermedad de esta gente fuera normal. Mujeres que perdonan todo por no perderlo. Hombres que dan todo su dinero para mantenerlas a su lado. Todo está bien, tengamos sexo, paseemos en yate y celebremos con fuego artificiales.

No hay critica o reflexión al respecto. El desenlace de este cuento de hadas se presenta como la confirmación de que los hombres (o mujeres) que te persiguen, controlan y faltan el respeto pueden cambiar solo por el poder del amor.

Lo más triste es que dentro de todo este abuso machista, el erotismo desaparece. Las pocas escenas de sexo son breves, monótonas y surgen de la nada. Solo muestran los músculos plásticos de él y los pezones fríos de ella. Toda la esencia exploratoria de la iniciación sexual en la primera ha desaparecido.

James Foley arruina lo que no podía empeorar. El ritmo es soporífero. El guión está cargado de diálogos insoportables. Todo es previsible. Carece de villanos y conflicto. Ya ni siquiera es el placer culpable y simplón. Lo peor que puedo decir de Fifty Shades Darker es que la primera es incomparablemente superior.
Salvapantallas
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12 de febrero de 2017
101 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra vez me dejé engañar por el título. Pensé que eran 50 Sombras Más Oscuras porque en esta entrega Anastasia cambiaba de amante por un negro nigeriano con una matraca de 28 centímetros, pero no, sigue con el papafrita de Christian. Jamie Dornan mantiene el mismo registro y continúa interpretando a un galán romántico como si estuviera interpretando a un Terminator. El tratamiento de electroestimulación en los músculos faciales que los productores le ordenaron hacer al actor no funcionó, pero el tipo igual le pone mucho empeño. Jamie es de la misma escuela de interpretación del actor que hace de C3PO: aunque el rostro este siempre fijo y sin movimiento, lo que importa es la voz y la energía interior que uno transmita.

En contrapartida, su compañera Dakota ("agarrame las pelotas") incorporó desde pequeña el método de interpretación de su padrastro Antonio Banderas, que como actor es un excelente vendedor de perfumes para hombres. Pero hay que reconocerle un mérito a Dakota: no hay muchas actrices que podrían decir frases como "¡No vas a meter eso por mi trasero!" y hacer que suenen casi tiernas.

Sí, estamos hablando de la nueva adaptación al cine de 50 Sombras, la saga de literatura femenina tan mal escrita, que haría que Virginia Woolf y Alfonsina Storni quisieran suicidarse por segunda vez. En esta oportunidad dirigida por James Foley, ya que se informó que la directora anterior, Sam Taylor-Johnson, fue despedida por supuestas diferencias creativas con E.L. James, la autora del libro. Tal afirmación lleva consigo la presuposición de que se requirió de alguna clase de creatividad para filmar este apestoso bodrio, cosa que nos permitimos poner en duda. En un acto de intolerable nepotismo, E.L. James impuso como guionista a su marido, Niall Leonard. He visto una foto de E.L. junto a su esposo en una alfombra roja, y por la contextura física de ella y la cara de salame de él, sospecho que en la vida real la que lleva el látigo es ella.

La saga concluye el año que viene con la tercera y última entrega "50 Sombras Liberadas", donde los espectadores seremos liberados para siempre de esta saga de mierda. No es la última entrega en los libros, ya que nuestra amiga E.L., necesitada de guita para pagar su flamante mansión, escribió una cuarta novela títulada "Grey, la historia contada desde el punto de vista de Christian". ¿No es genial? Que no se entere J. K. Rowling, porque empieza a sacar los libros contados desde el punto de vista de Ron, luego desde el de Hermione, y así puede seguir robando con 25 libros más hasta el 2032.

Se mantienen los dos elementos que Grey nos ha enseñado para ser un gran seductor:

1) Nunca ir caminando con la chica hacia ningún lado; ir tomados de la mano por la calle ya quedó "out". Si es necesario desplazarse, siempre hay que cargarse a la chica sobre los hombros como si fueras un estibador llevando una bolsa de papas. Eso las vuelve locas.

2) Al momento de hacer el amor, siempre tiene que ser contra una pared. Es para asegurar estabilidad. No importa si estás en la ducha, en un pasillo o en el dormitorio, siempre hay que estampar la espalda de la chica contra la pared más cercana

La trama sigue girando sobre los intentos de Ana ("agarrame la banana") de "rescatar" a Christian de sus perversiones. Al principio de la película están peleados y ella rechaza la flores que él le envía - el iPhone que le regaló, en cambio, no lo larga ni loca -, pero luego quedan de encontrase en un restaurante. "Solamente a comer, nada más", advierte Ana poniendo límites, pero ya sabemos que de comer a coger hay solamente una letra de diferencia. La primera escena de amor no tardará en llegar.

En el dormitorio, Ana le suplica a su amado: "¡Bésame! ¡Bésame!". Lo que sería una situación normal en cualquier película romántica, si no fuera porque al momento de ella formular esta orden, Christian se encuentra de rodillas con su cara a la altura de la pelvis de ella. Así es, no acaba de comenzar la película y Grey ya está visitando el pesebre como los Reyes Magos. El camarógrafo se ubica detrás de la espalda de Dakota, para que por el ángulo nunca se vean los labios horizontales encontrándose con los verticales. Es que esta película no es triple X, es dos X solamente.

Si en la primera hubo avión y helicóptero, ahora la lleva a pasear en su velero. Yo no sé por qué Antonio Banderas no saca un perfume con fragancia a guita, ¿hay algo que las atraiga más?

El summum de la boludez llega cuando nos enteramos que Grey tiene puntos sensibles en el pecho que al tocarlos entra en crisis, y Ana con lápiz labial tiene que DIBUJARLE UN MAPA EN EL CUERPO PARA SABER DÓNDE PUEDE TOCAR Y DÓNDE NO. Grey tiene también en el pecho muchas quemaduras de cigarrillo, porque al parecer uno de sus amantes anteriores fue César Luis Menotti.

Hay amenazas acechando. Están el jefe baboso y Kim Basinger, la MILF malvada. Está Leila, la sumisa anterior de Grey que está loca como un plumero. Al igual que el ayudante del Conde Drácula, Leila se refiere a Grey como "el amo dijo esto", "el amo hizo lo otro". Grey la tiene bien amaestrada. Solamente tiene que gritarle "¡De rodillas!" y ella abandona inmediatamente lo que esté haciendo y se hinca. Yo nunca pude lograr que mi perro se sentara al decirle "¡ SIT !", pero él consiguió eso con las minas. ¡Qué jugador!

Leila se le aparece a Ana con la mirada perdida y la misma cara de desconcierto que la mía cuando terminé de ver Neon Demon. "Se la veía confundida y tenía una muñeca vendada, era un poco rara", le comenta alegremente Ana a Christian, porque como es más inocente que Heidi, no sabe lo que significa que una amante despechada lleve vendas en las muñecas. Jamie Dorman cambia rápidamente de tema mientras frunce medio centímetro las cejas, una expresión que en el método C3PO viene a significar: "Oh, estoy preocupado, no quiero que Ana sospeche de este oscuro secreto de mi pasado".

Se introducen nuevos gadgets sadomasoquistas, a saber:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Giskdan
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10 de febrero de 2017
49 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Haría una crítica, de eso se trata; sin embargo, no puedo hacerlo porque sencillamente un producto tan perverso y horripilantemente estúpido, degradante, aburrido y pésimo no merece una crítica sino probablemente insultos, una huelga o una implacable venganza organizada por Chuck Norris, Liam Neeson y Arnold Schwarzenegger. Por eso sólo puedo decir que esta "película" (y esto no lo he sentenciado nunca de forma tan contundente con nada, excepto el reggaeton) es simple y sencillamente una "BASURA"
RICK007
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11 de febrero de 2017
32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece mentira que se puedan mezclar estos dos conceptos, pero 50 sombras más oscuras lo consigue, o al menos lo intenta porque no deja de ser una pastelada romántica con algún pezón.

Primero decir que ayer tuve la desgracia de ir el día del estreno y me resultó muy ridículo tener que ver la película con todas las mujeres gritando, riendo por todo y con un montón de efectos sonoros cada vez que sucedía algo. Supongo que luego estas no criticaran a las adolescentes por gritarles a sus ídolos en el escenario, que al menos estos cantantes si pueden oírlas. Me sentía incomoda porque debía ser de las pocas que estaban ahí sin más y sin ganas de ir al baño…

La película no tiene nada que ver con el libro, aunque eso no es nada nuevo en estas cosas, pero parece ser que se han dejado cosas esenciales y esto son palabras de mi amiga que se pasó los, para mí, eternos 115 minutos repitiendo “se han cargado la historia”. Ella es muy fan de esta saga y salió muy desilusionada, lo cual resume lo que ha sido 50 sombras más oscuras.

Este film es aún más aburrido que el anterior en todos los aspectos. Hay mucho romanticismo y las escenas eróticas no son tan llamativas como algunas nos la quieren hacer ver porque en cualquier otra película puedes ver escenas mucho mejores. Lo único que es difícil ver en otras películas son los cuatro juguetitos de dominación que salen.

Otro tema a tener en cuenta es el machismo que se percibe en 50 sombras más oscuras. Si bien es cierto que en la crítica de la primera defendí que yo no la veía machista, en esta digo que SI y en mayúsculas. Hay varias escenas en las que te quedas perplejo por la posesión que ejerce el protagonista que a ninguna mujer nos debería atraer por muy bueno que este el chico. En los momentos sexuales no veo machismo porque es un rol, pero fuera de la cama, Christian Grey es un machista y posesivo pero eso sí, millonario y guapo así que ¿hay que perdonarle que te quite tu libertad? Yo soy mujer y opino que si quitas este tipo de escenas en las que deberías llamar a la policía para denunciar a este loco, te queda una bonita película romántica con alguna escena subida de tono y punto.

Los actores están igual de estirados que en la primera parte y sigue sin gustarme Dakota Johnson, aunque valoro el valor que tiene para grabar esta película.

En definitiva, mejor no gastar el dinero en esta pérdida de tiempo y paciencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sweet Ghost
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16 de febrero de 2017
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinceramente, no sé qué más puedo aportar que no lo hayan hecho ya los usuarios aquí presentes, pero necesito desahogar este mal sabor de boca.
La película está claro que es mala ya sólo con ver el tráiler, pero cuando te comprometes con otras personas a ir a verla (sí, también me lo hicieron con la primera), no te queda más remedio que tragarte el orgullo y flipar en colores durante la proyección de este bodrio, porque no me atrevo a calificar ésto como película; como mucho, es un filme propagandístico sobre la misoginia que áun está presente en nuestro tiempo, valiéndose del morbo, escenas subidas de tono con tintes sadomasoquistas y de lucir piel desnuda que amenaza con traspasar de lo erótico a lo pornográfico (¡JA JA, me parto!).
Los actores trabajan fatal, ni queriendo lo podrían hacer peor; un niño en la primera obra de teatro del cole tiene más arte que tres de estos personajes juntos- Y bueno, ya ni hablemos de las escenas de sexo, porque no me había sentido tan estafada con una película que te promete rosas (sí, es ironía) y te regala una flor de plástico; no sé cómo a la gente le parecen eróticas estas partes, porque a mí me pareció asqueroso, sin sensualidad ni estética ninguna (¿con todos los nabazos [sí, es un eufemismo para un acto del miembro masculino] que te has metido y en la anterior película y no sabes para qué son las bolas chinas, Ana?, ¿en serio?).
Y para acabar, aquí va el plato fuerte (ya que el sexo no lo es): todos, absolutamente TODOS los personajes son unos machistas redomados. Para colmo, Ana es más tonta (no es inocente, lo siento, pero no: es tonta perdida) que una piedra y hace que cualquier mejora que Grey pudiera prometer en su relación se vaya a pique ("no quiero más castigos, ¡pero azótame duro, que me pone!"). Y el propio Grey promete dejar de tratarla como un trapo, pero bien que le espeta lo ridícula que es ella por escandalizarse por cómo él trata o trató a otras mujeres (uy, perdón; no se pone enferma por eso: sólo son celos, qué rica ella). Y una duda aparte: ¿Soy la única a la que la madre de este tío le dio mal rollo?
La aparición de la ex-sumisa no tiene ni pies ni cabeza, sólo para mostrarnos lo mucho que un sujeto que se cree superior a una mujer, puede manipularla hasta arrebatarle cualquier rastro de dignidad y amor propio (ahí estuve a punto de irme del cine, y juro que nunca antes me dieron tantas ganas de hacerlo).
Citando por último la famosa escena del helicóptero: es la primera vez que deseo que un protagonista se muera para que la película se acabe de una vez.
LadyEpona93
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