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Les Mistons (Los mocosos) (C)

Comedia. Romance Durante un caluroso verano, cinco niños se dedican a espiar a Bernadette y Gérard, una pareja de amantes. Aprovechando que Gérard se va con una expedición alpinista, los niños mandan a Bernadette una provocativa postal. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
8 de septiembre de 2012
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de estrenarse en el mundo del largometraje con Los cuatrocientos golpes, Truffaut rodó dos cortos en los que ya se apreciaba un interés por desmarcarse de los convencionalismos de cine academicista francés. Tras Une Visite, un primer trabajo perdido a fecha de hoy, Les Mistons adapta al cine un relato de Maurice Pons, iniciando así la especial querencia que Truffaut tenía por llevar textos a la gran pantalla. Esta se presenta como una narración de voz en off, los recuerdos de infancia un grupo de niños. Esta cuadrilla de infantes, siempre en persecución de la joven Bernadette, son testigos del amor que comparte con su prometido Gérard.

Estos dos papeles protagonistas serían encarnados por sus homónimos Bernadette Lafont y Gérard Blain, verdaderos iconos de la Nouvelle Vague que coincidieron en El bello Sergio de Claude Chabrol, considerada la primera película del movimiento. Esta provocación queda patente en la destrucción de un cartel de la película Chiens perdus sans Collier de Jean Delannoy, enemigo de los autores de la Nouvelle Vague. También característico es el rodaje en exteriores, los paisajes campestres y en las ruinas romanas de la ciudad de Nimes que el director sabe explotar maravillosamente. Tras la cámara de Truffaut los planos de Bernadette en bicicleta se convierten en la memoria de un tiempo perdido, la nostalgia costumbrista de un pequeño dolor en la distancia, el amor, la vida, y la muerte que solamente se comprenden con el paso del tiempo.
Keichi
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25 de mayo de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En efecto, todos hemos sido traviesos, a todos nos ha gustado soñar que besábamos a una chica, aunque lo negásemos diciendo que solo nos gustaba dar patadas a un balón, y más o menos de eso trata este corto de Truffaut. Unos mocosos empiezan a vigilar a una pareja formada por un monitor de gimnasia y una bella muchacha de la que todos están enamorados, reteniendo en su memoria cada trastada que les han hecho por envidia hacia él, por deseo precoz hacia ella.

Siempre tratado con la sutileza característica de Truffaut en los temas de amor, el corto nos vuelve a la infancia, nos traslada a las costas mediterráneas francesas y nos embriaga con faldas cortas, besos de labios tersos y sillines de bicicletas que han pasado cerca de sus muslos.

Lo mejor: El uso de los paisajes naturales y su luz, así como de la belleza de la actriz.

Lo peor: Que uno de esos chavales no fuese yo. Bonitas batallas imaginarias.
Chico_Decines
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8 de agosto de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí un claro ejemplo de qué es la nouvelle vague, o, mas bien, la esencia de esta. Una historia común y corriente es filmada, simplemente, con talento. Esto es, saber captar, en este caso, la nostalgia de los recuerdos de unos chicos, los mocosos, respecto a sus primeros recuerdos sobre el amor y la pérdida de la inocencia. Truffaut convierte el sentimentalismo en un arte.
gpiqueras
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4 de abril de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sencilla historia del despertar a la adolescencia que F. Truffaut sitúa en el ámbito rural francés cuando la posguerra comenzaba a ceder su lugar a un horizonte mucho más esperanzador.

El director consigue que el cortometraje se desarrolle de una manera fluida y clara, con maestría y sin apenas concesiones.
Su profesionalidad, que acreditará sobradamente durante los años posteriores, también se pone de manifiesto en esta obra de juventud. Lo apreciamos, sobre todo, en el dominio de la cámara, en una suficiencia más que notable de la técnica narrativa y en su proverbial desenvoltura para resolver con naturalidad cualquier situación problemática.
ABSENTA
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10 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí. ya sé que la hemos visto miles de veces, que esta historia está más que trillada, pero¿se puede crear de forma tan bella a como se ha hecho?
Contemplar este corto es comprar un billete con destino a los sentimientos y emociones que nos hacen sentir vivos, que nos identifican como seres humanos; desde la nostalgia a la ternura, la crueldad, la inocencia,la sensualidad.
Truffaut consigue plenamente mostrar ese despertar de los chicos al primer amor que siempre es inaccesible en uno de esos perezosos veranos que sin darnos cuenta ocurren cambios trascendentales en nuestras vidas y con el paso del tiempo percibimos la importancia que tuvieron.
Insuperable la escena en que Bernadette recoge la pelota de tenis de manos del que identificamos como narrador. Por más que hayan pasado sesenta años de ese verano del 57, estos dieciocho minutos perdurarán de forma intemporal.
José Miguel
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