Peggy Sue se casó

Mi "mala" película preferida de Coppola, queriendo esto decir que evidentemente no es una de sus obras maestras, pero que en su momento me pareció muy bonita. Aunque artísticamente tiene poco interés (como casi todo lo que ha hecho desde los 80) y tiende demasiado al sentimentalismo, la tengo como una de las películas románticas más conmovedoras que he visto.

Igual que en Olvídate de mí, la historia trata de una persona que viaja al pasado dispuesta a cambiar su vida, el rumbo que tomó tras casarse con su infiel marido, etc, pero en el proceso redescubre su ya olvidado amor por él y esto le hace dudar sobre qué camino tomar, un camino que al principio de la narración le parecía clarísimo. Lo importante sobre esta película de Coppola es que la cuestión planteada no es con quién hubiese sido Peggy más feliz, si con el desastroso Charlie o con el prometedor poeta, puesto que en realidad ella nunca tiene la opción de escoger libremente entre los dos. La que debe hacerlo no es la Peggy adolescente, sino la Peggy adulta, que tiene en su memoria los años y años de recuerdos y de vida compartida con Charlie. Y lo que se confronta es el amor por Charlie forjado al cabo de esos años, con la fantasía adolescente que representa el poeta, al que apenas conoce de una noche de pasión y poco más. Si en la película de Gondry y Kaufman los protagonistas decidían amarse por la pura necesidad de amar, aunque conociesen lo que les iba a deparar el futuro, en ésta película (VER SPOILER).

Me gustó mucho la música de John Barry, que junto a la habilidad de Coppola consigue que la película sea asfixiantemente emotiva en algunos momentos. Lo peor, algunos de los actores jóvenes (ese Jim Carrey...), la poco creíble caracterización de Kathleen Turner como adolescente, y un final demasiado surrealista y tontorrón.

Interesante, irregular, atípica... exponente perfecto del Coppola ochentero; esa oscura etapa en que uno de los padres fundadores del nuevo Hollywood dirigía con mucho oficio y poca ambición, sin arriesgar más de la cuenta. No obstante, sería injusto calificarla, más allá de la coincidencia en el tiempo, de un simple "Regreso al futuro" para chicas. Coppola no busca tanto la comedia de contrastes entre épocas, como sí una mirada nostálgica sobre el propio pasado, a través del personaje de Peggy Sue (perfecta Kathleen Turner), que no es viajera del tiempo ni tampoco lo pretende. Por capricho de Dios, los alienígenas o una ruptura fortuita en el espacio-tiempo, Sue acaba teniendo la segunda oportunidad que el 99% de los mortales alguna vez haya anhelado: volver al último año de instituto con la madurez mental de una persona de mediana edad.

Algunas situaciones, por motivos obvios, resultan muy graciosas, pero las intenciones últimas de Coppola son bastante más elevadas, más agridulces, de lo que cabría suponer con semejante argumento. La moraleja se encuentra, quizá, en que no importa el orden de los factores, el producto no va a variar en demasía. A diferencia de la cinta de Zemeckis, donde el más mínimo cambio podía alterar el futuro con funestas (y descacharrantes) consecuencias, Coppola propone una línea del tiempo en que, a pesar de las pequeñas variaciones, el cauce tiende siempre a correr en la misma dirección, para que se cometan los mismos errores y los mismos aciertos, inseparables unos de otros.

Que cada cuál decida si se trata de una idea desaprovechada; ¿daba para más? Por lo que a mí respecta, no, pero creo que el último tercio queda algo deslucido, como si el guión tuviera dificultades en cerrar la película. En fin, impersonal para venir de quién viene, pero entretenida pese a todo.

Vale, estamos de acuerdo en que no es, ni de lejos, la mejor película de Coppola. Seguramente tampoco discutiremos en las lagunas argumentales que aparecen por poco que prestes atención al guión, ni que las edades de los actores/actrices escogidos no corresponden con el papel que interpretan (aunque soy de la teoría de que Coppola pretendía precisamente esto). Hasta aquí todos de acuerdo pero... es que Kathleen Turner está que se sale!
Ver a esta actriz en la pantalla siempre es un placer, la llena acaparando toda nuestra atención, y en este film no iba a ser menos. Borda el papel, le proporciona todos los tics de ingenuidad y experiencia que Peggy Sue necesita para ser feliz. Porque al fin de esto se trata ¿no?, de la busqueda de una felicidad que a veces tenemos tan cerca que no sabemos reconocer. Y es entonces, cuando pretendemos cambiar nuestras vidas, que nos damos cuenta de ello, como le ocurre a Peggy Sue. Y Kathleen Turner sabe cómo transmitir este sentimiento de encuentro consigo misma, con su vida y sus anhelos.
El otro protagonista, el por momentos infumable Nicolas Cage, estoy seguro que repartirá odios y fílias a partes iguales, pero que quereis que os diga, a mi incluso me ha hecho gracia en su papel de noviete dentrífico musical. Suerte que tito Francis le da un poco de manga ancha y se permite, para lo que suele ser el, ciertos histrionismos que llenan de ternura a un personaje que de otra manera sería más que odiable.
Destaco tambien la crítica nada velada de Coppola a ciertas capas sociales de su país, donde los caminos de la vida parecen establecidos desde bien jovenes y salir de ellos puede suponer poco menos que un drama. Ejemplo de esto el mini-monologo de Joan Allen espantada ante la posibilidad de "no poder hacer las barbacoas domingueras con sus amigas de toda la vida, y sus retoños". O el consumismo de la aparencia que muestra su padre con la compra de un coche que no pueden permitirse, mientras la madre vende sus joyas para "ir tirando".
Si no la has visto recuerda: Coppola siempre es Coppola y que, sobre todo, ¡sale Kathleen Turner!

La verdad es que hacía tiempo que la tenía y no me había puesto a verla por motivos de una larguísima lista de espera de otros films que estoy visionando, pero al fin le tocó el turno a Peggy Sue, y la verdad es que me pareció una cinta simpática, si bien no pasa de ser una comedia romántica en la que un misterioso viaje en el tiempo dará una segunda oportunidad a una persona que daba su vida por perdida, así como la de muchos que le rodean. No es que sea una obra maestra, pero se deja ver, ni tan siquiera es como "Regreso al Futuro", ya que esta tiene el color rosado de su historia, pero la ambientación es buena y hay algún que otro golpe bueno en la película. Buena, pero para pasar el rato, con moraleja final de: "nunca es tarde si la dicha es buena".

Un año después de Regreso al Futuro, Coppola estrenó esta otra peli de viajes en el tiempo, que carece de ciencia-ficción, de ciencia y casi hasta de ficción, ya que plantea la típica tribulación tan extendida en el género humano del qué hubiera sido de mi vida si en vez de hacer tal, hubiese hecho pascual.

La prota de lo que se arrepiente, y con razón, es de haberse casado con Nicolas Cage. Pero una cosa es que el espectador comprenda perfectamente la barahúnda mental de esta muchacha, y otra diferente es que le importe.

La peli es extraña por muchas cosas, destacando sobre todas que la gente tiene el mismo aspecto a los 18 que a los treinta y tantos. Bueno, eso, y el tupé de Nicolas Cage, que tiene tela. Además, no se sabe si es comedia romántica, melodrama simplón o peli de sobremesa, aunque agradable y con algún momento inspirado de sensibilidad contenida.

Las pelis de viajes en el tiempo sin cacharros de transporte ni científicos sonaos quedan muy insípidas, aunque las haga Coppola.