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White God (Dios blanco)

Drama Una nueva ley da preferencia a los perros de raza e impone un tributo considerable por las razas cruzadas. Rápidamente, los refugios caninos se llenan con perros abandonados. Lili, de 13 años, lucha por proteger a su perro, Hagen, pero su padre lo suelta en la calle. Aún inocentemente creyendo que el amor puede conquistar cualquier dificultad, Lili comienza a buscar a su perro para salvarlo. Por su parte, Hagen lucha por sobrevivir y ... [+]
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Críticas 54
Críticas ordenadas por utilidad
22 de junio de 2014
41 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, pero ¿es esa relación recíproca? ¿Es el hombre el mejor amigo del perro? ¿O acaso es otra de las múltiples relaciones de dominio que el ser humano mantiene con la naturaleza? En White God, Kornél Mundruczo es una de las muchas preguntas que intenta plantear. Lili tiene 13 años y va a pasar unos días a casa de su padre, acompañada, eso sí, de su fiel amigo y protector Hagen, un perro sin raza, de los que en Hungría hay que pagar para poder tener en casa. Ante la negativa del padre y la presión de la administración, Hagen acaba abandonado en la calle. Es entonces cuando conocemos al verdadero protagonista de la película, un ser peludo que olisquea todo y camina a cuatro patas. Pero lo que empieza como un cuento de hadas, desemboca en una historia macabra y bizarra. White God puede recordar en su inicio a esos cuentos infantiles con un toque de crueldad, o a esas películas “Disney style” muy noventeras, como De vuelta a casa, un viaje increíble (Duwayne Dunham, 1993), en la que las desgracias de tres simpáticas mascotas se convertían en el hilo conductor. Aquí pasa algo parecido, pero totalmente diferente.

En una ciudad desierta, casi inhabitada, una niña pedalea con unos zapatos poco apropiados para una bicicleta. El silencio reina en las calles, y únicamente la cadena de su bicicleta acompaña a la imagen. En medio de las calles, coches abiertos y abandonados, tiendas abiertas sin nadie que las vigile, periódicos y restos de papeles surcan el viento. Cuando Lili pasa el primer cruce, el miedo se apodera de ella. Al girar la vista, una jauría de perros cruza la esquina y comienza a perseguirla. Así es como Mundruczo nos introduce su última película, la merecida ganadora de la sección Un certain regard del Festival de Cannes 2014, una gran sorpresa para la mayoría, ya que Jauja, de Lisandro Alonso, se había postulado como la gran favorita. El húngaro juega al engaño, a meter un gol por la escuadra con un efecto parábola, o más bien de metáfora. A pesar de colocar a los perros en un plano principal, el objeto primero de estudio en White God sigue siendo el hombre, de ahí que su título no sea White Dog (como muchos confundían), y empieza su primer juego, un palíndromo de 3 letras que mezcla la realidad fáctica con la representativa, entrando en una de las mayores metáforas de la cinta. Hagen, visualmente, es el perro protagonista de White God, pero representa a cualquier minoría étnica, racial o de cualquier índole. Hay quien ve incluso una metáfora con la identidad misma del hombre, una identidad que abarca cualquier aspecto del mismo: el espiritual, el sexual, incluso a la identidad de género. Mundruczo juega también con un espejo en el que intenta reflejarnos, un reflejo crítico, de ahí que haga referencia a ese “Dios blanco”, al hombre auto-encumbrado en su creída superioridad de identidad y género. Es por ello que Hagen representa esa pequeña parte de la sociedad que estalla, que busca un cambio inmediato y un mejor estilo de vida, alejado de esas perreras (físicas y metafóricas) que a muchos les son impuestas.

Pero el juego central que mantiene el húngaro es con el espectador, un juego prácticamente mental en el que es muy fácil entrar, pero muy difícil salir. La realidad es que una vez dentro, no querrás salir. White God es, por eso, la perfecta metáfora de la vida misma: todo pinta muy bonito hasta que la realidad nos da de frente, una realidad que sorprenderá a muchos. La revolución canina que protagoniza Hagen contagia esa sorpresa al espectador, sorpresa y revolución de las que participamos y nos alegramos. Ya se sabe que la venganza es un plato que se sirve frío, y tal como lo presenta Mundruczo a la mesa, se disfruta todavía más.
Kosti
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18 de junio de 2015
23 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘White Dog’ cuenta principalmente una historia, acerca de la relación entre perros y humanos, pero que llegado cierto punto se divide en dos gracias a la inteligente dicotomía que plantea sobre ese dicho que reza: “el perro es el mejor amigo del hombre”. Desde luego el perro, en toda su inocencia y ciega lealtad, es el mejor amigo del hombre pero, ¿Es el hombre el mejor amigo del perro?

La gran baza con la que juega el húngaro Kornél Mundruczo es su conflicto, que desde que arranca no te suelta. Y es que casi todo el mundo ha querido tener un perro, pero después no todos se han visto dispuestos a asumir las responsabilidades. De este modo, en cuanto llega el más mínimo problema, Hagen (el perro protagonista) será abandonado a su suerte en medio de ninguna parte, un momento que romperá el corazón a cualquiera que no esté muerto por dentro y especialmente a todos los que sepamos lo que es querer a un perro. A partir de este momento la trama se desdobla, ofreciendo por un lado el angustioso retrato de la chica que intenta recuperar a Hagen, y por otro, la visión del propio perro. Y es impresionante como logra esto último, meterte en la piel de ese perro perdido e inocente gracias a un gran juego de miradas y de sabios movimientos de cámara, que hacen de Hagen un auténtico personaje más, con mucha presencia.

La conexión emocional con la trama del perro protagonista me parece tan poderosa y bien llevada, que inevitablemente hace que la película pierda interés cuando se alterna con la otra. Aun así, creo que el director es plenamente consciente de eso, y sabe cómo dosificar el “factor humano” dentro de la historia para ofrecer cierto alivio a la trama de los sufridos canes. Y es que Mundruczo no se corta a la hora de retratar esa desgraciada cara de la realidad en el trato humano-perro, en la que ya sea por indiferencia o directamente a través del abuso o el maltrato, el perro siempre sale perdiendo. Como decía más arriba, no es una película fácil de ver, ya que poco a poco va haciendo polvo las reservas emocionales del espectador. Sin embargo, ‘White God’ sabe cuándo dejar de apretar, dándole la vuelta a la tortilla a través de un “Deus ex machina” cuestionable pero necesario (que se deja entrever al comienzo del film), que transforma la historia en una auténtica metáfora moralista que recuerda por momentos a ‘El planeta de los simios’.

Creo que es a partir de ese punto de inflexión donde, o entras en el cambio de tornas que sufre la película (comprendiendo todo el significado subyacente) o la segunda mitad te parecerá una burda imitación de ‘Los pajaros’. Ni que decir tiene que yo soy de los primeros, y durante la segunda hora no podía ir más a tope con los perros en esa desenfrenada oleada de venganza tan brutal como necesaria, que deja algunas secuencias simplemente espectaculares.

Tenía miedo de como acabaría la película, pero sinceramente creo que acaba de la forma más maravillosa y sobrecogedora posible, sin trucos ni efectismos. Si, el inhumano panorama retratado a lo largo del metraje existe y duele, pero sigue quedando espacio para otra realidad.
Black Mamba
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25 de agosto de 2015
60 de 110 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como dije otras veces, esta página es de cine, así que hay que hablar de cine. La valoración de esta película (como la de cualquier otra con sus respectivos temas) no debe basarse en cuanto te gusta o no el tema que trata. En este caso, perros. No tiene absolutamente nada que ver en el valor de la película como arte, como cine, si te gustan los perros o no. Me sorprende que eso pase constantemente con las películas. Solo es un factor mas, uno puede enojarse si de pronto se trata de un tema que uno conoce y lo muestran de una forma errónea o cosas así. Pero no hace buena o mala la película por si mismo.

No nos engañemos, de cine social o político no tiene nada (¡de terror menos!). La historia es lo mas trillado de la historia del cine familiar. Los personajes (por eso el "Disney" de mi título) completamente estereotipados y sin fundamentos. Piénsenlo si no es como esas películas clásicas de dibujos que a veces se rehacen con personas. El padre que sin razón aparente odia al perro porque la niña lo ama, padres separados obviamente. La vieja casera que enseguida aumenta el drama. Los empleados de la perrera son dibujos animados, ¡a mi no me joden!, o el carnicero ese sobre el principio que le tira un par de frases al perro. Solo faltaba que se tropiece con una cáscara de banana y caiga en los tachos de basura mientras el perro huye para las risas de los mas chiquitos.
Esa orquesta, ese profesor de música, no es seria la película. Por eso, si fuera de dibujos para chicos, se entienden esos personajes y sus trabajos. Pero esta película se la da de seria y no se molesta en construir nada. Y todo lo demás va apareciendo justo a tiempo. El muchacho guapetón, la diva popular y malvada, la vieja de la perrera. Una vez mas, ¡díganme si no es una de Disney!

Por eso el "euro" de mi título. Porque es una película mas, tiene todas estas características disneicas, pero claro, es de Hungría, entonces es cine social y profundo. Queda bien decir "Me encanta esta película de Hungría" de un director con nombre difícil de pronunciar y protagonistas que hablan en un idioma raro.

El "indie" de mi título es, por supuesto en el mal sentido. Ese cine independiente moderno que la va de profundo siempre con los mismos recursos. Adolescente incomprendida. Luces que brillan en el lente. Escenas laaaaaaaaaargas de la adolescente con capucha mirando los autos pasar... Caras tristes y pensativas con música moderna de fondo. ¿A que va toda la escena del boliche? ¿Que aporta a la historia? ¿A la película en si? Pienso que es solo un capricho para introducir estas cuestiones tan modernas y cool.

Y yendo al "Parkinson" de mi título parece ser que ahora nada es tan cool como los camarógrafos con mal de Parkinson. Porque la cámara en movimiento esta bien si es un recurso mas, si se usa con un fin. Por ejemplo cuando hay movimiento real como una pelea o alguien corriendo. O incluso usarse para resaltar una sensación, como una discusión violenta por ejemplo, aunque no haya movimientos bruscos, la cámara puede hacerlo para dar mas tensión. Pero si se hace un plano fijo de un rostro pensante o peor aún un plano de la ciudad, ¡¿porque tiene que moverse constantemente la cámara?! Una vez mas, es simplemente un capricho basado en la ignorancia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nico
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23 de mayo de 2015
19 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos con las cosas buenas que tiene la película: Unos perros brutales que hacen un papelón en general y que son mejores actores que los humanos. Debe de haber un gran equipo de adiestramiento detrás y filmar una película de tales característica puede ser de todo menos fácil. Las escenas de acción y suspense están muy bien encarriladas. Se muestra también el lado más oscuro y sangriento del alma humana y perruna sin caer en demasiadas obviedades infantiles y ñoñas.

Por otra parte, la actuación de la chica principal es bastante pobre. Pone la misma cara durante toda la película. Además, está muy exagerada y estilazada. Quizás demasiado, y le hubiera venido mejor un poco más de realismo y consistencia. Cuesta creer el comportamiento de los perros en algunas partes. El final está cogido con pinzas y se nota que el guionista es un vago que decide terminar todo por lo fácil y espectacular.

Película pasable y algo pretenciosa, pero está bien por lo menos ver a los geniales perros. Ya está.
kapinta
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19 de junio de 2015
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En plenos créditos iniciales, 'White God' (Kornél Mundruczó, 2014) ya plantea una de las claves de la película en una frase concisa y esclarecedora que viene a decir que el horror es algo que sólo está esperando ser amado. Obviamente, no es extrapolable a todo lo que nos rodea, pero sí acierta a vislumbrar con gran lucidez una cuestión fundamental que se nos escapa demasiado a menudo, tan resbaladiza que recala en una oleada de prejuicios en torno al miedo al otro, al diferente.

'White God' hace equilibrismo entre un argumento cercano a una película Syfy y unas maneras propias del cine de autor, aunque bien es cierto que éstas se encuentran dentro de la rama más suave y comercial del mismo, siendo ello por lo que hablo de una película más bien accesible (por si hay alguien a quien las palabras Hungría y Cannes en la misma frase le producen vértigo). El argumento, que se mantiene bastante pegado a la realidad aunque hacia el final se desvincule un poco de la misma por la propia naturaleza de la trama, presenta a una niña, Lili, cuyo perro es abandonado en la calle por el padre de ésta y, desde el momento en que los caminos de ambos se separan forzosamente, la historia sigue el devenir de los dos personajes protagonistas en dos líneas argumentales bien distintas. En dichos destinos divergentes la película juega a mostrarnos la pérdida de la inocencia tanto de la niña como del can, pero en este aspecto ya encontramos una de las primeras debilidades del film pues si bien lo que concierne al personaje de cuatro patas resulta convincente y elocuente, no puede decirse lo mismo sobre el personaje de Lili, cuya evolución apenas rasca la superficie. Este desnivelado tratamiento de personajes también afecta a la película en un sentido más global, ya que mientras las desventuras de los perros vagabundos se siguen con interés y provocan diversas reacciones en el espectador, todo lo que atañe al "bando humano" no consigue más que ser puramente accesorio, plano, frío, sintiéndose tan ajeno como si nos encontráramos ante una película de serie B cuya empatía por los personajes se antoja (casi) imposible. Tampoco ayuda un metraje a todas luces excesivo, cercano a las dos horas, para una historia que quizá no necesitaba transitar con tanta demora todos los meandros que propone su guión.

También posee, por supuesto, un cierto número de virtudes que convierten su visionado en punto menos que estimulante, siendo la más obvia el impresionante trabajo llevado a cabo inherente al hecho de dirigir una cinta con tal número de animales en escena. Las escenas de la jauría recorriendo las calles poseen fuerza y desparpajo, aunque, vista la primera y fascinante secuencia de apertura, poco más tiene para ofrecer estéticamente el film que consiga impresionarnos (el plano final es otro buen pespunte visual). El buen empleo de la música, acompañado por un ocasional y soberbio tratamiento del suspense, son otras de las notas altas que se alcanzan durante una película que, por contra, quiere ser demasiadas cosas a la vez. Pretende ser fábula moral, social y política, amén de una historia (a ratos) de pura acción, y en tamaña ambición temática y tonal se dispersa demasiado, difuminando su alcance y emotividad hasta convertirse en un relato algo distante cuyo mensaje (o mensajes) se ven sobrepasados por la violencia y el caos que van paulatinamente inundando la pantalla. Estos mensajes, o las metáforas resultantes, hablan, en el plano más cristalino, sobre el maltrato animal y el abandono que sufren con tan triste y repulsiva cotidianeidad, pero Mundruczó va más allá de lo evidente y su discurso retrata cómo la crueldad del ser humano, inédita en cualquier otra especie animal que haya hollado la tierra, es capaz de provocar que la inocencia (materializada en Hagen, el perro protagonista) devenga en odio y violencia. También se cuela una referencia a las clases oprimidas, pero es probable que la conclusión final y más profunda de su autor no encuentre un impacto más sentido y comprensible debido a esa indecisión que va nublando la historia, más convencional de lo esperado y deseado. A un servidor, al menos, le queda la sensación de que 'White God' ladra mucho y muerde poco.


www.asgeeks.es/movies/critica-de-white-god-el-peor-enemigo-del-hombre/
Pableras
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