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Uno Rojo, división de choque

Bélico. Drama A las órdenes de su sargento, cuatro jóvenes soldados de infantería norteamericanos recorren los campos de batalla de media Europa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
25 de noviembre de 2008
45 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de fallos y tijeretazos, destacaría de esta película una cuestión que aparece como un error en un primer vistazo, pero que bien podría considerarse también virtud:

La acumulación de situaciones afectan a una trama en la que nunca te acomodas del todo (los personajes son distantes, las misiones precipitadas…), y erosionan también, al menos desde la perspectiva de cine bélico artesanal, una ejecución técnica que termina siendo cuestionable (siempre con los cortes que padeció bien presentes, claro), basada en una forzada mezcla de realismo y recia imaginería poética que funciona bien en la foto, pero que está montada en el casco del desarrollo dramático de forma casi periodística: fría, distante y con la imperfección típica de la zona de guerra.

Pero esa imperfección otorga a la película que habría de ser decisiva en la filmografía de Fuller su dignísima, vista hoy, particularidad: Fuller, sin plegarse a las servidumbres que una cinta bélica hollywoodiense exigía, rescata una colección propiamente “fulleriana” de personajes delirantes y una realización agresiva de montaje frenético y rugoso, con las anécdotas que alimentan este metraje organizadas en torno a planos que se lanzan desbocados, fallan su objetivo y corrigen la dirección sobre la marcha.

Y es que, en definitiva, esta incontinencia anecdótica confiere al film cierta sensación de relato enérgico, con nervio, y también de recapitulación basada en vivencias o comentarios que nos llegan de primera mano. Y por ahí se explica el carácter emblemático de estos extraños protagonistas, que son más una ensoñación que otra cosa, con un poco probable don de la ubicuidad, dispuestos a aparecer allí donde hubiera un nazi enarbolando una MG-42.

Esta película, más allá del compendio de errores, tijeretazos o exiguos presupuestos que supone, nos ofrece jugosas conclusiones sobre una forma de rodar que en el caso de tipos como Fuller era también una forma de vivir. Más allá de errores... O quizás, rectifico, precisamente por ellos.
Bloomsday
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1 de enero de 2009
42 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una extraña mezcla de excitación y temor me embargaba ayer noche mientras depositaba con suma cautela el DVD de “Uno rojo, división de choque” en el compartimento de mi reproductor. Había llegado el momento de saldar definitivamente una de mis múltiples cuentas pendientes con el cine y el grado de expectación era máximo.

Ciento sesenta minutos después me sentía rebosante de satisfacción. Me costó horrores conciliar el sueño. Acababa de tragarme la versión extendida y remasterizada de la mítica película de Fuller y mi cabeza no dejaba de dar vueltas sobre cómo plasmar todo lo que había contemplado durante esas más de dos horas y media de cine en estado puro. Porque, claro está, cuando una peli plagadita de gazapos técnicos (minimizados, eso sí, en esta magnífica versión extendida) te llega tan dentro como “Senderos de gloria”, “Apocalypse Now” o “La chaqueta metálica” algo tendrá. Digo yo.

Y es que al margen de esas ostensibles imperfecciones (leed con atención otras críticas de la peli; diversos usuarios las detallan espléndidamente), “Uno rojo, división de choque” contiene tantísimas cualidades que calificarla como obra maestra del cine bélico no resulta, en absoluto, gratuito. Porque la peli de Fuller no tan sólo puede reducirse a un buen puñado de frases legendarias o a la soberbia interpretación de Lee Marvin. “Uno rojo, división de choque” engancha y emociona porque te hace sentir la sinrazón de la guerra en primera persona, como si uno mismo estuviera empuñando un fusil parapetado detrás de cualquier montículo, detrás de cualquier montón de cascotes. Con las botas mojadas y los dientes apretados. Con ese sudor frío que te corre por las sienes mientras el corazón te palpita como una locomotora. Esperando sortear con fortuna esa delgadísima línea que separa la vida de la muerte.

Pero lo más acojonante es que Fuller consigue todo eso mezclando con gran habilidad secuencias de marcado acento épico o de considerable crudeza con secuencias impregnadas de un sentido del humor (a veces negro, a veces casi surrealista) absolutamente prodigioso. En cualquier caso, me quedo con la lapidaria frase final, esa que dice algo así como “la gloria real de la guerra es sobrevivir”. Una frase que pone la guinda a una película excepcional.

Y es que más o menos esas fueron las únicas palabras que conseguí sonsacarle a mi abuelo materno, superviviente de la guerra civil española, cada vez que le insistía para que me contara sus batallitas... reales.
Taylor
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29 de noviembre de 2005
55 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre que leo las criticas de esta película pienso que yo he debido ver una diferente.

La trama argumental no es nueva. Sargento duro y veterano al mando de un pelotón de soldados que luchan en diferentes escenarios de la Segunda Guerra Mundial. Eso podemos verlos en otras películas anteriores. Por ejemplo en "La cruz de hierro" o en "Mas allá de las lagrimas".

Históricamente tampoco es buena. Si, es cierto que el pelotón lucha en Africa, Sicilia, Francia y Alemania, pero los combates son a una escala pequeña por lo que bien podría haber sido en uno solo de los escenarios. De hecho hubiera sido lo mejor. La película se rodó principalmente en Israel, por lo que los edificios siempre parecen de estilo mediterráneo, incluso el manicomio belga.

La locura de la guerra. La escena de los locos es histórica pero corresponde a otra película: La ofensiva Market Garden reflejada en la película "Un puente lejano". Y en cuanto mensaje antibelicista prefiero otras como "Senderos de Gloria" o "Y Johnny cogió su fusil". Aquí lo que hay son topicazos antibelicistas.

Técnicamente es una basura. Solo hay que ver las escenas del desembarco de Normandía o la emboscada. Como es parte argumental las describo mas abajo. Es una película de los 80 hecha con tecnología de los años 30.

El único que actúa decentemente es Lee Marvin, y me parece demasiado viejo para el papel. Del resto nadie se acuerda. Mark Hamill demuestra porque solo se le conoce por "Luke Skywalker"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Major Reisman
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8 de enero de 2007
34 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escrita y dirigida por Samuel Fuller ("Corredor sin retorno", 1963), se basa en la experiencia de su participación en la IIGM. Se rodó en 1978, en Israel, Big Bear (San Bernardino National Forest, CA, EEUU) y King John's Castle (Irlanda). Fue nominada a la Palma de oro de Cannes. El productor fue Gene Corman y el estreno se celebró el 18-VII-1980 (EEUU).

La acción tiene lugar en 7 escenarios de la IIGM, entre 1942 y 1945. Añade un prólogo situado en Normandía en noviembre de 1918. Narra la historia de "el sargento" (Lee Marvin), un veterano de la IGM, que conduce un grupo de jóvenes soldados.

La película presenta una narración dividida en episodios, dedicados a los escenarios más calientes del frente americano en África y Europa. La visión de los hechos corresponde al punto de vista americano, el vivido por Fuller. El proyecto se concibió en los primeros años 50, pero dificultades de financiación lo aplazaron hasta finales de los 70. La compañía productora (Lorimar) asignó a la obra un presupuesto propio de un film de serie B. Este hecho y el estilo del realizador, explican que la cinta no busque la perfección y asuma deficiencias varias. La obra incorpora un número inusualmente reducido de actores en relación con films similares. Con imaginación y habilidad narrativa, se suplen deficiencias presupuestarias. La cámara muestra la fatiga de los soldados, sus angustias, su pánico a las mutilaciones, la crueldad humana y la locura de la guerra. Hace uso de elipsis (reloj del caído en la playa), sobreentendidos (color del agua de la orilla), símbolos (caballo desbocado, manicomio) y metáforas (trastorno emocional de Griff). El guión aporta afirmaciones que se enganchan a la memoria: "Podemos matar a todos los cuerdos que queramos, pero matar a locos perjudicaría nuestra imagen", "Nos dieron medallas no por ayudar a nacer un niño, sino por matar a muchos". Son escenas memorables el parto en el tanque, el niño judío agonizante, el loco que dispara un fusil ametrallador diciendo: "¡Mirad, soy como vosotros!. ¡Estoy sano!". El film ha influido en obras posteriores como "Salvar al soldado Ryan" (1998), "La delgada linea roja" (1998) y otras.

La música ofrece un acompañamiento sobrio y eficaz, exento de referencias europeas. La fotografía, de Adam Greenberg ("Terminator", 1984), enriquece el relato con una espléndida estética realista. El guión incorpora un humor negro estremecedor y un cuidado sentido del absurdo. La interpretación de Lee Marvin es una de las más destacadas de su carrera. Stephan Audran tiene una intervención tan breve como grata. La dirección aporta un brioso ritmo narrativo.

Cine de nivel, que sabe hacer de la imperfección virtud.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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29 de octubre de 2008
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por encima del rigor histórico en la ambientación, por encima del escaso presupuesto, por encima del tijeretazo que le metió la productora y por encima de una sucesión de pequeñas historias escasa de profundidad, está el espectáculo bélico repleto de detalles extraños y de humor que consigue alcanzar el adjetivo de trepidante.

La película está montada como una serie de pequeños actos de combate durante toda la Segunda Guerra Mundial y con cambios de escenario constantes. Pero esa dinámica también refleja una evolución en los personajes. El sargento cada vez es más humano y nihilista (aparente contradicción, pero explicable en el contexto de la guerra) y los soldados en cada esacramuza se van forjando como hombres duros. Hasta el malo nazi se muestra como un niño indefenso que quiere la paz al final de la guerra.

Además del carisma de unos personajes encabezados por un arrollador Lee Marvin, hay multitud de frases y pequeños detalles que elevan la grandeza de la película. El casco con flores del sargento, los planos de conejos y gamos, el niño italiano que no pierde el sentido común de aprovecharse de sus conocimientos a pesar de haber perdido a su madre, el loco con la metralleta, los inquietantes personajes del manicomio, el médico nazi homosexual, el bromuro en la comida para que no estén salidos los combatientes... y los continuos dilemas morales entre matar y asesinar o la venganza y la responsabilidad.

Toca muchísimos palos mientras se entretiene al espectador con las frases lapidarias del sargento y las batallas repletas de épica. El bombardeo es constante. Y la condición de outsider de Samuel Fuller, también. Zooms, primerísimos primeros planos, y su propia presencia tanto con su cameo dirigiendo un documental como con su alter ego en forma de soldado escritor que fuma puros y ejerce de narrador.

Entretenida, implacable y original.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pas
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