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Mad Max: Furia en la carretera

Acción. Ciencia ficción Perseguido por su turbulento pasado, Mad Max cree que la mejor forma de sobrevivir es ir solo por el mundo. Sin embargo, se ve arrastrado a formar parte de un grupo que huye a través del desierto en un War Rig conducido por una Emperatriz de élite: Furiosa. Escapan de una Ciudadela tiranizada por Immortan Joe, a quien han arrebatado algo irreemplazable. Enfurecido, el Señor de la Guerra moviliza a todas sus bandas y persigue ... [+]
Críticas 509
Críticas ordenadas por utilidad
14 de mayo de 2015
333 de 461 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Miller lo ha conseguido, ha logrado su mejor película, ha llevado no solamente a Mad Max aún más allá reinventándolo otra vez, también lo ha hecho con el cine, ha sabido capturar el cine de dos épocas y crear algo nuevo, una epopeya visual y musical*. Un espectáculo de ritmo impecable e implacable compuesto por un director maduro que es capaz de proporcionar arte narrativo.

Miller crea una película poética, poesía de la violencia y la destrucción, poesía de la furia. Obra de guión minimalista, sin apenas diálogos se apoya en el montaje, impecable y preciso, para narrarnos una historia mucho más madura y compleja de lo que pudiera parecer a primera vista. Una obra de personajes profundos, cuya relación evoluciona durante toda la película. Y con un nuevo y fundamental personaje, Furiosa, una joya para Charlize Theron que sin duda pasará a la mitología del cine.

Pero que el espectador no se llame a engaño, Mad Max: Furia en la carretera es principalmente una película de acción, de persecuciones**, de coches locos, de destrucción y violencia (aunque lo es mucho menos de lo que su prodigioso montaje nos hace parecer) y por encima de todo espectáculo de hermosa fotografía. La acción es demente, brutal y está filmada de manera magnífica, pese a su acelerado ritmo no solamente el espectador no se pierde, si no que consigue involucrarle en el relato. El sonido y la música acaban de redondear la película haciendo un todo y convirtiéndola en una auténtica obra de arte.

Esta cuarta parte es una película que atrapa al espectador desde el primer segundo y no lo suelta hasta los títulos de crédito. Regresa al universo de Mad Max y a Max y los transforma, adoptando aquello mejor de la saga y de las imitaciones de esta***, haciéndolo más aberrante, y más lejano y a la vez más reconocible, convirtiéndolo en una retorcida caricatura de nuestro mundo, un aviso de un futuro posible. .

Yo en el futuro espero que haya más películas que recojan lo que esta les enseña y también un quinto Mad Max****
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Meinster
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16 de mayo de 2015
242 de 320 usuarios han encontrado esta crítica útil
He sobrevivido, he salido indemne del infierno australiano, y aún con la cara llena de polvo y la arena sólo tengo mi cabeza centrada en las sensaciones que me ha dejado el retorno del loco Max a la gran pantalla, una experiencia que tardaré tiempo en olvidar y que se ha terminado convirtiendo en todo un acontecimiento que hace que el eslogan publicitario de “Que gran día” se quede empequeñecido.

La verdad, no sabría por donde empezar. Es lo que tiene salir hiperventilando del cine, las palabras no salen con demasiada facilidad. Fury Road es la película a la que todo “blockbuster” debería aspirar, y muy pocas lo terminan consiguiendo. Y todo esto, aún a sabiendas de que no tiene el mejor guión del mundo, pero es que tampoco desea tenerlo ni lo necesita, le basta tan solo con seguir el legado de "El Guerrero de la Carretera" y en ser aquello de "corre que te pillo" para convertirse en una película que quedará grabada en nuestra memoria. Una cosa está clara, en esta película no solo importa lo que te cuentan sino como te lo cuentan, y ahí George Miller nos coge por los genitales y práctica el sadomasoquismo con nosotros durante las dos horas de metraje.

Es digno de alabanza que una persona de setenta años, que bien podría dedicarse a jugar a la brisca o al tute y vivir de rentas pasadas, tenga el vigor y un pulso más depurado que el 90% de los hoy considerados “directores” que circulan por el Hollywood moderno y aburguesado. Miller ha demostrado que tiene los arrestos necesarios para sentar cátedra de cine ochentero en pleno siglo XXI y que en la vejez ha tenido la valentía de enrolarse en un rodaje apocalíptico que ha terminado convirtiéndose en una auténtica epopeya, que no hacen sino dar aún más mérito al cuidado, mimo y cariño con el que se ha llevado a cabo este proyecto. En tiempos en los que Lucas vende a la “niña de sus ojos” y en los que el “Rey Midas” Spielberg sólo produce mediocridades, el zumbado australiano regresa cual jinete del apocalipsis para dejarnos los pezones como cantaros de leche. Y es que precisamente eso; leche, gasolina, polvo y pezones, los hay a montones en esta película. Al igual que también hay enanos disminuidos, gigantes retrasados, cinturones de castidad, tías macizas vestidas para una fiesta ibicenca y máquinas de la muerte con motores V8 que resuenan en la sala hasta dejarte los tímpanos en rompan filas.

El trabajo de Miller con la cámara ha enterrado y ridiculizado años de cine de acción ofreciendo un abanico de posibilidades nuevas a la hora de narrar y presentando una increíble capacidad para cambiar las reglas del juego a estas alturas. El uso restringido de lo digital a sólo lo imprescindible, sólo lo justo y necesario hace que la maravillosa dirección de Miller sea una delicia visual que además está acompañada por la fotografía de John Seale, la cual podría estar expuesta en el museo de El Prado en forma de cuadro.

Que locura de película. Que ensalada de castañas y explosiones tan brillantemente ejecutadas y personajes para enmarcar. El término “molón” tiene desde hoy un nombre propio y se llama "Imperator Furiosa". Max solo es ese grandioso secundario que pulula por ahí dejando de lado los grandes discursos y dedicándose a eso de “primero dispara y luego pregunta” haciendo gala de su personalidad oscura y pendenciera.

Fury Road dejará en mi retina momentos que jamás serán borrados como esa maravillosa escena con los merodeadores con saltos de moto incluidos que supone una oda a la épica a ritmo de la música de un Tom Holkenborg que desde hoy cuenta con mi beneplácito y bendición para hacer lo que le de la real gana con la nueva música de Batman. Y ese Armagedón final que es la última media hora de película en la que el desenfreno y la adrenalina toman el control de tu cuerpo y hacen que quieras levantarte y aplaudir en el momento del fundido en negro de la pantalla y el encendido de las luces de la sala.

Mad Max Fury Road es un chute de gasolina en las venas de los que amamos el cine y que aún nos presentamos en las salas esperando a que nos sorprendan; y aquí hemos sido recompensados por años y euros perdidos viendo una y otra vez el sota-caballo-rey en el que se ha convertido el cine actual. La espera ha merecido la pena y lo que no tendría perdón de deidad alguna es que os quedéis en casa sin ir a verla en condiciones, porque entonces estaréis siendo participes de la mediocridad y del cine “nenaza” que nos ha tocado vivir.

¿Quién dijo que el cine de acción no puede ser una obra de arte? Miller y su equipo han pintado un cuadro con la cámara. Puro Arte. Puro Cine. Bendita Locura. What A Lovely Day.

No olvide recoger sus genitales antes de salir de la sala, deben de estar bajo la butaca.
Bob Esponja
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25 de mayo de 2015
340 de 545 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer fui a verla al cine espoleado por la mayoría de críticas favorables que aquí recibe. Lamento decir que me uno al pequeño grupo que ha salido del cine desencantado. Es cierto que la película es como subirse al Shambhala durante dos horas seguidas, salvo contados momentos donde la acción se detiene y es ahí donde te das cuenta de que la película solo funciona cuando los cientos de vehículos, a cual más estrambótico, circulan a toda velocidad en una persecución imposible. Mad Max no tiene apenas guion, pero sobre todo no tiene alma. No empatizas con ninguno de los personajes porque son unidimensionales, exceptuando quizás el personaje de Nux interpretado por Nicholas Hoult, que es el único que sufre una evolución durante la odisea. Entiendo que alguien pueda disfrutar de esta loca persecución a través de paisajes desolados, pero yo necesito más y Mad Max no está dispuesto a darlo.
Que se le va a hacer, esperare a la próxima.
Gregorio
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16 de mayo de 2015
217 de 316 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me amoldo a mi asiento y comienzo a devorar mis palomitas con algo de nervios y una pizca de emoción. Los anuncios están acabando, la película va a empezar. He leído las críticas, he visto los trailers, hay un ligero reconcome en mi cabeza que me dice:

-Igual estás ante algo grande, colega.

Pero soy escéptico. ¿Cómo no serlo? Ya soy "mayor" y por muy buena que sea una película, emocionarse resulta mucho más difícil. El corazón está un poco roto, y le cuesta sentir lo que sentía cuando era un niño pequeño, que se ponía en su butaca y veía dinosaurios con los ojos abiertos como platos. El cinismo me sirve ahora de coraza, de protección contra decepciones. El niño pequeño se oculta tras ella, y aunque a veces asoma la cabeza, vive escondido.

Es difícil seguir emocionándose en un ci...

-Shh -dice la vocecilla en mi cabeza.- Empieza.

Y empieza. Sumo en ella mi atención. Devoro palomitas, atiendo a la presentación, fugaz, directa. Mi cinismo actúa de barrera, me impide unirme a la voz sibilante que continua, que insiste.

-Que guay -dice.

Pero falta algo. Falta...

La primera gran escena de la película comienza. Me aturde. Montaje, escenografía, diseño artístico, puesta en escena. Es increíble. ¡Y la música! La escena sigue, me golpea, destroza la armadura, salpicando cinismo en todas las direcciones, y para cuando la arena inunda la pantalla, la película me golpea de lleno en la patata. Y cuando por fin termina, aturdido, susurro a la vez que la vocecilla.

-BRUTAL.

De ahí, hasta el final, el niño pequeño toma el control. Olvido las palomitas, la bebida, olvido a mis amigos. Solo queda la pantalla y los altavoces, el espectáculo.

Ni siquiera soy consciente hasta que los créditos saltan delante mía de que he visto algo realmente grande.
0Gilthas0
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16 de mayo de 2015
201 de 288 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevo un día de esos asquerosos en los que te gustaría meter la cabeza en el suelo como una avestruz y mandarlo todo a la mier… ! Pero voy a hacer el esfuerzo. Voy a ir esta noche al cine. Sí. Además, llevo un huevo de tiempo esperando la película. Y encima voy a cumplir los 40. Y uno empieza a notarlo en sus carnes. Todo ha cambiado y a la vez no ha cambiado. Y cada vez más a menudo tienes por costumbre de refugiarte en la nostalgia. Y estaba esa trilogía de Mad Max que tantos buenos momentos me ha hecho pasar. Y veo antes de empezar la película los trailers de Jurassic World y San Andreas. Y me digo; nos están volviendo gilipollas con tanta basura. Casi todos los blockbuster son de cartón piedra, no sientes autenticidad. Y empieza Mad Max. Yo miro la hora solo para cerciorarme de que llevo sentado en la butaca más de una hora y tengo la adrenalina que me sale hasta por las cejas. Me pellizco para ver si es cierto que todavía no he ni pestañeado ni una sola vez. Ni siquiera le echado ni una mirada lasciva a la tía buenorra que había localizado dos filas delante de la mía. Pero es que tengo las palomitas todavía sin comer y valen un huevo. ¡¿Quién quiere palomitas?! Si lo que tengo es el gaznate seco de sentir la arena del desierto, la gasolina y el glorioso espray gris en mi boca. Yo lo que quiero ahora es que no termine la película porque ya ni me acuerdo del cabrón de mi jefe, ni del político corrupto de esta semana, ni de la hipoteca, ni de que me veo prisionero de las circunstancias viviendo en un país que no es el mío. SOLO EXISTE EL MUNDO DE MAX.

Me cago en la ostia!! Qué son los títulos de crédito. Esto se ha terminado. ¿Y a mí porque me tiembla el pulso? ¡Si ya ni fumo porros!

Yo lo que quiero ahora es raparme la cabeza, maquear mi coche, vestirme de cuero, pegarle cuatro ostias a mi jefe y salir derrapando hasta mi casa, agarrar mi mujer y reventarla a polvos. Por Dios que estoy que me subo por las paredes!!!

Pues sí, todo es cierto. El viejo Miller desterrado del panorama cinematográfico y perdido entre pingüinos vuelve para dar una lección de cine, un delirio de dos horas sin apenas descanso. Esto no puede ser posible que lo haya hecho un tío con 70 años.

Visualmente todo lo que habéis oído y más. Si, son pinturas del Bosco salpicadas en sangre, arena y gasolina. Consciente de que el futuro post-apocalíptico que él había creado ha sido imitado infinidad de veces. Él se reinventa y riza el rizo.

Max está de vuelta en la piel de Hardy. Su dialogo en toda la película se reduce a dos folios. Pero tenemos un Max cojonudo y a la altura de Gibson. Sin embargo, queremos más Max. Su personaje está demasiado equilibrado con la estupenda Theron.

Y en efecto esto es ‘La Diligencia’, el espíritu de Ford se pasea en toda la espectacular persecución.

Y que no merece oír ni leer más sobre las críticas. Esto hay que verlo. Pero, ¿es cierto que todavía no habéis visto Mad Max?

¿Y QUE COJO… ESTAIS ESPERANDO?!
Pepe Mamaduko
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