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Sólo para dos

Comedia. Romance Una pareja se va de vacaciones a un complejo turístico en el que todo está incluido. Sin embargo, su paquete vacacional incluye complicaciones que nadie esperaba.
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
31 de diciembre de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia de enredos no demasiado inspirada que transcurre en un resort para parejas y ambientado en una isla. El principal problema es que Santi Millán no carga con la película sobre sus hombros y el resto de personajes están desdibujados o no tienen la suficiente entidad para empujar las escenas. Los gags están mal escritos (por ejemplo, la cena donde los personajes deben hacer ver que no están con quien están) y la película avanza con más pena que gloria con el piloto automático puesto. Un entretenimiento mal resuelto que se deja ver con la misma ligereza de un capítulo televisivo y se olvida con la misma facilidad. Que alguien me devuelva mi dinero... ah no, que me la he descargado ilegalmente... no he dicho nada.
El Criticón
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17 de septiembre de 2013
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un resort para parejas en las Islas Margaritas, el Sólo para dos, es llevado adelante por un matrimonio que ya lleva diez años y son el ejemplo de las parejitas ilusionadas que llegan a pasar para pasar una bella y romántica estadía en el lugar. Pero la pareja formada por Valentina y Gonzalo (Martina Gusmán y el español Santi Millán) parece estar desgastada y ella quiere abandonarlo, justo cuando llega una nueva camada de visitantes.

Entre los visitantes se encuentra un famoso cantante español, Jairo (el español Antonio Garrido), que llega junto a una joven y bonita muchacha a la que tiene enamorada; una mujer con su marido, pero fanática del cantante y que no dejará de provocarlo; y un hombre, solo, al que su mujer acaba de abandonar. Este último es Mitch, interpretado por Nicolás Cabré.

Lo que parece querer ser una comedia romántica, termina siendo una crítica ácida hacia el matrimonio, y poco efectiva cuando de humor se trata, con chistes simples y forzados. Gusmán y Cabré no tienen química, y mientras él se siente cómodo con ese tipo de interpretación que ya brindó varias veces, a Gusmán en la comedia se la siente poco cómoda. La actriz demostró ya su experiencia en cine (sobre todo habiendo protagonizado todas las últimas películas de su marido, Pablo Trapero) y en teatro, con Extraños en un tren y la actualmente en cartelera, La casa de Bernarda Alba, pero aquí está deslucida.

Dentro de la galería de personajes que se cruzarán constantemente en medio de este resort, destacan los españoles, son los únicos que parecen creíbles en sus personajes y que además tienen química entre ellos en las escenas que los tienen como protagonistas, más allá de un guión previsible y forzado por todos lados.

“Aquí honramos el amor”, reza el tagline del Solo para dos, un resort que se percibe en las ruinas en una sociedad que ya casi no cree en el amor. Y es que si algo se puede destacar del film, es que no cae en lugares comunes. El resto, la transforman en una película totalmente prescindible.

visiondelcine.com.ar
enjoyjessica
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19 de febrero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Van a tener razón aquellos que afirman que es mucho más difícil hacer reír que hacer llorar. Y si no, que se lo digan a Roberto Santiago, director y guionista de esta Sólo para dos, comedia que bebe sin disimulo de referentes clásicos para contarnos lo que muchas otras muestras del género ya nos contaron: el típico enredo de amores y desamores, de fidelidades e infidelidades, de equívocos y aciertos que se establece entre un grupo reducido de personajes. Sí, sí, eso que lleva décadas siendo motor y razón de ser de buena parte de la producción cinematográfica adscrita al género que más instantáneas adhesiones establece con el gran público. Un género que, dado el número de muestras verdaderamente remarcables e inolvidables que podemos mencionar de las llegadas en los últimos tiempos, las tan imprescindibles obras maestras de la comedia, no pasa por su mejor momento. El Cine Español posee una larga tradición en esto de abordar los conflictos sentimentales de unas determinadas parejas desde una óptica ligeramente desenfadada, sin embargo, hace tiempo que la comedia nacional no se adentra en tales derroteros precisamente por la saturación y desgaste evidente que padeció la fórmula a lo largo de la década de los noventa.

Por esta razón, Sólo para dos emerge como un oasis en el desierto, tratando de aportar un punto de frescura al secarral en el que habita la comedia de enredo nacional. Sin embargo, pese al puntual gozo que pueda suponer el recuperar para la gran pantalla un patrón que creíamos asfixiado por culpa de la reiteración y la casi nula capacidad para dotarlo de elementos mínimamente originales que manifestaron algunos de sus artífices tiempo atrás, la existencia de un producto como este en la cartelera deviene bastante innecesaria. En primer lugar, porque Santiago, en su doble labor de guionista y director, se muestra torpemente capacitado para desmarcar su película del grueso de producciones que degradaron al género hasta convertirlo en un chabacano vodevil exagerada e irrisoriamente erotizado, cumpliendo a rajatabla con las normas establecidas para este tipo de tramas tanto en el acartonado y esquemático dibujo de los personajes, como en la descripción y trenzado de las situaciones. Dada esta fidelidad hacia el modelo, Santiago anula en su película toda posibilidad de sorpresa, facilitando con ello que la puesta en pie de los equívocos que hacen avanzar la película y sus posterior desarrollo desluzcan por su alta previsibilidad.

Pero el problema no está en que Sólo para dos se ajuste tan impersonalmente a los cánones conocidos, pues a estas alturas resulta casi imposible encontrar un producto de género que no sea ampliamente reconocible en virtud de sus referentes. El gran hándicap de la película estriba en que ni aún jugando con elementos de contrastada efectividad tanto en el apartado narrativo como también en la construcción de una competente puesta en escena, de inconfundible aire clásico aunque sin lograr evitar cierto deje televisivo, de sitcom con posibles, Roberto Santiago da en la diana de lo que ha de ser una comedia, en cualquiera de sus variantes: la risa. Sólo uno de los gags, si me apuran dos, pero no más, consigue su propósito. El resto se suceden por la pantalla altamente desangelados, aportando un puntito de ligereza a toda la función, lo que evita el tedio, pero sin lograr aportarle un mínimo de interés a una película que, en definitiva, se halla falta de verdadero punch, de auténtica chispa, de una más que necesaria garra corrosiva para impactar como debiera. Situaciones y chistes mal escritos o directamente alargados, lo que conlleva su correspondiente pérdida de efecto, por no hablar de algunos literalmente desfasados (el relativo a los tríos parece rescatado de una cinta de Mariano Ozores) y escenas mal estructuradas, con altibajos en el tempo del todo inadmisibles en una comedia, podrían ser las principales causas del desastre.

Del que, mal que nos pese, tampoco se libran unos intérpretes que no aciertan con el tono, ni en su propio trabajo con el texto ni con el de sus compañeros de reparto. Martina Gusmán tira de mohínes y tics varios para hacer gracia con su personaje de mujer en perpetua crisis sentimental, mientras su compatriota Nicolás Cabré opta por hacerlo todo 'a lo grande', recurriendo a aspavientos varios que pueden colar según el momento y más por su indiscutible encanto personal, el cual tampoco le ayuda a soliviantar la nula química que posee con Gusmán. La parte española del reparto tampoco sale bien parada, siendo una discreta Dafne Fernández la que menos vilipendio merece: Antonio Garrido y Santi Millán formarían un competente dúo cómico si no fuera porque ambos reinciden en la archiconocida y arquetípica representación de sus más conocidos registros y tipos. El desequilibrio interpretativo habrá que achacárselo, en última instancia, a un Santiago que aquí ha defraudado las expectativas que en el pasado hubiéramos podido tener sobre él como uno de los más funcionales y edificantes artesanos de la comedia española, en virtud del oficio del que Sólo para dos carece.

http://actoressinverguenza.blogspot.com
Juanma
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27 de febrero de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De donde no hay, no se puede sacar. No hay guión, y por ende, no hay historia, no hay dirección, no hay actores... no hay nada. Si estás pensando en ir a verla: tú sabrás qué haces con tu tiempo; pero fregar la paellera es más gratificante.
aldade
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26 de marzo de 2018
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Con el título lo digo todo. "Sólo Para Una" porque es de una estrella que significa mala.
La verdad no entiendo cómo una excelente actríz como Martina Gusmán se metió en este bodrio y Nicolás Cabré no está mal pero se pudo haber hecho una actuación mejor.
"Sólo Para Dos" es una comedia de enredos muy olvidable que si la ves en televisión es solo para verla una sola vez y nada más.
No se salva ni una actuación.
A mí me gustaron muchas películas españolas mejores que ésta como "Contratiempo", "El Bola" y la saga de "Torrente" con Santiago Segura entre otras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cripta
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