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La gata sobre el tejado de zinc

Drama La inminente muerte del anciano patriarca de una acomodada familia sureña crea una gran tensión ambiental. Uno de sus hijos, Brick, indeciso y apático, se refugia en el alcohol y se muestra completamente indiferente ante la situación, pero Maggie, su mujer, no está dispuesta a contemplar impasible su destrucción. El otro hijo, Gooper, al igual que su esposa, es ambicioso y oportunista. (FILMAFFINITY)
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Críticas 115
Críticas ordenadas por utilidad
30 de marzo de 2006
139 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al hablar de esta película me sucede lo mismo que ´cuando la película "¿Quién teme a Virginia Woolf?", porque se trata de una película tan profunda que sobrepasa. Estamos sin duda ante la mejor obra de Tennesse Williams, toda una reflexión sobre la pasión, la familia, el amor, la envidia, la codicia... Es toda una reflexión sobre la vida y sobre el ser humano. Lo mejor de la película, a parte del maravilloso guión, son sin duda las interpretaciones, no hay ni un solo actor que sobre y ni uno que haga una mala actuación en esta película. todos estan brillantes; Elizabeth Taylor, Paul Newman(en uno de los mekores papeles de su filmografía), Burl Ives(soberbio), Judith Anderson... Todos bordan su papel, todos dotan a sus personajes de un realismo y una vida que asombra. Los diálogos son también de una viveza que atrapan al espectador de principio a fin y que hacen que las horas vuelen. La primera hora de la película es del todo portentosa, toda una ironia. En definitiva es una obra maestra, es toda una lección de lo que es hacer cine y de lo que es saber dirigir una película. Es una película que después de vista no se olvida tan fácil y que llega a conmover al espectador y no lo deja indiferente.
Oscar
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3 de junio de 2008
76 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra teatral, ganadora del premio pulitzer 1955, de Teneessee Williams adaptada por Richard Brooks. Juega, a través de una historia familiar asociado a las tensiones de las relaciones de pareja, con temas tan delicados como la fidelidad, la lealtad, la ambición, la paternidad y el cinismo. Perfectamente retratado gracias a unos soberbios actores, una dirección espléndida y un guión perfectamente desarrollado e hilado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Teje
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11 de agosto de 2008
61 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el primer minuto de metraje de la película todos y cada uno de los personajes que la componen logran transmitir la impresión indicada para la que fueron creados. Esto se consigue gracias a un elenco de actores inmejorables. Desde Paul Newman hasta el magnífico Patriarca interpretado por Burl Ives todos hacen un excelente trabajo, pasando por la cuñadísima, Madeleine Sherwood; y es que... ¿quién no odia a esa mujer desde el primer momento que abre la boca?

Una obra llena de metáforas. Los dos personajes con los conflictos internos más marcados (Brick y el Abuelo) son precisamente los que poseen algún tipo de tara física, y de esa manera se cosifica su dolor a los ojos del espectador despertando en él la lástima y la compasión por los dos gruñones tullidos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mariukis
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20 de octubre de 2010
51 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación realizada por Richard Brooks de la obra “Cat on a Hot Tin Roof”, de Tennessee Williams, ganadora del Pulitzer de teatro de 1955. Se rueda en MGM Studios (Culver City, CA), con un presupuesto de unos 3 millones USD. Producido por Lawrence Weingarten para MGM, el film se estrena el 20-IX-1958 (EEUU). La acción dramática tiene lugar en la mansión de una gran finca rural de Mississippi, a lo largo de una única jornada.

La obra reúne a una actriz consagrada, acreditada y de moda en aquellos momentos, un actor novel que todavía no había conseguido imponerse (sus últimas interpretaciones no habían convencido a todos) y un actor veterano que había interpretado el mismo papel, el del abuelo, en las tablas. La elección de los tres protagonistas principales es acertada y eficaz, como demuestra la fuerza e intensidad de los trabajos que entregan. Elizabeth Taylor crea un personaje que trasmite una potente sensualidad, especialmente en algunos pasajes culminantes. Paul Newman dota a su personaje de fragilidad, indecisión y frustración, de acuerdo con las necesidades de la historia. Burl Ives compone un papel fuerte y brillante que hace que el actor se coma la pantalla en casi todas sus intervenciones. Newman gana su primera nominación al Oscar y Taylor su segunda nominación.

El film recrea con pulcritud y precisión el clima mórbido e insalubre del Sur de EEUU, reconstruido con maestría por Tennessee Williams en sus obras de teatro. Analiza temas diversos y complejos, como la familia, el amor y el afecto, y contravalores como la codicia, la envidia, la hipocresía, el culto a las apariencias y el engaño. Reflexiona, además, sobre las relaciones de padres e hijos y de marido y mujer en la pareja. Añade un apunte sobre el deseo, la pasión y el paso del tiempo. De modo implícito, pero claro, aborda el tema de la homosexualidad masculina.

La acción, ajustada a una puesta en escena brillante y rica en recursos, se desarrolla en tres ubicaciones de interior: el salón de la planta baja, un dormitorio del primer piso y el subterráneo dedicado a almacén. La lluvia y el viento que baten el jardín, junto a los truenos que se oyen, contribuyen a crear la atmósfera densa y agobiante que envuelve a los personajes. El film no oculta su condición de teatro adaptado al cine, pero la acompaña de un movimiento diligente de cámara, una fotografía espléndida de William H. Daniels (creador de la imagen de Greta Garbo) y unos diálogos bien construidos, no exentos de detalles de humor.

La banda sonora recoge composiciones de archivo de la MGM. El “Tema de amor”, de Charles Wolcott, es el leitmotiv de la película. Se sirve de varios temas de André Previn (“Lost in a Summer Night”) y otros y de un fragmento de la Sinfonía nº 5, de Beethoven.

Por la intensidad que desarrolla y por su interés como reflejo de una época y de un tipo de cine de moda en los 50 y 60, la película es atractiva y recomendable.
Miquel
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26 de febrero de 2010
45 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tennessee Williams era asfixia, calor sofocante. Era un dramaturgo tan opresivo como el vapor hirviente dentro de una olla express. Era el clima ardoroso en el Sur, donde lo que menos ahogaba era la canícula.
Uno de los más grandes dramaturgos de la historia, desmenuzó una agonía de tormentos psicológicos en unos argumentos y unos personajes torturados, aprisionados entre los barrotes del fracaso existencial.
Williams, alcohólico, adicto a los calmantes y a las drogas, posiblemente recreó en su protagonista, Brick, gran parte de las angustias que a él mismo lo consumían. Alguna vez he leído que lo más acertado es escribir acerca de lo que se conoce. Y estoy más que convencida de que Tennessee, de verdadero nombre Thomas Lanier, escribió acerca de cosas que conocía muy bien. Las decepciones afectivas en el plano familiar, la agresividad de su padre, la quebradiza salud mental de su querida hermana Rose... Hay muchas familias que no son felices y que viven un infierno casi constante, unidas tan sólo por los lazos de la farsa, o que han olvidado en algún peldaño el cariño, la confianza y la comunicación que pudieron poseer en un principio, y que no deberían haber extraviado. Aunque también suele suceder que desde el comienzo nunca hubo cariño verdadero. Y ahí está la fuente del fracaso.
Maggie, la frustrada esposa de Brick, se revuelve como una gata colérica, como si estuviera posada sobre un tejado recalentado que le quemara los pies. Nada parece sacudir de su apatía a su marido, decidido a dejarse morir lentamente en el abrazo evasivo del whisky.
En un tórrido día de verano, en la plantación algodonera familiar de Mississippi, se desatan las fieras con motivo del 65 cumpleaños del patriarca. Las mentiras se van cayendo, las máscaras se destapan para exhibir la verdad desnuda, sin ornamentos, sin adornos que amortigüen la seca certeza del desamor, de la rapiña, del desprecio. Las personas, incluso las que más se quieren unas a otras, tienen tendencia a alejarse, a destruirse, a atacarse, y a no comprenderse. Hay un punto en la difícil trayectoria en el que se escoge ignorar egoístamente a esos seres que más nos necesitan, seguramente por cobardía, por desidia y por nuestra natural inclinación a deplorar lo que poseemos.
Y es triste que haya que llegar al final y darse cuenta de que queda muy poco aliento, para despertar y ser consciente de lo que se ha perdido.
Pero puede que nunca sea demasiado tarde para ciertas cosas. Puede que no lo sea, mientras exista hálito, mientras el cuerpo, el corazón y la mente sigan en pie, para reconciliarse. El espíritu tiene infinitos recodos, y se está a tiempo de hallar el adecuado, dando con la puerta precisa.
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Vivoleyendo
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