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Una vida mejor

Drama. Romance Yann y Nadia, una pareja de enamorados, tienen un sueño y por fin lo hacen realidad: abrir un restaurante a orillas de un lago. Pero su felicidad dura poco. Yann ha calculado mal la cantidad de dinero que necesitaban para iniciar el proyecto y se han endeudado demasiado. La única salida es que Nadia encuentre trabajo en otro país, pero entonces tendrá que dejar a su hijo al cuidado de Yann. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
14 de octubre de 2012
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película sacada de la mas cruda de las realidades contemporáneas, la del fin de losmsuelñosmfelices de Occidente y el comienzo de las pesadillas sin limite del mal llamado primer mundo. Miseria, pobreza, ganas de triunfar trabajando duro, ganas de superación y de no conformarse con un destino gris y adocenado... Lo hemos visto antes, pero no siempre en un envoltorio de comedia romántica ligera interracial.

La película funciona, tiene unas muy buenas interpretaciones y una ambientación realista y sobrecogedora. Quizás pecandenun pocondenlentitud y de algo de afectado fatalismo (si algo puede ir mal, ira peor), pero la límpida veracidad de sus imágenes y la contagiosa honradez vital de sus protagonistas nos seducen y convencen.

Quizás le sobra algo de metraje y acaba cansando la acumulación densinsaboresny fatigas de sus protagonistas, pero se agradece en los momentos actuales que nos recuerden cuan dura es la vida, cuan difícil es vivir cuando nadie te quiere no ayuda. Un mazazo de realismo, de veracidad, de ingrato presente que actualiza lo mejor del cine social europeo.

Buena pero se hace difícil de recomendar por su gris cronicismo contemporáneo.
antonalva
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28 de septiembre de 2012
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que se puede decir de la última película de Cedric Kahn es que es, ante todo, una película realista, que trata de forma perfecta como los poderes económicos asfixian a los más necesitados que luchan por mejorar su calidad de vida, o simplemente sobrevivir a una realidad que cada vez les resulta más cuesta arriba.

El amor, el drama y la economía se mezclan de forma perfecta para lugar a esta película, la relación entre la madre soltera de un niño de nueve años (Slimane Khettabi) y camarera llamada Nadia (Leïla Bekhti) y el cocinero, Yann (Guillaume Canet), comienza con una paradoja en su primer diálogo, «sin experiencia no hay trabajo y sin trabajo no hay experiencia», tras su rápido enamoramiento, deciden embarcarse en un arriesgado proyecto de abrir un restaurante. Su euforia pasa rápidamente a desesperanza cuando se dan cuenta de que no pueden hacer frente a los múltiples créditos que han pedido lo que termina desencadenando la separación de la pareja, cuando ella decide aceptar un trabajo en Canadá para ganar más dinero e intentar solventar la solución.

Es en este punto donde podemos decir que comienza la verdadera relación de la película entre Yann y el niño, Slimane, el personaje alrededor del que gira toda la película, que se ha quedado con él hasta que pueda ir con su madre a Canadá. Es una relación llena de contrastes, vemos escenas dramáticas o negligentes entre ellos mientras discuten o el niño duerme en una discoteca mientras Yann está de fiesta y escenas donde Yann lo lleva dormido en brazos o bromean en la cama con un amigo que ronca.
En este punto, en la que su situación es totalmente desesperada y casi no tienen ni para vivir, Yann se da cuenta por fin de que de nada sirve nadar a contracorriente, o intentar obtener una ayuda bancaria o de los servicios públicos, así que decide ir a Canadá para reencontrarse los tres de nuevo e intentar vivir una vida mejor.

Me remito finalmente al primer párrafo, la historia de esta película es ficción pero tiene claros tintes de realidad, la situación que viven los protagonistas es la que viven cada vez más personas, la fotografía que nos muestra la película en ocasiones es real, no construida, verdaderas casas okupas con familias, suburbios y una calidad de vida que raya en la pobreza.

Una Vida Mejor es una buena película, los actores están realmente creíbles en sus papeles, la fotografía está perfectamente lograda y la música, que tiene una aparición escasa en la película, encaja de forma exacta en las situaciones en las que se la requiere. Por todo esto, si lo que se busca es disfrutar de un poco de drama, algo de romanticismo y un clara y acertada crítica a la situación económica neoliberal imperante en la sociedad actual, Una Vida Mejor es la película a elegir.
Juan Mati
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14 de octubre de 2012
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es nada descabellada la comparación de Cédric Kahn con el cine de los hermanos Dardenne o el mismo Ken Loach. “Una vida mejor” juega en la misma liga, y con resultados notables. La carga de crítica social, sin tapujos, directa y precisa es tan evidente que debe hacer subir los colores a cualquier defensor del capitalismo. Los problemas para sacar adelante proyectos laborales en el sistema capitalista actual que obliga a entrar en su perversa rueda devoradora son la base de la historia. La imposibilidad de levantar un negocio por las trabas burocráticas y sobre todo por tener que dedicar todas las ganancias a pagar por el dinero prestado, la ilusión por empezar una nueva vida y lo que cuesta tirar la toalla cuando solo la desesperación te arroja a ello quedan perfectamente reflejados en una serie de escenas llenas de detalles exquisitos. Pero por fortuna “Una vida mejor” no se queda ahí. Mediante una narración impoluta y de un crescendo fascinante, Kahn somete al espectador a un viaje emocional a través de las vicisitudes de un adulto y un niño a los que la vida les someterá a unas pruebas que pondrán al límite su capacidad de resistencia a todos los niveles. Y gracias a la soberbia interpretación de Guillaume Canet y a la naturalidad de Leïla Bekthi y Slimane Khettabi seremos testigos de primera fila de un descenso a los infiernos de la crisis social y económica que nos afecta, tocando nuestra fibra en cuanto lo que vemos nos es tan cercano. Salvo algún pequeño detalle mejorable (ese robo chirría un poco con el tono del resto del relato, por ejemplo) Cédric Kahn firma una de las mejores películas de la temporada, una auténtica sorpresa que lamentablemente pasará desapercibida en nuestra cartelera.

Lo mejor: su capacidad de conmover.

Lo peor: el episodio del robo del dinero.
AMQE
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23 de febrero de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Karl Marx denunciaba el abuso que suponía la usura de los prestamistas de su época, a los que había que devolver lo prestado a unos intereses del 50%, 70%, incluso del 100%. Para él y sus seguidores, que ahora el dinero se preste a menos de un 5% sería un sueño cumplido. El problema viene en que los periodos de devolución se han alargado tanto que antes un préstamo te convertía en esclavo unos meses, y ahora lo hace media vida.

Esta película más que un drama es un tragedia. Que sea habitual no quiere decir que sea menos trágica. Una pareja que vive por separado dignamente de sus sueldos, se embarcan en su propio proyecto de vida con la ilusión vivir juntos y crear un restaurante que sea a la vez su hogar. Para ello se endeudan por unos 200.000 euros con el banco. Pero esos 200.000 euros hay que devolverlos...

Conozco personalmente casos similares de todos los colores: gente a las que les han quitado la casa, personas que abrieron un bar, o una tienda de ropa, o una de informática, uno que tenía un camión y se compró otro, quien se compró una excavadora y se hizo autónomo... Personas ilusionadas que se lanzaron a la aventura alentados por el crédito fácil y el consumo desproporcionado. "¿Si fulano lo ha hecho, por qué yo no? Yo no soy ni más tonto ni más perezoso que él".
Ahora que sus proyectos se vinieron abajo, viven con la ilusión rota, el orgullo herido, y lo peor de todo, endeudados de por vida o durante gran parte de ella, intentando levantar cabeza. Pensaron que aquel banquero que les ofrecía dinero alegremente era un amigo, pero cuando las cosas se torcieron vieron que solamente era un negociador barriendo para casa.

Pensaron que el dinero caía del cielo. Pensaron todos los sueños se hacen realidad. Para ellos, dos sentencias:

- Sólo el necio confunde valor y precio (refrán español).

- ¿Qué es la vida? Un frenesí ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción. Y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON (Calderón de la Barca).
echulin
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21 de octubre de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película de Cédric Kahn es un ejemplo de los tiempos en los que vivimos...
Una seria y no romanticona aproximación a lo "que cuesta" sobrevivir en estos tiempos a los menos privilegiados, entre ellos esos dos personajes centrales: ella una emigrada del líbano con un niño pequeño, él un tio de unos treinta y pocos, buen chef pero que no encuentra modo de encontrar su lugar (con un pasado dicho en una sola frase, pasó su infancia en hogares de acogida)
Una excelente interpretación de Guillaume Canet en un personaje con matices y también del niño Slimane Khettabi.
Vale la pena verla.
Aliciux
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