No estoy sola

Durante la I Guerra Mundial, la señora Louise Mason, perdió a su marido, y ahora, en el hospital donde espera que le entreguen a su primogénito, las demás madres reciben a sus hijos, menos ella… y entonces llega el médico para informarle que no pudieron salvarlo. En busca de empleo, Louise acepta la que sería una ocasional labor como niñera, pero, se siente tan a gusto con el niño y con su padre, Fred Begley, que termina asumiendo el rol de niñera (tutora) como su verdadera profesión.

Lo que sigue, dará cuenta de una mujer maternal hasta la médula; con un tacto y una capacidad para compenetrarse con los pequeños que debería servir de ejemplo a todas las mujeres del mundo, en especial a aquellas que hacen las veces de madres sustitutas de niños abandonados, maltratados o abusados.

Quizás, lo más especial en Louise Mason, es esa capacidad de comprender cuando es el momento de retirarse para dar paso a la responsabilidad que cada uno tiene consigo mismo y con el otro u otra; y por más afecto y empatía que haya alcanzado con los pequeños (o con los adultos), ella parece tener bien claro que, todo es en préstamo en esta vida y hay que saber dejarlo cuando se siente que es preciso. Esta niñera se convierte, así, en una lección de vida ejemplar, pues, lo suyo vale tanto para la relación padres-hijos, como en las relaciones de pareja y en las relaciones sociales de todo orden. Lo suyo es un monumento al desapego, al amor universal… y a la capacidad de darse pensando siempre en el beneficio del otro. A su manera, Louise ama como ama Dios.

La película es un remake de, “Le Voile Bleu” (1942), película francesa dirigida por, Jean Stelli, y protagonizada por Gaby Morlay. El escritor, Norman Corwin, hizo la adaptación americana de la historia original de François Campaux, y la realización del filme se encargó al alemán, Curtis Bernhardt, quien ya se había consolidado, en Hollywood, como un efectivo director de mujeres.

El calificado grupo de actores lo encabeza, Jane Wyman, quien logra aquí uno de los más sólidos roles de su carrera, imponiendo a su personaje una serie de valiosos matices que la van descubriendo como un ser de una madurez asombrosa; y a ella la secundan: Charles Laughton, el viudo que sigue creyendo en la felicidad; Richard Carlson, el impulsivo enamorado; Joan Blondell, la madre que pareciera haber preferido el éxito a la maternidad; Natalie Wood, la jovencita necesitada de apoyo; y, entre otros, Audrey Totter, la madre que reclama lo que por años había olvidado y, Agnes Moorehead, la patrona complacida con la tutora de su hijo.

<<NO ESTOY SOLA>>, es de esas películas que han sido hechas para llegarte al alma.

Título para Latinoamérica: <<EL VELO AZUL>>