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El bosque petrificado

Cine negro. Drama Un grupo de gángsters llega a un bar de carretera en el famoso Bosque Petrificado de Arizona, con el propósito de tomar a los ocupantes como rehenes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
20 de marzo de 2006
31 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de gángsteres llega a un bar de carretera en el desierto de Arizona, con el propósito de tomar a los ocupantes como rehenes. Entre los cautivos se encuentra un escritor que acuerda un extraño pacto con ellos.

El argumento del bosque petrificado adapta una famosa obra teatral, estrenada a principios de 1936 en Broadway. La trama que nos presenta la película nos traslada al sórdido desierto de Arizona, un emplazamiento inmejorable para narrar una peculiar historia acaecida a unos personajes totalmente opuestos entre si. Quizás sea el magnífico trabajo realizado a la hora de esbozar a los personajes el mayor acierto del film. En este aspecto el espectador se va a encontrar con Squier, un trotamundos que no fija un rumbo claro al que dirigirse, Mantee, un criminal frío, acorralado en un remoto lugar de la América más profunda, Gabriela, una joven soñadora que ha pasado la mayor parte de su vida en una gasolinera alejada de la civilización, el abuelo, un viejo que encuentra en el secuestro posiblemente la última aventura que pueda vivir… este amplio elenco de personajes se va a ver incrementado por unos sobrios diálogos y por unos duelos realmente magníficos destacando el que mantiene Squier con el propio Mantee, dos personalidades opuestas, pero no muy alejadas en el destino que les espera. Como detalle cabe decir que el film apela a una cierta crítica hacia las condiciones laborales del momento y a la impotencia de acabar con el gangsterismo por parte del Gobierno, crítica tachada como antiamericanismo.

La estética de este título resulta bastante teatral, enfocada sobre todo al guión por encima de cualquier valor visual. A pesar de ello Archie L.Mayo cuaja una estupenda dirección, destacando sobre todo la excelente presentación de la banda de Mantee; una ágil combinación de planos detalle acabando con una perspectiva general de todo el grupo. La fotografía también es un factor muy importante a la hora de crear una cálida atmósfera a pesar de la situación, Sol Polito trabaja con una gran profundidad de campo enfocada dentro de un espacio ideal para desarrollar un conflicto dramático. Dentro del reparto encontramos a Humphrey Bogart, que aunque no contaba con el apoyo de la productora para el papel, consiguió lanzar su carrera en el cine gracias a una perfecta encarnación de Mantee. Entre el resto de actores/actrices hayamos a Leisle Howard, quien logra una buena interpretación y a Bette Davis nueva estrella de la Warner por aquellos tiempos. La banda sonora que solo hace acto de presencia en marcados momentos de la trama, presenta partituras orquestales con predominio de viento/metal que crean un clima de tensión.

El bosque petrificado es un largometraje conocido por suponer el primer papel de importancia del mítico Bogart; pero apartándose de este hecho el espectador se va a encontrar con una maravillosa cinta, acreedora de una interesantísima historia con un final tan desesperanzador, que no dejará indiferente a nadie.
Demetrio Rudin
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30 de marzo de 2009
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué placidez! ¡Qué encanto! ¡Qué delicada manera de removernos la conciencia y acariciarnos el alma! ¡Qué avanzada visión y cuánta sabiduría en un filme realizado en 1936!

Francois Villon (uno de los llamados “poetas malditos”), Robert Sherwood (autor de la obra teatral), Charles Kenyon y Delmer Daves (guionistas) y el director, Archie L. Mayo (quien había triunfado con “Bordertown”), suman un instante de honda inspiración para crear una obra de enorme sencillez, pero colmada de tanta profundidad que, por mérito propio, posee lacrado el sello de la perennidad.

Cine como éste nos confirma, una vez más, que la parafernalia y la ostentación, los derroches técnicos y los excesos efectistas, apenas sirven para camuflar la incapacidad y la superficialidad, porque casi todo lo amoroso, hermoso y verdadero, es profundamente sencillo. <<EL BOSQUE PETRIFICADO>> lo ratifica plenamente.

Alan Squier (Leslie Howard con su especial encanto inglés), es un escritor que, en busca de su propio destino, llega hasta un lugar llamado Black Mesa, en el que hay una gasolinera con una tienda que es atendida principalmente por Gabrielle Maple (una muy joven y preciosa, Bette Davis). Ambos empatizan enseguida y ella cae rendida ante la lucidez, la transparencia y la sutil percepción de la existencia que emana del visitante... un cierto grado de ligereza que también posee, apenas sirve para verlo más humano.

Gabrielle, quien lee con pasión y se sabe de memoria los poemas de Francois Villon, encuentra en Alan lo que no ha podido ver en Bob, el musculoso futbolista encargado de la gasolinera: trascendencia y entendimiento.

De Alan surgirán frases de esta suerte: “La naturaleza se las cobra y nos prueba su poderío, quitándoles el mundo a los intelectuales y devolviéndoselo a los monos”. “Nos hemos creído dueños de la naturaleza, pero los hombres a ella, nunca la conquistaremos”.

Cuando ellos, y otros especiales visitantes, se convierten en momentáneos cautivos de la pandilla de Duke Mantee (Humphrey Bogart en sus tiempos de malote), lo que sucede entre ellos quizás nos aproxime a la objetividad del destino y al reconocimiento del poder que ejercen sobre nosotros las mujeres. También veremos que, en la vida nada es casual porque todo es causal, y cómo, los que se juntan, siempre tienen algo que enseñarse los unos a los otros.

En un desértico, pero mágico paisaje que convida a la introspección, y en un modesto refugio más iluminado con luz interior que con lámparas o candelabros, la historia se desplaza por un sendero tal de autodescubrimiento, de dádivas y revelaciones que, cuando se nos da la última noticia, el único que puede alegrarse es el guardián, padre de la chica, quien estuvo ausente de las grandes confesiones.

Cabe terminar con las bellas palabras de Francois Villon:

“Yo he sembrado semillas en terreno árido / pero tú les darás fertilidad / y crecerán dando fruto”.
Luis Guillermo Cardona
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3 de septiembre de 2011
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
256/12(08/08/11) Envejecido melodrama con tintes de cine negro. Archi Mayo (Una noche en Casablanca) hace una dirección inane, no se nota la mano del director por lado alguno, hace una labor rutinaria, no en vano jamás hizo algo destacable, con decir que este es su labor más conocida. Tiene el guión de Delmer Daves que posteriormente se haría director (‘Destino Tokio’, ‘La senda tenebrosa’ o ‘El árbol del ahorcado’) y Charles Kenyon (Caballo de Hierro) que a su vez adaptan una aclamada obra teatral del gran dramaturgo y guionista Robert E. Sherwood (‘Lincoln en Illinois’, ‘Rebeca’ o ‘Los mejores años de nuestra vida’) estrenada este mismo año en Broadway. El centro de la trama es un área de servicio en medio en medio de un desierto de Arizona, allí llega caminando sin rumbo el bohemio Alan Squier (Sensiblero Leslie Howard), mientras come entabla una profunda conversación con la soñadora hija del dueño del establecimiento, Gabrielle (Buena Bette Davis), tanto es así que entre los dos se establece un íntimo vínculo, al poco de irse este llega un grupo de gánsteres perseguidos por la policía y comandados por temible forajido, Duke Mantee (Sobreactuado Humphrey Bogart que también hizo el rol en el teatro), y secuestra a los presentes, Squire sabiendo lo que ocurre vuelve al sitio para ayudar en lo posible a Gabrielle. La historia es un deprimente retrato de una sociedad decadente, con una puesta en escena demasiado teatral, es casi teatro filmado, esto es una tara muy evidente, con planos muy abiertos, sin toma alguna que se te quede en la retina, lo depositan todo en el guión y los actores, y esto no da para tanto. El desarrollo de la trama entre los dos enamorados roza la cursilería, no apta para diabéticos, muy simplista, la romántica aficionada a la pintura que anhela viajar conoce a un trotamundos que con apenas cinco minutos de charla está dispuesto este a morir para que ella vea París me produce ardores tanta azúcar, igual en su tiempo fue hermoso pero el pasó de de más de siete décadas sobre ella ha hecho estragos, la ha dejado en un curioso ejercicio de romanticismo rancio, con el añadido de un peligroso elogio del suicidio sinsentido. Lo que más me ha gustado ha sido el papel de Charley Grapewin (‘Las uvas de la ira’, ‘El Mago de Oz’ o ‘Murieron con las botas puestas’) dando vida al abuelo Maple, es un soplo de vitalidad, el que pone las gotas de humor, el que despliega más carisma, un torbellino de optimismo contando sus batallitas.
Continua en spoiler sin spoilers
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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5 de abril de 2009
36 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cursi es una estética deformante de la realidad con una pretensión moralizante. Lo cursi pretende ser bello y simultáneamente ser bueno. Lo cursi limita al norte con lo hortera, al sur con lo ñoño, al este con lo pastoso y al oeste con lo empalagoso. La película “El bosque petrificado” es un melodrama cursi, si es que es posible que un melodrama no acabe siéndolo. Pero este además incorpora elementos tan ñoños como un pollo con lazos. Destaquemos algunos de ellos:
1. Poesía eres tú.
2. Amor en el desierto hechicero.
3. Un vagabundo de corte inglés malditísimo, que pone ojitos, escritor frustradísimo que suelta unas parrafadas romanticoides y pseudoprofundas capaces de inducir al sueño a los más curtidos adictos al speed.
4. Un canto a la abnegación increíble que es apología del suicidio tontorrón.
5. Un Bogart que hace de último mohicano del tópico romántico(n) de que el último ser humano libre es el delincuente asesino, eso sí, cargado de razones justificadas para matar, no como el deshumanizado agente represor que pretende capturarlo y que como esbirro merece morir sin cara, un saco humano que se desploma en la oscuridad. A pesar de lo que le hacen decir, Bogart vale porque es Bogart.
6. La France, ese país donde los cursis quieren ser amados.
7. Una mujer que no cesa de despreciar a su marido porque no le dice las sandeces que Lechuguino/Vagabundo/ Escritor De Un Solo Libro/Ojitos Pitarrosos/Mariflor En Flor/Poeta Súbete La Bragueta no cesa de proferir sin que nadie se lo pida. Pobre marido, mira que perder la batalla ante Ojitos…
8. Una jovencita que se las da de inocente y que se enrolla con cualquiera que le arrima la cebolleta, empezando por un mozarrón talludo que se divierte revolcándose por el polvo y que va disfrazado de perturbado aficionado a la superbowl y luego con Ojitos (resto de posibles apelativos en 7.) La jovencita es una jovencita Bette Davis, estupenda pese a lo que le hacen decir, y que ya me hubiese gustado conocer con 73 años menos de los que tendría ahora si no estuviese muerta.
Me dirán que la película es antigua y que entonces la gente era más cursi y tal. La película es de 1936, el año de la Guerra Civil Española, y cuando esta terminó empezó la Segunda Guerra Mundial. Todos estos acontecimientos no son casuales.
Talladal
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23 de noviembre de 2007
18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Consultando la página Web de Rotten Tomatoes leo un artículo de Chris Barsanti (Slant Magacine 2005) acerca de El Bosque Petrificado y me quedo con es mezcla apuntada por Barsanti de sociedad en decadencia, cuento de hadas y violencia.

Un abuelo que sueña con reverdecer viejas historias de un añorado salvaje oeste, una chiquilla romántica soñando horizontes lejanos y vidas diferentes, un romántico intelectual que ha ido abandonando sus sueños a lo largo de polvorientos caminos y un gángster que cambió sus sueños por realidades y que está absolutamente seguro de su final, componen, entre poemas de François Villon y sinfonía de disparos, un extraño cuento de hadas irreal como la vida misma.

Puestos a elegir prefiero a ese abuelo Cebolleta contando batallitas con cara de niño travieso antes que a un Leslie Howard que parece estar a punto de exclamar Ser ó no ser, esa es la cuestión, y puestos a elegir, también prefiero a un Bogart que ya esbozaba ese estilo cinematográfico tan suyo antes que a una Bette Davis que está bien, lo reconozco, pero no era La loba ó la Margo Channing que después sería.

La película tiene diálogos interesantes y apunta cosas pero no las culmina al tiempo que desprende un tufillo teatral no demasiado apropiado para el género cinematográfico por lo que se queda a medio camino de lo que pudo ser y no fue, en una tierra de nadie, tan petrificada como el bosque que le da título.
FATHER CAPRIO
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