Space Truckers: Transporte espacial

No es que sea una gran película. Pero está rodada de forma sencilla y sin complejos. El director apuesta por hacer lo que le apetece, haciendo una película que no deja de ser comercial pero sin llegar a serlo.
Un subproducto de ciencia ficción injustamente olvidado y casi podríamos decir "invisible" a los ojos del gran público.
Lo mejor: El villano de la cinta es genial, muy rococó.
Lo peor: Que el guion no llega a enganchar.

No es un gran filme. El guión flojea.

El desarrollo es irregular.

A veces tiene un toque de serie B obvio y muy Cormaniano.

Podría ser más divertida.

Pero...

Sorayama diseña a los robots villanos.

Denis Hopper (D.E.P.) interpreta su papel con naturalidad tumbante.

Debi Mazar lo hace bien.

Se toman los clichés del cine espacial y de las road movies y se convierte todo en una cahondada importante que equidista entre "Heavy metal", algunos animes japoneses (como "Capitán Harlock": sólo hay que ve esa nave espacial con una calavera gigante) y unas cuantas cosas más.

¡Ah! Y Charles Dance se toma así mismo por el pito del sereno en una suerte de Dr. Strangelove galáctico que le permite chotearse de su seriedad británica.

A un transportista espacial se le encomienda transportar una desconocida mercancía a la Tierra desde Tritón. Pero por una serie de casualidades, durante el viaje descubren que lo que transportan es un ejército de robots indestructibles que tratan de invadir la Tierra. Ahora, su misión consistirá en evitar que ocurra el desastre.

Lo primero que me pregunté al empezar a ver la película fue que qué narices hacía Dennis Hopper protagonizando semejante película. Lo segundo que me pregunté fue de qué chatarrería habían sacado los decorados. Lo tercero que me dije fue que qué cosa más cutre. La idea de unos transportistas transportando un maléfico ejército sin saberlo es bastante curioso, pero el resto es una cutrez. Los efectos especiales son muy malos, el guión raya lo absurdo, el malo malísimo parece sacado de un comic de Mortadelo, los robots peleando como si fueran unos ninjas más de lo mismo, hay unas cuantas escenas que no terminan de entenderse... Pero el remate de la película es que por motivos no excesívamente justificados la protagonista se tira media película en ropa interior y aunque esta ambientada en el futuro, esa ropa interior parece del siglo pasado.

De los actores, decir que con este guión hacen lo que pueden, siendo el mejor Dennis Hopper.

Perdida en la nebulosa de los noventa, hallé esta cinta que recordaba muy vagamente, y creí evocar que destacaba más por el sentido del humor que por la devoción a la serie B, las aventuras espaciales o la ciencia ficción. Entonces en uno de esos días tontos, me decidí a verla y comprobé que no la reconocía y cuanto más la veía más comprendía porque llegué a olvidarla...

Con la estética futurista de los noventa, vemos una “road movie” sobre camioneros espaciales, que se reúnen en las mismas grasientas hamburgueserías de carretera de toda la vida, que tanto abundan en el cine norteamericano. Jamás mantiene una trama coherente ni alcanza lo único que haría a ésta prescindible, que sería encarnarse en una parodia y además su humor nunca pasa el nivel más bajo; el chabacano.

Lo único que salvo de ella, entre un innumerable número de pésimas actuaciones, es a un Dennis Hopper que por aquellos años estaba de vuelta de todo y a Charles Dance, un actor al que se le notan las tablas.

El director especialista en el cine fantástico y de terror, Stuart Gordon, dirigió a mediados de los noventa esta floja producción de serie b de ciencia ficción con ribetes de comedia. Un par de camioneros intergalácticos acompañados de una aguerrida camarera tienen la misión de transportar una peligrosa y enigmática carga, sin embargo, los piratas espaciales se interpondrán en su camino.

Lo mejor los genitales biónicos de Charles Dance, líder pirata, que necesita cargarlos tirando de una correa. Por lo demás, la película es bastante tontorrona y no vale gran cosa. La ví por ser de Stuart Gordon, pero está visto que a este hombre se le da mejor el terror que la ciencia ficción.