El mejor

Chico se queda prendado de chica, ella también de él, no se dicen nada, se encuentran cada día en el mismo sitio sin mediar palabra hasta que el último día se presentan e inician un romance hasta que el chico muere en un accidente y tres meses después ella se presenta en casa de los padres de él diciendo que está embarazada y que no tiene adonde ir, trágico ¿verdad? pues es el punto de partida para un melodrama en toda regla para lucimiento de unos actores que están excepcionales y un guión que quizás le falta algo de chispa para llevar a la película a cotas más altas porque da la sensación de que no quieren llegar nunca al desenlace y que cuando quieren llegar lo hacen de manera muy apresurada y poco creíble, pero eso no empaña el excelente trabajo de Brosnan, Sarandon, Mulligan y del joven Simmons.

Esta película disgustará:
-a quienes piensan que es de mal gusto presentar buenos sentimientos en la gran pantalla: ¡El arte debe enfatizar los procesos de "autodestrucción" de la familia! ¡Lo de reconstruirla es, si acaso, cosa de telefilmes!
-a quienes van a cine a comer palomitas, porque acabarán húmedas.

Esta película gustará:
-a los amantes de empapar pañuelos en la oscuridad de la sala.
-a los fans de Sarandon (corrientita aquí, no basta con marcar bolsas bajo los ojos para mostrar sufrimiento) y Bosnan.
-a los que disfrutan de las interpretaciones dramáticas y los conflictos familiares.

¿Y a usted le gustó, golondrina? Pues... un poquito, pero sólo un poquito. Los actores representan bien sus papeles, y Carey Mulligan especialmente. Por lo demás, pasará sin pena ni gloria.

La californiana Shana Feste debuta en la dirección con este melodrama familiar que se sitúa a medio camino entre el remake no declarado de La habitación del hijo (Nani Moretti, 2001) y la émula descarada de Juno.

El mejor, que nada tiene que ver con el film homónimo protagonizado hace 25 años por un pletórico Robert Redford (Barry Levinson, 1984), es inicialmente una película sobre el duelo de una familia modélica tras la traumática muerte, a causa de un accidente de tráfico, de su hijo mayor. Como es de esperar, cada miembro del clan, desde el matrimonio maduro, formado por P. Brosnan y Susan Sarandon, hasta el hermano menor, pasando por la joven adolescente, embarazada del fallecido, tiene una manera diferente de afrontar la pérdida, lo que será la fuente principal del conflictivo drama.

Es tan arquetípico cada personaje, tan convencional cada situación, que la sensación de estar visionando un artículo usado, de tintes telefilmeros, será constante durante los casi 100 minutos de duración. Además, debido a su indisimulada similitud con Juno, la presencia del personaje de Carey Mulligan (la mencionada adolescente embarazada, decidida a ser madre y de una inusual madurez) resulta un revulsivo fallido y engañoso.

Me pasé cuarenta minutos preguntándome hacia donde navegaba la historia y después de soportar la presunta desubicación mental sufrida por una familia bien, tras el shock producido por la muerte de su hijo predilecto, me di cuenta de que no buscaba ningún destino, su pretensión era simplemente mostrar el viaje, enseñar las secuelas, la forma lenta de cicatrizar una herida profunda. Pero ningún personaje me interesa demasiado y todo suena a convención y en ocasiones, incluso peor. Brosnan está insípido, la Sarandon vuelve a hacer de Sarandon y no de la madre del difunto, el hermano pequeño no aporta gran cosa y la más salvable, la chavala embarazada, desprende por momentos (sobre todo hacia el final) un olor poco natural, como a plástico recién salido de fábrica.

No sé, a mí se me ha hecho más pastiche que otra cosa.

Andaba ya con ganas de echarle un ojo a esta película, principalmente porque aparece en ella una actriz que está muy de moda últimamente como es Carey Mulligan, nominada al Oscar a mejor actriz por su actuación en "An education". Todo el mundo parece andar enamorado de esta joven actriz y yo no podía esperar más para verla en acción. Bueno, la verdad es que tengo que reconocer que la Mulligan se come la pantalla cada vez que aparece y que la cámara, como muy bien dice algún que otro usuario, la adora. Su actuación es muy buena, aunque la película no acaba de llegarme como yo pensaba que lo haría. Susan Sarandon es maravillosa y sólo por ella también merece la pena ver cualquier trabajo suyo pero se ve que la actriz no estaba totalmente motivada a la hora de interpretar a esa madre destrozada por la pérdida de su hijo mayor. La razón principal es que la Sarandon está ya algo cansada de que últimamente sólo le ofrezcan este tipo de personajes. La razón de que finalmente aceptara fue la llamada telefónica que recibió del productor y protagonista masculino de la película, un Pierce Brosnan que acabó convenciendo a la veterana actriz de que se uniera al proyecto. Brosnan no es actor que me apasione pero aquí le he encontrado como hacía tiempo que no lo hacía, creíble, conmovedor y cercano. Junto a Carey Mulligan creo que es lo mejor del film. Curiosa la aparición de Zoe Kravitz, hija del cantante Lenny Kravitz, quien ya hace sus pinitos en el mundo del cine. Michael Shannon, el que fuera actor revelación en "Revolutionary Road", tiene que aquí un pequeño papel. De los jóvenes Johnny Simmons y Aaron Johnson decir que sus papeles son demasiado secundarios y no son suficientes para valorar su valía a la hora de actuar, habrá que seguirles la pista.