Una Navidad de locos

Y funcionan, la verdad. Son cuentos de navidad con moraleja y humor familiar, resbalones, golpes, Santa Claus cachondo, perrito, gatito, vecinos malvados, etc, etc, etc, etc, etc, etc.

Se les olvida una cosa, eso sí: el origen religioso de dichas fiestas. Pero allí (y aquí), eso ni se recuerda.
En la peli no hay una sola mención al respecto. Sí se habla, eso sí, de los regalos, las luces, la familia, las celebraciones, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc.

Y hay que hacer un buen acto. Si haces una buena obra (como Zipi y zape) el día de Navidad, eres una persona digna del reino de los cielos. Qué triste.

Moraleja: en Navidad hay que gastar mucho, comer mucho y, sobre todo, adornar mucho.

Moraleja: Navidad=Día de San Valentín=Día del Corte Inglés

Moraleja: No te escaquees, o te perseguirán los sicarios de Pryca y Carrefur. Aagghhhh!!!!!!!!

Alguien dirá que precisamente la peli es una crítica a ese modo de celebrar la navidad. Eso pensaba yo, y por eso me la vi entera, pero está claro que no lo es. Todo lo contrario.

Tras el éxito fulgurante de "Ponte en mi lugar", Jamie Lee Curtis vuelve a la comedia familiar, acompañada de la estrella navideña Tim Allen, en una película con muy buenos propósitos.

El argumento resulta un tanto original y con las primeras escenas podemos frotarnos las manos ante la prometedora premisa, que nos aleja del típico producto ñoño que teniamos preconcebido. Este comienzo arremete contra las tradiciones navideñas con la disparatada idea de los Kranks de rebelarse contra la Navidad y huir del consumismo embarcándose en un crucero por el Caribe. Aquí encontramos el alma de la cinta; momentos bastante divertidos cuando deben esquivar a sus amenazantes vecinos o de vendedores de calendarios y pinos navideños. Acosados por los coristas de villancicos deberán incluso refugiarse en el sótano de su casa (al más puro estilo "La noche de los muertos vivientes".

Poco a poco la sátira se ablanda y el pastel empieza a cocerse, y contemplamos las típicas escenitas hogareñas y familiares tantas veces vistas. La comedia desaparece y la cinta se llena de buenos propósitos navideños, luces y nieve.

Por suerte, el matrimonio protagonista son grandes veteranos del género y nos hacen cómplices de sus planes. Dos grandes actores que a través de sus muecas conectan con el espectador. Jamie Lee se atreve a explotar su físico, paseando chicha en bikini durante una accidentada sesión de rayos UVA, admirable ejemplo en el vanidoso Hollywood, donde nada puede salir de la perfección.

En resumen, película recomendable, una comedia que atiza a la Navidad aunque acabe besándole el culo.

Lo mejor: Es pragmática
Lo peor: Que se convierta en el anuncio de El Almendro

Supongo que valorar bien este tipo de películas irá en contra del crítico cinematográfico contrario a la Navidad, el sabio y serio crítico que pulula por esta web.

Pero la realidad es que no se puede ir siempre en la línea de aquellas mentes algo intransigentes que odian este tipo de comedias americanas. Al fin y al cabo si en algo son expertos los americanos es en la comedia: Comedia musical, comedia de enredo, comedia romántica y el otro subgénero: Comedia Navideña. No tengo problema en reconocer que lo hacen como nadie.

¿Puede una pareja plantearse seriamente en una comunidad bien avenida e integrada pasar de la celebración de la Navidad? ¿Pueden ausentarse absolutamente del todo? O dicho también: ¿se puede vivir fuera de todo convencionalismo?

En este caso veremos situaciones bien llevadas, graciosas, sin llegar a la catástrofe típica o exageración, con buenas actuaciones de Tim Allen, Jamie, y... ¿Por qué no? Dan Aykroyd, que está genial con sus miradas inquisidoras, y demás gente divertida.

El mensaje es conocido porque, sencillamente, cuando uno más trata de obviar la Navidad, ¡más rodeado está del espíritu navideño!

¡Tomar nota! :))))

Una verdadera joya, no por la calidad de su guion, ni por lo mas o menos divertidas que sean las peripecias de estos desertores de la Navidad, sino por ver a la gran Jamie Lee Curtis, que tras deslumbrarme y enamorarme con su gracejo y contundente belleza en Entre pillos anda el juego, Un pez llamado Wanda y Mentiras arriesgadas, (las tres películas en las que más bella ha lucido), me ha acabado de ganar para la causa con la naturalidad y la desvergüenza que luce su cuerpo en la madurez, en una época y una industria en la que cualquier contemporánea solo se hubiera atrevido tras múltiples, (y en la mayoría de los casos innecesarias), visitas al puto quirófano. Pues eso…

Los norteamericanos son consumistas, no estoy diciendo más que una obviedad, pero en ocasión de las fiestas ese consumismo toma un nivel grotesco, uno no puede entender como una sociedad puede ser tan alineante y hacer todos lo mismo solo porque el de al lado lo hace.
La película trata sobre eso, como si fuera pecado no cumplir el rito consumista de el árbol, las luces, la comida típica de la fecha, y como por osar incumplirlo les empieza a pasar cosas malas, en fin es una comedia que plantea que hay que seguir las tradiciones alienantes del buen norteamericano.
Igual tiene situaciones graciosas pero el mensaje es horrible.