El robo más grande jamás contado

Daniel Monzón perfecciona su técnica para hacer cine español de aventuras con su segundo largometraje: tras la interesante El Corazón del Guerrero, nos llega EL ROBO MÁS GRANDE JAMÁS CONTADO, un film donde, sobre todo, se mejora el ritmo y el perfil de personajes de su antecesora.

La película comienza con una contundente e inteligente presentación de personajes en la que con una simple escena podemos conocer el rasgo principal del carácter de cada miembro del clan y adivinar que papel jugará a la hora de llevar a cabo el robo. Después nos adentramos en el capítulo de la cárcel, donde se puede decir que arranca la trama de la película, ya que allí se une la cuadrilla de ladrones, y una vez conocida a toda la banda nos adentramos en un nuevo capítulo en el que se nos muestran todos los preparativos del robo y su accidentada ejecución. Para terminar desembocará en un final que es sin duda el capítulo más escabroso: muy espectacular pero que se aleja totalmente de la línea que se sigue durante toda la peli y que parece pegado con cola, porque aunque hay un motivo para hacerlo, no se prepara al espectador para todo el desenlace.

Este es su único apartado negativo, ya que todo el proceso que he comentado esta plagado de humor tanto físico como verbal en el que se nos presentan numerosos gags (algunos de humor inteligente y otros de un humor más vulgar). Los personajes cuentan con un carisma y una personalidad magnética que hará que cuando termine la película conozcas perfectamente a cada uno de ellos.

Daniel Monzón se sigue abriendo camino en el mundo cinematográfico, puniendo una nota de color al árido panorama español. Y nos enseña que para robar no se necesita una mente privilegiada ni ser Mcguiver, simplemente un poquito de arte y mucha cara.

Lo mejor: El perfecto desarrollo de la trama.
Lo peor: El final no empasta con el resto de la película.

Un ladrón con aspiraciones de grandeza que en el fondo es un infeliz, su esposa que no duda en seducir a quien le ordene su marido, un obseso pirata informático, un ratero de aeropuertos de pocas luces y un artista existencialista pirado, forman un quinteto surrealista de inútiles que planean un audaz robo en uno de los más prestigiosos museos de Madrid.
La película es una gozada, es divertida y de risa asegurada con las chapuzas y peripecias de este variopinto grupo de personajes. Dispone de un guión coherente y de una puesta en escena eficaz. Los actores saben imprimir a sus personajes un toque de espontaneidad y comicidad que es de agradecer, afortunadamente Antonio Resines en este film no sobreactúa, revalorizando el buen hacer del quinteto.
Resumiendo: Risa asegurada con esta comedia simplona y de buen ver.

La peli es graciosa o no, según lo que a uno le haga gracia. A mí me la hizo, y yo creo que es difícil que no arranque un par de carcajadas. Resines hace de Resines, que es de lo que hace siempre, y salen una serie de personajes más o menos estrambóticos que juegan al humor absurdo. La peli es descarada, rápida, sigue un guión lineal con abundancia de gags, y no aburre casi nunca. Así que es para gustos, si a uno le gusta la comedia loca española, pues no dejen de verla.

Todo lo que se cuenta ya lo hemos visto muchas veces, pero a las cinco de la madrugada, despierto, sin sueño y emitida por un canal de la TDT, no es una mala opción, para atravesar esas horas hasta el momento de ir a la ducha y comenzar la jornada.

Antonio Resines haciendo lo que mejor sabe. Neus Asensi en el año de su rodaje, 2002 con impresionante físico, desarrollando con eficacia y credibilidad, el doble papel de esposa y seductora. Manuel Manquiña, Javier Aller, Jimmy Barnatan, Rosario Pardo, Sancho Gracia... Un gran elenco de secundarios que completan un guión flexible con una historia visualmente bien narrada por Daniel Monzón.

Dotada de buen ritmo y todos los elementos necesarios, te permite ir al baño, desayunar, sin perder compás, escuchando lo que sucede, pues sabes que es una parodia y conoces mas o menos, los entresijos del espectáculo. Final muy Hollywodiense.

La vi en el cine con menos años y la encontré divertida. Ahora, volviéndola a revisar en la tele sin embargo, ya no tanto. Resulta entretenida, pero se desinfla como un globo (la parte final se hace muy pesada) y, para ser la segunda película de Daniel Monzón, se notan muchos fallos de sonido. No he visto todavía la aclamadísima "Celda 211", pero espero que de verdad sea la mejor de este director, porque "El corazón del guerrero" tampoco era para tirar cohetes.
Quizá lo mejor de "El robo más grande jamás contado" sea su quinteto protagonista: Resines, un hacha siempre para la comedia; Manquiña, más gracioso por su aspecto desaliñado y su modus operandi como ladrón de obras artísticas que como sermoneador bíblico iluminado; Javier Aller, el más desternillante de todos sin duda; Jimmy Barnatán, tiene su toque humorístico como el "Windows" en algunos momentos; y Neus Asensi, como siempre haciendo el mismo papel de tía florero.
Es cierto que tiene algunas escenas simpáticas en las que te ríes bastante, pero se centra demasiado en la preparación del golpe y, salvo el momento de actuar en el robo, contiene muchos altibajos.
Mi nota: 6,3