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El evangelio según San Mateo

Drama En clave neorrealista pero sin apartarse del texto bíblico, el siempre polémico y poliédrico Pasolini realiza un cercano retrato de Jesús de Nazaret. (FILMAFFINITY)
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
20 de febrero de 2007
126 de 136 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largo realizado por Pier Paolo Pasolini, basado en el evangelio de San Mateo. Se rodó en exteriores de la región de Basilicata (Potenza y Matera), el volcán Etna (Sicilia) y Viterbo (Lacio) y en los estudios Incir de Paolis (Roma), entre abril y julio de 1964. Nominado a 3 Oscar, obtuivo el Premio Especial de Jurado de Venecia. Producido por Alfredo Bini, se estrenó el 4-IX-1964 (Italia).

La acción tiene lugar en los años 0 a 2 y 30 a 33 DC, aproximadamente, en Belén, Egipto, Nazaret, lago Tiberíades, Jerusalén y alrededores. Se transcriben hechos y palabras de Jesús de Nazaret, según la versión de San Mateo, comprimida y ajustada a un metraje de unas 2 horas (131').

La película explica una historia dramática, adaptada al cine en numerosas ocasiones. La narración es artesanal, imperfecta, sencilla y no artificiosa. Se dan cambios de ritmo, luz y sonido, encuadres mejorables, algunas brusquedades y precipitaciones que confieren al film un grato sabor de autenticidad y espontaneidad. De inspiración estética neorrealista, filma cámara en mano, los actores no son profesionales y el guión se extrae del texto de San Mateo, Mateo de Cafarnaúm para sus coetáneos. Se obtiene un relato de apariencia documental, como si hubiera sido rodado durante la acción. No se glorifican los hechos y no se divina al protagonista. Éste usa cabellos cortos, sin las melenas tradicionales, y es de complexión asténica en contradicción con las formas atléticas al uso. No habla con el tono melífluo de un predicador religioso, sino con la fuerza y el vigor propios de un líder obrerista. Se explica con firmeza, no exenta de cierta altanería. Contesta las preguntas con otras preguntas, parábolas o alegorías, que desconciertan a sus oponentes. Rechaza los valores asociados al poder y la riqueza. Exalta la justicia, la solidaridad, la misericordia, el perdón y la paz (sermón de la montaña). Los milagros se exponen sin alaracas, sin melodías triunfales y sin tomas espectaculares. La crueldad de la crucifixión se muestra con tomas generales y puntos de vista distantes. Para Pasolini lo importante no es el dolor del sacrificio, sino el valor de las enseñanzas.

La música, coordinada por C. Rusticelli y L.E. Bacalov, incluye fragmentos de Bach ("Pasión según S. Mateo", "Agnus Dei", 2 conciertos), Prokofiev ("Cantata de Alexander Nevski"), el "Gloria" de la Misa Luba y el espiritual negro "Sometimes I Feel Like Motherless Child". La fotografía, de Tonino Delli Caolli, ofrece primeros planos iconográficos, planos generales de lejanía, encuadres sencillos y barridos descriptivos. Subraya la aridez del paisaje y la soledad del personaje. Es excelente la escena inicial, sin palabras y sin música, de María y José. El vestuario está inspirado en la pintura del s XV (Piero della Francesca). La interpretación del protagonista corre a cargo de un estudiante del primer curso de Económicas de la Universidad de Barcelona, hijo de madre israelí.
Miquel
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3 de enero de 2007
55 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
- Una hermosa puesta en escena, sin florituras ni grandilocuencia.
- El mar de blancura.
- La abundancia de primeros planos (Pasolini y su querencia por los rostros bien curtidos).
- Las tímidas panorámicas.
- Se suceden, austeros, los episodios de la vida de Jesús, prescindiendo de nexos narrativos.
- Enrique Irazoqui: un Cristo al margen de los tópicos, enjuto y cejijunto, dotado de una voz maravillosa en V.O.
- El ángel milagroso, con un viso al margen de la tierra.
- La potencia del texto de la Biblia.
- Una filmación respetuosa, a cargo de un ateo.
- La música: entre Bach y Billie Hollyday; o sea, miscelánea.

Se intuye el germen de algo inmenso, pero, como ya dijera el gran Claudio Rodríguez: “Siempre la claridad viene del cielo; / es un don: no se halla entre las cosas / sino muy por encima, y las ocupa / haciendo de ello vida y labor propias.”

Y Pasolini sí que era de este mundo.
Servadac
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19 de enero de 2010
45 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía mi profe de filosofía del arte, años ha, que uno de los síntomas característicos de cualquier experiencia estética que se precie estriba en el hecho de que quien la disfruta se siente, por regla general, como engullido por una espiral de sinergias que lo instigan a trazar múltiples paralelismos o divergencias entre diferentes obras de arte; ya sea entre una pintura y una novela, entre un tema musical y un drama teatral o -como en mi caso- entre dos pelis.

Desconozco si realmente “El evangelio según San Mateo” me propició o no una experiencia de tal calibre, pero lo que sí sé es que la personalísima y gafapastosa versión evangélica de Pier Paolo me impulsó a rememorar con denodada insistencia “La pasión de Cristo”, de Mel Gibson. Y no por el mero hecho de ser dos obras coincidentes en personajes y contexto histórico, sino porque jamás había visto dos pelis tan diametralmente opuestas en lo que a su concepción ética y estética respecta. Veamos por qué:

1.- El empleo de la fotografía, por ejemplo, es revelador. Pasolini (o, mejor dicho, Tonino Delli Colli) optó por un blanco y negro deslumbrante -casi cegador diría yo- para enfatizar y afianzar la pureza y autenticidad de la figura de Cristo. Un blanco y negro que parece renegar de la escala de grises y que subraya, de esta manera, la sempiterna dualidad entre discípulos y no discípulos (“los que no están conmigo, están contra mi”) de Jesucristo. Gibson, en cambio, utiliza una fotografía más bien oscura y tenebrista. Una fotografía -en color obviamente- consignada a plasmar de la forma más hiperrealista posible la sangre, las laceraciones y los higadillos de Nuestro Señor Jesucristo.

2.- El enfoque argumental también es diferente. Mientras Pasolini construye su peli entorno a las parábolas de Cristo, Gibson se centra única y exclusivamente en las últimas horas de su espeluznante calvario.

3.- La intencionalidad, por consiguiente, también es muy distinta. Pasolini no persigue más que mostrarnos la vida de Cristo de la forma más rigurosa, austera y hasta espartana posible. Sin ninguna concesión a la idealización, al sentimentalismo o al aleccionamiento gratuito. Gibson, en cambio, se recrea en mostrarnos con luz y taquígrafos cómo intuye que aconteció el calvario del mesías. El efectismo gore, por lo tanto, constituye uno de los rasgos más intrínsecos de esta última.

4.- La contrapuesta imagen de Jesucristo en los filmes de Pasolini y Gibson resulta, asimismo, significativa. El italiano lo describe como un líder revolucionario dotado de personalidad y temperamento. El australiano, por su parte, prefiere mostrárnoslo como un mártir. Un hombre que por amor a su padre (Dios) y a sus hermanos (la humanidad) encajará sin un solo gemido o lamento la tortura más sanguinaria y brutal a la que puede ser sometido un ser ¿humano?

(sigo en spoiler desvelando, como no, datos importantes)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Taylor
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8 de diciembre de 2006
32 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película narra paso a paso y de una forma exquisítamente fiel al Evangelio de San Mateo, la vida de Jesús se Nazareth.
Técnicamente es casi perfecta, con una logradísima dirección de actores y con una ambientación y puesta en escena mas que meritorias. Hay encuadres preciosos en los que los rostros de los personajes lo expresan todo.
Pocas veces el cine ha tenido una mejor Virgen María (de joven y de mayor), un mejor San José, un mejor Judas...los Reyes Magos, Herodes. El papel de Cristo es otra cosa; muy digna de analizar en una o varias tesis doctorales.
Hay dos aspectos especialmente destacables en el film: las austeridad y los sermones.
La Austeridad: Reina en todo momento. En la forma de filmar (neorrealismo) y en la presentación de los hechos. No hay grandilocuencias.. Ni en la entrada a Jerusalen (solo unos pocos niños llevan un ramito en sus manos), ni en el juicio (parece algo cotidiano), ni en la crucifixión. Las connotaciones hipersolemnes de otras producciones están totalmente ausentes.
Los sermones: Pasolini reproduce sin pudor, una y otra vez, los sermones incongruentes, amenazadores, incoherentes, contradictorios, volubles, vengativos..de Jesucristo. Este es sin duda, el mayor logro de la película. El Evangelio de San Mateo dice lo dice. Está escrito. A partir de ahí, cada uno debe intertretar y digerir los mensajes.
Película inteligentísima por los cuatros costados- El ateo Pasolini cuenta la historia de Cristo. Mejor no la podía contar.
Mordaz crítica a la ignorancia, la intolerancia, la superstición, la religión, los intereses de todo tipo, desde la más extricta ortodoxia evangélica.
Obtuvo, entre otros, el Gran Premio del Oficio Católico del Cine. ¿La ironía en su estado máximo?
Rober
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11 de marzo de 2010
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo el sencillo y soberbio planteamiento argumental de esta mítica película empalidecería un trailer de cintas religiosas de vocación rigurosa, y por extensión, tentadoras a la hagiografía. Lo que hace el gran humanista Pasolini (casi no quedan hombres como lo fue éste) es partir de una adaptación "literal" de lo escrito por el apóstol San Mateo para narrar la vida de Jesucristo (personaje apasionante para él) desde una perspectiva fílmica dónde prima lo preconizado precisamente pro el cristianismo: el valor de lo sencillo y de lo arcaico, la humildad, el valor de lo humano, apoyándose en un equipo de actores "amateurs" (para más coherencia da el papel de la virgen María a su católica madre) dónde el español Irazoqui intrepreta a Jesús, en una realización premeditadamente del mismo sesgo, buscando en los primeros planos (obvia influencia de Dreyer) la transparencia y luminosidad de las profundidades del alma humana, a partir de una elección de rostros, magistral. Esto lo hace un hombre ateo, homosexual y comunista, al que le fascina la figura de Jesús y al que, en su amplitud cultural, le interesa la dogmática cristiana, pues cree (y eso creemos muchos) que Jesús no fue sino un revolucionario que predicaba una doctrina llamada cristiana pero nada esquiva a solaparse con la comunista: la igualdad social, el ensalzamiento de los pobres, el valor de los sentimientos humanos... ¿O no? Y eso, sin hacer la sempiterna, líneal y casi siempre execrable hagiografía manipulada e impuesta.
Fenomenal banda sonora también la de esta obra maestra, verdadera película irrepetible con una primera secuencia inolvidable: la Virgen María embarazada.
Una lección, que al lado del bodrio gore de Mel Gibson, queda como un auténtico milagro cristiano, que hace "canonizable" a Pasolini. He dicho.
kafka
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