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Proyecto Nim

Proyecto Nim
2011 Reino Unido
Documental
6,8
2.320
Documental En la década de los 70, el chimpancé Nim fue sometido a un experimento cuyo objetivo era comprobar qué efectos tendría sobre el animal el hecho de ser criado y educado como un ser humano. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
13 de octubre de 2011
34 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Phillips del Chicago Tribune decía sobre "El origen del planeta de los simios" (Rise of the Planet of the Apes, 2011) que ésta podría ser "una extensión descabellada del reciente -y muy interesante- documental 'Project Nim'." Jamás pensé que en tan poco alguien pudiera decir tanto porque la ficción de Rupert Wyatt sigue paso por paso la historia que se nos narra en este documental del ganador del Oscar James Marsh, hasta el punto de pensar que es muy probable que la historia que allí se nos cuenta (la de Caesar) haya tenido inspiración en la del protagonista (real) de este documento que nos devuelve al narrador británico que ya nos emocionó con "Man on Wire" en 2008. "Project Nim" cuenta la historia de un chimpancé que fue criado desde su nacimiento en un entorno familiar, humano, y cuyo objetivo era aprender el lenguaje de los signos a modo de experimento. Este es el punto de partida pero recorremos toda su vida a través de imágenes de archivo; de sus primeros experimentos hasta sus últimos días.

Narrado con un agilidad impresionante, combinando grabaciones con entrevistas de los responsables de la educación del chimpancé, Marsh nos atrapa desde el primer minuto y nos hace partícipes de esa vida. Dejamos de ver a una mascota: es algo más. Y nos emocionamos, y reímos, con cada cosa que aparece en pantalla. Porque rara vez un "biopic" ha tenido tanta fuerza, se ha contado con tanta claridad, sin emitir juicios morales de ningún tipo, centrándose sólo en documentar y dejando que sea el espectador el que decida qué conclusión sacar de todo esto. A mi me ha gustado mucho y desde luego lo recomiendo a todo el mundo, tanto o más que "Man on Wire". Humanista y emotivo; uno de los documentales del año.
Caith_Sith
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11 de enero de 2012
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta fascinante la distancia y la objetividad del documental, que prefiere prescindir del maniqueísmo, con un posicionamiento neutral, donde no hay científicos egocéntricos, ni cuidadores ineptos, simplemente personas lidiando con una colisión entre especies, en tierra de nadie. Todas las perspectivas son razonables, todos los errores comprensibles.

Supongo que una de las lecturas más inmediatas es que el contexto, aunque determinante, nunca podrá suponer un salto cualitativo para el sujeto. Con o sin lenguaje de señas, fuera cual fuere su entorno social, Nim nunca dejó de ser un chimpancé. Su poderosa naturaleza no descansó ni un sólo momento.

Reaprendamos la lección: la naturaleza no es sobornable.
Soñador compulsivo
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7 de diciembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Chimpance y el hedonismo



La verdad que sólo ver al chimpancé me proyecto en sus movimientos, en sus gestos, en su mirada y su búsqueda de la felicidad y el deseo de juego constante y búsqueda de placer...

Nos vamos a los 70, con sus deshilachadas vertientes hippies, cuando los poetas y escritores tenían ese componente de reivindicación científica y revolucionaria, cuando todavía se hablaba de praxis o pragmatismo histórico, de teoría de la liberación y el “Hazlo a tu manera” de los Punk.

En ese contexto, una familia que encaja en ese arco adopta para el proyecto a Nim, un chimpancé al que tendrán la obligación de enseñarle el lenguaje de signos.

Stephane, su nueva madre hasta lo amamanta, los hijos juegan con Nim hasta la extenuación y el padre mantiene una lucha de machos alfa que nunca se acaba.

Ninguno está preparado para controlar su energía y sin disciplina las cosas suceden sin más en un intento constante de descubrir la respuesta correcta a la pregunta de la época “lo adquirido o lo innato”.

Pero, un día, el experimento sufre un incidente violento, un episodio que cambiará la candidez del proyecto inicial por una travesía del sufrimiento y el desamparo..

Lo sacan de la familia, prueban a integrarlo con otros de su especie, que socialice, pero acaba siendo acosado por porras eléctricas y sus brazos un campo de batalla donde probar nuevas medicinas convirtiéndolo en un Yonki de las vacunas.

Abandonado por el doctor Herb de la Universidad de Columbia. Padre del proyecto que sólo busca reputación y fama pero se ve envuelto en el fracaso y acaba convertido en el inductor del comienzo a la crueldad con el animal. Parecía que sólo le importaban las cámaras y los reportajes pero no Nim.

Luego aparece Bob, un experto en lenguaje de signos y educación de chimpancés con el que establece una directa relación de colegas que fuman porros (esto es literal). El único que lo ayudará hasta el final involucrándose junto a un abogado en la lucha contra la crueldad animal y que alcanzó, en este caso, resoluciones humanas que atendían, casi por primera vez los derechos de los animales.

Bien por Nim y por lo mucho que nos enseña en esta película documental.

El detalle: El chimpancé quitando las lágrimas de la niña a besos. Ufffff qué pellizco ¿O no?
MONTESINADAS
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22 de mayo de 2013
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso constatar que la publicidad de esta película solo cuenta la mitad bondadosa de su contenido, escondiendo su verdadero fondo, un experimento fallido de un científico loco –e indolente–, sus cómplices y la vida malbaratada de un chimpancé.

¡Qué bien parado que queda el chimpancé, incluso como actor, y qué poco convincentes los humanos que le rodean! Poco convincentes moralmente, sin duda, pero también actoralmente. Se les nota actuar, mientras que el chimpancé se desenvuelve con todo el desparpajo.

Si fuera una película de ficción, al director también se le habría ocurrido que el promotor del proyecto Nim fuera uno de esos calvos prematuros que se dejan crecer el pelo de un lado para disimular el claro del cráneo (lo observa muy bien una de las becarias, al rememorar la primera vez que le vio, al presentarse como candidata).

Y qué mala suerte tuvo el pobre Nim con su primera familia, la madre posesiva –hasta que acepta que el juego se acabó, y punto, a otra cosa–, y el marido de ésta, el poeta alternativo y ricachón, al cual el chimpancé cala desde un primer momento.

No sólo es que la película esté rodada con lógica simpatía hacia el chimpancé, es que los humanos que salen no son trigo limpio: no lo es, lógicamente, el veterinario experimentador con los animales, pero tampoco el hippie que se las da de "amiguito" .

Que Nim aprovechara la entrada de su primera madre humana en su jaula, de visita después de tantos años de abandono, y la arrastrara violentamente arriba y abajo por todo el recinto, es lo mínimo que podía hacer. Lástima que eso sólo sea contado y no haya imágenes que lo testimonien.

Cada uno de los humano que juguetearon con su vida, miserablemente, abandonándolo después, tendría que haber desfilado, uno a uno, en el interior de la jaula para que Nim les diera una parte de su merecido. Todo no, porque no es cosa de defender ahora la crueldad contra los humanos ni la reinstauración de la pena de muerte.

Un magnífico documental rodado a favor de "nuestros" parientes cercanos, a quienes lo mejor que se les puede hacer es dejarles vivir en paz. Y que los doctores Mengueles de turno experimenten con sus propios cuerpos.
Amin Adabaman
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16 de octubre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de cualquier otra consideración, este documental junto con "The cove" (Louie Psihoyos / 2009), debería estar incluido en los planes de educación de cualquier nación, reflexionar y trabajar sobre ellos, en los institutos.

Nuestro lugar en el mundo, la relación con los seres vivos que nos rodean y nuestro habitat deja mucho que desear cuando afirmamos arrogantemente que somos el ser vivo más evolucionado del planeta.

Que la especie humana es una lacra para todo lo que vive y que arrastraremos en nuestro egoismo e irresponsabilidad a la mayoria antes de nuestra propia extinción es algo tan evidente como que todos los seres vivos comparten con nosotros los sentimientos elementales como dolor, amor, frustración...., etc, llamemoslos como los llamemos, definamoslos como los definamos con las lógicas diferencias de especies.

Todas las especies estan dotadas de inteligencia, por mucho que queramos definir inteligencia como un termino exclusivamente humano.

No somos más que ningún ser vivo; de hecho, en terminos generales, cualquier insecto o bacteria tiene mucha más capacidad de supervivencia que nosotros. Existen desde hace mucho más tiempo y existiran despues de que desaparezcamos.

Somos unos recien llegados engreidos que siempre hemos pensado que todo gira en torno nuestro, nuestros dioses y nuestros deseos.

Afortunadamente algunos son capaces de extender y transformar nuestra inteligencia en el inmenso placer de dar y recibir, de compartir el amor por la vida con otras especies y más si son tan próximas a la nuestra.

La vida de Nim es un ejemplo brutal y aleccionador que el afamado documentalista James Marsh ha sabido poner de relieve. Desgraciadamente el caso de Nim es un grano de arena en el gran óceano de desprecio, maltrato y explotación con el que malvivimos con los animales y plantas.Por otro lado el subtexto que subyace en el documental dice mucho también de aquellos a quien conoció Nim, para bien y para mal.
ELZIETE
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