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Breaking Bad (Serie de TV)

Serie de TV. Thriller. Drama Serie de TV (2008-2013). 5 temporadas. 62 episodios. Tras cumplir 50 años, Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química de un instituto de Albuquerque, Nuevo México, se entera de que tiene un cáncer de pulmón incurable. Casado con Skyler (Anna Gunn) y con un hijo discapacitado (RJ Mitte), la brutal noticia lo impulsa a dar un drástico cambio a su vida: decide, con la ayuda de un antiguo alumno (Aaron Paul), fabricar anfetaminas ... [+]
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Críticas 489
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6 de abril de 2024
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Es una serie en la que cualquier “pringado” (persona normal y corriente, incluso decente) puede verse en una situación fatal y recurrir a una locura que en principio le puede ir bien, pero sabes que no va a acabar bien (no es spoiler. Es obviamente un disparate…o no tanto¿?). El protagonista, Walter White, un decente, pero humilde y apocado profesor de química de instituto le detectan un cáncer mortal. Esto hace que te enganche desde el principio y no tengas que esperar hasta el tercer o cuarto capitulo para pillarle el punto.

La serie es simplemente perfecta: entretenida, grandes actuaciones, personajes detestables (los malos) y personajes a los que les puedes coger un gran cariño, como a la carismática pareja Cranston y Aaron Paul, que están soberbios, así como el que se parece a Homer Simpson de la Dea, su esposa, la hermana de la esposa, o sea, la mujer de Walter, el chico con muletas, el hijo del prota y esta… todos conforman una familia unida y adorable, aunque el Homer parezca un gañán es francamente adorable.

Pese a esto no es maniquea ni mucho menos. Y aunque hay bastante humor dentro de la serie, es muy realista y a veces es francamente dramática. El desarrollo de los personajes es muy interesante. Aunque creo que los únicos que se mantienen intactos en sus principios son Pickman (Aaron Paul) y el Homer de la Dea (disculpen, no recuerdo el nombre). Ni qué decir de Walter Junior: puro amor. Pero… spoiler
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Aromi
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9 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Serie increíble, donde ves que el mundo de la droga te hace malo y peligroso.
Un drama espectacular con puntos de humor donde me he reído mucho, pero con una interpretación espectacular, es una obra maestra en todos los aspectos, personalmente la vi como 5 veces y no me importaría verla una sexta.
Por sacarle algo negativo...... Los primeros capítulos se hacen un poco densos, pero es como que empieza a coger carrerilla, porque luego no podrás parar de verla. Y otro punto negativo es que una vez la hayas visto las demás series te van a resultar flojas.

P.d. la película de "el camino" que es la secuela, no me gustó tanto como la serie.
Heladis
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19 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todavía recuerdo bien las sensaciones encontradas que tuve, hace ya diez años, al acabar de ver por primera vez el último episodio de Breaking Bad. Por ponerlo en términos afines a la serie, fue todo un subidón bioquímico de dopamina y serotonina; es decir, un caprichoso cóctel de euforia desatada con un chorrito de bienestar.

El chute de euforia venía cocinándose a fuego lento desde hacía varios episodios, pues, aunque en general toda la serie es bastante taquicárdica, lo de la última temporada es anfetamina de otro costal. De hecho, por si queda algún marciano en la tierra que a estas alturas aún no la haya visto, advertir que las autoridades sanitarias recomiendan hacerse con un desfibrilador antes de enfrentarse a los últimos cuatro capítulos.

En cuanto a la dosis de bienestar, sin duda fruto de un desenlace que satisfacía las enormes expectativas, fue tan intenso que todavía hoy dura la dulce resaca. Pocos dramas han sabido acabar a tiempo antes de que la tragedia se desmadre, y casi ninguno ha conseguido apañárselas para cerrar el telón a la altura de las circunstancias. En lugar de explotar a la gallina de los huevos de oro, la cadena de televisión por cable AMC tuvo el detalle –poco después volvería a hacerlo con el broche de la deliciosa Mad Men– de anteponer la calidad del conjunto a la lucrativa tentación de estirar más el chicle.

No voy a malgastar caracteres desmenuzando la trama, porque pocas obras han sido tan vistas, analizadas, agasajadas e imitadas como esta. Hace ya una década que el aura de Breaking Bad brilla con luz propia –de intenso azul cian, claro– dentro del mundo seriéfilo, por lo que baste decir que Vince Gilligan (showrunner, director y guionista de la criatura –así como de ese estupendo spin-off que es Better Call Saul–) consiguió el más difícil todavía: recoger el testigo televisivo de la nueva época dorada (inaugurada por HBO a principios de siglo con Los Soprano y The Wire) y cocinarle al espectador una experiencia inolvidable. Lo hizo, además, ajeno al auge de las plataformas de streaming, a partir de una primera temporada humilde y sin apenas hacer ruido.

El resto es historia reciente y, como suele pasar con las obras maestras y con la uva dulce, el bouquet mejora con los años. De hecho, con la excusa de conmemorar el décimo aniversario, he desafiado a la hipertensión y he vuelto a degustar la última temporada: para sorpresa de nadie, los paisajes agrestes de Nuevo Méjico lucen igual de esplendorosos, y la sombra de Heisenberg aún se extiende –a caballo entre la venganza y la rendición– tan alargada como entonces.

Pocos personajes han suscitado sentimientos tan intensos y contrapuestos como Walter White. Que levante la mano quien no empatizó con el brillante perdedor de la primera temporada, aquel sacrificado profesor de instituto al que la vida le gastaba una enésima broma pesada en forma de metástasis. Quién, de haberse visto en su lugar, no hubiese sucumbido después a la vanidad del que se sabe mejor que la competencia. Por último, que tire la primera piedra quien no se estremeció ante la pérdida de escrúpulos progresiva y la metamorfosis imparable del monstruo.

Tras un viaje tan alucinógeno, la visión del espectador ya no volverá a ser la misma. Tampoco los desiertos de Albuquerque con sabor a western ni los versos de Walt Whitman con aroma a traición; nunca miraremos igual a los yonquis de buen corazón o a las esposas acongojadas, a los agentes de narcóticos o a los picapleitos oportunistas, a los matones con principios o a las franquicias de fast food…

Carlos Boyero afirmó en su día –no sin razón– que Los Soprano fue «la serie más genial que se ha exhibido nunca en televisión». Como en la maravilla de David Chase, aquí también se conjuran Mario Puzzo y Tennessee Williams, Dostoievski y Shakespeare, Scorsese y Coppola. Ambas lograron en su momento engrandecer el formato televisivo y consiguieron, inmunes a las sucesivas crisis económicas y a los desmayos creativos de Hollywood, elevar el medio doméstico incluso por encima del celuloide.

La huella de las dos series es descomunal; la herencia de ambas en el panorama de entretenimiento actual, indiscutible. En definitiva, si bien es cierto que no hay aros de cebolla más auténticamente estadounidenses que Los Soprano, admitamos –y eso la convierte en mi favorita– que no hay ninguna sobredosis tan vertiginosa, apabullante y entretenida como Breaking Bad.
SPIELBERGO
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26 de enero de 2024
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Son esos deprimentes desiertos de Albuquerque la antesala del inframundo aquí en la tierra, los rayos del sol deslumbrando sobre la frente de un criminal dispuesto a lo que sea por seguir en el juego. No le llames slow cooking. Llámalo calma tensa. una calma llena de información. Si parpadean se lo pueden perder decía un famoso narrador de F1, y así es, pero aquí los personajes no son adrenalinicos amantes de la velocidad. Son personajes construidos narrativamente a la exquisitez de Miguel Ángel al cincel. Vince Gilligan tambien es otro prodigio multidisciplinar de lo que entra por los ojos y difícilmente escapa alguna vez de nuestra memoria.

Mira, hasta un cobarde que no tiene nada que perder puede paradójicamente tirarse al vació y llegar a la cima, pero no lo olvides, sigue siendo un cobarde.

Ahora bien, ¿Qué hace un cobarde en un escenario tan hostil? ¿ A caso Albuquerque es un escenario de guerra real? No, pero Gilligan no te toma por estúpido, simplemente es tan genial que te convence de ello mostrándote plano a plano con diálogos inolvidables y silencios atronadores como gente de bien conecta con otros que ya tienen el alma hipotecada con el diablo, y todos ellos están en una carrera cuesta arriba, buscando revertir ascendiendo por ese espiral de la autodestrucción. Por donde no se trata necesariamente llegar a superficie, solo de huir hacia adelante.
Filmivoro
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15 de enero de 2024
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Está construida con suma atención y mimo, por gente muy inteligente y con la moralidad como telón de fondo. El resultado es espectacular: cinco temporadas que mejoran una tras otra, algo muy difícil de conseguir sin perder la esencia.

Todos los personajes tienen individualidades muy marcadas y profundas, y moldean al resto en sus interacciones, creciendo y desarrollándose a lo largo de los episodios. La construcción de Walter White es, simplemente, magistral. Y, sin embargo, tengo la sensación de que no todos vemos del mismo modo cómo es.

Empieza como víctima de una vida monótona, una crisis de edad y un diagnóstico terminal y acaba convirtiéndose en un sociópata sin escrúpulos capaz de dañar de gravedad a cualquiera con tal de satisfacer su soberbia y su narcisismo. Eso es Walter White. Y la evolución es sublime, con toda la lucha intermedia entre el bien y el mal y la moralidad de sus actos, que se van manifestando siguiendo el lema "el fin justifica los medios" (cocinar metanfetamina, manipular y matar gente, con tal de ganar un dinero necesario al principio para su familia además de sentir algo en su vida, y con tal de mantener a su familia unida después, por contradictorio que sea eso respecto a sus actos). No es una persona que solo cometa errores y se arrepienta, o que esté confuso, es un sociópata. Es en lo que se convierte.

La otra cara de la moneda la constituye Jesse Pickman, que podría ejemplificar bastante bien la inocencia y la bondad (a pesar de cometer actos delictivos y presentarse al principio como un yonqui perdido). Es quien cae en el vicio y quien se esfuerza por salir una y otra vez, quien sufre las manipulaciones de Walter todo el tiempo porque sigue confiando en él a pesar de todo y quien se convierte en la víctima clara de la situación generada, incluso cuando solo quiere alejarse. Es quien más sufre por las muertes y quien peor acaba (con el beneplácito de Walter).

Podría pasarme horas hablando de los personajes, pero creo que esos son los más importantes y más o menos todos siguen esa línea. Hank pasa de cuñado casposo a héroe, Skyler pasa de madre encantadora a víctima de maltrato, etc.

Eso es lo que he visto y lo que más me ha impactado. Curiosamente, aunque me ha encantado, no me ha cambiado la vida. Entiendo que a otros sí, pero por eso yo no le pongo un 10. Es totalmente personal
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marinaeneldesierto
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