Mujeres infieles

Como buena parte del cine chileno post dictadura, una película intrascendente, irrelevante, mal actuada, malos diálogos, personajes planos, sin gracia, sin emociones, etc. Después de ver una y otra vez lo mismo, uno llega a cuestionarse ¿Cuál es el fin de hacer estás películas (hablo por muchas películas chilenas –como el 95%- de los últimos 25 años)? ¿Qué buscan? ¿Qué quieren mostrar?

Está es de esas películas de historias encadenadas tan malas, que logra que ni una de las historias sea interesante. Ni una de las sub historias logra involucrar al espectador, ni un personaje este bien logrado, todos los diálogos y personalidades de los personajes no tienen nada en que escarbar –son completamente planos-. ¿Las actuaciones? Para el olvido. Todos los personajes están de paso, esperando el olvido (¿Creen que alguno de esos bodrios será memorable?).

Reitero mi inquietud ¿Qué quieren mostrar? ¿Qué puede motivar al director para filmar esto? ¿Qué puede motivar al estado para financiar este bodrio cultural?

¿Les interesará demostrar que somos un país “progre”, saliendo de una larga etapa de represión sexual? Bueno, ¿qué mejor que hacerlo mostrando desnudos de María José Prieto y Viviana Rodríguez para los hombres y de Cristián Campos y Benjamín Vicuña para las mujeres? ¿Qué mejor que mostrando a Sigrid Alegria en una escena lésbica? ¿En verdad para eso es necesario filmar una película? Mejor hagan un programa de televisión y los hacen bailar a todos desnudos. Demasiado básico, demasiado para ser el eje de la película.

La película rememora a situaciones y conceptos de las películas españolas de después de la dictadura. El argumento –irrelevante por cierto- y el estilo –de un nivel pésimo por cierto- de la película me daba la sensación de ya haberlo visto muchas veces. Obviamente el mundo “progre” se encontrará “saltando en una pata” porque “rompe tabus”….. ¡que básico!

“Mujeres infieles” resulta un filme de un nivel penoso, una más para la larga lista del cine chileno post dictadura, que no suele destacar por su calidad precisamente.

La película no es fome, tiene un tono telenovelesco que resulta livianito y fácil de seguir, comedia urbana de situación livianita (eso no aburre). Claro, no aburre, pero tampoco emociona, tampoco interpela, tampoco engancha, tampoco importa, tampoco aporta, tampoco nada, es completamente irrelevante. ¿Tiene valor cinematográfico? Ni uno. Para estos bodrios mejor filmar un episodio de tv, no vale la pena gastar en una producción cinematográfica.

Dentro de todas las desprolijidades, se metían personajes sin importar si venían al cuento o no. Había moralina moderna barata: "el sexo no es malo" y "no pasa nada por masturbarse": patética. . La película puede entretener, de una forma intrascendente –demasiado intrascendente diría yo-, ¿el problema? Entretiene muy muy poco.

No gaste su tiempo

a) Para demostrar que somos un país progre y paladeamos cada una de las recetas del estofado cultural (Homer dixit)

b) Para propugnar las sesiones onanistas en los cines de nuestra geografía como una única e innovadora experiencia en las salas españolas.

c) Para ofrecernos otra nueva visión y mostrar que el talento de las historias encadenadas no queda en manos de Iñarritú y Tarantino sólamente, sino que en Chile (entre otros) también pueden.

d) Para lograr que la pornografía barata o el pseudo-erotismo vulgar puedan ser tan exportables y comercializables como cualquier otro producto.

e) Para hacernos ver que el único Lynch que realiza obras surrealistas no se llama David y está en EEUU (porque lo del Motel, es totalmente surrealista, entre otras cosas)

f) Para que sigamos viendo como el arte cinematográfico sigue expandiéndose en Chile y tomemos ejemplo, agarremos nuestras cámaras y rodemos cualquier cosa con ellas, ¡para que España vuelva a ser la que era! ¡Una grande y liebre, digoo... libre!

g) Para intentar hacer recapacitar al público español y para que este vea más cine nacional, alejándose de las producciones internacionales

h) Para ofrecer una muestra de que en Chile son más respetuosos, tienen un uso del lenguaje más adecuado y muestran mayor educación, y dejemos atrás los Pons o Aranda y nos fijemos en gente más progre como los Medem, Coixet o Rosales.


En el spoiler, la respuesta según la opción que ud. haya escogido.

“Mujeres infieles” o filme penoso al nivel de una españolada vía destape o una versión erótica-cafre de “Motivos personales” sin ninguna clase de misterio e interés.

No malgastare más pulsaciones sobre el teclado, prefiero abrir esas tremendas e inolvidables secciones femeninas del Vale o cualquier revista femenina, que seguramente sean más veraces y divertidas que toda la bazofia que me cuenta Rodrigo Ortúzar Lynch sobre infidelidades, que sólo provocan la vergüenza ajena y el odio eterno hacía este señor y todos los actores que se han prestado ante este cúmulo de inenarrables despropósitos.

Creo que ciertos trabajos filmados no deberían llamarse cine. MUJERES INFIELES es uno de ellos.

No me gusta una gran parte del cine que se hace hoy día, y en ocasiones soy bastante crítico con él. Pero viendo este salchichón, creo que tenemos una gran suerte que siga llegando de la fábrica americana, FINA CHARCUTERÍA envasada para ser consumida.

Debería respetarse más al cine, y colaborar a ello desde páginas como esta. En mi humilde opinión, estás salchichas cocidas, no deberían aparecer entre el resto de trabajos cinematográficos, buenos o malos, pero realizados con un mínimo de dignidad.

No es de extrañarse que la producción cinematogáfica de mi país (y lo digo con dolor, deseando fuertemente que esto cambie de una vez) produzca obras mediocres, malas copias de parámetros hollywoodenses. Salvo excepciones (jodorowski, Ruiz, que son más extranjeros que chilenos), el cine chileno no suele destacar por su calidad. Sin embargo, hay películas que la rompen: ya que no podemos hacer cine bueno, hagamos cine malo... pero realmente malo.
Creo que nunca habçia visto una película tan poco prolija, irreal, mal actuada, poco convincente y aburrida como ésta. Aunque uno se acostumbra al tono telenovelesco y a la presencia injustificada del sexo, hay que destacar la capacidad de este director para demostrarnos que siempre es posible hacerlo peor. Lo que yo no entiendo es cómo hay directores que le sean "infieles" a su bagaje teórico cinematográfico. Nadie pide una obra maestra, nadie exige que sean Pasolini o Bergman; pero por favor, un poco de respeto al público y al cine.
PD: Ni siquiera los desnudos valen la pena.